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  • Este disfraz llamado Navidad
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1951
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1951
w51 15/12 págs. 760-763

Este disfraz llamado Navidad

VISITE usted a la familia Kélly a la vuelta de la esquina y a los Jones al cruzar la calle el día de Navidad y verá usted que celebran la ocasión casi del mismo modo en que miles de otras personas lo hacen por todo el mundo. Los Kélly son católicos, tienen nueve hijos, y son bastante pobres. Los Jones son protestantes, tienen tres hijos, y son acomodados. Circunstancias como éstas hacen que la celebración anual de diciembre en los dos hogares sea muy diferente en muchos detalles.

Por ejemplo, en la casa de los Kélly hay un arbolito artificial de Navidad de hace dos años. Los Jones tienen un árbol siempre verde recientemente cortado, tan grande que tuvo que quitársele la copa para que entrara a la casa. Sin embargo, en todo propósito e intención, el espíritu de la ocasión en los dos hogares es esencialmente el mismo. En ambas casas hay un excepcional ambiente de alegría, y al sentarse para cenas especiales de Navidad momentáneamente olvidan sus penas y preocupaciones cotidianas. Fielmente, han concurrido a sus iglesias respectivas en el día, donde oyeron al clérigo enaltecer la Navidad como una celebración cristiana en honor de Jesucristo.

Pero deténgase y piense. ¿Qué tienen que ver tales cosas como el árbol de Navidad con sus adornos y los demás accesorios festivos—muérdago, acebo, velas, nochebuenos, frutas y nueces, pasteles rellenos y lechón asado—con el nacimiento y vida de Cristo? ¿Por qué el énfasis creciente en el “espíritu de Navidad”: libación, glotonería y libertinaje? ¿Dónde originó el mito de “Santa Claus”? Si el 25 de diciembre es el nacimiento de Cristo, entonces ¿por qué es que las iglesias oriental y ortodoxa celebran la Navidad el 7 de enero?

¿CUÁNDO NACIÓ JESÚS?

La Biblia, todos convendrán, es la única historia digna de confianza sobre el tema, y afortunadamente no nos deja en duda en cuanto al tiempo del año en que nació Jesús. Zacarías, el padre sacerdotal de Juan el Bautista, estaba sirviendo en el templo en el curso octavo del sacerdocio llamado de “Abías”. Este era en la primera parte de junio, y en esa ocasión el ángel del Señor le informó que Elisabet, su esposa, pronto concebiría un hijo que sería llamado Juan. (Luc. 1:5, 8, 13, 23-28, AN) Por eso cuando el ángel de Jehová visitó a la prima de Elisabet, María, durante el sexto mes de la concepción de Elisabet, esto marcaría el tiempo del año como diciembre. El registro, por lo tanto, muestra que fué en ese tiempo, en diciembre, que esta María, la que iba a ser madre de Jesús, vino a estar preñada. En consecuencia, Jesús no nació en diciembre, sino más bien, nueve meses después, alrededor de la última parte de septiembre o la primera de octubre.—Luc. 1:26, 27, 30, 31, 36.

Además, las Escrituras dicen que pastores se hallaban en el campo raso cuidando sus rebaños cuando Jesús nació. Por consiguiente era tiempo de otoño antes de la época de lluvias, y no en diciembre, cuando los rebaños estarían pasando el invierno en corrales. (Luc. 2:8-20; Esd. 10:9, 13) Además, Jesús fué bautizado en el río Jordán alrededor de su trigésimo cumpleaños, y eso no fué en el frío del invierno. (Luc. 3:21-23) También debe recordarse que Jesús fué clavado al árbol cuando tenía treinta y tres años y medio de edad, y puesto que esto aconteció al tiempo de la pascua en la primavera del año, necesariamente nació treinta y tres años y seis meses antes, es decir, en el otoño del año y no en diciembre. De modo que todas las escrituras son muy precisas para probar que Jesús no nació en ninguna fecha cercana al 25 de diciembre o al 7 de enero. Por eso es erróneo celebrar estas fechas como el nacimiento de Jesús.

