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  • w50 15/6 págs. 189-190
  • Un uso cristiano de las riquezas materiales

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  • Un uso cristiano de las riquezas materiales
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1950
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1950
w50 15/6 págs. 189-190

Un uso cristiano de las riquezas materiales

A TRAVÉS de la superficie vasta de esta tierra agradable que nuestro Creador ha provisto en su amor como hogar bienaventurado de los hombres, el conocimiento de su Palabra, la Biblia, ahora se lleva por personas dedicadas al servicio del Altísimo. Su llamada para ‘predicar la Palabra’ es una comisión honorable y un cargo sagrado que no puede compararse con nada más en la tierra. Lo que ellos dan a conocer es la gloria de Jehová, el Dios verdadero, a quien ellos sirven.

Estas palabras que Ud. ahora está leyendo quizá lo hallen radicado en una de las naciones más desarrolladas del mundo. En tal caso, Ud. sabe que los testigos de Jehová visitan a la gente de esa nación, trayéndole información bíblica, luz que viene, no de los hombres, sino de Jehová Dios, y que se ha levantado sobre sus siervos (Isa. 60:1, 2) Ud. se dará cuenta de que no lo hacen por ganancia monetaria, porque invierten su tiempo y todo recurso, material y espiritual, sin recibir nada. Puede ser que Ud. participe con ellos en este ministerio glorioso, y, si lo hace, sabe que su vida no carece de nada, no conoce la escasez, sino que está abundantemente llena de las riquezas espirituales de las verdades del reino celestial.

Por otra parte, quizá esto llegue en su poder en una parte de la tierra no desarrollada de acuerdo con la orgullosa “civilización” del hombre. Sin embargo, en todos esos lugares los testigos de Jehová predican la misma Palabra de Dios. ¡Considere la variedad de personas y localidades en este vasto ‘campo que es el mundo’! Hay un grande contraste: toda clase de clima, costumbres, variedad de normas, prácticas y puntos de vista. Por todas partes, por muy ricos o pobres que sean, del color o tez que sean, el idioma que fuere, en una mansión o casa humilde, por dondequiera hay gente, y la gente es lo que les interesa a los testigos de Jehová.

Las diferentes naciones ahora poseen ciertas riquezas, valiosas en muchos respectos, pero en realidad todo pertenece a Jehová el Creador. Las personas que aman a Dios convierten lo que pueden de esta riqueza material según les es posible a la alabanza del Señor usándola para el adelanto de la proclamación del Reino. Sin embargo, mucha gente de las naciones, hombres, mujeres y niños que aman la justicia, tienen un real valor espiritual, y verdaderamente ‘proclaman la alabanza de Jehová’ adorándole. A estas personas Jehová Dios las considera preciosas y también las consideran así sus siervos que las aman.

Después de todo, ¿qué es lo que en realidad hace al hombre? ¿La ropa con la que viste su forma? ¿El color de su tez? ¿El lugar donde vivió su madre al tiempo que él nació? ¿Su tamaño o, rasgos, imperfección corporal heredada, las costumbres de sus antepasados? ¡Por supuesto que no es ninguna de estas cosas! Una persona bien parecida y erudita, poseyendo aparatos modernos y ropa elegante, pudiera ser cruel y egoísta o no. Una persona pobre e indocta, para algunos extraña en apariencia y en la manera de expresarse, pudiera amar la justicia, respetar a su prójimo, ser de buena voluntad hacia Dios, o su corazón pudiera ser todo lo contrario a estas cualidades. Por eso, ¿no es lo que está dentro lo que hace al hombre, y lo mueve a obrar en armonía con la verdad de la Palabra de Dios? No nos referimos a esa ficticia invención religiosa, el “alma inmortal”, sino a lo que Dios puede ver y ve, el corazón. (1 Sam. 16:7) Todas las personas tienen mente y corazón, con sus afecciones puestas en las cosas injustas del viejo mundo, o en los principios justos en armonía con los principios del nuevo mundo según se revelan en las Escrituras.

Nos parece que a Ud. le gustaría considerar este asunto desde este punto de vista. Eso nos ayuda a apreciar lo necesario que es que la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract continua y consistentemente recomienda con ahinco la predicación del evangelio a todas las personas, en todas partes. Es un estímulo para Ud. si Ud. participa en esta obra de instrucción bíblica. Cuando comprendemos que no importa quién sea la persona ni dónde esté sino que todos podemos corresponder de una manera u otra a la Palabra de Dios, entonces entendemos por qué se envían los testigos de Jehová a todas partes a predicar a la gente. Cuando Ud. lea en esta revista o en otra publicación de la Sociedad Watch Tówer, tal como el Yearbook (Anuario) de 1950, de la obra por toda la tierra, Ud. sabe el móvil que da vida y fuerza a esta obra: el amor a Dios y al hombre, y el espíritu divino de Jehová que bendice a sus siervos altruístas.

