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¡Despertad! 1998
g98 8/9 págs. 11-13

Una pequeña isla se transforma en un gran aeropuerto

De nuestro corresponsal en Hong Kong

“¡DEBEMOS estar arrancando las antenas de los techos!”, exclamó la pasajera, asustada, al mirar por la ventanilla del avión, que se disponía a aterrizar en el aeropuerto internacional de Kai Tak, en Hong Kong. Abajo, una mujer que tendía la ropa en la azotea de un edificio de la cercana ciudad de Kowloon se estremeció al sufrir otra agresión contra sus tímpanos, mientras el avión pasaba estruendosamente por encima de su cabeza.

“El problema son las montañas —dice John, un piloto que ha realizado muchas veces ese difícil aterrizaje—. Si bajamos desde el noroeste, tenemos que realizar un giro espantoso justo antes de la pista. Además, las montañas favorecen la formación de peligrosas corrientes descendentes, a las que llamamos cortantes del viento.”

Los nerviosos pasajeros, los pilotos y, en especial, los habitantes de Kowloon, han esperado con impaciencia el día en que Kai Tak recibiría su último vuelo. Y ese día llegó, pues en julio de 1998, Hong Kong comenzó a utilizar un aeropuerto nuevo.

Un aeropuerto en una isla

En los años ochenta, el aeropuerto de Kai Tak alcanzaba el límite de su capacidad. Puesto que era imposible ampliarlo, se buscó terreno para uno nuevo. No obstante, Hong Kong no contaba con tierras llanas de la extensión necesaria para un aeropuerto. Además, nadie quería tener un ruidoso aeropuerto en las cercanías. ¿Dónde estaba la solución? En Chek Lap Kok, una pequeña isla ubicada frente a la costa más lejana de Lantau, otra isla más grande y poco habitada. Surgía un desafío que podría describirse como el sueño de todo ingeniero civil.

Para construir el aeropuerto, se tuvo que nivelar tanto la pequeña isla como otra islita menor vecina, y recuperar del mar unos 9,5 kilómetros cuadrados de tierra. El aeropuerto queda unido a la ciudad de Hong Kong mediante una línea de ferrocarril y una autopista de 34 kilómetros de longitud. Ambas pasan por encima de islas y canales, atraviesan la ciudad de Kowloon y cruzan la bahía de Victoria. Para lograrlo se tuvieron que construir puentes, túneles y viaductos. Todo el conjunto representa una de las mayores obras de ingeniería de la historia.

Singulares puentes para ir de isla en isla

Miles de curiosos van a los Nuevos Territorios de Hong Kong para admirar el enlace de Lantau, convertido ya en un símbolo mundialmente conocido, y que une la isla de Lantau con el continente. Se compone de un puente arriostrado por cables que conecta Lantau con la pequeña isla de Ma Wan, más un viaducto que pasa sobre Ma Wan, y un puente colgante con un vano principal de 1.377 metros, que enlaza la isla de Ma Wan con una tercera isla, llamada Tsing Yi. Estos puentes de dos pisos, que se cuentan entre los más largos del mundo de su tipo, admiten tráfico de vehículos en el piso de arriba y una línea de ferrocarril más dos carriles de tráfico rodado en el de abajo, que es cerrado.

Desde la distancia, los cables que sostienen el puente colgante parecen muy finos. ¿Hicieron bien sus cálculos los ingenieros, o terminará cayendo al agua el puente? Una mirada de cerca muestra que los cables de ninguna manera son delgados. Con un diámetro de 1,1 metros, contienen 160.000 kilómetros de alambre, suficiente para rodear la Tierra cuatro veces. Los cables tienen que ser de ese grosor debido a que deben sostener las 95 secciones prefabricadas de tableros, de 500 toneladas cada una, que conforman el puente. Cuando se terminaron los cables, las secciones prefabricadas fueron transportadas en barcazas hasta el lugar y levantadas desde el agua con una grúa.

Los habitantes de la zona observaban fascinados cómo las torres que soportarían los cables principales crecían. Iban ganando altura sin la presencia del andamiaje que tradicionalmente caracteriza las obras de esa naturaleza. Las empresas constructoras se valieron de un sistema, llamado encofrado deslizante, con el cual los moldes en los que se vacía el hormigón se trasladan continuamente hacia arriba sin necesidad de desarmarlos y volver a armarlos en cada etapa. Con esta innovación, los contratistas terminaron una torre de 190 metros en solo tres meses.

Hong Kong se halla en una región muy azotada por los tifones. ¿Cómo afectarán a estas construcciones los vientos fuertes? En 1940, un viento de 68 kilómetros por hora dobló como si se tratase de bambú el primer puente Tacoma Narrows, de Washington (Estados Unidos). No obstante, desde entonces la proyección de puentes ha experimentado grandes progresos. Los modelos en escala que se hicieron de ambos puentes han resistido ráfagas de 300 kilómetros por hora en las pruebas realizadas.

