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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1962
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1962
w62 1/1 págs. 28-29

¿Por qué temen discutir la Biblia?

EN DÍAS recientes publicidad que penetró en muchos países hizo saber al mundo que la Iglesia Católica Romana no quiere que sus fieles discutan la Biblia con los testigos de Jehová. Esto hace que muchos católicos sinceros se pregunten: ‘¿Qué tienen los testigos de Jehová que nosotros no tenemos? ¿Por qué será que ellos no vacilan en cuanto a hablar de su fe con personas de la religión que sea, mientras que a nosotros, los católicos, se nos dice que posiblemente nos confundiríamos si tratáramos de hacer lo mismo?’

Un artículo que se publicó en los EE. UU. en el semanario católico nacional America del 24 de junio de 1961, fue lo que dio principio a los comentarios hechos en la prensa pública sobre el asunto. El artículo “Estos Testigos de Jehová,” por Alberto Muller, uno de los fundadores de un grupo dedicado a contrarrestar los esfuerzos de predicación de los testigos de Jehová entre los católicos, dijo lo siguiente: “Los testigos de Jehová son especialistas de su propia manera peculiar. En general, saben más acerca de la Biblia que la mayoría de los católicos. Puesto que ellos insisten en que toda discusión se lleve a cabo a base de la Biblia, el católico que trate con ellos tendrá que hacerles frente en el terreno en que ellos están versados. Si bien los Testigos tienen un punto de vista torcido de la Biblia [aunque no cita ni un solo texto para probar lo que sostiene], el lamentablemente escaso conocimiento de las Santas Escrituras que acostumbra tener el católico lo pone en una situación de grave desventaja.” Por consiguiente se les dice a los católicos que deben “evitarlos.”

Se les han dado instrucciones semejantes a los católicos de otros países, incluyendo a España. Allá, en Palma de Mallorca, por ejemplo, un papel que se distribuyó a todos los hogares decía: “Si recibieras la visita de una pareja de propagandistas, que pretenden hablarte, Biblia en mano, de la oración, del Reino de Dios, del fin inminente del mundo, de la muerte, del infierno, de Cristo hombre perfecto y no Dios. . .No dialogues con ellos. No admitas las revistas o folletos que te ofrezcan. Cierra el camino a toda discusión, rogándoles que no vuelvan.”

EL PUNTO DE VISTA CRISTIANO

¡Cuánto difiere esto de las instrucciones que Jesús dio a los que él instruyó! Sabiendo que se pondrían en comunicación con personas de diferentes creencias religiosas, Jesús los mandó a salir y predicar. En conformidad con esto, Pedro instó así a sus hermanos cristianos: “Bendecid en vuestros corazones al Señor Jesucristo prontos siempre a dar satisfacción a cualquiera que os pida razón de la esperanza o religión en que vivís.”—Mat. 10:7; 1 Ped. 3:15, Versión católica de Torres Amat.

Es en respuesta a este consejo dado en la Palabra de Dios que los testigos de Jehová se presentan a su puerta. Si usted no hubiese despedido a los apóstoles de Jesucristo, ¿por qué rechazar a los que hoy día se atienen al ejemplo apostólico? Reconociendo la verdad de que los testigos de Jehová son los que siguen este ejemplo apostólico, el sacerdote católico Juan A. O’Brien, en el Alamo Messenger, diario católico oficial de la Arquidiócesis de San Antonio, Texas, dijo en su número del 7 de julio de 1961: “El secreto del éxito fenomenal que tuvo San Pablo fue su infatigable uso del método de reclutar conversos de casa en casa. Irónico es el que actualmente usen este método apostólico algunas sectas no católicas, especialmente los testigos de Jehová, que nos avergüenzan a nosotros los católicos con sus numerosos conversos.”

