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  • La búsqueda de una vida segura
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¡Despertad! 1998
g98 8/10 págs. 4-6

La búsqueda de una vida segura

LA SEGURIDAD no significa lo mismo para todo el mundo. Para algunos, consiste en tener trabajo; para otros, en tener dinero, y para un tercer grupo, la seguridad implica vivir en un ambiente libre de delito. ¿Tiene algún otro significado para usted?

Prescindiendo de lo que piense, indudablemente adopta medidas para que su vida sea lo más segura posible. Examinemos lo que hacen muchos europeos para obtener cierta seguridad personal.

Educación superior

Según Jacques Santer, presidente de la Comisión Europea, el 20% de los jóvenes de la Unión Europea están desempleados. Para este sector de la población, es de primordial importancia encontrar un trabajo que le proporcione seguridad en la vida. Muchos creen que la mejor manera de lograrlo es mediante la educación superior, que, como dice el rotativo londinense The Sunday Times, coloca a los estudiantes en “una situación bastante aventajada en el mercado laboral”.

En Alemania, por ejemplo, “el ansia de educarse y tener un título universitario es mayor que nunca”, informa el diario Nassauische Neue Presse. Poco influye el hecho de que en ese país el estudiante necesita unos 55.000 dólares para vivir mientras cursa su carrera universitaria.

Los jóvenes que se toman en serio los estudios y que desean tener seguridad laboral son dignos de elogio. Los que adquieren destrezas y preparación con frecuencia tienen más posibilidades de encontrar trabajo. Pero ¿proporciona siempre seguridad laboral la educación superior? Una estudiante dijo: “Desde el principio sabía que mi carrera no me conduciría a una profesión claramente definida ni me ofrecería seguridad”. El suyo no es un caso aislado. En un año reciente, la cantidad de licenciados universitarios alemanes en el desempleo alcanzó una cifra sin precedentes.

En Francia, según cierto periódico, los jóvenes van a la universidad porque en vista del alto índice de desempleo juvenil, el diploma de la escuela secundaria sirve de poco. Sin embargo, muchos universitarios reconocen que al término de sus estudios “no estarán mejor con un título en el bolsillo”. El diario The Independent explica que en Gran Bretaña, “las tensiones de la vida universitaria están teniendo consecuencias nefastas en los estudiantes”. Lejos de ayudarles a hacer frente a la inseguridad, la vida universitaria a veces provoca problemas tales como depresión, ansiedad y pérdida de autoestima.

En muchas ocasiones, el aprendizaje de un oficio o la preparación práctica en algún campo de la producción es más útil para obtener un empleo seguro que un título universitario.

¿Basta con 10.000 pertenencias?

Muchos creen que el secreto de una vida segura está en la prosperidad económica. Pudiera parecer sensato, pues una buena cantidad de dinero en el banco sirve de reserva para los tiempos difíciles. La Biblia señala que “el dinero es para una protección” (Eclesiastés 7:12). No obstante, ¿repercute siempre en un aumento de la seguridad personal la prosperidad económica?

No necesariamente. Pensemos en cómo han aumentado los recursos económicos en los últimos cincuenta años. Al finalizar la II Guerra Mundial, una gran parte de la población de Alemania no tenía prácticamente nada. Hoy en día, según un periódico de ese país, el alemán medio posee 10.000 artículos. Si los pronósticos no fallan, las generaciones futuras poseerán todavía más. Pero ¿hace la vida más segura esta abundancia de bienes? No. Una encuesta realizada en Alemania reveló que 2 de cada 3 personas consideran que la vida es menos segura ahora que hace veinte o treinta años. De modo que el tener muchas más posesiones no ha hecho que la gente se sienta más segura.

Se comprende que sea así, pues, como se mencionó en el artículo anterior, la inseguridad es una carga emocional y, como tal, no puede eliminarse por completo con riquezas materiales. Es cierto que el dinero protege contra la pobreza y ayuda en períodos de dificultades, pero en ciertas circunstancias, la abundancia representa una carga tan grande como la escasez.

Por consiguiente, con una actitud equilibrada respecto a las posesiones materiales, tendremos presente que, aunque la riqueza puede ser una bendición, no es el factor clave para disfrutar de una vida segura. Cuando estuvo en la Tierra, Jesucristo dio la siguiente exhortación a sus discípulos: “Hasta cuando uno tiene en abundancia, su vida no resulta de las cosas que posee” (Lucas 12:15). Para sentirnos completamente seguros, necesitamos más que riquezas materiales.

En el caso de las personas mayores, las pertenencias son importantes no tanto por su valor material como por su valor sentimental. Más que el dinero, lo que preocupa a los ancianos es el riesgo de ser víctimas del delito.

Precauciones

“El delito [...] ha empeorado en todo el mundo durante los últimos treinta años”, afirma el folleto Practical Ways to Crack Crime (Maneras prácticas de prevenir el delito), editado en Gran Bretaña. Las fuerzas policiales están trabajando sin descanso. ¿Qué medidas adoptan algunas personas?

La seguridad personal empieza en el hogar. En Suiza, por ejemplo, hay un arquitecto que se especializa en diseñar casas a prueba de ladrones, dotadas de cerraduras de seguridad, puertas blindadas y ventanas enrejadas. Los propietarios de estas viviendas parecen tomarse al pie de la letra el dicho “Mi casa es mi fortaleza”. Según la revista Focus, la demanda de estas casas es grande, a pesar de su elevado precio.

A fin de aumentar la seguridad personal dentro y fuera del hogar, algunas comunidades han organizado programas de vigilancia del vecindario. Los residentes de algunos barrios periféricos incluso pagan a una empresa de seguridad para que patrullen la zona a determinadas horas. Muchos ciudadanos creen que no es recomendable transitar a solas de noche por calles desiertas. Y los padres, que, como es natural, se preocupan por el bienestar de sus hijos, toman medidas adicionales para protegerlos (véanse las sugerencias del recuadro de esta página).

Pero las viviendas a prueba de ladrones no están al alcance de todos los bolsillos. Además, no puede decirse que los programas de vigilancia vecinal y las patrullas de seguridad reduzcan realmente la delincuencia; solo la desplazan hacia zonas no vigiladas. De manera que los actos delictivos siguen representando una importante amenaza para la seguridad personal. A fin de tener una vida segura, se necesita más que campañas contra el delito.

Debe tratarse la enfermedad, no solo los síntomas

Todos tenemos el deseo natural de disfrutar de una vida segura, y hacemos bien en tomar medidas prácticas y racionales encaminadas a ese propósito. Pero el delito, el desempleo y todos los demás factores que contribuyen a la inseguridad no son más que síntomas de un mal que afecta a toda la humanidad. Para curarlo, hay que atacar no solo los síntomas, sino la causa.

¿Cuál es la causa fundamental de la inseguridad? ¿Cómo puede erradicarse, a fin de eliminar para siempre la inseguridad de la vida? En el siguiente artículo se responden estas preguntas.

[Recuadro de la página 6]

Formas de proteger a los niños

En vista de la gran cantidad de agresiones, secuestros y asesinatos infantiles que se producen, muchos padres han visto conveniente enseñar a sus hijos a hacer lo siguiente:

1. Decir un no rotundo al que intente obligarlos a hacer algo que crean que es malo.

2. No permitir que nadie toque sus partes íntimas, a menos que sea un médico o una enfermera y esté presente uno de los padres.

3. Correr, gritar o pedir ayuda a un adulto, si se hallan en peligro.

4. Contar a los padres cualquier incidente o conversación con el que se hayan sentido incómodos.

5. Negarse a ocultar algo a los padres.

Como punto final, los padres deben escoger con mucho cuidado a quién van a dejar al cargo de sus hijos.

[Ilustración de la página 5]

Para tener una vida segura necesitamos más que educación, dinero y campañas contra el delito

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