BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • ad págs. 1047-1048
  • Lluvia

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Lluvia
  • Ayuda para entender la Biblia
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • CÓMO SE PRODUCE
  • JEHOVÁ ES UNA FUENTE DE LLUVIA
  • LAS PRECIPITACIONES EN LA TIERRA PROMETIDA
  • USO FIGURATIVO
  • Lluvia
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
  • La lluvia, un regalo del Creador
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 2009
  • ¿Por qué salvar las pluviselvas?
    ¡Despertad! 1990
  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1956
Ver más
Ayuda para entender la Biblia
ad págs. 1047-1048

LLUVIA

La lluvia es una parte esencial del ciclo mediante el cual el agua, que en forma de vapor se eleva a la atmósfera desde superficies terrestres y acuosas del globo, se condensa y cae al suelo, proveyendo así la humedad necesaria para la vida vegetal y animal. La Biblia habla de la lluvia con relación a este confiable ciclo sabiamente ordenado. (Job 36:27, 28; Ecl. 1:7; Isa. 55:10.)

A principios del período de preparación del planeta, “Dios no había hecho llover sobre la tierra”, pero “una neblina subía de la tierra y regaba toda la superficie del suelo”. La época a la que aquí se hace referencia debió ser a principios del tercer “día” creativo, antes de que apareciese la vegetación. (Gén. 2:5, 6; 1:9-13.) La primera vez que en el registro bíblico se menciona la lluvia de manera específica es en el relato del Diluvio. En aquel tiempo, “las compuertas de los cielos fueron abiertas”, y “siguió la fuerte precipitación sobre la tierra por cuarenta días y cuarenta noches”. (Gén. 7:11, 12; 8:2.)

CÓMO SE PRODUCE

Una de las preguntas que Jehová le planteó a Job, subrayando el entendimiento limitado que tiene el hombre acerca de la Tierra y de las fuerzas y leyes de la creación, fue: “¿Existe padre para la lluvia?”. (Job 38:28.) Aunque los meteorólogos han hecho muchos estudios sobre cómo se produce la lluvia, el libro The World We Live In [El mundo en que vivimos] (1955, pág. 79) dice: “Los procesos mediante los cuales una nube produce lluvia permanecen oscuros; parece que puede deberse a diversos mecanismos”.

JEHOVÁ ES UNA FUENTE DE LLUVIA

Jehová no era un simple “dios-lluvia” para Israel. No era como Baal, quien, según pensaban los cananeos, era el que traía la estación lluviosa cuando él despertaba a la vida. Los israelitas fieles reconocían que Jehová, y no Baal, era quien podía retener la preciosa lluvia. Esto se ilustró con claridad cuando Jehová trajo una sequía a Israel durante el tiempo en que la adoración de Baal estaba en auge, en los días del profeta Elías. (1 Rey. 17:1, 7; Sant. 5:17, 18.)

Fue Jehová quien hizo los preparativos para que lloviese sobre la Tierra. (Sal. 147:8; Isa. 30:23.) La declaración “ha dividido un canal para la inundación”, tal vez haga referencia a la manera en que Dios hace que las nubes canalicen la lluvia sobre ciertas partes del globo. (Job 38:25-27; compárese con Salmos 135:7; Jeremías 10:13.) Su poder para controlar la lluvia en armonía con su propósito es una de las cosas que distinguió a Jehová de los dioses idolátricos sin vida que eran adorados por las naciones que estaban alrededor de Israel. (Jer. 14:22.) En la Tierra Prometida los israelitas aún tuvieron más razón para apreciar esta provisión de Jehová que cuando estaban en Egipto, pues en ese país la lluvia es poco frecuente. (Deu. 11:10, 11.)

Al predicar a los griegos de Listra, Pablo y Bernabé explicaron que las lluvias, que alegran el corazón, servían como testimonio del “Dios vivo” y como demostración de su bondad. (Hech. 14:14-17.) No solo se benefician los buenos y los justos, sino todas las personas; por consiguiente, como Jesús señaló, el amor de Dios en este respecto debería servir de modelo para los humanos. (Mat. 5:43-48.)

