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  • ¿Por qué recibe mi hermano toda la atención?

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  • ¿Por qué recibe mi hermano toda la atención?
  • ¡Despertad! 1997
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¡Despertad! 1997
g97 22/10 págs. 25-27

Los jóvenes preguntan...

¿Por qué recibe mi hermano toda la atención?

“Lo que me molesta es que cuando mis hermanos se portan mal, mis padres les prestan mucha atención, tanto positiva como negativa. Como yo tiendo a ser obediente, a mí no me hacen caso.”—Kay, de 18 años.a

“Mis hermanos reciben más atención y mejor trato. Cuando mis padres se acuerdan de mí, casi siempre es para aconsejarme. Me sentiría mejor si supiera que a mis hermanos también les dan consejo.”—Ruth, de 15 años.

“Creo que a mis hermanos mayores les dan más privilegios y les prestan mayor atención.”—Bill, de 13 años.

DESDE el día en que nacemos, todos necesitamos recibir atención de nuestros padres. Pero si tú crees que no te están dando la que te corresponde, es comprensible que te sientas herido y enojado, sobre todo si parece que tu hermano —el mayor, el menor, el que mejor se comporta o incluso el más desobediente— es siempre el centro de interés. Tal vez llegues a sentirte como David cuando escribió: “Como alguien muerto y no en el corazón, he sido olvidado; he llegado a ser como un vaso dañado”. (Salmo 31:12.)

Quizás te duela ver que tu hermano recibe las consideraciones que desearías para ti, pero ¿significa eso necesariamente que a ti no te quieran? De ningún modo. Algunos jóvenes captan más la atención por sus habilidades excepcionales o personalidades extrovertidas. Kenneth, de 11 años, dice: “Mi hermano pequeño, Arthur, está en tercer grado, pero toca en la banda de quinto grado. También es bueno en los deportes y en las matemáticas. De hecho, saca la calificación más alta en todas las materias. A veces pienso que, entre él y yo, la gente lo prefiere a él, pero no le tengo celos. Bueno, quizás un poco”.

También se da el caso de jóvenes a quienes parece que sus padres les dedican la mayor parte del tiempo simplemente porque son los mayores o los menores. La Biblia dice del joven José: “Israel amaba a José más que a todos sus otros hijos, porque era el hijo de su vejez”. (Génesis 37:3, 4.) Por otro lado, Todd, de 18 años, creía que su hermano era el más favorecido porque era el mayor. Él recuerda: “En una ocasión nos pidieron que lleváramos a clase una de nuestras fotos preferidas de cuando éramos bebés para un trabajo escolar. Solo encontré unas cuantas fotos mías, pero noté que había muchas más de mi hermano mayor. No entendía por qué”.

En muchas ocasiones la razón por la que se presta más atención a un hijo es que tiene problemas, problemas que sus hermanos tal vez desconozcan. “Cuando tenía más o menos 16 años, mi hermano mayor atravesó un período difícil —explica Cassandra, que ahora cuenta 22 años—. No estaba seguro de si quería servir a Jehová, así que mis padres centraron casi toda la atención en él. En aquel entonces yo no entendía la razón. Pensaba que yo no les interesaba en absoluto. Me sentía triste y excluida, a la vez que molesta.”

Por qué muestran favoritismo

Sin embargo, a veces los padres manifiestan claro favoritismo. Una madre admitió: “Sé que mi hijo, Paul, tiene plena conciencia de lo orgullosos que estamos de nuestra hija. Nos ha dicho sin rodeos: ‘Papá y tú siempre se miran el uno al otro cuando Liz habla’. Al principio no sabíamos a qué se refería. Pero luego nos dimos cuenta de que siempre que ella decía algo, intercambiábamos miradas de satisfacción. Desde que Paul nos alertó al respecto, nos hemos esforzado mucho por no hacerlo más”.

Pero ¿por qué muestran favoritismo los padres? Su crianza puede ser un factor determinante. Por ejemplo, si tu madre era la pequeña de su casa, quizás se identifique más con su hijo menor. Sin percatarse de ello, puede que tienda a ponerse de su parte. O es posible que un padre sienta inclinación por un hijo de temperamento parecido al suyo o con el que comparta ciertos intereses. Nota lo que dice la Biblia de Isaac y Rebeca con respecto a sus hijos gemelos, Jacob y Esaú: “Fueron creciendo los muchachos, y Esaú llegó a ser hombre que sabía cazar, hombre del campo, pero Jacob hombre sin culpa, que moraba en tiendas. E Isaac amaba a Esaú, porque significaba caza en su boca, mientras que Rebeca amaba a Jacob”. (Génesis 25:27, 28.)

