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  • La verdad bíblica hace libre
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1953
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1953
w53 1/6 págs. 325-327

La verdad bíblica hace libre

¿CÓMO puede hacerse la pretensión de que la verdad bíblica hace a uno libre, cuando algunos de los más devotos estudiantes, proclamadores y apoyadores de la Biblia languidecieron en cárceles o fueron desterrados como esclavos a tierras paganas?

La nación de Israel es un ejemplo típico de esto. Como nación fué la primera en defender la Biblia, y sin embargo fué reducida a servidumbre por las hordas asirias y babilonias que no tenían respeto alguno a la Biblia. ¿Fué la verdad bíblica en este caso un agente libertador? Si así lo fué, ¿de qué manera? El apóstol Juan cerró el canon de las Santas Escrituras cuando completó la escritura de su Evangelio y cartas y el libro del Apocalipsis, el cual, incidentalmente, habla de la emancipación del pueblo de Dios del pecado y la muerte durante el reinado de Cristo. Empero Juan escribió este libro inspirado mientras estaba preso en la isla de Patmos en su vejez. David, que era un hombre conforme al corazón de Dios, escribió muchos de los Salmos que alaban a Jehová Dios como el Gran Pastor y Libertador. Sin embargo, David pasó muchos de sus años en escondites, evadiendo a sus enemigos. Jeremías, fiel profeta y escritor bíblico, cuenta de su experiencia en un calabozo viscoso. Daniel, profeta y concienzudo estudiante y observante de la ley bíblica, fué arrojado como una golosina a leones hambrientos. Los apóstoles Pedro y Pablo escribieron gran parte de las Escrituras griegas. Ellos hablaron de libertad mientras ellos mismos se encontraban en cadenas. Jesús proclamó libertad a los cautivos y la abertura de prisiones a los que están confinados. Él mismo llegó a ser preso y finalmente fué clavado a un madero. Entonces, ¿cómo puede alegarse que la Biblia y sus verdades hacen libre?

Es muy evidente de lo que se acaba de decir que la Biblia no lo libra a uno de cárceles o cámaras de tortura literales, ni lo libra a uno de la pobreza o la tentación. Jesús declaró muy francamente que “el Diablo seguirá echando a algunos de ustedes en prisión para que sean probados cabalmente, y para que tengan tribulación por diez días. Pruébense fieles aun bajo peligro de muerte, y les daré la corona de la vida”. (Apo. 2:10, NM) “De hecho, todos los que deseen vivir con devoción piadosa en asociación con Cristo Jesús también serán perseguidos.” (2 Tim. 3:12, NM) De modo que es muy evidente que la Biblia no lo libra a uno en sentido físico. Entonces, ¿cómo lo libra? Libra a uno mentalmente—de inquietudes, temores, tradiciones y supersticiones, y de falta de esperanza. Pero no lo hace milagrosamente.

La Biblia misma no es un talismán que por sólo tenerla en la posesión de uno evitará desastre o introducirá felicidad. La Biblia en lenguaje sencillo es la Palabra de Dios. Y como tal es una guía segura que puede seguirse con confianza. No hay nada mítico o misterioso acerca de ella. Aunque es una guía perfecta para los hombres, no puede guiarnos a menos que dejemos que lo haga. Es decir, a menos que dejemos que sus principios influyan en nuestra vida. A menos que creamos y obremos de acuerdo con sus principios el Libro mismo es semejante a cualquier otro libro—inanimado. Si lo hacemos parte de nuestra vida llega a ser un agente libertador y una fuerza tremenda para el bien. Sus verdades iluminan nuestra senda, mostrándonos zonas peligrosas y las decisiones apropiadas que debemos hacer en camino a la vida. Es esta verdad la que lo libra a uno. Jesús subrayó esto cuando dijo: “Si permanecen en mi palabra, ustedes verdaderamente son mis discípulos, y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.” (Juan 8:31, 32, NM) Entonces la libertad descansa en dos factores: el de conocer la Palabra de Dios y el de permanecer en ella. La conducta de Israel ilustra esto.

La nación de Israel tenía la Palabra divina de verdad. Estaba familiarizada con sus principios. Sus reyes y sacerdotes estaban obligados a guardarla. Mientras permanecieron en armonía con los principios bíblicos fueron libres como nación, pero cuando abandonaron estos principios por sus propias maneras de hacer las cosas perdieron esta libertad y fueron reducidos a esclavos por sus enemigos. Sin embargo, hubo individuos dentro de la nación de Israel, tales como Jeremías, Daniel, los tres mancebos hebreos y otros, que permanecieron libres como individuos aun cuando Israel fué reducido a servidumbre. Mantuvieron su libertad al no transigir respecto a principios bíblicos. Su libertad fué mental. Tuvieron tranquilidad de ánimo y gozo de corazón, una muestra de la aprobación de Dios por la integridad. El apóstol Pablo testifica de este hecho, diciendo: “Y la paz de Dios que sobrepasa a todo lo que se pueda pensar guardará su corazón y sus facultades mentales por medio de Cristo Jesús.” (Fili. 4:7, NM) Fué debido a este don de paz, calmante, asegurador, precioso, uno que “sobrepasa a todo lo que se pueda pensar”, que los escritores, apoyadores y proclamadores de la Biblia pudieron decir que eran libres aun cuando languidecían en alguna cárcel asquerosa o se hallaban desterrados en alguna isla por proclamar su verdad. Esta paz los mantuvo impávidos ante gobernantes y frente a la muerte sin titubear. Esta paz viene por saber la verdad de la Palabra de Dios, la Biblia.

