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Ayuda para entender la Biblia
ad págs. 252-254

CAMELLO

Desde hace mucho tiempo, y especialmente en las regiones desérticas, el camello se ha utilizado como bestia de carga y como medio de transporte. Hay dos variedades de camello, el bactriano y el dromedario. El primero tiene dos gibas y es más fuerte que el último, siendo capaz de transportar cargas más pesadas; el dromedario, probablemente el referido en la Biblia, tiene solamente una giba.

Las características del camello lo hacen ideal para la vida en las regiones desérticas, donde ocupa el lugar del caballo o el asno. Su grueso pelaje le protege del calor del desierto. Sus alargados orificios nasales se pueden cerrar a voluntad, precaución muy útil para evitar que penetre en ellos la arena impulsada por el viento. Además, sus gruesos párpados y largas pestañas le protegen los ojos de las ardientes tempestades de arena. Las plantas de los pies son callosas y almohadilladas, lo cual hace que estén notablemente adaptadas para andar sobre la arena blanda y fina. En el pecho y las rodillas tiene unas callosidades que le protegen cuando se arrodilla para descansar, callosidades que ya posee desde su nacimiento. Los dientes son fuertes y le permiten masticar prácticamente cualquier cosa. Este animal necesita poco grano y puede subsistir de las plantas del desierto, lo que hace que su mantenimiento sea muy económico.

La giba del camello es como una despensa portátil. En ella almacena la mayor parte de sus reservas de alimento. Si el camello toma alimento de esta reserva por un período prolongado, la giba va perdiendo consistencia hasta colgar como un morral vacío. En tiempos pasados, al igual que hoy en día, se colocaban cargas sobre las gibas de los camellos. (Isa. 30:6.) En las Escrituras también se menciona “la cesta de la silla de montar las mujeres a camello”, la cual sin duda se colocaba sobre la giba del camello. (Gén. 31:34.)

Contrario a la creencia popular, el camello necesita casi tanta agua como el caballo. Si hay agua disponible, beberá de 19 a 26 l. en un día. Sin embargo, lo singular del camello es el tiempo que puede aguantar sin beber agua. Con una carga de unos 180 Kg. y viajando como promedio 40 ó 50 Km. diarios, un camello puede pasar sin agua 8 días. Se conoce el caso excepcional de un camello que aguantó 34 días sin beber agua.

Se han dado varias explicaciones sobre esta particularidad del camello. La opinión general es que el camello puede permanecer sin agua por un período tan prolongado debido a que retiene la mayor parte del agua que bebe. Un factor que contribuye a ello es el diseño de su nariz, el cual permite al animal extraer vapor de agua de sus exhalaciones. Su temperatura corporal puede aumentar 6º C sin efectos notables. El camello puede tolerar una pérdida de agua de más del 30% de su peso, en contraste con aproximadamente el 10% en el caso de los humanos. Por otra parte no pierde humedad por medio de la transpiración tan rápidamente como otras criaturas. Su sangre es singular porque su pérdida de fluido es mínima aun cuando haya escasez de agua durante varios días.

Se sabe de algunos camellos que han viajado a una velocidad sorprendente. En cierta ocasión un camello hizo un viaje de aproximadamente 853 Km. en dos días y medio. Sin embargo, a un paso rápido los movimientos del camello son violentos y discordantes, pues mueve las dos patas del lado derecho a un tiempo y luego las dos del lado izquierdo. En 1 Samuel 30:17, se puede notar una alusión a la velocidad del camello. Se dice que cuando David derribó a los merodeadores amalequitas solo escaparon los 400 hombres jóvenes que se dieron a la fuga montados en camellos.

Según la Ley, el camello era un animal inmundo por lo que los israelitas no lo usaban como alimento. (Lev. 11:4; Deu. 14:7.) Sin embargo, se hacían tejidos de pelo de camello; Juan el Bautista usó una prenda de vestir de este tipo de tejido. (Mat. 3:4; Mar. 1:6.) Hoy en día también se usa el tejido de pelo de camello para hacer prendas de vestir.