¿Qué puedes hacer si tus padres parecen favorecer a uno de tus hermanos?b Intenta hablar con ellos del asunto calmadamente y sin tono acusador. (Proverbios 15:22.) Si les escuchas respetuosamente, a lo mejor llegas a ver las cosas desde su perspectiva, lo cual te ayudaría a mitigar tu frustración. (Proverbios 19:11.) Una adolescente cuenta: “Me molestaba mucho el hecho de que mamá se sintiera más apegada a mi hermano que a mí. Cuando le pregunté por qué, me explicó que, como él se parece mucho a papá, se siente atraída hacia él. Y puesto que yo me parezco mucho a ella, papá se siente atraído hacia mí. De igual modo, como ella y yo somos tan similares, nos crispamos los nervios mutuamente; y como mi padre y mi hermano se parecen tanto, se sacan de quicio el uno al otro. Después de oír tal explicación, aunque no me encantó, me quedé conforme”.

¿Es injusto el trato desigual?

Pero ¿por qué no pueden tratar los padres exactamente igual a todos los hijos? Beth, que ahora cuenta 18 años, dice: “Cuando tenía unos 13 años, pensaba que mi hermano y yo debíamos recibir el mismo trato, exactamente el mismo. Siempre era yo la que me llevaba todos los regaños, mientras que él se salía con la suya. Y él pasaba más tiempo con papá, ayudándole en el mantenimiento del automóvil. Me parecía muy injusto”.

Pero el trato desigual no es necesariamente injusto. Piensa en cómo trató Jesucristo a sus apóstoles. Sin lugar a dudas, amaba a los doce, pero solo invitó a tres a presenciar ciertos acontecimientos especiales, como la resurrección de la hija de Jairo y la transfiguración. (Mateo 17:1; Marcos 5:37.) Además, Jesús tenía una amistad muy íntima con el apóstol Juan. (Juan 13:23; 19:26; 20:2; 21:7, 20.) ¿Era desigual el trato? Desde luego. ¿Era injusto? En absoluto. Aunque Jesús tal vez se sintió más atraído hacia algunos apóstoles, no pasó por alto las necesidades de los demás. (Marcos 6:31-34.)

De igual modo, es posible que a algún hermano tuyo se le preste más atención debido a sus talentos, su personalidad o sus necesidades. Naturalmente, puede resultarte doloroso. Pero la pregunta es: ¿Se están pasando por alto tus necesidades? ¿Están tus padres siempre dispuestos a darte el consejo, ayuda o apoyo que necesitas de ellos? Si es así, ¿puedes decir realmente que eres víctima de trato injusto? La Biblia nos anima a tratar a los demás “según [sus] necesidades”. (Romanos 12:13.) Puesto que tú y tus hermanos tienen cada uno sus propias necesidades, es imposible que tus padres los traten en toda ocasión de la misma forma.

Beth, a quien mencionamos antes, terminó por darse cuenta de que el trato igual no es siempre justo y de que el trato justo no es siempre igual. Dice: “Finalmente comprendí que mi hermano y yo somos dos personas distintas y necesitamos que se nos trate de forma distinta. No entiendo por qué no lo veía así cuando era más joven. Me imagino que tiene que ver con la manera como se ven las cosas a esa edad”.

Aprende a discernir

En efecto, “la manera como se ven las cosas” guarda una estrecha relación con la forma de reaccionar ante una situación. Las emociones pueden ser como cristales de color que cambian la apariencia de las cosas. Y la necesidad emocional de recibir atención y aprobación de los padres es fuerte. Los investigadores Stephen Bank y Michael Kahn observan: “Aun cuando los padres pudieran alcanzar el sueño imposible de tratar a sus hijos diferentes de manera homogénea, cada uno de los niños seguiría sintiendo que los padres favorecen a alguno de los otros”.

Por ejemplo, fíjate de nuevo en lo que dijeron los tres jóvenes citados al principio del artículo. Su situación parecería sombría si no se tuviera en cuenta un hecho: son hermanos. Sí, cada uno de ellos se imagina que a los demás les están dando más atención y que a él o a ella no le hacen caso. Así pues, a menudo tenemos una visión de las cosas un poco distorsionada. “Un hombre de discernimiento es sereno de espíritu”, dice Proverbios 17:27. Para ser discernidor, hay que ver las cosas de manera realista y objetiva, no emotiva. El discernimiento puede ayudarte a comprender que, aunque tus padres no traten de la misma forma a tus hermanos y a ti, desean de todo corazón lo mejor para todos ustedes. Tener esto presente te ayudará a no enojarte ni amargarte.

Pero ¿y si hay razones válidas para pensar que no se te está dando la atención que te corresponde? ¿Qué puedes hacer? Un número futuro de ¡Despertad! considerará esta cuestión.

[Notas]

a Se han cambiado algunos nombres.

b En un artículo futuro analizaremos más detalladamente cómo afrontar el favoritismo.

[Ilustración de la página 26]

El trato desigual puede parecer injusto

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