El significado del bautismo de Juan
“EL MÁS grande bautismo en masa de tiempos modernos.” Así leían los encabezamientos del despacho de Associated Press que informó sobre la inmersión de 4,640 testigos de Jehová en la piscina Riverside Cascade el 22 de julio de 1953, en conexión con su asamblea internacional Sociedad del Nuevo Mundo llevada a cabo en el estadio Yanqui, ciudad de Nueva York.
Informando sobre un bautismo similar, efectuado dos años antes en la playa Lido de Londres como parte de la asamblea internacional Adoración Limpia, bajo el encabezamiento “Galilea viene al Lido” el Daily Herald de Londres habló de la inmersión de 1,123 testigos. Entre otras cosas el repórter de este periódico fué impresionado por la “aterradora seriedad” de los testigos que habían venido al Lido para ser bautizados, y, después de comentar sobre el bautismo de los hombres, siguió diciendo: “Entonces vinieron las mujeres. Algunas mujeres eran ancianas, muchas de edad mediana y muchas jóvenes. Y algunos de los trajes de baño eran tan atractivos como sus portadoras. Pero no dude usted de la sinceridad de esta gente, por más que esté en desacuerdo con ella. Un señor cojo fué ayudado a bajar y fué sumergido. Había una bisabuela de 76 años de pelo canoso, [y] una anciana de 86 años—una mujercita delgada y pequeña de cabello ralo.”
Ellos manifestaron una “aterradora seriedad” dice el repórter del Daily Herald de Londres; y “no dude usted de la sinceridad de esta gente.” Sí, los testigos de Jehová toman el bautismo en serio. ¿Será posible que lo tomen demasiado en serio? El repórter para otro periódico de Londres, el Sunday Chronicle, evidentemente pensaba que sí, porque él simplemente no podía entender por qué los testigos de Jehová insistían en la inmersión total, y se refirió a ello como un “detalle trivial de una ceremonia” que había llegado a ser una “idée fixe en una multitud de mentes fanáticas.”
Es verdad que la mayoría de las organizaciones religiosas practica el bautismo de infantes y eso mediante el rociar. A esto se debe que el Herald Tribune de Nueva York, el 8 de noviembre de 1953, publicara una foto de un capellán en el hospital Bellevue, bautizando a un bebé de incubadora a través de las ventanitas de su incubadora.
¿Cuál es la verdad acerca del bautismo? ¿Qué dicen las Escrituras acerca de ello? ¿Es la inmersión total un mero “detalle trivial”? ¿Quién puede o debe ser bautizado y cuándo y cómo?
En vista del hecho de que muchas religiones enseñan que Juan el Bautista fijó el modelo formal para el bautismo de los cristianos, consideremos primeramente por qué predicó Juan y lo que su bautismo significó.
LA COMISIÓN DE JUAN
El ángel Gabriel, que apareció al sacerdote Zacarías mientras él desempeñaba sus deberes sacerdotales y le informó que él y su esposa Elisabet, aunque sin hijos hasta ahora, tendrían un hijo en su vejez, dió instrucciones específicas en cuanto a la crianza de este hijo, cuyo nombre había de ser Juan, y predijo la obra que él haría: “De ninguna manera ha de beber vino o bebida alcohólica, y él será llenado de espíritu santo aun desde el vientre de su madre, y a muchos de los hijos de Israel él volverá a Jehová, Dios de ellos. También él irá delante de él con el espíritu y poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos y los desobedientes a la sabiduría práctica de los justos, para alistar para Jehová un pueblo preparado.”—Luc. 1:15-17, NM.
Al debido tiempo nació el hijo prometido y “el niño siguió creciendo y fortaleciéndose en espíritu, y continuó en los desiertos hasta” la primavera de 29 d. de J.C., cuando empezó su ministerio público con el anuncio electrizante: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.”—Luc. 1:80; Mat. 3:2, NM.
¿Por qué fué necesario que Juan el Bautista sirviese como mensajero para preparar el camino antes que Jehová viniera en la persona de Jesucristo? ¿No tenía la nación de Israel la ley de Moisés, el propósito mismo de la cual era servir como tutor para guiarlos a Cristo, por medio de protegerlos de la adoración pagana, impresionando en ellos la necesidad de un redentor para quitar sus pecados, y haciendo cuadros proféticos del trabajo que su Mesías había de hacer?—Gál. 3:24; Deu. 7:16; Heb. 10:1.
Cierto es, pero los israelitas no se habían adherido fielmente a esa ley, pues de otra suerte Jehová no les hubiera permitido que fueran en cautiverio a Babilonia. Y aun ese castigo tuvo, sobre ellos como pueblo, un efecto saludable que sólo fué transitorio, porque después de la muerte de Esdras, Nehemías y Malaquías, y especialmente con la subida de Grecia a la posición de la quinta potencia mundial, la adoración de ellos llegó a ser un judaísmo nacionalista formalístico que, aunque se apegaba a los rasgos externos de la Ley, estaba contaminado con la filosofía griega pagana y se saturó más y más de tradiciones orales que invalidaron la Palabra de Dios.
Los líderes religiosos llegaron a ser muy justos según su propia estimación, se ensalzaron a sí mismos en vez de ensalzar el Nombre y la Palabra de Jehová y miraron con desprecio a la gente común, siendo los más bajos entre ella los recaudadores de impuestos y las rameras. ¡Ciertamente había una triste necesidad de una obra preparatoria si es que ellos habían de estar listos para reconocer y aceptar a su Mesías cuando él llegara!
