Por qué no tienen celo los cristianos profesos
EN EL Times de Nueva York del 22 de diciembre de 1952 apareció el siguiente artículo: “Los católicos romanos que mantienen una ‘adhesión externa medio avergonzada a la iglesia’ son católicos ‘sólo de nombre’ porque no tienen el conocimiento, la humildad y la gratitud que se necesitan para ser leales a la iglesia y a Cristo, declaró ayer el Rdo. Vicente P. McFadden en la Catedral de San Patricio.
“En el tercero de una serie de sermones de Advento, el padre McFadden dijo que tales grupos como los comunistas y los testigos de Jehová poseían ‘celo fenomenal’ al lanzar sus ataques y que los católicos romanos ‘reciben estos ataques en plena cara, sin protestar’.
“El padre McFadden, misionero de la Sociedad de misiones extranjeras de Sta. Colomba, hizo notar que los cargos de que la iglesia era intolerante y chapada a la antigua brotaban de ‘un mundo pagano’ en el que ‘el bien y el mal han cedido su puesto a la conveniencia’.”
Primero note el estigma sutil en que incurre al mencionar a los comunistas y a los testigos de Jehová al mismo tiempo. Esto deja en la mente de sus oyentes la idea de asociar a los testigos de Jehová con los comunistas como si tuvieran algo en común, cuando precisamente lo contrario es la verdad. Nada es más impío que el comunismo, mientras que nadie toma a Dios y la Biblia más en serio que los testigos de Jehová. ¿No explicará esta falta de honradez intelectual por parte de los clérigos católicos el porqué los católicos “no tienen el conocimiento, la humildad y la gratitud que se necesitan para ser leales a la iglesia”? Sea como fuere, una cosa es cierta, el misionero V. P. McFadden no puede echar toda la culpa a los católicos mismos, porque estas mismas personas, al llegar a ser testigos de Jehová, revelan ese “celo fenomenal” de que él habla. Evidentemente éstos ahora han adquirido el “conocimiento, la humildad y la gratitud que se necesitan para ser leales” a la congregación de Dios y Cristo.
¿Es justo culpar a la población católica por su falta de ‘conocimiento, humildad y gratitud’? ¿No van a escuelas primarias y colegios superiores católicos? ¿No aprenden el catecismo católico cuando son niños, se confirman en su iglesia, asisten a la comunión, la confesión, la misa, y oyen los sermones dominicales? ¿No hay un diluvio de publicaciones católicas, diarios, semanarios y mensuarios, todas con el propósito de dar a los católicos el conocimiento tan necesario, sin hacer mención de los programas católicos de radio y televisión? Si alguna clase de gente debiera estar bien informada sobre qué creer, y estar equipada para refutar todo “ataque” contra su religión y organización, deberían ser los católicos romanos; pero aquí admite un misionero católico que tal no es el caso. El mal ha de yacer en lo que les enseñan.
¿Y es razonable esperar que la población católica presente un mejor frente que sus caudillos religiosos? Vez tras vez éstos han quedado deslucidos en su discusión con testigos de Jehová. Ellos mismos no tienen las respuestas; ¿cómo pueden darlas a otros? Como el sacerdote católico de cierta aldea austríaca que visitó a uno de sus parroquianos agricultores que había estado estudiando con un testigo de Jehová. El agricultor le preguntó al sacerdote cómo podía armonizar la enseñanza de la Iglesia católica de que el alma es inmortal con la declaración que se halla en Ezequiel 18:4, “El alma que pecare, ésa morirá.” (TA) El sacerdote insistió en que esa Biblia era espuria, que no era genuina, de modo que el agricultor sacó otra Biblia y leyó el mismo texto de ella. De nuevo el sacerdote insistió en que esa Biblia era espuria, por lo cual el agricultor reveló que esta Biblia era la mismísima que el sacerdote le había prestado a un vecino. El sacerdote se puso pálido y, arrebatando la Biblia, salió de la casa maldiciendo y renegando. Sí, ¿cómo puede esperarse que la gente común dé una respuesta segura cuando sus caudillos religiosos se muestran tan incapaces de ello? Y en cuanto a eso, ¿cómo puede menos que mostrarse incapaz el clero cuando tiene encadenado al cuello una mole de tradición que no encuentra apoyo ni en la razón ni en las Escrituras?
Aparentemente es porque no tienen apoyo ni en la razón ni en las Escrituras para sus creencias que los católicos tan frecuentemente recurren a la acción de chusmas cuando se enfrentan a la actividad de los testigos de Jehová; como las chusmas canadienses que echaron fuera a los misioneros testigos de Jehová de Joliette y Edmundston; y como la chusma de Shawinigan Falls, Canadá, en abril de 1950, que demolió una capilla que pertenecía a los Hermanos Cristianos, destruyendo todo lo que había en ella, sillas, muebles, Biblias. ¿Su razón? ¡Creyó que era un lugar de reunión de los testigos de Jehová!
O como las chusmas católicas de Venlo, Holanda, que hostilizaron a los testigos de Jehová al ir éstos de casa en casa y ponerse de pie en las calles, arrebatándoles su literatura y rompiéndola delante de su vista, y las cuales, 1,000 hombres en total, asaltaron el lugar de reunión de los testigos de Jehová, gritando y cantando canciones vulgares para ahogar, por un tiempo, un discurso bíblico público. O como los católicos de Santa Bárbara, Iloilo, Islas Filipinas, de quienes la Prensa libre filipina declaró: “Parece increíble que la población católica de Santa Bárbara reaccionara tan violentamente, casi de una forma sobrecogida de terror, ante la tentativa de los testigos de Jehová de celebrar una reunión en el pueblo.” Más ejemplos podrían citarse.
Obviamente los católicos romanos que participan en tal acción de chusmas no tienen conocimiento en cuanto a lo que constituye el cristianismo verdadero, pero ¿son ellos los únicos a quienes se puede culpar cuando los sacerdotes los incitan a tal conducta anticristiana? ¿Y han de ser culpados los testigos de Jehová por tratar de llevar a dichas personas el verdadero conocimiento cristiano? El misionero McFadden habla de un mundo pagano siguiendo la conveniencia en vez de dirigirse por principios, pero ¿qué muestran dichas acciones católicas? ¿Está el uso de la violencia para silenciar a las minorías impopulares impulsado por principio, o por conveniencia? ¿Y qué diremos acerca de valerse de gobernantes totalitarios como lo hacen en algunos países para proscribir la obra de predicar el reino de Dios según se lleva a cabo por los testigos de Jehová?
Déle a la gente de buena voluntad conocimiento y entendimiento concernientes a Jehová Dios y sus propósitos y celo “fenomenal” resultará naturalmente, y entonces no será necesario recurrir a chusmas y dictadores para defender sus enseñanzas.