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  • Aumento de la Teocracia en Birmania
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1951
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1951
w51 1/11 págs. 662-666

Aumento de la Teocracia en Birmania

Este artículo continúa la serie informadora de los viajes del presidente de la Sociedad Wátchtower, N. H. Knorr, y su secretario, M. G. Hénschel.

EN Rangún el aeropuerto está situado en Mingaladon, a varios kilómetros de la ciudad. Cuando salimos del avión y subimos al autobús que nos condujo al edificio terminal no vimos señal de ningún publicador y nos preguntamos si las condiciones en Birmania se habían empeorado y no habían podido hacer el viaje a la estación terminal. Debido a la demora en el vuelo los hermanos habían recibido información incorrecta acerca del avión que había llegado y estaban adentro esperando ser notificados de cuando iba a aterrizar el avión procedente de Bangkok. La primera vez que nuestros hermanos nos vieron fué a las 17:40 y pensaban que no llegaríamos hasta las 18 horas, de modo que estuvimos sorprendidos y contentos al encontrarnos. Los publicadores nos contaron como hacía dos semanas que los insurgentes en el país habían hecho estallar el conducto del agua y que estuvieron sin agua por algunos días. Se alegraron de que ahora se habían restablecido las cosas y que la convención no sería afectada. En el camino al salón de reunión pasamos una defensa de alambre de púas con muchos guardas en servicio en las puertas y se nos informó que adentro de este lugar vivían los altos oficiales del gobierno que tenían que ser protegidos debido a las condiciones bélicas en el país.

Estábamos señalados para hablarle a la convención ya en sesión esa noche y verdaderamente fué una delicia ver el excelente aumento en la organización. En 1947 cuando visitamos este lugar había sólo 19 publicadores y nos reunimos en las inmediaciones de la ciudad en un pequeño Salón del Reino construído de estacas de bambú cubiertas de hojas de palma tejidas. Pero ahora la compañía había crecido y se había mudado al centro de la población, en la calle Bróoking 106, en el segundo piso. El salón estaba lleno; 80 personas se habían congregado de diferentes partes de Birmania. Casi todas eran de la ciudad de Rangún porque es difícil viajar en Birmania en este tiempo. Debido a que el avión salió de Bangkok tarde ya estaba en progreso la reunión cuando el hermano Hénschel y yo entramos en el salón. Un desborde de aplausos surgió al vernos. Se sentían felices porque habíamos llegado. El hermano Hénschel habló primero y un hermano en atavío birmano fué su intérprete. Me presentaron y enviaron a otro intérprete, una hermana que lo hizo muy bien y era muy rápida para expresarse en el idioma birmano. Sería algo difícil que ambos usáramos el mismo intérprete porque es un trabajo duro dejar palabras inglesas entrar por los oídos y brotar de su boca palabras birmanas con el mismo sentido. Después de interpretar por más o menos una hora el intérprete queda bastante cansado y el alivio es bueno.

En 1947 cuando estuvimos ahí tenían un promedio de 17 publicadores proclamando el mensaje del Reino y había sólo un graduado de Galaad en el país en ese tiempo. Desde entonces la Sociedad pudo enviar unos cuantos más y han hecho excelente trabajo. Con la excelente cooperación y ayuda de los publicadores de compañía y unos precursores locales se logró el nuevo máximo de 94 ministros en Birmania.