El dinero contribuído por las personas que aceptan las ayudas para el estudio de la Biblia que los testigos de Jehová les presentan en forma impresa ayuda mucho en la continuación de la obra. Sin embargo, la mayor parte de la ayuda monetaria viene de otras contribuciones voluntarias hechas por los testigos de Jehová, por otros que se asocian con ellos, y por cualquier persona que desea apoyar la obra de esta manera. Nos da gozo y confianza, y creemos que lo mismo sucederá con Ud., saber que se vuelve a confirmar la verdad que ni la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract, ni sus representantes, jamás han solicitado fondos algunos, ni “hecho colectas”, o exigido diezmos. Los cristianos ‘no codician el oro de nadie’. (Hech. 20:33) Al seguir esa regla bíblica la bendición de Jehová ha estado sobre su organización.

El milagro de la expansión de la adoración de Jehová está lográndose hoy en día mediante la rica bendición y dirección del Señor. El hombre sigue un curso sabio al usar su dinero y otras bendiciones materiales para sostener esta obra. Ahora, como siempre, la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract sigue el proceder bíblicamente aprobado de aceptar donaciones de dinero que se dan voluntariamente, sin coerción y sin solicitarse. Véanse Lucas 16:9; 21:1-4; 1 Corintios 16:2; 2 Corintios 9:7.

Este principio siempre ha estado en efecto en la tierra entre los siervos de Dios. El mismo privilegio existe hoy día. Tales donaciones se usan para levantar y hacer funcionar oficinas principales y oficinas Sucursales y equipo en 65 países, incluyendo casas misioneras (ahora hay 107), para ayudar a aumentar la obra en cada país (en 104 en la actualidad), para instruir a misioneros y enviarlos a sus asignaciones extranjeras, para pagar las convenciones locales e internacionales de los ministros del evangelio, para publicar Biblias y ayudas para estudios, y embarcarlas y distribuirlas. Y la obra va aumentando.

Anualmente discutimos este asunto en La Atalaya para la información de todos, así contestando las preguntas relativo a ello para nuestros muchos nuevos lectores, dándoles a conocer este arreglo de donación de “Buenas Esperanzas”. ¿Solicitando dinero? ¡Absolutamente no! El considerar la obra del Señor y planear con tiempo para aumentarla es una bendición y un privilegio en este día. La Sociedad hace sus planes con anticipación, y así lo hacen muchos individuos. El planear con tiempo lo que podemos dar está en armonía con el consejo concerniente a donaciones en 1 Corintios 16:2. Por eso sugerimos que, cuando reciba este número de La Atalaya, Ud. envíe una tarjeta postal o carta a la Sociedad y guarde una copia para recordarle acerca de la cantidad que Ud. espera contribuir. En substancia, todo lo que hay que escribir es:

Por la gracia del Señor espero poder contribuir a la obra de anunciar el reino de Jehová durante el año que viene la cantidad de $ ____, la cual enviaré en las cantidades que pueda y en las ocasiones que me sean convenientes, según sea prosperado.

[Firma] ______.

Dirija su tarjeta o carta a

Watcthtower Bible and Tract Society

Treasurer’s Office

124 Columbia Heights

Brooklyn 2, New York

Los que vivan fuera de los Estados Unidos de la América del Norte, y que deseen contribuir algo de la manera mencionada para los gastos del año que viene, sírvanse dirigir cartas o tarjetas postales a la oficina de la Sociedad en el país donde viven. (Véase la lista en la página 178.)

Quizá algunas personas no quieran valerse de tal arreglo voluntario que se menciona aquí creyendo que de esa manera sería un compromiso. Prefieren enviar sus contribuciones a la Sociedad a cualquier tiempo, de acuerdo con su prosperidad o habilidad para hacerlo. En tales casos pueden enviar todas sus contribuciones a la Sociedad a la dirección en Bróoklyn que se presenta más arriba, aunque no hayan notificado de antemano a la oficina en Bróoklyn.

El deseo de usted y el nuestro es que la voluntad de Dios se logre mediante su organización. De modo que, en oración, hágale presente la falta que nos hace Su dirección, para que todo el dinero que se contribuya se use para mayor ventaja en anunciar el Reino, hasta que venga el fin y entre el nuevo mundo.—Mat. 24:14.

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