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Ayuda para entender la Biblia
ad págs. 986-987

LÁZARO

(una forma del nombre hebreo Eleazar, que significa: “Dios Ha Ayudado”).

1. Hermano de Marta y María. Su resurrección fue uno de los milagros más sobresalientes que Jesucristo llevó a cabo. (Juan 11:1, 2.) Jesús sentía un amor profundo por esta familia que vivía en Betania, “como a tres kilómetros” de Jerusalén, en el camino a Jericó. (Juan 11:5, 18.) Es probable que él haya sido recibido en su casa como huésped con bastante frecuencia. (Luc. 10:38-42.)

Las dos hermanas le enviaron recado a Jesús, que para entonces estaba al otro lado del río Jordán, diciéndole que su hermano Lázaro estaba muy enfermo. Sin duda ellas abrigaban la esperanza de que Jesús le curaría. (Juan 11:3, 21, 32.) Sin embargo, en lugar de ir a Betania inmediatamente—o curar a Lázaro por medios indirectos, como en el caso del criado de un oficial del ejército (Mat. 8:5-13)—Jesús permaneció dos días más en el lugar donde estaba. Al llegar a las inmediaciones de Betania, fue recibido por Marta y, más tarde, por María. Para ese tiempo, Lázaro había expirado y llevaba muerto cuatro días. (Juan 11:6, 17, 20, 30-32.)

Al hablar a Marta, Jesús aprovechó la ocasión para hacer mención de la resurrección. (Juan 11:23-27.) Pronto iba a dar más significado a aquellas palabras. Una vez que hubo llegado a la tumba o cueva donde Lázaro fue enterrado, Cristo ordenó que quitaran la piedra que sellaba su entrada. Entonces, en oración a su Padre celestial, Jesús reveló uno de los propósitos del milagro que iba a realizar: “Que [los presentes] crean que tú me has enviado”. (Juan 11:38-42.) Después, Jesús llamó al difunto Lázaro, y este salió afuera de la tumba, sin duda ante el asombro y el gozo de los allí presentes. (Juan 11:43, 44.)

Este milagro hizo que muchos pusieran fe en Jesús, pero también que los fariseos y los principales sacerdotes tramaran su muerte. La cólera de estos últimos se encendió aún más cuando una gran muchedumbre de judíos vinieron para ver no solo a Jesús, sino también al resucitado Lázaro. A causa de él, muchos judíos ponían fe en Jesús; por lo tanto, los principales sacerdotes entraron en consejo para matar también a Lázaro. (Juan 11:45-53; 12:1-11.) Sin embargo, no hay ninguna evidencia bíblica de que estos enemigos religiosos llevasen a cabo sus malvados planes contra Lázaro.

El relato de Juan en cuanto a la resurrección de Lázaro ha sido atacado por algunos críticos de la Biblia, los cuales hacen notar el silencio de los otros evangelios en cuanto a este acontecimiento. Sin embargo, al considerar los diferentes relatos, se aprecia que ni siquiera los escritores de los evangelios sinópticos registraron todos ellos cada obra de Jesús. Por ejemplo: solo Lucas se refiere a la resurrección del hijo de la viuda de Naín. (Luc. 7:11-15.) Juan no acostumbraba a repetir lo que otros ya habían narrado, y la resurrección de Lázaro es un ejemplo notable.

No hay declaración bíblica ni ninguna otra razón para vincular al Lázaro histórico con el mendigo de la ilustración de Jesús concerniente al hombre rico y Lázaro.

2. Nombre que se da al mendigo de la ilustración de Jesús conocida generalmente como la parábola del hombre rico y Lázaro. (Luc. 16:19-31.) En la Vulgata latina la palabra “rico” es traducida por el adjetivo latino dives, que a menudo se ha usado equivocadamente como el nombre propio del hombre rico. Por otra parte, el nombre judío Lázaro era común en tiempos antiguos, como confirman algunas inscripciones en osarios.

En la parábola, el mendigo Lázaro, lleno de úlceras, fue colocado a la puerta del hombre rico, deseando alimentarse de las cosas que caían de su suntuosa mesa. Posteriormente, Lázaro murió y fue llevado por los ángeles a la posición del seno de Abrahán (un lugar comparable al que ocupaba una persona en tiempos antiguos cuando se reclinaba enfrente de otra en el mismo lecho durante una comida). Abrahán tuvo una conversación con el hombre rico, el cual también había muerto, había sido sepultado y se hallaba en el Hades, existiendo en tormentos. Una “gran sima” que no se podía cruzar separaba al hombre rico de Abrahán y de Lázaro. La solicitud del hombre rico de que Abrahán enviase a Lázaro a sus cinco hermanos para “que [se les diese] un testimonio cabal”, con la esperanza de librarles de la misma experiencia, fue rechazada sobre la base de que estos tenían “a Moisés y a los Profetas”, y si no estaban dispuestos a escucharles a ellos, ‘tampoco serían persuadidos si se levantase alguien de entre los muertos’.

El contexto y los términos de la historia muestran claramente que es una parábola y no un relato histórico real. No se ensalza la pobreza ni se condenan las riquezas; más bien, se destacan claramente la fe, la conducta, las recompensas finales y un cambio en el estado o condición espiritual de los representados por Lázaro y por el hombre rico. El hecho de que los hermanos del hombre rico rechazaran a Moisés y a los profetas también muestra que la ilustración tenía un significado y propósito más profundos que el de contrastar la pobreza y la posesión de riquezas.

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