GAITA
La palabra aramea sum·pon·yáh, que aparece en Daniel 3:5, 10, 15, se ha traducido de diversas maneras. Muchas versiones la traducen “zampoña” (DK, EMN, Val, etc.); otras, “sinfonía” (BR, Scío, TA), “sambuca” (SA, 1972), “vihuela” (NBE) y, un número considerable, en armonía con el Lexicon in Veteris Testamenti Libros (de L. Koehler y W. Baumgartner, Leiden, 1958, pág. 1103), “gaita” (BAS, Mod, NC, NM, Str) o “cornamusa” (LT, MK, SA).
La sum·pon·yáh posiblemente se parecía a la gaita oriental de la actualidad. El fuelle, un odre preparado para que no se escape el aire e imprescindible para este instrumento, está hecho de una piel entera de cabra, sin patas, cola ni cabeza, y normalmente cubierta de pelo. En este fuelle se introducen tubos de caña parecidos a flautas, con terminaciones hechas de puntas de cuerno de vaca, y otro tubo para llenar de aire el fuelle.