LIBNÁ
(“Blancura”).
Ciudad real de los cananeos tomada por Josué antes de la conquista de Lakís. (Jos. 10:29-32, 39; 12:15.) Libná fue una de las ciudades del territorio de Judá que recibieron los “hijos de Aarón”. (Jos. 15:21, 42; 21:13; 1 Cró. 6:57.) Siglos más tarde, el suegro del rey Josías vivió allí. (2 Rey. 23:31; 24:18; Jer. 52:1.)
Al tiempo de la sublevación edomita, en el siglo décimo antes de la era común, Libná también se rebeló contra Jehoram, el rey de Judá. (2 Rey. 8:22; 2 Cró. 21:10.) En 732 a. E.C. el ejército del rey asirio Senaquerib se trasladó de Lakís a Libná. Este monarca había enviado un destacamento militar desde Lakís para amenazar a Jerusalén. Mientras estaban en Libná, los asirios recibieron informes de que Tirhaqá, el rey de Etiopía, se preparaba para luchar contra ellos. Por lo tanto, Senaquerib, a fin de propiciar la rendición de Jerusalén, envió mensajeros por segunda vez a Ezequías, el rey de Judá, con cartas de intimidación. Finalmente, el ángel de Jehová mató a 185.000 soldados de las huestes asirias, que al parecer todavía estaban acampados cerca de Libná. (2 Rey. 19:8-35; Isa. 37:8-36.)
Generalmente se identifica a Tell es-Safi, situada a menos de 10 Km. al O. de la posible ubicación de Azeqá, como el emplazamiento más probable de la antigua Libná. Este montículo en forma de media luna, con sus riscos de caliza blanca, es una fortaleza natural.