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Lo que debe saber sobre las lesiones por esfuerzos repetitivos

De nuestro corresponsal en Brasil

MARCELO, pintor de 24 años que vive en Brasil, se ponía el reloj en la muñeca y se lo ceñía con la correa de cuero automáticamente casi todas las mañanas; pero esta vez le costó trabajo hacerlo. Al mirarse la muñeca, descubrió el problema: La tenía tan hinchada que ya no le ajustaba la correa.

Con el tiempo, hasta sujetar el peine o el cepillo de dientes con la mano le causaba dolor. Entonces acudió al médico. Después de examinarlo y saber que llevaba dos años raspando, enluciendo y pintando paredes, el doctor le dijo: “Tu dolor está relacionado con el trabajo. Sufres de lesión por esfuerzos repetitivos [LER]”.a

¿Una enfermedad nueva?

Muchos obreros de fábricas y oficinistas han recibido el mismo diagnóstico que Marcelo. Las LER se han extendido tanto que el periódico Folha de S. Paulo las denominó “la principal enfermedad laboral de finales de siglo”. Es natural, pues, que muchos crean que se trata de una afección más de nuestra época. ¿Lo es?

Pues bien, si Marcelo hubiera vivido en Europa a principios del siglo XVIII, algún médico habría reconocido los síntomas, aunque, claro, habría designado la dolencia con otro nombre. El médico italiano Bernardino Ramazzini la llamó tenosinovitis de la muñeca (inflamación de los tendones y sus vainas) y la describió como el mal “de los escribientes y notarios”. Los movimientos repetitivos inherentes a dichos oficios produjeron en quienes los ejercían la versión del siglo XVIII de este tipo de lesión. No obstante, la cantidad de afectados había disminuido hacia finales de esa centuria. ¿Por qué?

Decadencia y auge

Los oficinistas del tiempo de Ramazzini vivían en la llamada era preindustrial. La gente trabajaba muchas horas sin la ayuda de máquinas y realizaba tareas que exigían movimientos reiterados y concentración total, lo que ocasionaba trastornos asociados a los traumatismos repetidos.

Sin embargo, para finales del siglo XVIII Europa había entrado en la era industrial y la automatización estaba sustituyendo a la mano de obra. El hombre, convertido en amo, encargó a las máquinas la ejecución de las tareas repetitivas. Este cambio —dice un médico que estudió la historia de las LER— posiblemente redujo su incidencia entre los trabajadores.

Si bien es cierto que durante la era industrial aumentaron los accidentes y las enfermedades laborales, también lo es que la literatura médica de la época solo menciona casos de LER en grupos específicos. Por ejemplo, los pianistas y violinistas del siglo XIX sufrían de tendinitis en la parte superior del brazo, y los jugadores de tenis padecían del codo de tenista (inflamación de los tendones del codo).

No obstante, las LER de origen ocupacional han retornado en nuestro siglo. ¿A qué obedece su regreso? Una razón es que máquinas cada vez más eficientes dictan al hombre qué hacer y a qué velocidad. Este cambio ha suscitado problemas de salud e insatisfacción profesional. Los trabajadores pasan muchas horas ejecutando tareas que exigen movimientos repetitivos y concentración total. ¿El resultado? Las LER se han convertido en la causa de más del cincuenta por ciento de las enfermedades de origen laboral en Estados Unidos y Brasil, por mencionar solo dos países.

Causas, y oficios afectados

La principal causa de las LER es la realización de movimientos rápidos y reiterados propios de muchas tareas. Lamentablemente, por lo general los trabajadores no tienen más remedio que aferrarse a un empleo que puede perjudicar su salud. Muchos entienden la difícil situación de la trabajadora brasileña de una fábrica de automóviles que tenía que montar radiorreceptores en menos de un minuto cada uno. Otra, según el diario Folha de S. Paulo, tenía que probar 63 aparatos por hora golpeándolos con un martillo de caucho. Ambas comenzaron a sufrir dolores en la parte superior de los brazos, y más tarde les dieron de baja por invalidez.