LIBERTAD HOY

Esta misma paz existe en el corazón de los que conocen la verdad de la Palabra de Dios hoy, cuando los hombres desfallecen de temor. Esta verdad con paz que “sobrepasa a todo lo que se pueda pensar” todavía se obtiene de la misma fuente de información, la Biblia. Ella continúa librando.

Existe gran necesidad de verdad bíblica en este tiempo, porque la verdad ya no se acepta como tal. La teoría científica, la filosofía política y las falsas tradiciones religiosas son las autoridades reconocidas en el campo del conocimiento. La verdad bíblica ha sido desechada como ficción. Pero los caminos de los hombres no han traído esclarecimiento; por lo contrario, se han asentado tinieblas sobre toda la tierra. Probando veraces las palabras del profeta Job, los hombres “de día tropiezan con tinieblas, y, como de noche, andan a tientas al mediodía”. (Job 5:14) Y tal como declaró Isaías: “Tinieblas cubrirán la tierra, y densas tinieblas las naciones.” (Isa. 60:2) El que la humanidad ande a tientas en estas tinieblas mentales ha producido gran inquietud y temor. Su única salida es el camino prescrito por Dios, la Biblia. Hay que reconocer que es la Palabra de Dios, estudiarla a fin de determinar cómo Él dirige, y permanecer bajo su dirección hasta que la libertad se gane al fin.

Pero ¿precisamente cómo libra la Biblia a uno que ha estado mental y físicamente esclavizado a este mundo? Extendiendo esperanza al tal con su mensaje veraz. “Porque todas las cosas que fueron escritas de antemano fueron escritas para nuestra instrucción, para que por medio de nuestro aguante y por medio del consuelo de las Escrituras tengamos nosotros esperanza.” (Rom. 15:4, NM) Esta esperanza tiene que ver con el entrante nuevo mundo de justicia, con el gobierno del reino de Dios que pondrá fin a la enfermedad, las guerras y la muerte. El que estudia la Palabra de Dios experimenta gran alivio cuando lee de tales promesas como: “Y él [Dios] limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni tampoco habrá más duelo ni lloro ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”; (Apo. 21:4, NM) y, “Juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y ellos forjarán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces: no alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.” Y cuando él lee promesas acerca de una humanidad que no trabaja en vano, ni da a luz para perturbación; acerca de esta tierra siendo hecha un glorioso escabel bajo los pies de Dios; acerca de la gente viviendo en la tierra para siempre, sin morir sino al contrario viviendo con salud perfecta bajo un gobierno perfecto, tales verdades bíblicas dan vigor al corazón de los justos, creando esperanza y visión, librándolos de las tinieblas de este presente mundo malo y su aspecto triste a un nuevo aspecto que es una visión del entrante nuevo mundo con sus bendiciones concomitantes. (Isa. 2:4; 33:24; 2 Ped. 3:13) Esta verdad es edificante. La verdad bíblica también libra de otra manera.

LIBRADOS DE FALSEDADES

Hay, sin duda, millones de personas sinceras que pertenecen a organizaciones religiosas y que creen que sus parientes o amigos muertos están en el purgatorio o en un infierno de tormento, conscientes y sufriendo, y que pueden ser ayudados por las oraciones de los hombres sobre la tierra. Tal enseñanza le ha ocasionado gran pesar a la gente. ¿Cómo puede la Biblia hacer libres a dichas personas sinceras? Revelando la condición de los muertos. Dios, quien conoce la condición de los muertos y dónde están, explica en la Biblia en forma sencilla su condición exacta. El aprender la verdad acerca de la condición de los muertos libra.

Por ejemplo, la Biblia dice: “Porque los vivos saben que han de morir; pero los muertos nada saben ya.” Razone por un momento. Para que los muertos sufran ellos tendrían que saberlo. Tendrían que estar conscientes, darse cuenta de su condición. Pero la Biblia nos dice que “los muertos nada saben ya”. Es imposible que ellos estén sufriendo, porque ellos no saben de su condición. No están conscientes de ella. Están muertos. En realidad, la Biblia continúa diciendo que “no hay obra, ni empresa, ni ciencia, ni sabiduría en el sepulcro adonde vas”. (Ecl. 9:5, 10) Si no hay obra, conocimiento o sabiduría, ¿cómo puede haber sufrimiento? Imposible. Los muertos están donde Jesús dijo que estaban, en su sepulcro esperando una resurrección. (Juan 5:28; Sal. 146:4; 115:17) Los muertos no están sufriendo en ningún purgatorio, porque ese lugar no existe. Ni están vivos en un infierno ardiente, conscientes, sufriendo tormento doloroso. La Biblia muy claramente declara que los muertos están muertos, inconscientes, en su sepulcro, esperando un día de resurrección. Cuando dichas verdades se aprenden de la Palabra de Dios eso abre la prisión de tinieblas y libra a uno de la superstición, las enseñanzas mitológicas paganas, las tradiciones y la falsedad. La Biblia sí libra.

Es urgente en este tiempo que todos se dirijan a la Biblia para un estudio de su verdad y digan: “Esto es lo que la Biblia enseña tocante a la angustia del mundo, la causa de la muerte, el más allá, el destino humano y nuestra única esperanza”; y no: “Esto es lo que mi iglesia enseña, o lo que mi maestro cree, o lo que yo creo que está bien.” Los razonamientos humanos han conducido a este mundo a su condición terrible y peligrosa.

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