De nuestros lectores
¿Casualidad o diseño? Acabo de leer el reportaje “Nuestra existencia, ¿fruto de la casualidad, o del diseño?” (8 de mayo de 1997), que me ha interesado por varias razones. Primero, por la sencillez con que tratan un asunto tan profundo y complejo como es la evolución, así como por la convicción con que defienden la doctrina bíblica sobre nuestro origen. Luego, por las ilustraciones que emplearon para conseguir su loable fin. Soy investigador y estudiante de una importante escuela de comunicación. Los artículos demuestran que SIEMPRE preparan a fondo los temas antes de publicarlos. Este debe de ser el motivo por el que mis colegas periodistas, editores e investigadores tienen el gusto de leer ¡Despertad! con asiduidad.
D. S. T., Camerún
¿Por qué estoy tan enfermo? Comparto todos los sentimientos que manifestó Jason en el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Por qué tengo que estar tan enfermo?” (22 de abril de 1997). Cada vez que leo el artículo me siento como si estuviese hablando con alguien que comprende perfectamente mi situación y se preocupa por mí. Muchas gracias por aliviarme la carga. Sé que Jehová se interesa por nosotros, y a su tiempo eliminará las enfermedades.
O. A., Ghana
Me diagnosticaron epilepsia dos semanas antes de que se publicara el artículo. Tengo 18 años recién cumplidos, pero la salud me ha limitado de forma drástica las libertades que acabo de adquirir. He de tomar muchas precauciones y estar pendiente de un sinnúmero de pastillas. También ha sido duro para mis padres, que ya han perdido a dos hijos. El artículo me emocionó tanto que lloré. Como mencionó los mismos sentimientos que había estado combatiendo, volví a sentirme algo mejor. He visto que hay otras personas con problemas e inquietudes parecidos. Jehová se valió de su organización para imprimir la información que necesito a fin de permanecer firme.
D. S., Estados Unidos
Cuando terminé el artículo, comprendí que mis padres son quienes más sufren a causa de mi enfermedad. Se deprimen porque dicen que es hereditaria. Me da mucha pena verlos así.
Y. H., Japón
Aunque tuve una infancia muy sana, en la adolescencia me vino una enfermedad tras otra. Emprendí el ministerio de tiempo completo, pero los dos primeros meses no logré mis objetivos a cuenta de la mala salud. Caí en una grave depresión, pues asumí sin razón que había hecho algo malo contra Jehová y que por ello me estaba castigando con enfermedades. Gracias al artículo, me he adaptado mejor a las circunstancias y estoy más animado.
C. K., Ghana
Mi hija de nueve años tiene un trastorno del aprendizaje y parálisis cerebral. Es una niña brillante y consciente de las trabas que la limitan. Aunque es optimista y alegre, a veces se deprime un poco por la situación. El artículo la animó mucho, al igual que las conversaciones que tiene de noche con su padre acerca del Paraíso futuro, donde será como los demás niños.
Y. P., Estados Unidos
Llevo unos diez años luchando con una “enfermedad invisible” del aparato digestivo, por la que tuve que dejar el ministerio de tiempo completo. Cuando leí el artículo, sentí por primera vez que alguien entendía mi agonía. Me consuela saber que no estoy sola. Es como si me hubieran quitado todo un peso de encima. No saben cuánto se lo agradezco. Estos artículos tan animadores y oportunos nos ayudan a seguir adelante en este viejo sistema.
L. C., Canadá