DISCURSOS PÚBLICOS EN RANGÚN

La convención continuó al día siguiente. El gran rasgo para el miércoles fué la reunión pública efectuada en el ayuntamiento. Es un edificio grande en el mismo centro de Rangún, y en el segundo piso se halla el auditorio grande, refrescado por abanicos en el cielo raso. Los oficiales habían permitido que los hermanos exhibieran un cartelón grande al frente del edificio para anunciar la reunión. Adicionalmente, se habían distribuído muchos volantes y los periódicos habían anunciado la reunión. La reunión fué señalada para las 18:30. Se reunió una excelente muchedumbre de 256 personas para oír el discurso “Proclamad libertad por toda la tierra”. Este no fué interpretado al birmano, porque los anuncios repartidos indicaron que el discurso sería pronunciado en inglés. La concurrencia estuvo excepcionalmente atenta y muy ansiosa de oír acerca de la libertad que recibirían en el nuevo mundo. Todos fueron invitados a quedarse y después de un intermedio de quince minutos oyeron el discurso del hermano Hénschel. Se quedaron cien personas. El hermano Hénschel habló mientras yo fuí a la estación de radio del gobierno en Rangún con algunos hermanos que habían hecho arreglos para que yo diera un discurso de quince minutos por radio. La estación era la BBC, transmitiendo con una fuerza de 7,500 vatios. Los miércoles por la noche la estación presenta un programa en inglés de una hora desde las 20:45 hasta las 21:45. Este le sigue a un programa musical birmano que oí en la estación de radio y que fué interesantísimo. Estaban tocando las canciones nativas y sonaban muy diferentes de las melodías norteamericanas. La música birmana no sólo usa tonos completos y medios tonos, sino que en Birmania reducen la música hasta cuartos de tono. En otras palabras, ellos tienen otra nota entre sus tonos completos y sostenidos y bemoles. Para los birmanos esto es natural, pero para un oído acostumbrado a la música occidental las melodías orientales son muy encantadoras pero difíciles de entender.

Al tiempo que yo iba a estar en el aire el hermano Hénschel terminó con su discurso y la estación BBC fué sintonizada en el ayuntamiento. Todos se quedaron y escucharon el discurso de quince minutos sobre las esperanzas de la gente y lo que podían esperar en el nuevo mundo de justicia. Después los hermanos expresaron que creían que esta transmisión haría mucho bien, especialmente entre los birmanos de habla inglesa.

La convención continuó el siguiente día y terminó con 90 personas que asistieron a la reunión concluyente. Después de eso subimos al cuarto arriba del salón donde se había preparado un pequeño restaurante individual, y parecía que la convención continuaba porque hubo preguntas y respuestas de las 21 a las 23 horas. Habíamos ido ahí por refrescos y los tuvimos, pero también tuvimos hermanos que nos rodearon y fuimos bombardeados con preguntas sobre diferentes puntos. Demostró que los publicadores estaban interesados en la verdad y fué un placer tratar de contestarles con las Escrituras y darles un entendimiento más claro sobre algunos puntos. Fué una noche muy provechosa.

Birmania, como muchos otros países orientales, está pasando por grandes dificultades y participa de lleno en las dificultades de los últimos días de este viejo mundo. Durante la II Guerra Mundial los japoneses se precipitaron sobre ese país y ocasionaron grandes dificultades. Casi al tiempo que la gente se reponía de esa guerra gritaron por independencia y la obtuvieron de los ingleses. Establecieron su propio gobierno democrático. Pero como en toda nación joven parece que hay muchos oposicionistas, y ahora fuera de las ciudades principales hay insurgentes, como ellos los llaman, que están causando estragos, tratando de destruir la confianza de la gente en el gobierno presente y tratando de tomar las riendas del dominio. Hay bastante disturbio en el territorio al norte de Rangún y el viajar por tren verdaderamente es inseguro. Aun cuando se ponen guardias armados en los trenes, cuando éstos son parados por los bandidos las gentes son robadas y a veces muchas son muertas si ofrecen resistencia. Se cree de los informes que la gente está segura en sus aldeas y pueblos durante el día, pero cuando llega la noche trae consigo el temor debido a los invasores nocturnos. Es difícil obtener informes regulares de los hermanos en el norte, pero supimos que están continuando fieles en la predicación de las buenas nuevas como tienen oportunidad, y se hicieron arreglos para que el siervo de sucursal, el hermano Richards, vaya en avión a estos puntos para visitar a los hermanos. Hay servicio aéreo regular, y sin duda puede proporcionárseles gran consuelo y ayuda a estos hermanos nuestros mediante una visita del representante de la sucursal. Nos deleitamos al ver a algunos de los publicadores que hicieron el viaje desde el norte y notar su celo en el servicio.

