Dios conoce y protege a los suyos
“Ciertamente el que los toca a vosotros toca la pupila de mi ojo.”—Zac. 2:8, Rótherham (en inglés).
“JEHOVÁ conoce a los que le pertenecen.” (2 Tim. 2:19, NM) Sus criaturas, por lo tanto, deben tratar de conocer a Jehová. La mayoría de los hombres no han podido conseguir conocimiento de Jehová debido a su indiferencia en cuanto a la Biblia. Es por medio de su Palabra, la Biblia, que Jehová se ha revelado a los hombres; sin embargo, son pocas las personas que han tomado el tiempo para leer esta colección de cartas dirigidas a nosotros o siquiera para escuchar a los que han leído la Biblia y que se han familiarizado con ella. Los muchos libros y cartas contenidos en la Biblia fueron escritos bajo inspiración para nuestra enseñanza y amonestación. No obstante, los que forman la mayor parte de la raza humana han escogido para sí un dios a su gusto o se han colocado a sí mismos por encima de Dios y fuera de su autoridad. Ellos no pueden ver cómo manifiesta él su bondad amorosa y su protección bajo cualquiera y toda condición para con aquellos que le pertenecen. Al mismo tiempo, los hombres del mundo no temen a Jehová, a aquel que, puede destruir a los que se oponen a él.
2 Cuando Pablo le escribió a Timoteo las palabras, “Jehová conoce a los que le pertenecen,” tenía presente una situación que había existido muchos siglos antes. Fué algo que sucedió en el desierto cerca de Sinaí a donde Moisés había guiado a los hijos de Israel después que salieron de la tierra de Egipto. Esto es lo que sucedió: Coré, Datán y Abiram se hicieron arrogantes y, junto con doscientos cincuenta de los israelitas que eran hombres principales en la comunidad, se juntaron e hicieron protesta contra Moisés y Aarón. Dijeron que estaban hartos de Moisés y Aarón y que ya no necesitaban sus servicios. Ellos pretendieron que estos dos hombres se habían exaltado por encima de la asamblea del Señor. (Núm. 16:1-3) La Palabra de Dios nos manifiesta que Jehová fué quien escogió y usó a Moisés como su mediador y siervo especial para expresar su voluntad, no sólo ante reyes como hizo ante Faraón, sino también ante los hijos de Israel. Aunque los israelitas habían sido llevados a través del mar Rojo y protegidos por la mano del Dios Todopoderoso, y aunque él había usado a Moisés para guiarlos por todo ese camino, no obstante estos judíos estaban en contra de Moisés. De modo que Moisés le dijo a este grupo inicuo y a toda la comunidad de Israel “En la mañana el SEÑOR mostrará quién le pertenece y quién es santo, para hacer que se acerque a él; y quienquiera que él escoja hará acercarse a él.” (Núm. 16:5, UTA) Los lectores de la Palabra de Dios conocen el resultado de lo que aconteció el día siguiente.
3 El informe nos dice que Moisés mandó que los hijos de Israel se retiraran del sitio donde se encontraban las moradas de esas personas turbulentas. Él les dijo: “Aléjense de las tiendas de estos hombres inicuos, y no toquen cosa alguna que pertenezca a ellos, no sea que ustedes sean barridos junto con todos sus pecados.” (Núm. 16:26, UTA) Por eso los que no desearon ser contaminados por las obras injustas se alejaron del sitio donde se encontraban las moradas de Coré, Datán y Abiram. Cuando Datán y Abiram salieron de sus tiendas y se pararon en las puertas con sus esposas, hijos y sus pequeños, entonces Moisés habló a la entera congregación: “De este modo conocerán ustedes que el SEÑOR me ha enviado para hacer todas estas obras, y que no ha sido por mi propio escogimiento: si estos hombres mueren como todos los hombres mueren, y sufren el mismo destino que todos los hombres, no es el SEÑOR que me ha enviado; pero si el SEÑOR hace algo nuevo, y si la tierra abre su boca, y los traga, junto con todo lo que les pertenece, y si descienden a Sheol vivos, entonces conocerán que estos hombres han despreciado al SEÑOR.” (Núm. 16:28-30, UTA) Eso es precisamente lo que sucedió: la tierra se movió de debajo de sus pies y los hombres desaparecieron, tragados vivos en la grieta que se formó. Ellos descendieron a Sheol, a la sepultura, y entonces la tierra se cerró sobre ellos y perecieron de entre los hijos de Israel. Sí, es verdad que “Jehová conoce a los que le pertenecen”, y él puede remover y quitar para siempre a los injustos y a los que hablan maldad, separándolos de entre “los que le pertenecen”.
