Evaluando la culpa por el mal comunista
LA Palabra le Dios declara que “todo cuanto el hombre sembrare, eso también segará”. (Gálatas 6:7) Lo siguiente es un comentario interesante sobre quién ayudó a sembrar la semilla que las naciones ahora están segando en la forma de esa amenaza a la paz mundial, el comunismo internacional, y se publicó en el Evening News de Edimburgo (Escocia) el 26 de diciembre de 1952:
“No se pudiera haber creado el arma del comunismo si no hubiese sido por el fracaso del Occidente en cuanto a hacer esfuerzos por vencer sus propios males en casa, declara un artículo de importancia en el número de enero de la revista ‘Life and Work’, publicada por la Iglesia de Escocia. El arma comunista—un arma de ideas—fué un credo occidental que fué creado del fracaso del Occidente en cuanto a vencer la pobreza en masa, un credo que fué concebido en Alemania y dado a luz en Inglaterra. ‘Es un arma robada, la prueba dominante para el Oriente, puede parecer, de que el Occidente no puede producir la evidencia de que tiene el poder y la voluntad para enfrentarse agresivamente a la necesidad y el hambre de los millones de Oriente.’
“¿Recordamos que Rusia había sido la víctima de agresión occidental siglo tras siglo y había llegado a considerar al Occidente con sospecha debido a su largo registro de hostilidad? ‘Hoy día cuando hablamos de la agresión comunista, ¿cuántos de nosotros recordamos que tomando en cuenta estos antecedentes es defensiva, la determinación de librarse de una amenaza que nunca ha estado ausente por largo tiempo de la mente rusa? Somos culpables de pensar superficialmente cuando decimos que no podemos comprender cómo la Rusia soviética puede de manera alguna considerarse amenazada hoy día por los armamentos “netamente defensivos” del Occidente. La Rusia soviética retiene en su mente, como siempre lo hace la gente doliente, una larga historia de temor; ella no está mirando solamente a su medio ambiente inmediato.’
“La batalla cristiana”
“Era debido al fracaso de nosotros en cuanto a llegar a las raíces de este viejo temor y nueva esperanza que veíamos en nuestro día el paso de la iniciativa de Occidente a Oriente en lo que se refiere a armas ideológicas, a diferencia de las materiales. ‘Quizás contengamos a Rusia por medio de la amenaza de armas atómicas, pero no podemos ganar la batalla cristiana del mundo con ellas y es esta batalla a la que ahora nos enfrentamos.’ Una realidad era lo que teníamos en el corazón hacer por nuestras naciones vecinas hambrientas, mal vestidas, enfermas, que constituían las dos terceras partes de la familia humana. Se nos estaba juzgando por nuestra actitud, nuestra voluntad, nuestro deseo, nuestro interés y nuestra consideración.”