Historias bajo escrutinio

ANTE los testimonios recientes de encuentros con ángeles caben reacciones dispares. La primera es de aceptación, fundada en la premisa de que los relatos son tan numerosos y de lugares tan diversos que deben de ser ciertos. La segunda, de escepticismo, con el argumento de que las historias carecen de pruebas firmes y que la amplia difusión de una creencia no demuestra su veracidad (al fin y al cabo, antaño se admitía la existencia de las sirenas). La tercera postura es de neutralidad. En muestra de esta actitud, el libro Angels—Opposing Viewpoints (Opiniones encontradas sobre los ángeles) dice: “Muchos afirman haber visto a algún ángel. Tales avistamientos son indemostrables; se aceptan por fe. Pero tampoco pueden probar su falsedad los escépticos, y, de hecho, pocos lo intentan”.

La Biblia, que goza de amplia aceptación como fuente fiable de conocimientos sobre el mundo espiritual,a nos ayuda a evaluar las historias modernas de ángeles. Como sabrá el lector, las Escrituras nos garantizan la existencia de estos gloriosos espíritus de gran poder, algunos de los cuales —como indican diversos pasajes bíblicos— transmitieron mensajes y libraron del peligro a siervos de Dios (Salmo 104:1, 4; Lucas 1:26-33; Hechos 12:6-11).

Pero la Biblia también indica que existen ángeles malignos, espíritus que engañan y descarrían a muchos seres humanos, y logran apartarlos de Dios (2 Corintios 11:14). Con razón, nos da esta advertencia: “No crean toda expresión inspirada, sino prueben las expresiones inspiradas para ver si se originan de Dios” (1 Juan 4:1). De modo que, antes de aceptar los vaticinios de quienes se erigen en profetas, sería prudente contrastar sus afirmaciones con la Palabra de Dios, a la que quizás digan representar. Sin duda, es lógico someter al mismo escrutinio las historias actuales de apariciones angelicales. ¿Se compaginan con lo que refiere la Biblia?

Los ángeles no son lo que muchos se imaginan

Aclaremos primero dos errores muy difundidos acerca de los ángeles. A diferencia de lo que cree un buen número de personas, ellos no comenzaron su existencia como seres humanos, sino que ya vivían en el cielo mucho antes de que Dios creara la vida en nuestro planeta. La Biblia dice que cuando él “[fundó] la tierra [...,] todos los hijos [angélicos] de Dios empezaron a gritar en aplauso” (Job 38:4-7).

El otro error moderno es creer que estas criaturas son muy liberales a la hora de tolerar el mal, cuando lo cierto es que los ángeles fieles sostienen las justas normas de Dios y actúan conforme a lo que él dispone, pues le sirven a él, y no al hombre (Salmo 103:20).

Los ángeles velan por nuestro bienestar espiritual

Buena parte de las actuales historias angélicas hablan de rescates. Un libro de gran venta cuenta que una mano invisible sacó con cuidado de una casa en llamas a una joven. Otro relata que dos universitarios que se habían quedado inmovilizados en una tormenta de nieve vieron aparecer de repente un camión, que los remolcó a un lugar seguro, pero sin dejar huellas. Otra obra refiere el caso de Ann, enferma de cáncer, que tres días antes de ir a hospitalizarse para una operación recibió en su puerta a un desconocido de gran estatura, quien dijo llamarse Thomas y ser enviado de Dios. Cuando Thomas alzó la mano, Ann sintió que una luz caliente y blanca le recorrió el cuerpo. Al ir al hospital para la intervención quirúrgica, los médicos quedaron atónitos, pues había desaparecido el cáncer.

Estos relatos suscitan una pregunta obvia: Si todas las personas tienen su ángel de la guarda, ¿por qué son rescatadas unas sí y muchas otras no? Son incontables millones las que han muerto por enfermedades, guerras, hambres y desastres naturales. Seguramente, muchas imploraron auxilio. ¿Por qué no las salvó su ángel?

La Biblia nos ayuda a despejar la incógnita. Indica que Dios es imparcial (Hechos 10:34), y que sus ángeles fieles se preocupan más por nuestro bienestar espiritual que por el físico. El apóstol Pablo señaló este hecho al preguntar: “¿No son todos [los ángeles] espíritus para servicio público, enviados para servir a favor de los que van a heredar la salvación?” (Hebreos 1:14). La ayuda física ofrece beneficios transitorios; la espiritual, eternos.

Muchos relatos son banales. Hablan de ángeles que ayudan a una madre cansada a cambiar las sábanas, le recuerdan a un comprador que adquiera fósforos y facilitan que los conductores hallen estacionamiento. Una joven escocesa dice entre risas: “En las últimas tres semanas he dejado el automóvil en línea amarilla en la calle Saint Mary, pero siempre pido a mi ángel que lo rodee de amor y compasión. En caso de que se acerque algún revisor de estacionamientos, lo embargará el amor y no le hará nada al automóvil. Hasta ahora no me han multado”. No es de extrañar que se diga que el ángel guardián contemporáneo es el hada madrina o el Santa Claus de los adultos.

Los ángeles fieles no contradicen la Palabra de Dios

La literatura angélica está repleta de presuntos adagios y consejos del mundo espiritual. Por ejemplo, un libro dice contener las enseñanzas del arcángel Miguel transmitidas a una señora de Colorado (E.U.A.). Entre sus “dichos” figura este: “Todas las sendas conducen a Dios. Todas las creencias, todas las verdades de la luz conducen a Dios”. Pero Jesús dijo que tan solo hay dos caminos religiosos: uno, exclusivamente, conduce al favor de Dios y la vida eterna, y el otro, a la reprobación y la destrucción eterna (Mateo 7:13, 14). Es claramente imposible que ambas declaraciones sean ciertas.

¿Qué actitud asumen los “ángeles” de “la nueva espiritualidad” ante el matrimonio y la moralidad? Según cierto libro, Roseann recibió este mensaje de su “ángel”: “Tienes que llegar a muchos, y tu senda en la vida ya no es estar con [tu marido]. Tú lo quieres y él a ti, pero es hora de separarse”. De modo que se divorció. Sin embargo, la Biblia revela que Dios abomina los divorcios por razones indebidas (Malaquías 2:16). Otro relato habla de una pareja que incurrió en infidelidad conyugal con el convencimiento de que los ángeles se alegraban por sus acciones y los envolvían en un aura. Pero la Biblia especifica: “No debes cometer adulterio” (Éxodo 20:14).

¿Será que estos mensajes actualizan la Biblia? No, pues la Palabra de Dios no cambia. El apóstol Pablo escribió a algunas personas del siglo I: “Me maravillo de que tan pronto se les remueva de Aquel que los llamó con la bondad inmerecida de Cristo y se les pase a otra clase de buenas nuevas. Pero no son otras; solo que hay algunos que les están causando dificultades y que quieren pervertir las buenas nuevas acerca del Cristo. Sin embargo, aunque nosotros o un ángel del cielo les declarara como buenas nuevas algo que fuera más allá de lo que nosotros les declaramos como buenas nuevas, sea maldito” (Gálatas 1:6-8).

La invocación de los ángeles

¿Deberíamos invocar a los ángeles para que nos ayuden a afrontar los peligros y dificultades? Esta cuestión es objeto de análisis en muchos libros. Veamos dos ejemplos. Según una reseña, la obra Descubre a tus ángeles indica al lector ‘la manera de valerse del poder de los ángeles para recobrar el contacto con su yo interior perdido y realizar sus metas’. Otro libro semejante es Calling All Angels!: 57 Ways to Invite an Angel Into Your Life (La invocación de todos los ángeles: 57 formas de invitar un ángel a nuestra vida).

Pero la Biblia nunca nos insta a invocar a los ángeles. Jesús dejó muy claro este punto en su oración modelo, pues dijo: “Ustedes, pues, tienen que orar de esta manera: ‘Padre nuestro que estás en los cielos [...]’” (Mateo 6:9). Igualmente, el apóstol Pablo escribió: “En todo, por oración y ruego junto con acción de gracias, dense a conocer sus peticiones a Dios” (Filipenses 4:6).

En el nombre de los ángeles

“La nueva espiritualidad” concede gran importancia a aprender el nombre de los ángeles. De ahí que haya libros populares que ofrecen los supuestos nombres de millares de ellos. ¿Para qué? No por pura curiosidad, sino a fin de utilizarlos en invocaciones, prácticas muy ligadas a la magia. La Encyclopedia of Angels señala que, aunado a los ritos, objetos mágicos e invocaciones, “el empleo de ‘nombres de poder’ (nombres de determinados espíritus) libera potentes vibraciones que abren la puerta que conecta el mundo físico con el espiritual, lo que posibilita que el mago [...] se comunique con los espíritus”. Pero las Escrituras dicen rotundamente: “No deben practicar la magia” (Levítico 19:26).

La Biblia solo revela el nombre de dos ángeles fieles: Miguel y Gabriel (Daniel 12:1; Lucas 1:26). Con tales menciones indica que todos estos seres espirituales tienen su propia individualidad. ¿Por qué no aporta más nombres? Probablemente para no concederles honor indebido, algo que ellos no osan procurar. Así, cuando Jacob pidió a un ángel que le revelara su nombre, este rehusó hacerlo (Génesis 32:29). Más tarde, el que se apareció a Josué no se presentó por nombre, sino como el “príncipe del ejército de Jehová” (Josué 5:14). Así mismo, cuando el padre de Sansón preguntó a un ángel cómo se llamaba, este le respondió: “¿Precisamente por qué debes preguntar acerca de mi nombre, cuando es nombre maravilloso?” (Jueces 13:17, 18). Los ángeles fieles desean que honremos e invoquemos a Dios, no a ellos.

[Nota]

[Comentario de la página 6]

“Para quienes se sienten a disgusto con Dios y sus preceptos, [...] los ángeles [de la Nueva Era] son un cómodo término medio: [...] actúan con bondad, pero no juzgan. Como la aspirina, están al alcance de todos.” (Revista Time.)

[Recuadro de la página 5]

“Encuentros” modernos con ángeles y extraterrestres

Muchas personas afirman haber visto a ángeles o haber hablado con ellos, y otras, haber contactado con extraterrestres. El libro Ángeles: una especie en vías de extinción enumera las semejanzas existentes entre ambos tipos de testimonios y les atribuye una posible explicación común.b He aquí algunos de los puntos coincidentes que indica el libro.

1. Ángeles y alienígenas proceden de otros mundos.

2. Ambas formas de vida son avanzadas, sea espiritual o tecnológicamente.

3. Los visitantes de la variedad amigable tienen un hermoso aspecto juvenil y actúan con suma bondad y compasión.

4. Ninguno de los dos grupos tiene problemas con los idiomas, pues hablan con claridad la lengua del oyente.

5. Ambos dominan el vuelo.

6. Las apariciones de ángeles y extraterrestres van acompañadas de una luz brillante.

7. Los dos grupos aparecen totalmente vestidos, generalmente con una túnica o con ropa ajustada, de preferencia blanca o azul.

8. Ambos suelen tener la altura del ser humano.

9. Unos y otros se preocupan por la deplorable situación de la humanidad y del planeta.

10. Las pruebas de los encuentros con extraterrestres o con ángeles son exclusivamente testimonios oculares.

[Nota]

[Ilustración de la página 7]

La Biblia contiene relatos auténticos de apariciones angélicas