4 En otros casos Jehová Dios tomó un curso de acción contrario. Él removió a los siervos justos de entre los malos. Uno de estos casos es el de Lot. Las ciudades de Sodoma y Gomorra estaban llenas de iniquidad; de modo que Dios mandó a sus ángeles para que llevaran a Lot, sus dos hijas y su esposa fuera de la ciudad inicua. “Acordaos de la mujer de Lot.” Ella no tuvo plena confianza y fe en la liberación que Jehová Dios había arreglado para ellos. El interés de ella se hallaba en el viejo sistema de cosas; así es que miró hacia atrás y como resultado fué convertida en pilar de sal. (Gén. 19:1-26; Luc. 17:28-32) Jehová conoce a los que le pertenecen, y él será fiel a sus promesas si nosotros obedecemos sus instrucciones.
5 Tenemos otro informe verídico en el libro del Génesis, comenzando con el capítulo seis, acerca de un hombre que tenía mucha fe en Jehová. Él vivió en un tiempo cuando había libertinaje terrible entre la gente y la mente de todas las personas estaba llena de maldad. Ese hombre era Noé. Con él estaban sus tres hijos. Los cuatro eran hombres casados. Se mantuvieron limpios del mundo inicuo y obedecieron las instrucciones de Jehová. A Noé se le dijo que edificara un barco. Para hacer esto tomaría muchos años, y se necesitaría fe de su parte, porque había de edificar este barco sobre tierra seca. No indica el informe de las Escrituras que este barco fué edificado cerca de un río; porque dice que cuando cayó la lluvia “crecieron las aguas, y alzaron el arca, la cual fué levantada de sobre la tierra”. (Gén. 7:17) Noé ha de haber edificado el arca en un lugar donde había muchos árboles de ciprés a la mano para talarlos y darles la forma necesaria para construir el barco de acuerdo con las instrucciones de. Dios. (Gén. 6:13-22) Durante todos los años de esa construcción “Noé, un predicador de justicia”, dió la debida amonestación a todos los que caminaban de una manera impía. (2 Ped. 2:5, NM) Cuando llegó el tiempo para que Jehová Dios manifestara su desagrado para con las condiciones que existían en la tierra, él abrió las ventanas del cielo y la lluvia cayó por cuarenta días y cuarenta noches. La tierra fué inundada con agua. Pero Noé y su familia, junto con los animales que se le mandó meter en la grande arca, flotaron en la superficie del agua. Jehová conoció a los que pertenecían a él, y los preservó a través de ese gran diluvio que destruyó al viejo mundo.
6 Por lo tanto, mediante la Palabra del Señor se ve claramente que los que renuncian la injusticia pueden conseguir el favor de Jehová Dios. Por esa razón Pablo dijo a Timoteo, “A pesar de eso, el fundamento sólido de Dios queda firme, teniendo este sello, ‘Jehová conoce a los que le pertenecen,’ y, ‘Que todos los que mencionan el nombre de Jehová renuncien la injusticia.’” (2 Tim. 2:19, NM) Se hace necesario, entonces, que cada criatura que ama la vida ‘haga todo lo posible para presentarse aprobado a Dios, un trabajador que no tiene de qué avergonzarse, manejando la palabra de la verdad correctamente’. (2 Tim. 2:15, NM) Ahora es tiempo para evitar los discursos vacíos de los que tienen mucho que decir pero que no tienen el apoyo de Dios, muy parecidos a Coré y los 250 ancianos influentes de entre los israelitas, todos los cuales estaban luchando en contra de los siervos de Dios. Individualmente, cada uno tiene que encargarse de entender la Palabra del Señor, de estudiarla bien y de seguir prestándose a Dios en servicio para así ser una persona aprobada. Desempeñar el trabajo que se le ha asignado a usted es lo importante. Si usted hace lo que es propio a la vista del Señor, él lo bendecirá ricamente y usted encontrará que tiene una abundancia. ¡El servicio en cualquier parte de la organización de Dios satisface! Cuando uno se dirige al Padre de toda misericordia y al Dios de todo consuelo y confía en Jehová, haciendo su voluntad, descubre que hay grandes cantidades de bendiciones para él. Uno tiene que tener un verdadero interés en la obra de Dios y tener deseos de conocerlo bien. “Jehová conoce a los que le pertenecen,” y nosotros, sus criaturas, ciertamente debemos tener deseos de conocerlo a él. El hacer esto significa vida eterna.