¿Sólo una Iglesia Católica?
PREGÚNTELE a un buen católico, “¿Cuántas iglesias católicas hay?” y sin duda responderá orgullosamente: “Sólo hay UNA Iglesia Católica.” Y luego, quizás, con un poco de orgullo para su propia iglesia, señalará al protestantismo, como lo hizo The New Mission, libro de los padres redentores que se vende en Toronto, Canadá, y dirá: “El protestantismo está dividido en un sinnúmero de sectas altercadoras. Los pocos restos del cristianismo que esconde la lepra de la herejía se están consumiendo, y ¡el esqueleto burlón de la infidelidad aparece en toda su deformidad blasfema!” Pero no la Iglesia Católica. Ella es sólo una. Como un celoso católico escribió: “Por más de 1,900 años sólo ha habido una denominación católica. La Iglesia Católica tiene como cabeza visible a Su Santidad, el Papa, cuyas proclamaciones sobre asuntos de fe y moralidad son infalibles. La palabra ‘católico’ significa ‘universal’, y ¡por todo el mundo sólo hay UNA IGLESIA CATÓLICA!”a Tales aserciones descabelladas se hacen con frecuencia porque raramente son contradichas.
Es cierto que el protestantismo está dividido en más de 250 diferentes caminos; pero ¿qué hay del catolicismo? ¿Es verdad que hay sólo una Iglesia Católica? Si es correcto y propio que los católicos señalen al “sinnúmero de sectas altercadoras” del protestantismo, seguramente es propio hacer lo mismo con el catolicismo. Si los católicos consideran necesario advertir del “esqueleto burlón de la infidelidad” del protestantismo, debe ser igualmente necesario que los católicos sean advertidos de la “deformidad blasfema” del catolicismo. “Porque con el juicio que ustedes están juzgando serán juzgados, y con la medida que ustedes están midiendo al dar se medirá para dar a ustedes. ¿Por qué, entonces, miras la paja en el ojo de tu hermano, pero no das consideración a la viga en tu propio ojo? O, ¿cómo puedes decir a tu hermano: ‘Permíteme extraer la paja de tu ojo’; cuando, ¡mira! hay una viga en tu propio ojo? ¡Hipócrita! primero extrae la viga de tu propio ojo, y entonces verás claramente cómo extraer la paja del ojo de tu hermano.”—Mat. 7:2-5, NW.
Es cosa fácil para católicos ver las divisiones semejantes a paja del protestantismo, pero parecen estar totalmente ciegos a las divisiones semejantes a vigas del catolicismo. Estas divisiones del tamaño de vigas en el ojo del catolicismo están indeleblemente registradas en la historia, “delante de quien nosotros—y hasta su santidad Pío IX—debemos postrarnos y permanecer callados e inclinar la cabeza. Ese dictador es la historia. Esta no es como una leyenda, que puede hacerse como el alfarero hace su barro, sino como un diamante que corta sobre el vidrio lo que no puede borrarse,” dijo el obispo Strossmayer. Es delante de este “dictador” que las aserciones católicas de que sólo hay una Iglesia Católica deben permanecer en pie o caer.
¿Manifiesta la historia que hay sólo una Iglesia Católica? ¿Acaso la separación del siglo once no dejó al catolicismo dividido entre los sectores católicos romanos y ortodoxos orientales, y la Reforma no dejó a la Europa continental y las Islas Británicas divididas entre iglesias católica romana, luterana, y reformada, con divisiones adicionales a medida que el denominacionalismo aumentó? ¿No hay católicos ortodoxos orientales? ¿Antiguos católicos? ¿Católicos liberales? ¿Católicos nacionales polacos? O ¿hemos de asumir que estas religiones existieron lado a lado con la Iglesia Católica Romana a través de los siglos? ¿No es el protestantismo mismo un vástago del catolicismo? El catolicismo romano no sólo está dividido en muchas direcciones como rayos de una rueda, sino que también es el centro de una gran fuerza magnética que atrae toda clase de chuchería pagana a formar parte de sus haberes llamándola “cristiana”. La iglesia romana, en vez de ser carretera de un solo carril, es una carretera de muchas sendas, dividida y subdividida, nombrada y renombrada, entremezclada con una cadena infinita de tradiciones, reliquias, idolatrías y formalismos.
MÁS DE UNA SOLA IGLESIA
La historia testifica que el gran cisma entre las partes latinas y griegas del mundo romano empezó a desarrollarse con la organización del papado después de 440 d. de J.C. Hasta este tiempo la iglesia en Occidente, con centro en Roma, y la iglesia en Oriente, con centro en Bizancio, eran una sola iglesia. Pero hubo ciertas diferencias básicas que causaron confusión. Racial, social, lingüística, mental, moral y filosóficamente había profundos abismos entre las dos. El Oriente era griego en sangre y en habla; el Occidente era latino. El conflicto se profundizó entre Oriente y Occidente.
