23 DAVID
Se enfrentó a un gigante
DAVID estaba en un lado del valle de Elá y, desde allí, veía a un hombre al otro extremo: Goliat. Al lado de Goliat estaba su escudero, probablemente un hombre de estatura normal. Así que incluso desde lejos Goliat debía parecer enorme. Medía casi 3 metros (9,5 pies), y su fuerza iba en proporción a su tamaño. Seguro que, al verlo, la mayoría de la gente se sentiría diminuta y frágil. Pero David lo veía de otra manera, él veía motivos de sobra para ser valiente.
Samuel había ungido a David y dijo que llegaría a ser el siguiente rey de Israel. A partir de aquel día, el espíritu de Jehová lo guio de manera extraordinaria. Aunque aún era muy joven para estar en el ejército, ya se le conocía como “un guerrero valiente y poderoso”. Un día, su padre —Jesé— le pidió que fuera al campo de batalla para averiguar cómo estaban sus hermanos que servían en el ejército. Para ese entonces, probablemente David todavía era un adolescente.
Cuando David llegó al valle de Elá, ahí estaban el ejército israelita y el ejército filisteo. Cada uno estaba a un lado del valle, y la situación llevaba varias semanas paralizada. Entonces, David escuchó que Goliat, el campeón de los filisteos, estaba gritando y burlándose de los israelitas. David no podía creer lo que escuchaba. ¡Cómo se atrevía aquel soldado pagano a hablar así de Jehová! Así que se puso a preguntarles a los soldados qué recompensa ofrecía el rey Saúl para el hombre que derrotara a aquel filisteo, que tenía el descaro de burlarse del ejército de Jehová. Entonces Eliab —el hermano mayor de David— pensó que él tenía malos motivos, y lo regañó. Pero David siguió intentando animar a los soldados para que lucharan con Goliat.
Saúl se enteró de lo que David andaba diciendo y lo mandó llamar. David también trató de animarlo y le dijo: “Que nadie se acobarde por culpa de ese filisteo”. Y añadió: “Yo, tu siervo, saldré a pelear con él”. Al principio el rey le dijo que no, porque estaba seguro de que lo iban a matar. Pero David le contó que Jehová ya le había ayudado a hacer cosas increíbles. Por ejemplo, con su ayuda había matado a un león y a un oso que atacaron a los rebaños de su padre. Al final, Saúl aceptó y mandó que le pusieran su propia armadura y también le dio su espada. Pero, como David no estaba acostumbrado a usar todo eso, se lo quitó y eligió sus propias armas: su bastón de pastor y su honda.
Conforme David iba por el valle acercándose a Goliat, se detuvo en un riachuelo y recogió cinco piedras lisas. Y de ahí fue directo hacia este gigante. En cuanto Goliat vio al muchacho, se empezó a reír de él con su atronadora voz. Se burló de David porque, según él, venía a atacarlo “con un palo”, quizá refiriéndose a su bastón. A lo mejor ni siquiera vio la honda, un arma que todos sabían que podía ser mortal en las manos de alguien hábil. Luego “lo maldijo invocando a sus dioses” y juró que las aves y los animales del campo se comerían su cadáver.
Cuando era joven, David se enfrentó a un temible gigante para defender el nombre de Jehová
Pero David le contestó: “Tú vienes a pelear conmigo con una espada, una lanza y una jabalina, pero yo voy a pelear contigo en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de las tropas de Israel, a quien tú has desafiado”. Él no se comparó a sí mismo con Goliat; más bien, comparó a Goliat con Jehová. Y por eso David era tan valiente. Estaba seguro de que, con su ayuda, podría matar a aquel gigante y de que los filisteos sufrirían una gran derrota.
David fue corriendo hacia su objetivo. Metió la mano en la bolsa, agarró una piedra, la puso en la honda y la hizo girar. Si Goliat se dio cuenta en ese momento de que David llevaba una honda, ya era demasiado tarde. Este joven lanzó la piedra, que dio justo en el blanco y se hundió en la frente de Goliat. El gigante “cayó bocabajo”. Entonces David corrió hacia él, tomó la espada de este guerrero y le cortó la cabeza. Al ver esto, el ejército de Israel cobró valor. Empezaron a gritar y se lanzaron contra los filisteos. Aquel día el pueblo de Dios consiguió una gran victoria. David les contagió su valor. Y desde entonces su ejemplo también ha llenado de valor a muchos siervos de Dios.
Lea el relato bíblico
¿Qué diría?
¿De qué maneras demostró valor David cuando era joven?
Investigue un poco más
1. Diga el nombre de algunos antepasados de David que fueron valientes (Mat. 1:5, 6; Luc. 3:31-38; w12 1/10 24 párr. 2).
2. ¿Cómo sabemos que este relato es una historia real? (wp16.5 13). A
Collection the Israel Antiquities Authority. Photo © The Israel Museum, by Meidad Suchowolski
Imagen A: Fragmento de piedra del siglo noveno antes de nuestra era que hace referencia a la “casa de David”.
3. ¿Cómo debía ser la vida de David cuando era pastor? (w11 1/9 27, 28). B
Todd Bolen/BiblePlaces.com
Imagen B
4. A David lo subestimaron muchas veces. ¿Cómo lo sabemos? (w21.03 3 párr. 6; it “Eliab” núm. 4 párr. 1).
Piense en las lecciones
¿Cómo puede el ejemplo de David ayudarle a combatir...
... sus miedos? C
Imagen C
... los malos deseos?
¿Qué efecto puede tener en otros el valor que usted demuestre? (1 Sam. 17:50-53).
¿De qué otras maneras puede usted imitar el valor que David demostró en este relato?
Vea el cuadro completo
¿Qué me enseña este relato sobre Jehová?
¿Cómo se relaciona este relato con el propósito de Jehová y el tema principal de la Biblia?
Cuando David resucite, ¿qué me gustaría preguntarle sobre esta etapa de su vida?
Para saber más
Descubra en esta canción para niños qué hizo que David fuera tan valiente.
Igual que David, ¿cómo pueden los hermanos varones ganarse el respeto de los demás y no perderlo?
“Jóvenes, ¿cómo pueden ganarse la confianza de los demás?” (w21.03 2-5 párrs. 1-11)