La primera mención bíblica del camello se remonta al tiempo en que Abrahán vivió en Egipto, donde él llegó a tener cierta cantidad de estas bestias de carga. (Gén. 12:16.) Algunos alegan que esta referencia a los camellos es un anacronismo al no existir evidencia que pruebe que para aquel entonces existía el camello doméstico en Egipto. Sin embargo, el profesor J. P. Free, en su libro Archaeology and Bible History (pág. 170), escribe: “El rechazar la referencia de que Abrahán poseyera camellos en Egipto (Gén. 12:16) es un atrevimiento en vista de las estatuillas de camellos, huesos y otras evidencias que aparecen en los hallazgos arqueológicos” pertenecientes a una época aún más antigua.

Al predecir la caída de Babilonia, el profeta Isaías hizo alusión a los ejércitos conquistadores bajo el símbolo de un “carro de guerra de camellos” (Isa. 21:7), y según el historiador griego Heródoto (Libro I, sec. LXXX), Ciro usó camellos en sus campañas militares.

El profeta también describe al pueblo de Dios después del cautiverio como si una “oleada en masa de camellos” lo cubriera, trayéndole regalos, y menciona a los camellos entre las bestias de carga que transportarían a los hermanos de los siervos de Dios de entre todas las naciones hacia Jerusalén “como regalo a Jehová”. (Isa. 60:6; 66:20.) Es de interés que en el primer cumplimiento de la profecía de restauración de Isaías, entre los animales que llevaban los judíos que regresaron de Babilonia en el 537 a. E.C. había 435 camellos. (Esd. 2:67; Neh. 7:69.)

USO FIGURATIVO

Jesús hizo referencia al camello en sentido figurado. En una ocasión dijo que sería más fácil que un camello pasase por el ojo de una aguja que el que un rico entrase en el Reino. (Mat. 19:24; Mar. 10:25; Luc. 18:25.) Ha habido cierta duda en cuanto a si en este pasaje debería decirse “soga” en vez de “camello”. De hecho, la traducción de George M. Lamsa usa la palabra “soga” en el texto principal, y en una nota al pie de la página de Mateo 19:24 dice: “La palabra aramea gamla significa soga y camello”. Por otra parte, las palabras griegas para soga (ká·mi·los) y camello (ká·me·los) son muy similares, y hay quien opina que en ese texto pudieran haberse confundido. A Greek English Lexicon, de Liddell y Scott, traduce ká·mi·los como “soga”, pero interesantemente añade: “Creada quizás para enmendar la frase ‘Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios’”, en cuyo caso el término griego original hubiera sido ká·me·los, y no ká·mi·los.

Es más, los manuscritos griegos más antiguos que existen del evangelio de Mateo: el Manuscrito Sinaítico, el Manuscrito Vaticano Núm. 1209 y el Manuscrito Alejandrino, usan la palabra ká·me·los. Como Mateo sabía exactamente lo que Jesús dijo y quiso decir, utilizaría la palabra griega apropiada al traducir su evangelio del hebreo al griego, y esa palabra según los manuscritos más antiguos que existen es ká·me·los. Por lo tanto, hay buenas razones para creer que el pasaje debe decir “camello”.

Por medio de esta ilustración tan desmedida Jesús estaba indicando que, tal como no era posible que un camello literal pasase por el ojo de una aguja, aún era menos posible que un rico entrase en el reino de Dios si seguía aferrándose a sus riquezas.

Al condenar a los fariseos hipócritas, Jesús dijo que ‘cuelan el mosquito pero engullen el camello’. Es interesante notar que estos hombres solían colar el mosquito del vino, no solamente por escrúpulo, sino porque era ceremonialmente inmundo; sin embargo, en sentido figurado engullían camellos, que también eran inmundos. En otras palabras, ellos insistían en que se cumpliesen los requisitos más pequeños de la Ley, y al mismo tiempo pasaban totalmente por alto los asuntos de más peso: la justicia, la misericordia y la fidelidad. (Mat. 23:23, 24.)

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