Del aeropuerto al centro en solo veintitrés minutos

Se llega antes a la isla de Hong Kong desde el aeropuerto nuevo que desde el anterior aeropuerto de Kai Tak, a pesar de que este se halla a una distancia cuatro veces menor. ¿Cómo es posible? Los trenes brindan un servicio directo a 135 kilómetros por hora hasta el centro financiero de Hong Kong, acertadamente llamado Central. Al inicio del recorrido aparecen ante los ojos las áridas montañas de Lantau. Luego, tras cruzar de isla en isla hasta el continente, el tren pasa a gran velocidad por el mayor puerto de contenedores del mundo, en Kwai Chung. Unos cinco kilómetros más adelante se llega a Mong Kok, distrito de 170.000 habitantes. A continuación aparece Tsim Sha Tsui, el centro turístico y, después de atravesar un túnel que pasa por debajo de la bahía, el tren arriba a la terminal, en el distrito Central, apenas veintitrés minutos después de salir del aeropuerto.

Un aeropuerto para el futuro

En diciembre de 1992, Chek Lap Kok no era más que una isla rocosa de 302 hectáreas. En junio de 1995 se había convertido en una plataforma de 1.248 hectáreas para sustentar el nuevo aeropuerto, ampliando la superficie de Hong Kong en casi un 1%. Mientras se nivelaba la isla con la ayuda de 44.000 toneladas de potentes explosivos, una numerosa flota de dragadores rellenaba el resto de la superficie con arena extraída del fondo marino. En el período de mayor intensidad de trabajo, se recuperaban diariamente más de dos hectáreas de terreno. Durante los treinta y un meses se redistribuyó un promedio de 10 toneladas de material de relleno por segundo. Tan pronto como los contratistas que crearon la plataforma empezaron a marcharse, otros pusieron manos a la obra para construir el aeropuerto propiamente dicho.

Steve, quien trabajó en las obras, nos suministra algunos detalles interesantes: “Los grandes aviones de pasajeros de la actualidad pueden dañar una pista mal hecha. Por eso, se utilizaron aplanadoras grandes para compactar la arena antes de colocar el revestimiento asfáltico. Se calcula que, cuando las aplanadoras terminaron la primera pista y las zonas de estacionamiento de aviones, habían recorrido un total de 192.000 kilómetros, es decir, cinco veces la circunferencia de la Tierra.

”La empresa donde trabajo tenía un contrato para la terminal aérea. Construimos e instalamos los módulos de acero de los techos. Cada uno pesa unas 150 toneladas. Con una enorme grúa los alzábamos sobre unos remolques de varios ejes, que los transportaban a dos kilómetros por hora hasta la terminal.”

Esta terminal aérea no es una caja de hormigón. Más bien, se trató de crear un ambiente iluminado y espacioso que fuera agradable para empleados y pasajeros por igual. Además, el aeropuerto se diseñó con el objetivo de que los pasajeros pudieran trasladarse rápidamente de una sección a otra con un mínimo de atraso. Estos pueden estar sentados en el avión treinta minutos después de facturar el equipaje. Para agilizar el tránsito de los pasajeros, existe un tren sin conductor que los transporta de un extremo al otro de la terminal. Además, hay 2,8 kilómetros de pasillos móviles que constituyen un gran alivio para quienes tienen las piernas cansadas.

Steve continúa: “Será muy diferente de Kai Tak, que en 1995 vio pasar a más de veintisiete millones de pasajeros. El aeropuerto nuevo puede recibir anualmente a 35 millones de pasajeros y tres millones de toneladas de carga. Con el tiempo, aumentará su capacidad anual a 87 millones de pasajeros y nueve millones de toneladas de carga”.

Hong Kong ha invertido mucho en esta obra: unos 20.000 millones de dólares, lo que equivale a unos 3.300 dólares por cada uno de sus 6,3 millones de habitantes. Se espera que el aeropuerto de Chek Lap Kok ayude a Hong Kong a conservar su actual prosperidad. Mientras que eso aún queda por verse, una cosa sí es segura: aterrizar en Hong Kong seguirá siendo una experiencia memorable.

[Mapa de la página 12]

Ferrocarril del aeropuerto

Autopista

Aeropuerto de Chek Lap Kok

Autopista de Lantau Norte

Isla de Lantau

Enlace de Lantau

Puente de Kap Shui Mun

Puente de Tsing Ma

Autopista de Kowloon Oeste

Kowloon

Aeropuerto de Kai Tak

Isla de Hong Kong

[Ilustración de la página 13]

Puente de Tsing Ma en construcción

[Reconocimiento]

Centro de coordinación de las obras del nuevo aeropuerto

[Reconocimiento de la página 11]

Centro de coordinación de las obras del nuevo aeropuerto

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