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Estafas en nombre de la fe

SI LE indignan y apenan las estafas que acaban de mencionarse, no es el único. Pero las hay aún más reprobables: las que se perpetran en nombre de la religión. Una de las más corrientes está ligada a la creencia de que el alma sobrevive a la muerte y de que los vivos benefician a los muertos. A millones de personas sinceras de todo el mundo se les ha inducido a creer que pagando grandes sumas socorren o apaciguan a sus difuntos.

En algunos países, este secular fraude adopta nuevas modalidades. En Japón, por ejemplo, no hace mucho se arrestó a unos sacerdotes y sacerdotisas budistas, que se atribuían poderes espirituales, como sospechosos de haber estafado cientos de millones de yenes a sus seguidores. Entre las personas que respondieron a sus anuncios de sanación y orientación figuraban cuatro amas de casa, a las que dijeron que las acosaban los espíritus de sus hijos difuntos. “Pidieron a las señoras que abonaran un total de 10.000.000 de yenes [80.000 dólares] en concepto de servicios conmemorativos”, señaló el diario Mainichi Daily News. Una mujer de 64 años, que les dio más de 6.650.000 yenes (unos 53.000 dólares), los había consultado acerca de la salud de su hijo. “Presuntamente dijeron a la señora que sufriría infortunio si no se celebraba un acto especial destinado a conmemorar las almas de sus antepasados y a conjurar los espíritus”, indicó el diario The Daily Yomiuri.

El conocimiento exacto de la Biblia habría librado a estas personas incautas de caer en el engaño, pues la Biblia deja en claro que el alma no es inmortal. (Ezequiel 18:4.) Según Eclesiastés 9:5, los muertos “no tienen conciencia de nada en absoluto”. Así pues, ni perjudican a los vivos, ni se benefician de ellos.

Las múltiples facetas del fraude religioso

Hay quienes caen en las estafas religiosas por ser avaros. En Australia, una pareja que decía tener poderes sobrenaturales, como bendecir el dinero para que aumentara, recibió 100.000 dólares de un señor que quería multiplicar su caudal. Le mandaron meter los billetes en una caja y dársela para “santificarla”. Los esposos se la llevaron a la habitación contigua para bendecirla mientras él esperaba. Al regresar, se la devolvieron, advirtiéndole que no la abriera por ningún motivo antes del año 2000. ¿Qué sucedería si lo hacía? Le dijeron que “perdería el conjuro, la visión y el pelo, contraería cáncer y moriría de apoplejía”. Pero al cabo de dos semanas, presa de las dudas, el hombre abrió la caja y... ¡sorpresa! Contenía papel triturado. Según el periódico que informó del incidente, él se culpa por la pérdida y, por raro que parezca, “se está quedando calvo”.

En Italia, los timos religiosos han adoptado un nuevo cariz: Algunos artistas del fraude se hacen pasar por católicos devotos para estafar a los sacerdotes aprovechando la tradición de pagar misas de réquiem. ¿En qué consiste el fraude? La revista católica Famiglia Cristiana explica que ofrecen el pago por adelantado de doce misas de difuntos con un cheque falso por una cantidad muy superior a la solicitada. Luego engañan al cura crédulo pidiéndole la diferencia en metálico. Los estafadores se quedan con el efectivo, y el sacerdote, con el talón sin fondos.

Los ancianos estadounidenses sufren el asedio de sectas que siempre están en busca de conversos que llenen sus arcas de donativos. “Por todo el país, las sectas siguen la regla de oro del timador: Ir donde haya dinero —señala la revista Modern Maturity—. A cambio, ofrecen de todo: salud, cambios políticos y hasta el reino de los cielos.” Según fuentes fiables, un desprogramador dijo: “Las sectas viven de los ancianos”.

El volumen de ingresos puede ser enorme. “Conozco a bastantes personas que han acabado en la miseria —señaló un abogado neoyorquino que ha trabajado en muchos litigios relativos a las sectas—. El engaño cubre una amplia gama: desde peticiones de 100.000 dólares hasta donación de cheques de la Seguridad Social.” Luego añadió: “Es desolador, tanto para el afectado como para su familia”.

Así pues, ¡cuidado! Los estafadores no descansan. Los fraudes en las reparaciones domésticas, la televenta y la religión son solo unos cuantos exponentes de su actuación. Es imposible detallar todas sus técnicas, pues siempre idean alguna novedad. Con todo, las explicaciones de estas páginas sin duda alertan al lector de la necesidad de ejercer cautela, probablemente la mejor defensa. (Véase el recuadro de la página 8 “Cómo evitar que le estafen”.) Es muy pertinente la advertencia del antiguo proverbio bíblico: “Cualquiera que es inexperto pone fe en toda palabra, pero el sagaz considera sus pasos”. (Proverbios 14:15.)

[Ilustración de la página 10]

Millones de personas creen que pagando dinero socorren o apaciguan a sus difuntos

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