Ignacio en Constantinopla rehusó administrar el sacramento a César Bardas, sabiendo que era inmoral. En el concilio de Sta. Sofía, Focio severamente condenó a la iglesia latina por añadir la palabra “filioque” al credo niceno. Sobre este punto el Handbook of Denominations, por F. S. Mead, dice: “La iglesia oriental sostenía que el espíritu santo procedía directamente del Padre; la iglesia occidental sostenía que provenía del Padre y el Hijo—filioque. Celos políticos y eclesiásticos le dieron ímpetu a la llama, el papa excomulgó al patriarca y el patriarca excomulgó al papa, y el resultado de la larga fricción fué que hubo dos iglesias, la oriental y la occidental, en vez de una.” Ya no fué una sola iglesia sino dos. The New World, el diario católico oficial de Chicago, dice esto tocante a este rompimiento: “Un católico ortodoxo es miembro de la iglesia ortodoxa rusa o griega que se desprendió de la iglesia de Roma en el año 1054. Ellos niegan la supremacía de la autoridad de nuestro santo padre, el papa, y asimismo la infalibilidad papal. . . Conforme a la enseñanza católica, se consideran estar en cisma. Sus clérigos tienen órdenes válidas, y la administración de los Sacramentos en esta Iglesia son válidos. Cuentan con alrededor de 45,000,000 de miembros, y son el segundo grupo cristiano más grande del mundo.”
Las iglesias ortodoxas orientales rechazan la enseñanza de los méritos excedentes de los santos y la doctrina de las indulgencias. El uso de imágenes talladas, salvo el crucifijo, está prohibido. El purgatorio se niega. En la Iglesia Católica Romana todo el clero beneficiado tiene que ser célibe, sea que esté en orden monástica o no. En la Iglesia Ortodoxa los que se ocupan de trabajo parroquial tienen que estar casados, aunque son excluídos de oficios superiores. Note otra diferencia: en la misa la Iglesia Católica Romana concede a los legos sólo participar del pan, mientras que el vino se reserva para el clero, pero en la Iglesia Ortodoxa los legos reciben ambos elementos. Además en la Iglesia Ortodoxa los elementos pueden administrarse a los infantes inmediatamente después del bautismo, mientras que en la Católica Romana esto se pospone hasta la adolescencia. También la adoración de la Iglesia Ortodoxa puede conducirse en el idioma vernáculo; el servicio católico romano siempre se lee en latín.—Handbook of Denominations; The Byzantine Patriachate, por Jorge Every.
En 1870, al tiempo que la infalibilidad del papa fué proclamada como asunto de fe, otra separación se efectuó. Un grupo grande de católicos romanos rehusó aceptar la definición de infalibilidad papal y formó lo que se conoce hoy como la Antigua Iglesia Católica. Estos apoyaron al arzobispo de Utrecht en Holanda como su líder. Ellos profesan adhesión a los primeros siete concilios generales de la Iglesia y asimismo creen en el credo niceno. Pero los católicos romanos los han denominado un “cuerpo protestante y modernista”. Conforme a la autoridad católica romana, ‘sus órdenes y su administración de los Sacramentos son válidos.’
La relación entre iglesia y estado causó otra división. Estos católicos que se separaron sostienen que “todas las leyes emanan de la autoridad del estado, o, aunque conceden una autoridad jurídica a la Iglesia, niegan que la Iglesia es de modo alguno suprema o superior al Estado, y mantienen que la Iglesia tiene autoridad sólo sobre las conciencias, y que no tiene autoridad externa o social”. (The New World, 27 de diciembre de 1946) Estos se llaman católicos liberales.
Y otra división. El 14 de marzo de 1897 nació la Iglesia Católica Nacional Polaca, en resentimiento contra ciertas resoluciones aprobadas por el concilio católico romano que se celebró en Baltimore en 1884. Mead escribe: “A las congregaciones polacas disidentes les pareció que estas resoluciones daban a la jerarquía romana de la Iglesia Católica Romana un poder religioso, político y social injustificable, y que permitían ‘una usurpación ilícita sobre la propiedad de bienes raíces de la Iglesia y pavimentaban el camino para la explotación política del pueblo polaco.’” Aunque éste es el único cuerpo de tamaño considerable que se desprendió de la Iglesia Católica Romana en los Estados Unidos, hay otros grupos entre los eslovacos, lituanos, rutenos y húngaros que también se han desprendido; varias de las parroquias eslovacas y lituanas se han unido a la Iglesia Católica Nacional Polaca.
Recientemente un indicio de cisma en la Iglesia Católica Romana en territorio soviético ha venido a la atención del papa por debajo de la Cortina de Hierro, según dijo el Tablet católico de Londres el 6 de septiembre de 1947. Tanto el Soviet News de Londres como la radio de Moscú han anunciado la consagración de dos nuevos obispos católicos en la catedral de San Jacob en Riga, Latvia. Uno es el célebre teólogo católico Pedro Strud, rector del seminario eclesiástico de Riga, y el otro el Prof. Kazimir Dulbinsky, del mismo seminario. Parece que eso se hizo sin autorización del Vaticano.
En este breve recuento no hallamos a la Iglesia Católica como una sola masa sólida a través de los siglos, sino dividida en varias sectas y cultos. Por lo tanto, las palabras de Jesús en Mateo 7:1-5 aplican muy bien a ella. Además, la historia testifica contra ella manifestando que ha estado dividida en política, dividida en asuntos domésticos e internacionales, dividida en demandas de capital y trabajo, dividida sobre fascismo, dividida sobre comunismo, dividida sobre democracia, dividida en guerra y dividida en paz. Y “todo reino dividido contra sí mismo viene a desolación, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no permanecerá en pie”.—Mat. 12:25, NW.
Ahora es el tiempo para huir de la casa divisiva de toda la religión falsa y aclamar la iglesia verdadera, la que está edificada sobre la “masa de roca espiritual” como la única esperanza de la humanidad.—Apo. 18:4; 1 Cor. 10:4, NW.
[Nota]