LÁDANO
Hay ciertas dudas en cuanto a lo que designa exactamente la palabra hebrea nekjó·’th. Era un artículo que llevaba la caravana de ismaelitas a la cual José fue vendido, y uno de los excelentes productos que Jacob les dijo a sus hijos que llevaran como regalo al entonces gobernante de Egipto. (Gén. 37:25; 43:11.) El término nekjó·’th se ha traducido de diversas maneras: “especias” (Mod), “goma” (NBE), “goma tragacanto” (LT), “almáciga” (BJ) y, como se define en el léxico hebreo y arameo de Koehler y Baumgartner, “ládano” (NM). El ládano es una resina suave de color marrón oscuro o negro que rezuma de las hojas y ramas de diversas variedades de Cistus o jara, planta arbustiva con grandes flores de cinco pétalos que se asemejan a la rosa silvestre. La resina tiene un sabor amargo pero un olor fragante. Se emplea en la preparación de perfumes, y en un tiempo se utilizaba mucho en medicina. Con referencia a esta substancia, el antiguo historiador griego Heródoto (Libro III, sec. 112, pág. 245) escribe: “Es la mejor que huele de todas. Cosa extraña por cierto; va criándose en las barbas de las cabras y de los machos cabríos, de donde se le extrae a la manera que el musgo del tronco de los árboles. Es el más provechoso de todos los ungüentos para mil usos, y de él muy especialmente se sirven los árabes para sus perfumes”.