Al predicar el muy necesitado mensaje de arrepentimiento Juan el Bautista no pasó por alto a nadie. No solamente instruyó a los recaudadores de impuestos a que no cobraran en demasía ni cometieran extorsión, una costumbre común en aquellos días, y dijo a los militares que no hostigaran ni acusaran falsamente a nadie y que estuvieran contentos con sus provisiones, etc., sino que hasta censuró públicamente, y de hecho repetidas veces, al rey, Herodes Antipas, por su matrimonio adúltero con Herodías, diciéndole: “No es lícito que usted esté teniendo la esposa de su hermano.” Y especialmente reprendió a los líderes religiosos de su día, en lenguaje semejante al que Jesús había de usar más tarde en contra de ellos: “Descendientes de víboras, ¿quién les ha mostrado cómo huir de la ira venidera? Por lo tanto produzcan frutos que sean propios del arrepentimiento. Y no se pongan a decir dentro de ustedes mismos: ‘Como padre tenemos a Abrahán.’ . . . De hecho, el hacha ya está en posición a la raíz de los árboles; todo árbol, por lo tanto, que no produce fruto excelente ha de ser cortado y echado en el fuego.”—Mar. 6:18; Luc. 3:7-14, NM.
EL SIGNIFICADO DEL BAUTISMO DE JUAN
Con su predicación Juan también bautizaba. ¿Por qué? ¿Quitó, fuera de manera literal o de manera figurativa, los pecados de los israelitas que fueron bautizados? Esta es la idea de la cristiandad en general, por cuanto la mayoría de las religiones enseña que el bautismo tiene el propósito de lavar el pecado heredado de Adán. Las Escrituras, sin embargo, no apoyan tal conclusión.
En primer lugar nótese que Juan fué enviado solamente a la nación de Israel, para prepararlos para su Mesías. (Hech. 13:24) Note además que el bautismo de Juan era separado y distinto de aquel que se llevó a cabo en el nombre de Jesús, de otro modo Pablo no hubiera bautizado de nuevo a ciertos discípulos en Éfeso sino que habría quedado satisfecho con que habían sido bautizados con el bautismo de Juan. (Hech. 19:1-6) Puesto que el propósito de la predicación de Juan era el causar un cambio de corazón, un arrepentimiento a fin de preparar a los israelitas para su Mesías, los que así se arrepentían y confesaban sus pecados eran bautizados por Juan en reconocimiento público de ese hecho. El arrepentimiento efectuaba la “remisión de pecados,” el bautismo en sí mismo fué debido a su arrepentimiento, o a condición de ello, una señal o representación de ello, del arrepentimiento.
Particularmente aclaran esto las versiones modernas de las Escrituras cristianas griegas. Según ellas Juan el Bautista dijo, como fué registrado por Mateo en 3:11: “Yo, por una parte, los bautizo con agua debido a su arrepentimiento.” (NM) “Yo estoy bautizándolos en agua en señal de su arrepentimiento.” (UTA) “Yo los bautizo en agua para representar su arrepentimiento.” (C. B. Williams) Según las versiones modernas Lucas dice, en 3:3, que Juan el Bautista vino o fué a todas partes “predicando el bautismo de los que se arrepentían para remisión de pecados” (NM); “predicando un bautismo a condición de arrepentimiento” (Williams); “anunciando un bautismo por el cual hombres se arrepentían, para que les fueran perdonados sus pecados.”—Knox.
El mismo significado es aparente de la manera en que éstas vierten las palabras de Pablo a los efesios relacionadas con el bautismo de Juan como se registran en Hechos 19:4: “Juan bautizó con el bautismo de los que se arrepentían [mar., bautismo de arrepentimiento].” (NM) “El bautismo de Juan fué un bautismo en señal de arrepentimiento.” (UTA) “Juan bautizó con un bautismo que fué una expresión de arrepentimiento.” (Williams) Claramente esto indica que fué el acto de arrepentimiento del pecador, no el acto de Dios de perdonar, lo que fué representado por el bautismo.
Que ésta era la manera en que lo entendían los cristianos primitivos es aparente de una nota al pie de la página en la traducción de Williams en explicación de haber traducido Hechos 2:38 como sigue: “Ustedes tienen que arrepentirse—y, como una expresión de ello, que cada uno de ustedes sea bautizado en el nombre de Jesucristo—para que les sean perdonados sus pecados.” La nota al pie de la página dice que la frase explicativa, “como una expresión de ello,” “se deduce del contexto y la usanza en la iglesia primitiva.”
Puesto que Juan bautizaba con el “bautismo de arrepentimiento” él no podía entender por qué Jesús vino a él para ser bautizado: “Yo soy el que necesita ser bautizado por usted, ¿y usted viene a mí?” Jesús no tomó tiempo para explicar, sino sencillamente dijo: “Que sea, esta vez, porque de ese modo nos es apropiado efectuar todo lo que es correcto.”—Mat. 3:13-15, NM.
¿Por qué insistió Jesús en ser bautizado aunque no tenía ningún pecado de qué arrepentirse? ¿Qué significado asignan las Escrituras al bautismo de él? Para las respuestas a estas y semejantes preguntas relacionadas con el bautismo referimos al lector al siguiente artículo.