La Iglesia, al explicar su modo de ver este asunto de discutir la Biblia, tal vez diga que la Biblia en sí misma no es suficiente, que hay que tomar en cuenta las tradiciones de la Iglesia en los asuntos de fe. Pero esto no debe servir de estorbo en una discusión entre católicos y otros. ¿Por qué? Porque, si las enseñanzas de la Iglesia realmente son las de Cristo y sus apóstoles, ninguna de las tradiciones estará en conflicto con la Biblia misma. Jesús reprendió a los guías religiosos de su día que ‘echaban por tierra el mandamiento de Dios por su tradición.’ (Mat. 15:6, TA) Por eso los verdaderos seguidores de Jesús esmeradamente evitan toda tradición que eche por tierra o anule la Palabra de Dios. Usan la Biblia como su guía.

Con respecto a esto, es de interés la siguiente declaración en el Dictionnaire de la Biblea católico: “Aunque los Apóstoles basaron su predicación directamente en Jesucristo y probaron la divinidad de la religión por el ministerio, milagros y resurrección del Salvador, una lectura cuidadosa de sus escritos rápidamente convence a uno de que ellos prueban la veracidad de sus enseñanzas por las Santas Escrituras y que consideran que éstas son el depositario principal de la revelación. . . No hay reservas, no hay restricciones; judíos y cristianos al igual, en ese entonces, reconocían la Palabra como la manifestación directa de los pensamientos de Dios.”

Por supuesto, la Iglesia Católica Romana aclara que ella ocupa un puesto de autoridad especial por ser la iglesia que Cristo fundó, y que por consiguiente ella es la única autoridad verdadera en estos asuntos de fe. Si los hechos confirman lo que ella sostiene, entonces la Iglesia debe estar deseosa de que sus miembros hagan un estudio cabal de las enseñanzas de Jesucristo según se registran en la Biblia y que comparen los hechos de la historia que prueben que la Iglesia Católica es realmente esa iglesia verdadera. Los católicos deben sentirse libres para discutir el asunto con los no católicos, sabiendo que su posición es inexpugnable, y, además de eso, deben estar deseosos de dirigir a su fe a las personas con quienes entablan discusiones si saben y pueden probar que es la fe que Dios aprueba. Por otra parte, si la Iglesia no se adhiere a las enseñanzas de Jesucristo, si los hechos de la historia muestran que la Iglesia no ha sido verdaderamente cristiana, entonces le sería desconcertante a la Iglesia el que sus miembros se familiarizaran bien con estos hechos como resultado de discusiones con otros. ¿Se siente usted libre para discutir su religión con otros?

SU OBLIGACIÓN

Si después de ser miembro de la Iglesia Católica por años le parece tan débil su fe que el discutir la Biblia unos cuantos minutos con un testigo de Jehová haría surgir dudas en su mente, quizás hasta impulsándolo a cambiar de religión, entonces usted debe hacerse el favor de pedir a los testigos de Jehová que le expliquen por qué la fe de ellos es inmovible. Por otra parte, si usted verdaderamente cree que la religión suya es la verdadera, entonces tiene la obligación ante Dios y su Hijo Jesucristo de estar dispuesto a discutir la Biblia con otras personas para cumplir la obligación que su propia Biblia le impone al decir: “Te conjuro, pues, delante de Dios y de Jesucristo, que ha de juzgar vivos y muertos, al tiempo de su venida y de su reino, predica la palabra.” (2 Tim. 4:1, 2, TA) El que quiere ser un cristiano verdadero, tiene que estar dispuesto a hablar de su fe con otros.

Los testigos de Jehová tendrán gusto en considerar con usted las enseñanzas que se hallan en la propia Biblia de usted. Gozosamente le ayudarán a fortalecer su fe en las promesas de Dios y a conocer su Biblia tan bien que pueda dar razones sólidas por su esperanza.

[Nota]

a Edición de 1926, publicada en París, Francia. Por F. Vigourous, sacerdote católico; imprimátur, Parisiis die 28 Octobris 1891, Franciscus, Card. Richard Arc. Par.

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