EXPERIENCIAS MISIONERAS

Los misioneros nos contaron experiencias muy interesantes. Norman Bárber, graduado de Galaad, nos contó que, cuando va a su territorio en diferentes partes de la ciudad, en vez de subir a un autobús o caminar directamente a su territorio generalmente trabaja con revistas o distribuye folletos. De cuadra en cuadra le habla a la gente según tiene oportunidad, testificando a individuos, y así coloca bastantes folletos. Cuando se revisó su hoja de informes se notó que no tenía dificultad en distribuir cuatrocientos y quinientos folletos al mes, siendo la mayor parte de esto durante la ida y venida de su territorio. Ha podido arreglar algunos estudios bíblicos de casa de este modo.

El hermano Smedstad, un misionero que es el siervo auxiliar de compañía, informa que le gusta mucho llevar publicadores al servicio del campo para testificar en grupo cinco días a la semana. Esto lo tiene muy ocupado, pero ha ayudado a muchos a salir al servicio del campo regularmente y puede también entrenar a los publicadores más débiles: en lo que deben decir cuando van de puerta en puerta. Además de este buen trabajo tiene muchos estudios bíblicos y hace arreglos para revisitar a la gente con los publicadores de compañía. Los tres misioneros, incluyendo al siervo de sucursal, están haciendo buen trabajo.

Los misioneros viven en el tercer piso de un edificio que fué bombardeado durante la última guerra y que fué arreglado recientemente para que pudiera ser habitado. Sin embargo todavía no hay ventanas en el edificio donde viven. No las necesitaban cuando estuvimos ahí, porque era la estación de secas, pero en dos meses las lluvias caerían, y no sólo ligeramente sino en torrentes. Por eso, entre ahora y el tiempo que caigan las lluvias tienen que poner las vidrieras; de otra manera podrían ser inundados en el apartamento del tercer piso. Fué un placer comer casi todas nuestras comidas con ellos y hablar sobre sus problemas como misioneros y discutir el trabajo de la sucursal y el adelanto de los intereses del Reino ahí.

Por mucho tiempo la Sociedad ha hecho trámites para que entren más misioneros en Birmania, pero el gobierno en su ansiedad presente, no cree adecuado permitir que entren más misioneros ahora. Quizás cuando la angustia interna de revolución por parte de unas personas se asiente y el gobierno logre paz y orden consideren el asunto de dejar entrar misioneros extranjeros con mayor favor. Sinceramente lo deseo así. Sé que dependerá grandemente de la actitud hacia la religión budista.

Pero aunque sólo tenemos unos cuantos misioneros allí están apoyados por algunos precursores especiales y publicadores de compañía regulares, y la organización parece estar fuerte y llena de vida y deben seguir predicando las buenas nuevas, porque ése es su deseo patentizado. Sin duda la asamblea que se acaba de celebrar hará mucho para estimular a los hermanos a avanzar y efectuar la obra que Jehová Dios quiere que se haga en todo el mundo.

Nuestros días en Birmania fueron ocupados desde la mañana hasta la noche, hablando con nuestros hermanos, y la visita fué demasiado breve. No tuvimos mucho tiempo para ver las cosas en la ciudad, pero uno no puede pasar por alto las numerosas pagodas brillantes del budismo que descuellan por encima de los techos y los sacerdotes cuyas túnicas son un poco más amarillas que las de los de Siam. Aun quedan cicatrices de la guerra en Rangún y hay numerosos edificios de los cuales sólo quedan en pie los muros. En la planta baja de algunos de éstos, se han establecido colonos usurpadores, pero siempre existe la posibilidad de que parte de los muros que quedan se caiga y los aplaste. Las calles y las aceras no están plenamente restablecidas a las normas de antes de la guerra. Por eso el país ahora sufre de su lucha interna y el dinero es para equipo militar, atacando primero el gran problema.