Entonces ¿cómo sucede que estas fechas han sido tan universalmente aceptadas para la celebración de la Navidad? Una mirada al paganismo antiguo muestra que personas, muchos siglos antes que Cristo naciera, adoraban al sol que siempre sale, que siempre se pone y que nunca muere, como la fuente de vida e inmortalidad. Anualmente notaban que los días se hacían más cortos hasta que el solsticio de invierno, el 21 de diciembre, se alcanzaba, y luego en regocijo por su “regreso” celebraban una gran fiesta en honor del sol “renacido”. Cuando el experimento de edificar la torre de Babel fué confundido, adoradores de los demonios fueron esparcidos por todo el mundo, y por eso entre los primitivos escandinavos, anglosajones y celtas, así como también entre los egipcios, persas y otros, se celebraba una fiesta desenfrenada con orgías de borrachera y ritos lujuriosos. Esta fiesta entre los romanos paganos se conocía como la “fiesta de las saturnales”.

La conclusión clara que se saca de estos hechos es que la celebración del 25 de diciembre es innegablemente de origen pagano y demoníaco. Dice la Enciclopedia Católica (vol. 3, página 727): “Sin embargo, la bien conocida fiesta solar del Natalis Invicti [‘Natalicio del Invencible’] que se celebra el 25 de diciembre, influyó mucho en la selección de la fecha que tenemos en diciembre.”

Los cristianos primitivos no tuvieron nada que ver con este aniversario pagano. “La Navidad no estaba entre las fiestas primitivas de la Iglesia. Ireneo y Tertuliano la omiten de su lista de fiestas,” dice la Enciclopedia Católica. Sin embargo, a medida que pasó el tiempo y la Iglesia Católica Romana se esforzó por ganar más paganos, el clero colocó el rótulo “cristiano” sobre las saturnales paganas del 25 de diciembre y las patrocinó como la “misa de Cristo”.

No sólo admite esto el clero, sino que hasta trata de justificarlo. James M. Gillis, paulista, editor del Catholic World (Mundo Católico), del 2 de dic. de 1945, escribió: “Es un hecho bien conocido que los papas y los concilios de la Iglesia primitiva deliberadamente colocaron una fiesta cristiana en o cerca del día de un carnaval pagano que antes se celebraba, con el propósito de echar fuera la celebración pagana que generalmente era desenfrenada.” Pero ¿cómo puede decirse que la celebración continuada de este aniversario pagano con rótulo cristiano ha echado fuera a la celebración pagana?

ORIGEN Y SIGNIFICADO DE LAS COSTUMBRES DE NAVIDAD

Los siempre verdes se usaban por los antiguos adoradores del sol como símbolo de inmortalidad. En Egipto, donde no se consiguen pinos, se substituían por las ramas verdes de las palmeras. En la India, se usaban ramitas de adelfa, y los paganos de Roma decoraban sus casas para la gran fiesta de las saturnales con ramas verdes. La hiedra y el acebo igualmente eran considerados sagrados por los antiguos griegos y otros. Los druidas creían que el muérdago era especialmente sagrado, y en sus ritos místicos del 25 de diciembre “el privilegio del muérdago” permitía a un joven besar a una muchacha bajo el muérdago, un beso por cada baya.

Velas prendidas en la ventana tienen su origen en las velas de cera usadas por los celebradores romanos de las saturnales. El nochebueno era quemado anualmente en la fiesta de diciembre por los escandinavos. Mucho antes que los llamados cristianos en Italia emprendieran la práctica, los chinos y los hindúes usaban fuegos artificiales para hacer ruidosa su adoración a los demonios.

Hasta los platillos especiales de Navidad y el uso de potentes bebidas alcohólicas originaron con los paganos. Allá en los días de Jeremías, los que apostataron de la adoración pura de Jehová hicieron tortas especiales para su diosa, “la reina del cielo,” y de esa práctica originaron cosas como pan de jengibre con figura de hombres y pasteles rellenos. (Jer. 7:18) Fueron los druidas los que asaban la cabeza de un verraco para su diosa Freya, y desde entonces el lechón asado ha sido considerado muy apropiado para la cena de Navidad. La glotonería en comer y beber formó parte de la celebración entre los paganos como ahora entre la gente de la cristiandad. La Biblia, sin embargo, la condena.—Pro. 23:21; Gál. 5:19-21; Fili. 3:19.

Ese “tipo bueno y alegre” de mejillas rojas, con papada y bigotes, llamado Santa Claus, ha tenido una asociación mucho más corta con la fiesta que los demás accesorios. Algunos alegan que un obispo piadoso de Mira de nombre Nicolás, que vivió en el cuarto siglo después de Cristo, fué el primer “San Nicolás”, y a través de la oscura Edad Media fué considerado el santo patrón de las casas de empeño y de los mendigos. Era representado como un individuo sencillo, pálido y algo ascético, hasta que un caricaturista en 1863 vistió al “santo” de modo llamativo. “San Nick” en realidad es una personificación del Diablo, como lo indica The Century Dictionary.