El uso excesivo de los músculos y las articulaciones (por ejemplo, transportando sacos pesados) y el esfuerzo estático (aquel a que se someten los músculos para mantener ciertas partes del cuerpo en la misma posición) son asimismo causantes de este tipo de lesiones, sobre todo si el individuo trabaja en una posición incómoda.

Según los investigadores, entre los grupos de mayor riesgo figuran los metalúrgicos, cajeros de bancos y supermercados, operadores de computadoras, telefonistas, camareros, pintores de casas, ensambladores de juguetes, costureras, peluqueros, tejedores, cortadores de caña de azúcar y otros trabajadores manuales.

No solo los movimientos

Aunque la mayoría de la gente atribuye estos trastornos exclusivamente a los movimientos repetitivos en el trabajo, los especialistas que asistieron al Primer Seminario Nacional sobre Lesiones por Esfuerzos Repetitivos, celebrado en Brasilia, capital de Brasil, señalaron que hay mucho más implicado.

El doctor Wanderley Codo, consultor de salud mental y trabajo de la Universidad de Brasilia, explicó: “La manera como está organizado el trabajo —las tareas, las relaciones entre dirigentes y trabajadores, el clima real de la empresa, el grado de participación de los trabajadores y la rutina— es un factor estrechamente ligado a la enfermedad”.

Otros especialistas médicos que asistieron al seminario también recalcaron el vínculo existente entre la enfermedad y la organización del trabajo. Según ellos, los nuevos recursos técnicos tienen la desventaja de que las empresas se organizan de tal manera que el empleado pierde totalmente el control sobre su trabajo, factor que contribuye a la aparición de estos trastornos traumáticos.

La relación que hay entre los métodos de organización y ejecución del trabajo y las LER, explica por qué ciertos trabajadores de décadas pasadas realizaban movimientos repetitivos sin afectarse. Tal es la conclusión a la que llegaron varios especialistas.

Reconocimiento

Téngase presente que el término LER comprende todo un conjunto de afecciones, no solo una. Las patologías englobadas en esta denominación afectan a los músculos, tendones, articulaciones y ligamentos, sobre todo de las extremidades superiores. Al abarcar una serie de enfermedades, el cuadro sintomático es variado. Los síntomas pueden ser muy vagos, y quizás no sea posible determinar de inmediato el nexo entre las causas y los síntomas. Considere los principales signos.

Un síntoma es la sensación de pesadez y molestia del miembro afectado (por ejemplo, el hombro o el brazo) que se torna en dolor persistente y hormigueo. También pueden aparecer nódulos (pequeños bultos) bajo la piel. En las etapas más avanzadas, la hinchazón y el dolor pueden agudizarse tanto que el individuo sea incapaz de realizar tareas tan sencillas como peinarse o cepillarse los dientes. De no tratarse, la dolencia puede dar lugar a deformidades y discapacidad.

Cómo combatirlas

Si su trabajo implica la realización de tareas repetitivas y usted ya presenta algunos signos de LER, acuda al médico de la empresa. De no ser posible, tal vez pueda ir a un centro médico para que un ortopeda evalúe su problema y le ayude a corregirlo. Las probabilidades de que mejore serán mucho mayores si recibe asistencia en las primeras fases de la enfermedad.

Otra forma importante de combatir las LER es atendiendo a la ergonomía. Se ha definido esta disciplina como “el conjunto de conocimientos científicos relativos al hombre y necesarios para el ingeniero a fin de concebir útiles, máquinas y dispositivos generales que puedan ser utilizados con el máximo de confort, de seguridad y de eficacia”.

Por lo tanto, la ergonomía tiene por objeto adaptar el entorno laboral al hombre, y viceversa. Sin embargo, va más allá de mejorar la configuración de un teclado o un martillo; también se ocupa de la salud mental y las necesidades emocionales del trabajador. Para lograr sus objetivos, dice la ergonomista Ingeborg Sell, “utiliza la información y los conocimientos de todas las disciplinas conexas [y] procura llegar a un conocimiento nuevo y abarcador sobre el hombre y su trabajo”.

Cierto, cambiar la ergonomía del lugar de trabajo tal vez rebase la esfera de influencia del trabajador, mas no así la “ergonomía participativa”, explican los especialistas que asistieron al seminario en Brasilia. ¿Qué se quiere decir con esta expresión?

El empresario que estimula la ergonomía participativa toma en cuenta la opinión del trabajador y lo invita a analizar cómo mejorar las condiciones de trabajo. Además, promueve la formación de un comité interno —compuesto de trabajadores y directores— encargado de velar por que reine un ambiente laboral seguro y cómodo, atacar las causas de las LER, impulsar su prevención y definir las responsabilidades del patrón y el trabajador en el control o eliminación de los casos que existan en la empresa.

Prevención en el hogar y en el lugar de trabajo

La prevención de las LER comienza en el hogar. ¿Cómo? Al levantarse, imite a su perro o a su gato. Observe cómo estiran los músculos antes de empezar un nuevo día. Haga lo mismo, y repita los estiramientos varias veces durante el día; esto es esencial para mantener los huesos y los músculos en buen estado. Haga ejercicios de calentamiento, así aumentará el flujo sanguíneo y les suministrará más oxígeno a los músculos para que cumplan su función. Por supuesto, este paso reviste aun mayor importancia en el invierno, así como antes de practicar un deporte. Haga ejercicios que fortalezcan los músculos que más utiliza; cuanto más fuertes estén, tanto más fácil le será efectuar su trabajo.

Aparte de estas medidas caseras, también es necesario establecer un programa de prevención en el lugar de trabajo. El patrón puede prevenir la aparición de las LER confeccionando un horario que contenga períodos de descanso o cambios y rotación de los diferentes tipos de tareas entre los trabajadores.

Otro aspecto de la prevención consiste en dotar a los empleados de las herramientas apropiadas, lo que pudiera incluir, entre otras cosas, escritorios y sillas de la altura correcta, almohadillas de apoyo para los codos, perforadoras y alicates que no requieran la aplicación excesiva de fuerza manual, teclados de computadora ergonómicos o amortiguadores para evitar las vibraciones de la maquinaria pesada.

Marcelo, mencionado en la introducción, puso muchas de estas sugerencias en práctica. Esto, aunado al tratamiento médico que recibió, eliminó los síntomas de las LER. Su curación completa es factible. Sin duda, combatir las lesiones causadas por esfuerzos repetitivos exige esfuerzos y cambios de organización. Pero puesto que el número de aquejados va en ascenso, los beneficios de estos cambios pueden superar en mucho los costos.

[Nota]

a Denominada también trastorno traumático acumulativo y lesión por movimientos repetitivos.

[Recuadro de la página 17]

Las LER en los músicos

Las LER son comunes entre los músicos profesionales. Según un estudio publicado en 1986, la mitad de los músicos de ocho orquestas sinfónicas de Europa padecían LER. En el siglo XIX se conocía esta afección por el nombre de calambre de los músicos. Uno de los primeros casos conocidos fue el de Robert Schumann, quien se vio obligado a dejar el piano y consagrarse exclusivamente a la composición.

[Recuadro de la página 17]

Factores causales

1. Mala postura

2. Largas jornadas de trabajo

3. Estrés laboral

4. Lesiones anteriores de los músculos y tendones

5. Insatisfacción en el trabajo

6. Exposición al frío

[Recuadro de la página 18]

Prevención

QUÉ NO HACER

1. Cargar objetos pesados por mucho tiempo

2. Someter las articulaciones a cargas muy pesadas

3. Utilizar los brazos por encima del nivel del pecho por períodos prolongados

4. Trabajar en posiciones incómodas

QUÉ HACER

1. Alternar los brazos al ejecutar una tarea, incluso si es liviana

2. Distribuir los diversos tipos de labores a lo largo del día

[Reconocimiento de la página 16]

Páginas 16, 17: The Complete Encyclopedia of Illustration/J. G. Heck

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