BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g98 8/8 págs. 5-7
  • ¿Debemos recordar el pasado?

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • ¿Debemos recordar el pasado?
  • ¡Despertad! 1998
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • ¿Se puede olvidar por decreto?
  • Los que quisieran borrar los recuerdos
  • Los que no olvidan
  • ¿Por qué recordar?
  • ¿Es posible perdonar y olvidar?
    ¡Despertad! 1998
  • ¿Qué solución ofrece Dios para las atrocidades?
    ¡Despertad! 1998
  • Atrocidades históricas... ¿cómo deben considerarse?
    ¡Despertad! 1977
  • El Holocausto: sí, efectivamente sucedió
    ¡Despertad! 1989
Ver más
¡Despertad! 1998
g98 8/8 págs. 5-7

¿Debemos recordar el pasado?

“¿PUEDE un judío olvidar el ‘holocausto’ nazi?” Esta pregunta, planteada por Virgil Elizondo, presidente del Centro Cultural Mexicano-Estadounidense de San Antonio (Texas), nos recuerda que las atrocidades acaecidas en este siglo pueden dejar una huella indeleble en la memoria colectiva. El genocidio de los armenios (1915-1923) y las matanzas de camboyanos (1975-1979) también deben incluirse entre los horrores del siglo XX. Aun así, la lista no está completa ni mucho menos.

En un intento de promover la reconciliación entre víctimas y verdugos, los dirigentes religiosos y políticos a veces han instado a la gente a olvidar las atrocidades sufridas. Así ocurrió, por ejemplo, en Atenas (Grecia) en el año 403 a.E.C. La ciudad acababa de vivir el fin de la dictadura opresiva de los Treinta Tiranos, oligarquía que había aniquilado a casi todos sus adversarios. Los nuevos gobernantes trataron de restablecer la armonía civil decretando una amnistía (de un término griego que significa “olvido, pérdida de memoria”) para los partidarios de la anterior tiranía.

¿Se puede olvidar por decreto?

Es relativamente fácil tratar de eliminar por decreto los recuerdos de las brutalidades perpetradas contra los inocentes. En algunas ocasiones los gobernantes deciden hacerlo por conveniencia política, como sucedió en la antigua Grecia y en varios países europeos al finalizar la II Guerra Mundial. En Italia, por ejemplo, se concedió una amnistía en 1946 a más de doscientos mil ciudadanos “culpables de haber participado, de forma más o menos relevante, en los delitos del régimen fascista”, dijo el periódico La Repubblica.

No obstante, lo que deciden los gobiernos o las instituciones públicas es una cosa, y lo que siente cada miembro de la comunidad, otra muy diferente. Es imposible obligar por decreto a los ciudadanos —tal vez víctimas indefensas de conflictos brutales, masacres y otras monstruosidades— a olvidar los sufrimientos del pasado.

Solo en las guerras de este siglo ya han muerto más de cien millones de personas, muchas de ellas tras haber padecido lo indecible. Si añadiéramos a esta cifra todos los que han muerto en masacres acontecidas en tiempos de paz, las atrocidades serían innumerables. Muchas personas hacen todo lo posible para que ninguna de estas caiga en el olvido.

Los que quisieran borrar los recuerdos

Quienes instan a las víctimas de los horrores o a sus descendientes a perdonar y olvidar, con frecuencia sostienen que recordar el pasado solo sirve para dividir, sobre todo si han transcurrido varias décadas. Dicen que olvidar une y que, además, por muy trágicos que hayan sido los sufrimientos, recordar no cambia las páginas de la historia.

Pero en el afán por que la gente olvide, se ha llegado al extremo de negar la realidad de los crímenes más horrendos que se han cometido contra la humanidad. Con el apoyo de los autodenominados historiadores revisionistas, algunos afirman que el Holocausto jamás sucedió.a Incluso han organizado visitas a anteriores campos de exterminio, como Auschwitz y Treblinka, y han explicado que nunca hubo cámaras de gas en esos lugares, a pesar de que existen numerosos testigos presenciales y montañas de pruebas y documentos.

¿Cómo es posible que tales ideas revisionistas falsas tengan aceptación en determinados círculos? Porque hay quien prefiere olvidar su propia responsabilidad y la de su gente, llevados por el nacionalismo, su ideología personal o sentimientos antisemitas o de suerte parecida. Los revisionistas creen que cuando se olvidan las atrocidades, desaparece la responsabilidad. Pero estos revisionistas irresponsables, a quienes un historiador francés llama “asesinos de la memoria”, se enfrentan a la firme oposición de muchas personas.

Los que no olvidan

Obviamente, es muy difícil para los sobrevivientes olvidar a los seres queridos muertos en la guerra o en otras barbaries. Sin embargo, la mayoría de los que procuran recordar las masacres y los genocidios lo hacen con la esperanza de que las lecciones aprendidas de sus propios sufrimientos y de los de sus seres queridos, sirvan para evitar que se repita el salvajismo.

Por ejemplo, el gobierno alemán ha decidido conmemorar el aniversario del descubrimiento de los horrores perpetrados por los nazis en el campo de concentración de Auschwitz. Según el presidente de Alemania, la intención de “recordar [es que] sirva de advertencia a las generaciones futuras”.

De igual modo, el papa Juan Pablo II afirmó en el cincuentenario del fin de la II Guerra Mundial: “Con el paso del tiempo, los recuerdos no deben difuminarse: más bien deben ser una lección severa para nuestra generación y para las futuras”. No obstante, debe decirse que la Iglesia Católica no se acuerda siempre de las atrocidades y las víctimas de aquellos años.

A fin de que los genocidios de este siglo y del pasado sirvan de lección y de advertencia también a las nuevas generaciones, se han abierto varios museos, como el Museo en Memoria del Holocausto, en Washington, D.C., y el Museo de Tolerancia Beit Hashoah, en Los Ángeles. Por la misma razón se han producido varios documentales y películas emotivas sobre el tema. Todas estas medidas están encaminadas a evitar que la humanidad olvide a quienes han sufrido a manos de otras personas.

¿Por qué recordar?

“Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”, escribió el filósofo hispanoamericano Jorge Santayana. Desgraciadamente, parece que con el transcurso de los milenios la humanidad ha olvidado rápidamente su pasado, condenándose así a cometer los mismos errores graves una y otra vez.

La larga y atroz sucesión de matanzas perpetradas por el hombre pone de relieve que la gobernación humana ha sido un fracaso total. ¿Por qué razón? Porque los hombres han repetido constantemente el mismo error básico: rechazar a Dios y Sus leyes (Génesis 3:1-6; Eclesiastés 8:9). Y en la actualidad, tal como se profetizó en la Biblia, una “generación torcida” está haciendo lo mismo y está sufriendo las consecuencias (Filipenses 2:15; Salmo 92:7; 2 Timoteo 3:1-5, 13).

Ya que hemos incluido al Creador, Jehová, en la cuestión, podemos preguntarnos qué opina él. ¿Qué cosas olvida, y cuáles recuerda? ¿Puede superarse el doloroso legado de atrocidades cometidas por el hombre? ¿“Se acab[ará] la maldad de los inicuos”? (Salmo 7:9.)

[Nota]

a Para más información sobre la falsedad de los argumentos de los historiadores revisionistas, consulte el artículo “El Holocausto: sí, efectivamente sucedió” del número de ¡Despertad! del 8 de abril de 1989, págs. 4-8.

[Comentario de la página 7]

“Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo.”—Jorge Santayana

[Ilustraciones de la página 7]

Crematorio y horno del campo de concentración de Auschwitz

[Reconocimiento]

Oświęcim Museum

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir