Otra visita al planeta rojo
Hace unos meses se enviaron a Marte, nuestro vecino en el sistema solar, dos “detectives” de la Tierra con la intención de resolver algunas de las cuestiones fundamentales sobre el pasado geológico del planeta rojo, así como su estado actual.
DESDE tiempos remotos, Marte ha estimulado la imaginación del ser humano. Nuestros ancestros sabían que había algo raro en el rojo y brillante cuerpo celeste que surcaba el firmamento a un ritmo diferente de las demás estrellas. Los antiguos babilonios, griegos y romanos le pusieron el nombre de sus dioses de la guerra y de la muerte, sin saber que el color rojo se debía simplemente a que su superficie estaba cubierta de polvo de óxido de hierro.
Más recientemente, cuando los astrónomos enfocaron telescopios de mayor potencia hacia el sistema solar, se percataron de que nuestro rojo vecino tiene estaciones, casquetes polares y otros rasgos característicos que evocan los de la Tierra. En este siglo XX, las primeras exploraciones de Marte se llevaron a cabo con una serie de sondas o naves espaciales, que incluían módulos orbitales y módulos de aterrizaje, lanzadas por la Unión Soviética y por Estados Unidos. Entonces llegó la misión Mars Pathfinder, que cautivó la atención de millones de televidentes en julio de 1997.a
Actualmente, el orbitador Mars Global Surveyor está recopilando información sobre el planeta rojo. Pero, aunque dichas misiones han suministrado un caudal de datos, todavía quedan por contestar muchas preguntas fundamentales relacionadas con Marte.
¿Dónde está el agua?
Un elemento común en esas preguntas es el agua. Los científicos especulan que, en un pasado distante, Marte era muy diferente de lo que ven hoy día. Lo describen con un clima más templado, humedad en el aire y ríos surcando su superficie. Pero de alguna manera el agua desapareció y dejó un mundo tan árido, polvoriento y azotado por los vientos que, a su lado, los desiertos de la Tierra parecen exuberantes. ¿Qué le ocurrió al agua? ¿Dónde pudiera hallarse actualmente, y en qué forma? ¿Cómo influye este elemento en las condiciones atmosféricas y el clima de Marte?
“Es una novela detectivesca”, dice Norman Haynes, anterior jefe de la sección “Exploración de Marte” del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, ubicado en Pasadena (California). “La verdadera clave en el caso de Marte es descubrir qué le pasó al agua.” Los científicos esperan acercarse pronto a la respuesta, pues planean lanzar sondas robotizadas cuando la Tierra y Marte se encuentren en alineación favorable, más o menos cada dos años, a fin de desentrañar poco a poco el misterio marciano.
¿Cuál ha sido la última pareja de “detectives”? Un observador climático de órbita polar y un robot que, mediante análisis químicos del terreno, permitirá a los científicos conocer mejor el subsuelo marciano. Sus nombres: Mars Climate Orbiter y Mars Polar Lander.
Rumbo a Marte
El Mars Climate Orbiter fue lanzado el 11 de diciembre de 1998 desde el Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral (Florida), para iniciar su recorrido de nueve meses hasta Marte. Fue diseñado para mantener una órbita de 400 kilómetros de altitud, desde la cual examinaría la atmósfera, el relieve de la superficie y los casquetes polares del planeta. Las observaciones continuarían hasta completar un año marciano, es decir, 687 días terrestres.
El 23 de septiembre, la fecha programada para que la sonda orbital iniciara su observación de Marte, los científicos del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA comunicaron que habían perdido contacto con la nave. “Creemos que entró a una altitud más baja de lo que se había pensado —explicó Richard Cook, director del programa—. Eso posiblemente supone el fracaso de la misión.” Esta consistiría en detectar los cambios climáticos que ocurren en la superficie del planeta y suministrar a los investigadores pistas importantes en cuanto a la historia primitiva del clima marciano.
Pero los científicos tienen la esperanza de que no todo esté perdido, ya que la segunda sonda, la Mars Polar Lander, va en camino a Marte. Fue lanzada el 3 de enero de 1999, y se espera que llegue a la superficie del planeta a principios de diciembre de este año. ¿Dónde deberá aterrizar esta sonda a fin de proporcionar los mejores resultados?
¿Dónde aterrizar?
Recuerde que la cuestión del agua es primordial en la exploración de Marte. ¿Cuál sería el lugar ideal en ese planeta para estudiarla? Las condiciones atmosféricas, el clima y el ciclo del agua de la Tierra se estudian comparando los resultados de miles de estudios efectuados mediante una gran variedad de instrumentos ubicados en muchos lugares. Sin embargo, la exploración de otros planetas requiere un proceso mucho más selectivo. Debido a las escasas oportunidades que se tienen para estudiar Marte desde su superficie, los científicos tienen que ser sumamente cuidadosos a la hora de determinar qué instrumentos enviar y a qué lugar.
Las regiones polares son sitios idóneos para el estudio del clima marciano, si bien completamente diferentes de las llanuras rocosas esculpidas por inundaciones donde el Mars Pathfinder se posó hace dos años. Es en las regiones polares donde tienen lugar los extremos estacionales. Se cree que en la temporada de las tormentas de polvo se deposita una delgada capa de polvo en las regiones polares. Cuando llega el invierno, este queda atrapado debajo de hielo de dióxido de carbono y hielo de agua. Con el paso del tiempo se han acumulado muchas capas. “Estas capas conservan un registro de la historia del clima [de Marte]”, explica Ralph Lorenz, de la Universidad de Arizona. Los expertos consideran que la exploración de este nuevo territorio representará un paso trascendental en la investigación de Marte. ¿De qué manera? ¿Qué hará la sonda Mars Polar Lander después de aterrizar?
Investigación subterránea
La nave, de un metro de altura y con aspecto de araña de tres patas, está equipada de un brazo automatizado de dos metros de longitud con una pala en el extremo. Empezará a cumplir con su misión aun antes de tocar suelo marciano. Justo antes de penetrar en la atmósfera del planeta rojo, la nave expulsará un par de cápsulas del tamaño aproximado de una pelota de baloncesto.
Estos proyectiles se precipitarán hacia el planeta e impactarán en su superficie a una velocidad de 700 kilómetros por hora. Las cápsulas están construidas de manera que estallen con el impacto y liberen cada una de ellas una minisonda, que se hundirá en el suelo a un metro de profundidad. Una vez enterradas, las minisondas activarán pequeños taladros e iniciarán su análisis de la composición química del suelo marciano. El primer objetivo es detectar la presencia de agua congelada bajo tierra.
Poco después de que las minisondas hayan alcanzado la superficie, llegará la Mars Polar Lander auxiliada por un paracaídas. El propósito de la nave, que está equipada de cámaras y sensores, es estudiar el terreno y las condiciones climatológicas de Marte. Tomará fotografías tanto durante su descenso como después de aterrizar. Un micrófono registrará por vez primera el sonido del viento marciano. Se tiene previsto que la sonda funcione durante noventa días después de haber tocado suelo.
El afán de explorar
Sin duda, a los científicos les tomará años estudiar y descifrar la información recogida durante esta misión, la cual forma parte de un programa de dieciséis años de duración destinado a incrementar los conocimientos sobre Marte. Además de la NASA, participan en el programa las agencias espaciales europea, japonesa y rusa. Los científicos esperan que misiones futuras regresen con muestras del suelo marciano para examinarlas en laboratorios terrestres. Eso quizá les ayude a contestar por fin la pregunta de qué le sucedió al clima de nuestro rojo vecino, el planeta Marte.
[Nota]
a Véase el artículo “Un robot explora Marte”, en ¡Despertad! del 22 de junio de 1998.
[Ilustración y recuadro de la página 15]
¿Vino la vida de Marte?
El meteorito ALH84001, que según se cree proviene de Marte, fue descubierto en la región antártica en 1984. En agosto de 1996, un grupo de investigadores del Centro Espacial Johnson (NASA) y de la Universidad de Stanford anunciaron que esa roca, del tamaño de una papa, contenía indicios, aunque no pruebas irrefutables, de la existencia de vida en Marte: compuestos orgánicos, depósitos minerales y microbios fosilizados. La deducción era que la vida en la Tierra pudo haber tenido su origen en Marte.
Sin embargo, prácticamente todos los demás miembros de la comunidad científica ahora concuerdan en que este meteorito no arroja ninguna prueba sólida de que la vida haya venido de Marte. “Creo que es muy improbable que hayan encontrado rastros de actividad biológica”, manifestó William Schopf, de la Universidad de California en Los Ángeles. De manera semejante, Ralph P. Harvey, de la Universidad Case Western Reserve, expresó: “Aunque la vida en Marte es un concepto atrayente para muchos de nosotros, parece que el ALH[84001] contiene muy pocas pruebas de ello”.b
[Nota]
b Se dan pruebas creíbles relacionadas con la cuestión del origen de la vida en la Tierra en los caps. 3-5 del libro ¿Existe un Creador que se interese por nosotros?, editado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
[Ilustraciones y recuadro de las páginas 16 y 17]
Cuarenta años de exploración de Marte
◼ En 1960, la Unión Soviética lanzó las primeras sondas planetarias con destino a Marte. No lograron entrar en la órbita terrestre.
◼ El 14 de julio de 1965, la Mariner 4, de Estados Unidos, pasó junto a Marte y transmitió fotografías y mediciones a la Tierra.
◼ En 1971, la sonda soviética Mars 3 soltó una cápsula que efectuó el primer descenso suave sobre Marte. La Mariner 9, una sonda norteamericana, llegó a Marte ese mismo año y fotografió casi toda la superficie marciana, así como las dos pequeñas lunas del planeta, Fobos y Deimos.
◼ Dos sondas norteamericanas, la Viking 1 y la Viking 2, descendieron sobre Marte en 1976. Estas funcionaron durante años, efectuando experimentos complejos.
◼ En 1988, los científicos soviéticos enviaron dos naves espaciales, la Phobos 1 y la Phobos 2. La Phobos 1 falló en pleno vuelo, pero Phobos 2 llegó a Marte y transmitió a la Tierra sus hallazgos durante varios días.
◼ En 1992, Estados Unidos lanzó la sonda Mars Observer, que no completó su misión.
◼ La Mars Pathfinder, portadora del vehículo todoterreno Sojourner, tocó suelo marciano el 4 de julio de 1997. Se enviaron a la Tierra deslumbrantes fotografías a todo color de la superficie del planeta rojo.
[Ilustraciones]
Mariner 4
Módulo de aterrizaje de una nave Viking
Phobos 2
[Ilustración de la página 15]
Mars Climate Orbiter
[Ilustración de la página 15]
Mars Polar Lander
[Ilustración de las páginas 16 y 17]
Vista panorámica de Marte, captada por la sonda Mars Pathfinder
[Reconocimientos de la página 14]
Pág. 15: Meteorito: foto NASA. Fondo: NASA/U.S. Geological Survey. Sondas: NASA/JPL/Caltech
Págs. 16, 17: Vista panorámica, Mariner 4 y módulo de Viking: NASA/JPL/Caltech. Planeta: foto NASA. Phobos 2: NASA/National Space Science Data Center