La gente de Rangún es variada e interesante. Abundan los indios, algunos siguiendo las tradiciones antiguas de indumentaria con turbante y dhotī y otros usando los estilos convencionales europeos. Los birmanos usan cierta clase de sarong, que, según dicen, es más fresco que la ropa europea. Las blusas que las mujeres usan generalmente son de nylón o seda, con botones brillantes o piedras preciosas al frente. Son muy vívidas. Bastantes comerciantes tibetanos se hallaban en la población y se veían muy fuera de lugar con su ropa pesada y sombreros calientes y pelo largo, a menudo trenzado y colgando en la espalda. Fué la primera vez que habíamos visto gente del Tibet en indumentaria nativa.

FIESTA DEL AGUA EVADIDA

El viernes por la mañana nos levantamos temprano y tomamos nuestro. desayuno en la casa misionera. Tan pronto como salimos del hotel para dirigirnos a la casa misionera, que estaba a una cuadra de distancia, observamos a algunos jóvenes con sus pistolas de agua listos para principiar el día de los niños de la fiesta del agua. La fiesta acuática no entra en plena acción el primer día y el primer gran día de este año sería el día 14. Los astrólogos habían anunciado que comenzaría el viernes, día 13; pero evidentemente las estrellas no les revelaron el relato correcto, y después de consultas adicionales se anunció en los diarios que la fiesta acuática comenzaría el sábado, día 14, porque las estrellas lo habían dicho así. Para nosotros estaba bien eso. Pero aun así los niños siempre comenzaron un día antes. La última vez que estuvimos en Birmania estuvimos en la mitad de la fiesta y nos echaron encima cubos de agua mientras viajábamos en un jeep. Esta vez al dirigirnos al aeropuerto tuvimos más protección de los muchachos porque íbamos en un automóvil sedán y pudimos subir las ventanillas. El automóvil recibió un baño y si no hubiéramos levantado las ventanillas de seguro que el agua nos hubiera inundado, porque los muchachos hacen unos disparos muy excelentes al arrojar el agua y con sus pistolas.

Celebran esta fiesta acuática con entusiasmo. Colocan pabellones de bambú y hojas de palma a través de toda la ciudad. Llenan barriles de agua y la gente puede venir y obtenerla para bañar a los demás, todo lo cual es parte de su creencia de que arrojando agua en los tres días de la fiesta se lavan los pecados de la gente. Me dijeron que en algunos lugares no sólo tienen abastecimiento de agua para arrojarla, sino que puede parar un autobús y a los pasajeros se les permite una bebida de sabor de diferentes frutas gratis. Por supuesto, quizás también sean refrescados con un baño de agua en esa ocasión. Sonreírnos en la última reunión de la asamblea cuando el siervo de compañía anunció que el estudio de La Atalaya para el domingo sería pospuesto hasta el martes debido a la fiesta del agua. Tenía buena razón, porque la última vez que estuvimos en Birmania los hermanos vinieron a la reunión durante la fiesta del agua y tuvieron que traer ropa extra con ellos, envuelta en material impermeable, y luego se cambiaron de ropa ahí en el Salón del Reino antes de la reunión. Pero con una compañía tan grande viniendo a las reuniones ahora parecía prudente permitir que los hermanos se quedaran en casa y no salieran durante la fiesta del agua.

Por eso recibimos un bañito en las ventanillas del automóvil por parte de los muchachos, pero los tres días grandes cuando los adultos participan con mucha fuerza iban a seguir el sábado, domingo y lunes. Dicen ellos que entonces en alguna parte de Birmania tienen lluvia durante la fiesta y evidentemente sus astrólogos pensaron que sería mejor cambiarla a un día antes para asegurarse de la lluvia. Esta fiesta acuática no trae vida al país, sino es después cuando las lluvias del monzón vienen a inundar la tierra abrasada y empieza la estación de plantar arroz.

Esa mañana había muchos de nuestros hermanos en el aeropuerto. Disfrutamos de una última despedida estrechándoles las manos y luego a las 8:30 abordamos un autobús que nos trasladó al campo donde esperaba nuestro avión y lo abordamos para dirigirnos a Bangkok y hacer conexiones para Hong Kong.

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