El Diablo ha hecho todo lo posible para blasfemar y vituperar al Dios verdadero y viviente y apartar a la gente de Su adoración pura. Para lograr ambos propósitos inicuos, como se hace cuando los llamados cristianos celebran la Navidad, el Diablo ha empleado toda forma de engaño. Dos principales rasgos de su ardid han sido descubiertos, a saber, el de designar una fiesta pagana como nacimiento de Cristo, y el uso continuado de costumbres, símbolos y prácticas paganas en el nombre de Cristo. Además, Satanás ha tenido tan buen éxito en atar el corazón y afectos y emociones de la gente a esta celebración que deshonra a Dios que aun cuando se le informa del paganismo absoluto de todo el asunto, muchos se inclinan a retenerlo como una posesión apreciada. “Y ¿qué?” es la actitud que expresan. Pase por alto los malos rasgos y considere el bien que se logra, dicen ellos. Mire la elevación espiritual que anualmente se obtiene—regalos a los pobres, villancejos inspiradores, lectura de la Biblia acerca de ‘paz en la tierra, buena voluntad hacia los hombres’. Pero un examen más estrecho de estos rasgos también demostrará que son partes astutas del disfraz.

Quizás usted se sorprenda al saber que el dar regalos de Navidad es tan pagano en su origen como las demás costumbres. ¿Usted se opone a esto apoyándose en que los “magos” trajeron regalos cuando Jesús nació? Pues bien, ése es el punto. Esos “magos” eran adoradores del Diablo del Oriente, de Persia, y vinieron por instigación del Diablo y hubieran logrado su propósito de descubrir a Jesús al inicuo Herodes si Dios no hubiera interceptado el plan. Por otra parte, pastores temerosos de Dios también vinieron, pero no hay registro de que se entregaron a la práctica pagana de dar regalos. (Mat. 2:1-11; Luc. 2:8-20) Tertuliano y otros cuentan como el dar y recibir regalos era parte de la celebración de las saturnales. Y los himnos cantados en esa fiesta fueron predecesores de los villancejos de Navidad.

Seamos honrados acerca del dar canastas con alimentos a los pobres en esta ocasión. ¿Qué hay del resto del año? ¿Es posible que la dádiva de una vez al año por una nación que se llama cristiana apacigüe la ira de Dios contra ella, ira que le vendrá porque deliberadamente rehusa dar las cosas vitales de la vida a los pobres con el fin de mantener los precios elevados? ¡Por supuesto que no! Ninguna ostentosa donación caritativa a los fondos de Navidad borrará la destrucción injustificable y pecaminosa de alimento y material—el matar cerdos pequeños, el quemar café, el arar bajo el algodón, el tirar leche, huevos y papas. Seguramente que Dios oirá el clamor de los necesitados a quienes se les reparte una porción de alimento en la Navidad y se les descuida, olvida y oprime el resto del año.—Sal. 9:16-18; Jer. 5:26-29; Amós 8:4-7.

Francamente, los que cantan más fuerte en el tiempo de Navidad acerca de “Paz en la tierra” son verdaderamente los primeros en luchar contra el único medio de obtener esa paz duradera, el reino de Dios mediante Cristo Jesús. Son hipócritas los que honran a Dios con los labios pero que se oponen a él con su corazón, mente y curso de acción. (Mat. 15:8) El verdadero cristianismo, por otra parte, no es asunto de una vez al año. Es un modo de vida de tiempo cabal, de todo el tiempo, una vida totalmente llena de cantar alabanza a Jehová y a su Hijo amado, una vida dedicada a hacer su voluntad y a guardar sus mandamientos.—Juan 14:21, 23, 24; 15:9, 10; 1 Juan 2:3-6.

Que los Kélly y los Jones y toda la demás gente sincera, honrada y recta que servilmente han celebrado el aniversario pagano llamado Navidad hagan ahora un esfuerzo por librarse. Que se entreguen a la adoración pura de Jehová Dios el Dador de vida como se manifiesta esa adoración en el gran Libro de libertad y verdad, la Biblia. El seguir tal curso cristiano querrá decir una vida feliz y eterna totalmente llena de gozo y alegría y placeres para siempre jamás.—Juan 17:3, NM.

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