La apatía espiritual atormenta al clero
¿POR qué están alarmados los clérigos? No sólo se debe a que el espectro del comunismo se cierne sobre la cristiandad, amenazando llevarse consigo a cristianos profesos. No, hay algo más. Es la colosal apatía espiritual que predomina en la cristiandad. La tibia, aun fría indiferencia del rebaño de los clérigos está atormentando a los pastores. Verdaderamente, las quejas de los clérigos deben ser no sólo electrizantes sino también esclarecedoras para todo el que busca conocer la verdad.
¿Exactamente cuánto creen en su religión hoy día las personas? ¿Lo suficiente para predicar su fe a otros? ¿Lo suficiente para ‘predicar la palabra’ como se les manda a todos los cristianos verdaderos? (2 Tim. 4:2) Recientemente, Juan O’Brien, sacerdote y filósofo de Notre Dame, condujo una encuesta entre una sección representativa del público norteamericano que asiste a las iglesias. Esta reveló que el número de católicos que nunca habían hecho alguna clase de esfuerzo por predicar su fe a otros ¡ascendía al 72 por ciento del rebaño! (Catholic Digest, junio de 1953) No sólo eso; una encuesta diferente demostró “que tanto como la mitad de los católicos en muchos lugares no practican, si el deber de la Pascua florida y la asistencia a la misa dominical regular se toman como norma.” (La revista católica Information, agosto de 1953) Dado que todos los cristianos verdaderos tienen que estar seguros de nunca abandonar el congregarse y tienen que ser predicadores de la palabra, ¡cuán obvio es que la apatía 291 y anemia espirituales están afligiendo al rebaño católico!—Heb. 10:25; 1 Cor. 9:16; 4:16.
¿Qué hay de los protestantes? Que los clérigos hagan la queja de gran alcance. Declaró el pastor de la iglesia Riverside de Nueva York, Roberto J. McCracken, como se informó en el Times de Nueva York del 13 de julio de 1953: “[La cristiandad] tiene que ‘enfrentarse al hecho’ de que una grande proporción de los 680,000,000 de cristianos en el mundo son poco más que ‘cristianos nominales, ignorantes en cuanto a lo que el cristianismo representa en algunos casos, apáticos e indiferentes en muchos más, su religión un asunto de segunda mano.’”
¡No debiera necesitarse un sermón de clérigo para despertar a toda persona observadora al hecho de que los “cristianos” de la cristiandad son sólo cristianos en nombre! ¿No es obvio que la mayor parte de los asistentes a las iglesias dedican más tiempo a los diarios, diversiones y otros intereses que a su fe? Las palabras del predicador McCracken, “Es extraordinario cuán poco saben las personas lo que el cristianismo verdaderamente es,” ¡deben atormentar a los clérigos! ¿Se hallan en mejor condición espiritual los asistentes regulares a las iglesias que los asistentes irregulares? El predicador McCracken admite: “Aun entre los miembros de iglesia la creencia cristiana esencial es extensamente desconocida y en consecuencia débilmente creída.”—El Times de Nueva York, 5 de octubre de 1953.
Intensamente alarmados están los clérigos de Inglaterra. El News Chronicle de Londres (18 de abril de 1953) informó: “La encuesta Gallup descubrió hace algún tiempo que en dos domingos en agosto y septiembre no más del 12 por ciento de los hombres de Inglaterra y no más del 18 por ciento de las mujeres habían ido a la iglesia.” El News Chronicle también dió a conocer las palabras de dos obispos católicos: “Inglaterra no es un país católico, dijo el obispo Heenan, no obstante los domingos por la mañana más personas asisten a los servicios católicos que a los de todas las demás denominaciones.” Y el obispo de Leeds declaró: “La abrumadora mayoría de los ingleses no tiene ninguna religión.”
Como prueba de que esta apatía espiritual está atormentando al clero inglés se cita de The Christian Century del 27 de mayo de 1953: “Clérigos de varias denominaciones dan testimonio de las condiciones casi paganas de ‘vacío espiritual’ bajo las cuales se hallan obligados a trabajar. En febrero el arzobispo de York declaró que la obra misionera se necesitaba en Inglaterra tanto como allende los mares. . . . as doctrinas y credos anglicanos están llegando a ser algo desprovisto de significado para la mayoría e inaceptables para la minoría educada. Los servicios de adoración basados en el devocionario, la letanía y los credos están expresados en un idioma que a muchos les parece anticuado.”
En Europa el clero católico romano por mucho tiempo ha sido atormentado por la apatía de los obreros hacia la iglesia. Ahora desde la América del Sur se oye lamentación de la apatía espiritual. ¿Por quién? ¡Por un sacerdote católico mismo! En un libro sobre el catolicismo chileno el sacerdote Humberto Muñoz escribe acerca de la ‘vergonzosa ignorancia’ de los católicos en cuanto a la Biblia. Él explica que ‘está convencido de que el latín es un muro que separa al sacerdote de la gente.’ Dice que si ellos ‘los católicos fueran a promover un reavivamiento espiritual que condujera a la lectura de la Biblia e hiciera entendible su adoración, su pueblo no necesitaría dirigirse a los protestantes para implorar por alimento espiritual.’
Pero ¿puede el protestantismo alimentar espiritualmente a sus propios adherentes? No lo está haciendo en Inglaterra. A los episcopales en los Estados Unidos se les exhortó durante 1953 a “dejar de andarse con tiento y de ser tímidos.” Un pastor bautista de Brooklyn llamó al protestantismo una “voz débil y dividida,” y “una solana de clase media donde viejas y cansadas extremidades espirituales son calentadas un poquito de semana en semana.” La misma revista dedicada a defender al protestantismo, The American Protest, octubre de 1953, dijo: “A menos que el mundo lo encuentre de nuevo, el protestantismo se marchitará y morirá. . . . ¿Qué razón puede haber para el cierre de tantas iglesias protestantes? ¿A quién podemos echarle la culpa? La culpa descansa directamente sobre los mismos cristianos protestantes.”
Los clérigos, atormentados por la apatía espiritual y buscando a quién culpar, ahora echan la culpa a su rebaño. Pero ¡piense! ¿Quiénes verdaderamente tienen la culpa por el hecho de que los “cristianos” sucumban al comunismo impío, de que a enormes números les falte celo para predicar su creencia, de que sean “ignorantes en cuanto a lo que el cristianismo representa,” de que la “abrumadora mayoría” en Inglaterra no tenga religión alguna, de que la cristiandad sea un “vacío espiritual,” de que las doctrinas y credos de los clérigos estén “desprovistos de significado” para la gente común, sean “inaceptables” para los instruídos, de que lo general sea una ‘vergonzosa ignorancia’ en cuanto a la Biblia, de que el protestantismo esté marchitándose y muriéndose y de que los católicos tengan que ‘implorar por alimento espiritual’? ¿Quiénes tienen la culpa? ¡Nadie sino los clérigos mismos! ¡Los responsables de alimentar al rebaño! “Por sus palabras serán condenados.” (Mat. 12:37, NM) ¡Condenados por sí mismos están los clérigos! Su propia boca admite que su rebaño es apático, que se está muriendo de inanición, que tiene hambre. La alacena del clero está llena de estupefacientes tradiciones y credos pero vacía de alimento espiritual. Como se predijo, hay un hambre, “no hambre de pan, ni escasez de agua, sino de oír las palabras de Jehová.”—Amós 8:11.
Debido a que los clérigos no tienen alimento espiritual han recurrido a ritualismo, procesiones, catedrales imponentes, coros, idioma anticuado y lenguas muertas. Esto esconde su alacena desprovista, pero no esconde los efectos del hambre—¡la apatía espiritual! Jesús predicó un mensaje claro e inspirador, el Reino como la esperanza del inundo. Hoy los testigos de Jehová están trayendo a la gente hambrienta las buenas nuevas del reino de Dios. Pronto la guerra del Armagedón exterminará al paganismo y la cristiandad. (Jer. 25:29, 33) El nuevo mundo de Dios será introducido. Por eso ahora es el tiempo de dejar de ‘gastar dinero por lo que no es pan.’ ¡Ahora es el tiempo para huir de las iglesias heridas por el hambre de la cristiandad! Ahora es el tiempo para alimentarse con sólido alimento espiritual. Sí, ahora es el tiempo de despertar a la esperanza de que la vida infinita en el nuevo mundo paradisíaco de Jehová puede ser de usted.—Isa. 55:2; Apo. 18:4; 21:1, 4; 22:17.