LAS PRECIPITACIONES EN LA TIERRA PROMETIDA

En la Tierra Prometida, las dos estaciones principales, el verano y el invierno, pueden denominarse con bastante exactitud: la estación seca y la estación lluviosa. Desde mediados de abril hasta mediados de octubre llueve muy poco, y es cuando se lleva a cabo la cosecha. Proverbios 26:1 muestra que el que lloviese en el tiempo de la cosecha se consideraba como algo fuera de lugar. (Compárese con 1 Samuel 12:17-19.) Durante la estación lluviosa las precipitaciones no son constantes; se alternan con días claros. Ya que esta es también la época fría, el estar expuestos a la lluvia resulta muy desapacible. (Esd. 10:9, 13.) Por lo tanto, se agradece mucho un refugio confortable. (Isa. 4:6; 25:4; 32:2; Job 24:8.)

La Biblia a menudo hace mención de la “lluvia [temprana] del otoño y la lluvia [tardía] de la primavera”. (Jer. 5:24; Joel 2:23, 24.) Dios prometió lluvias en estos períodos entre el verano y el invierno como una bendición para los israelitas fieles (Deu. 11:14), y el labrador las esperaba con paciencia. (Sant. 5:7; compárese con Job 29:23.) La lluvia temprana o de otoño (que empezaba a finales de octubre) se esperaba ansiosamente para aliviar el calor y la sequedad del verano. Era necesaria antes de empezar a plantar, pues la lluvia ablandaba el suelo y permitía que el labrador arase su tierra. Asimismo, la lluvia tardía o de primavera (en abril) era algo que se requería para regar las cosechas, y especialmente el grano, de modo que pudiese madurar. (Zac. 10:1; Amós 4:7; Cant. de Cant. 2:11-13.)

USO FIGURATIVO

Cuando Dios bendecía a Israel con lluvias en su tiempo señalado, resultaba en abundancia. Por consiguiente, Oseas pudo prometer que Jehová “[vendría] como lluvia fuerte”, “como lluvia de primavera que satura la tierra” para los que intentaran conocerle. (Ose. 6:3.) Las instrucciones de Dios gotearían “como la lluvia” y sus dichos “como suaves lluvias sobre la hierba y como copiosos chaparrones sobre la vegetación”. (Deu. 32:2.) Penetrarían lentamente, pero lo suficiente como para refrescar totalmente, como un chaparrón sobre la vegetación. De manera similar, el asemejar al resto reunido de Jacob con “chaparrones copiosos sobre vegetación” indicaba refrigerio y abundancia. (Miq. 5:7.)

El reinado del rey de Dios descrito en el Salmo 72 se distinguiría por prosperidad y bendición. Por eso, se le representó descendiendo “como la lluvia sobre la hierba cortada, como chaparrones copiosos que mojan la tierra” y producen vegetación nueva. (Sal. 72:1, 6; compárese con 2 Samuel 23:3, 4.) La buena voluntad de un rey se asemejaba a “la nube de lluvia primaveral”, pues aseguraba condiciones agradables por venir, tal como las nubes portadoras de lluvia garantizaban el agua necesaria para que fructificaran las cosechas. (Pro. 16:15.)

En su visión de la Revelación, Juan vio “dos testigos” con “la autoridad para cerrar el cielo de modo que no caiga lluvia durante los días de su profetizar”. (Rev. 11:3-6.) Estos “testigos”, que representaban a Dios como ‘profetas’ o voceros, no pronunciarían el favor o la bendición de Dios sobre los planes y las obras de los hombres inicuos de la Tierra. Al igual que Elías, que anunció una sequía de tres años y medio sobre Israel debido a que practicaban la adoración de Baal promocionada por el rey Acab y su esposa Jezabel, estos “dos testigos” “[cerraron] el cielo” de manera figurativa para que no cayese ninguna “lluvia” refrescante por parte de Dios que hiciera prosperar tales esfuerzos humanos. (1 Rey. 17:1-18:45; Luc. 4:25, 26; Sant. 5:17, 18.)

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir