Manteniendo la santificación
“Porque esto es la voluntad de Dios, la santificación de ustedes, . . . que cada uno de ustedes sepa tomar posesión de su propio vaso en santificación y honra.”—1 Tes. 4:3, 4, NM.
1. ¿Cuán preciosa es la Palabra de Dios?
LA Palabra de Jehová desciende a nosotros en el libro que llamamos la Biblia, compuesto de muchos libros más pequeños, todos inspirados por el gran Autor que usó a escritores humanos fieles así para revelar lo que tiene en su mente sobre los asuntos con los cuales trata la Biblia. Esa Palabra de Dios es fidedigna y probada y es pura. (Pro. 30:5) A través de los siglos ha sido conservada para permanecer brillante y limpia ahora en medio de un sistema de cosas corrompido y decaído. Puesto que su gran Fuente es completa, recta y santa, esta Palabra es suficiente y no está sujeta a adición o reducción. (Deu. 4:2; Apo. 22:18, 19, NM) Indiscutiblemente, las personas que aman la justicia y todo lo que ella denota tienen que dirigirse a esta santa Palabra de Dios porque sólo en ella yace la guía para rectitud. Tan pura, santa y preciosa es ella, y tan hermosas sus partes componentes, que la palabra oportuna se compara a manzanas de oro en engastes de plata. “Una palabra propiamente dicha es semejante a manzanas de oro en cuadros de plata.” “Como manzanas de oro en un engaste de plata cincelada es una palabra que se dice adecuadamente.” “Como manzanas de oro en canastillos de plata, es la palabra que se dice oportunamente.”—Pro. 25:11, VA; UTA; Mod.
2. En el contenido de la Palabra de Dios, ¿qué verdad se halla, y qué actitudes muestran los hombres en cuanto a ella?
2 Aunque un adorno o vaso altamente apreciado sea de puro oro o plata, si es tomado por manos inmundas o descuidadas puede ser maltratado vergonzosamente, volteado y vaciado de su contenido precioso. Eso es lo que han hecho hombres impíos en su mal manejo de la Palabra de verdad de Dios. Dentro del contenido hermoso y vital de la Biblia se halla la verdad concerniente a la santificación, y, no obstante, ¿qué entendimiento y aprecio de la santificación tiene en la actualidad la gente de aun el llamado mundo cristiano? Ella conoce la santurronería en todo su significado odioso. La santurronería, hipocresía, cubre como una chapa de brillo externo la entera estructura del viejo mundo en un esfuerzo vano por encubrir la corrupción que se halla debajo de toda parte del viejo sistema de cosas. A causa de su esfuerzo tenaz por justificar su impía manera de proceder por medio de aplicar erróneamente textos bíblicos, los líderes del pensamiento público, y especialmente los maestros religiosos de toda la cristiandad, han quitado a la gente apreciación de la genuina santificación como se presenta en la Palabra de Dios. Ministros de la religión en general, católicos, protestantes, judíos y otros, complacen a las masas que se dan gusto en el exceso, y ellos mismos prosiguen con prácticas que deshonran a Dios, resultando en el torcimiento del sentido de los valores del género humano a tal grado que la persona que sinceramente deplora las cosas que son una abominación a Dios verdaderamente es una excepción. (Eze. 9:4) Y no obstante todavía hay muchas de tales excepciones: personas con corazón honrado que aman la justicia. Estas pueden conocer con seguridad que a pesar de la santurronería hipócrita practicada en el nombre de Dios, la santificación verdadera, ahora como siempre, es la sabia manera de proceder para los cristianos. Que acudan a la santidad del gran Autor, a la santidad de su Palabra de verdad y la santidad de sus doctrinas incorruptibles.
3. Declare cuál era la relación del apóstol Pablo con la congregación de Tesalónica, y qué estímulo da él a ella y a nosotros tocante a la santificación.
3 Probablemente fué alrededor de 49 ó 50 d. de J.C. cuando el apóstol Pablo, mientras se encontraba en su segundo recorrido de predicación, fundó la congregación cristiana de Tesalónica. Esos cristianos desde el principio sufrieron severa persecución religiosa a causa de su fe. Su aguante fué un gozo para su hermano mayor, Pablo, y al escribirles los elogió a causa de su fe y los animó con gran énfasis a mantener su santificación, continuando en el camino de justicia en el cual habían comenzado. Fué bueno que Pablo les escribiera como lo hizo en Primera a los Tesalonicenses, y si los cristianos hoy día sólo se lo permiten, las mismas palabras de Pablo pueden ayudar a los que aman a Jehová Dios ahora a mantener su santificación.
4. ¿Cuál es el origen de la santificación de los cristianos?
4 La santificación de la congregación cristiana no originó con el apóstol Pablo. Su Autor y Proveedor es Jehová Dios mismo. Por medio de su Hijo, Cristo Jesús, esta relación con Dios fué hecha accesible y disponible, y Jesús mismo hizo referencias a la santificación. Pablo manifiesta que la santificación era la voluntad de Jehová para los miembros del cuerpo de Cristo, la congregación cristiana ungida, de la cual los cristianos en Tesalónica eran una parte.
5. En lo tocante a la voluntad de Dios para los cristianos, dé evidencia bíblica.
5 En el primer texto que se citó aquí, Pablo hace notar que “esto es la voluntad de Dios, la santificación de ustedes.” (1 Tes. 4:3, NM) Manifestando adicionalmente que la santificación es la voluntad de Jehová para los cristianos, Pablo se expresó de igual manera en el capítulo diez de Hebreos, al discutir el ministerio de Cristo Jesús y su obra sacerdotal a favor de su cuerpo, su congregación espiritual. Pablo aplica a Cristo. Jesús la profecía del Salmo 40:8, que dice: “Me complazco en hacer tu voluntad, oh Dios mío, y tu ley está en medio de mi corazón.” Pablo lo expresa de esta manera: “Por esto cuando entra en el mundo él dice: . . . ‘“¡Mira! Yo he venido (en el rollo del libro está escrito acerca de mí) para hacer tu voluntad, oh Dios.”’ Mediante dicha ‘voluntad’ hemos sido santificados por medio del ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo una vez para todo tiempo.” (Heb. 10:5, 7, 10, NM) De modo que tan seguramente como fué la voluntad de Jehová Dios la que Jesús ejecutó, es Su voluntad que los cristianos sean santificados, sea lo que sea santificación.
6. Diga qué se infiere del título de este artículo, y enumere tres cosas que resultarán sernos útiles.
6 Cuando hablamos de mantener la santificación damos a entender que es algo que no se retiene automáticamente sino algo que tiene que seguirse buscando continuamente. Y tal es el caso. ¡Qué estímulo en este respecto debe haber sido para los cristianos tesalonicenses recibir la carta de Pablo! La determinación para continuar en el camino en que habían principiado, fieles a su Dios, debe haber aumentado en ellos cuando leyeron: “Finalmente, hermanos, les pedimos y los exhortamos por el Señor Jesús, a que así como recibieron de nosotros la instrucción sobre cómo deben andar y agradar a Dios, así como en realidad ustedes están andando, continúen haciéndolo más plenamente. . . . Porque esto es la voluntad de Dios, la santificación de ustedes, que ustedes se abstengan de la fornicación; que cada uno de ustedes sepa tomar posesión de su propio vaso en santificación y honra.” (1 Tes. 4:1-4, NM) Para que podamos mantener la santificación, nosotros, naturalmente, tenemos que saber qué es, cómo se recibe y cómo puede ser mantenida.
¿QUÉ ES SANTIFICACIÓN?
7. Proceda hacia la definición de “santificación,” manifestando su justificación y el contraste que recalca.
7 Santificación significa estar en armonía con Jehová Dios, quien jamás desciende de su santidad y justicia, pues jamás cambia. La justicia de Jehová es justificación completa para que sus criaturas se dediquen a él. De hecho, la santificación es precedida por la dedicación personal de uno a hacer la voluntad de Dios, y este paso que uno da, así como su manera de proceder subsiguiente consistente con él, se debe a la adoración de uno a Jehová Dios. Esto ciertamente recalca el contraste extremado entre la moralidad de Jehová en todo respecto y la inmoralidad de la civilización actual en todo respecto. Esta santidad de Dios impulsa sus actos e impele los actos justos de sus criaturas en obediencia a él y en adoración a él; y por lo tanto son apropiadas sus palabras a Israel cuando ya estaba en el pacto de la ley con Él: “Yo soy Jehová vuestro Dios; por lo mismo os santificaréis, y seréis hombres santos, porque yo soy santo; y no habéis de contaminaros . . . Porque yo soy Jehová que os hago subir de la tierra de Egipto, a fin de hacerme el Dios de vosotros; habéis pues de ser santos, porque yo soy santo.”—Lev. 11:44, 45.
8. ¿Qué aplicación tiene Levítico 11:44, 45 en cuanto a los de la congregación cristiana?
8 Esta santificación a causa de la santidad de Jehová no terminó con la nación de Israel. Más bien, se extendió en principio a la congregación cristiana de seguidores ungidos de Cristo Jesús con fuerza más impelente, de modo que el apóstol Pedro la practicó y la predicó. Al hacerlo Pedro hizo notar a otros cristianos lo necesario que era mantener su santificación, diciendo: “Fortalezcan su mente para actividad, manténganse completamente equilibrados y tengan la esperanza puesta en la bondad inmerecida que les ha de ser traída en la revelación de Jesucristo. Como hijos obedientes, dejen de amoldarse de acuerdo con los deseos que antes tenían en su ignorancia, sino que, de acuerdo con el santo que los llamó, háganse también santos en todo su comportamiento, porque está escrito: ‘Tienen que ser santos, porque yo soy santo.’”—1 Ped. 1:13-16, NM.
9. Exponga el ejemplo de Israel que sirve de amonestación.
9 Israel como nación no mantuvo su santificación, y por lo tanto perdió la aprobación y bendición de Dios. Los cristianos deben aprender una lección de ello.—1 Cor. 10:6-11.
10. Continúe con la vigorosa definición de “santificación.”
10 La palabra “santificar” significa hacer sagrado o santo, apartar para un ministerio sagrado. Esa es una definición generalmente reconocida de esta palabra castellana, que proviene del latín y también tiene el significado de librar del pecado, limpiar de corrupción moral. Seguramente es una expresión poderosa e incluye mucho en su significado.
¿ES REAL? ¿POSIBLE?
11. ¿Es la santificación una realidad, y por qué contesta usted así?
11 ¿Qué diremos? ¿Es real la santificación para los hombres y mujeres cristianos ahora sobre la tierra, o es sólo una frase que las organizaciones religiosas incorporan en sus doctrinas y enseñanzas la cual no tiene ninguna realidad y ninguna aplicación práctica? La santificación es real, así como Jehová Dios mismo es una realidad y es santo. Si creemos la llana declaración de la Palabra de Dios citada antes, sabemos que la santidad de Jehová es una cosa real, sin nada fingido acerca de ella. El Hijo de Dios, Cristo Jesús, no estaba tergiversando las cosas cuando dijo en oración a su Padre celestial poco antes de su muerte: “He hecho tu nombre manifiesto a los hombres que del mundo me diste. . . . Yo hago petición concerniente a ellos; yo hago petición, no concerniente al mundo, sino concerniente a los que me has dado, . . . Padre Santo, vigílalos por respeto de tu propio nombre que me has dado a mí, para que ellos puedan ser uno así como somos nosotros. . . . Yo he dado tu palabra a ellos, pero el mundo los ha aborrecido, porque ellos no son parte del mundo así como yo no soy parte del mundo. . . . Santifícalos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad . . . . Y yo me estoy santificando a favor de ellos, para que ellos también puedan ser santificados por medio de la verdad.”—Juan 17:6-19, NM.
12. La situación de Jesús cuando expresó lo registrado en el texto de Juan 17:6-9 hizo destacar ¿qué contraste?
12 ¡Cuán raída la chapa brillante de santurronería de la religión falsa al lado de las palabras sanas que el Señor habló de la abundancia del corazón, palabras de uno que se enfrentaba a la muerte en un madero de tormento! Tan seguramente como Jesús vivió y murió a causa de su adoración a Jehová Dios, así de cierta es la realidad de su propia santificación de la cual él habló aquí, y también la de la santificación de sus asociados, o miembros de su cuerpo, a los cuales también hizo referencia aquí.
13. Pablo y Pedro expresan la santificación como siendo ¿qué?
13 Fué real para los tesalonicenses, según Pablo, porque él les dijo: “Así como en realidad ustedes están andando, continúen haciéndolo más plenamente.” (1 Tes. 4:1, NM) Y Pedro, al darnos su exhortación ya mencionada en cuanto a procurar la santidad, no estaba engañándonos sobre la realidad de la santificación. De modo que el punto aquí es que la santificación es genuina, no una frase vacía sólo para ser dicha, sino que es un práctico modo de vivir cristiano, la voluntad de Dios para su pueblo y una realidad.
14. Relate los hechos relativos a hombres imperfectos y la pregunta a que esto da lugar.
14 Pero quizás alguien con toda sinceridad opine: Somos criaturas débiles e imperfectas y somos pecadores por herencia, por eso aunque la santificación sea la voluntad de Dios para los cristianos y aun concediendo que sea una cosa real a su vista, ¿cómo nos es posible a nosotros ser santificados, santos, dedicados a la justicia o apartados para un servicio sagrado? A esto, basados en las Escrituras decimos que es posible lograr la santificación.
15, 16. Razone sobre el asunto de la posibilidad de santificación desde el punto de vista de Jehová, Cristo Jesús y la congregación romana.
15 No hay nadie que conozca las flaquezas humanas que son nuestras mejor que Jehová Dios mismo. Cristo Jesús estuvo y está bien enterado de nuestra condición, apreciando su razón y su remedio aun más que nosotros, y no obstante tenemos sus palabras ya citadas para darnos seguridad. También, el apóstol Pablo escribió a otra congregación acerca de santificación, y esta congregación se formaba de judíos y no judíos, situada en lo que probablemente era la ciudad más corrompida sobre la tierra en su día: la ciudad de la Roma pagana, la capital del pagano imperio romano. Roma ha sido descrita como el sumidero o pozo negro de letrina en el que toda la corrupción del vasto Imperio romano se vaciaba. Naturalmente, el inicuo antiguo sistema de cosas no ha mejorado desde esos días de Roma. Ha empeorado y está más corrompido hoy con su chapa brillante de cristianismo falso; pero así como las provisiones de Dios para sus adoradores fueron eficaces en los días de la congregación romana primitiva, así ahora son completamente eficaces. Por lo tanto, note la consideración que el apóstol Pablo tuvo para las inhabilidades de sus hermanos en Roma y sepa que esta misma consideración que Pablo expresó ahí es la que Jehová tiene por medio de Cristo Jesús para el bien de su pueblo ahora:
16 “No dejen que el pecado continúe gobernando como rey en sus cuerpos mortales de modo que ustedes obedezcan los deseos de ellos. Tampoco sigan presentando sus miembros al pecado como armas de injusticia, sino preséntense a Dios como aquellos vivos de entre los muertos, también sus miembros a Dios como armas de justicia. Porque el pecado no debe tener señorío sobre ustedes, puesto que ustedes no están bajo ley sino bajo bondad inmerecida. ¿Qué sigue? ¿Cometeremos un pecado a causa de que no estamos bajo ley sino bajo bondad inmerecida? ¡Jamás suceda eso! ¿No saben que si siguen presentándose a cualquiera como esclavos para obedecerlo, ustedes son esclavos de él porque le obedecen, ya sea del pecado con muerte en perspectiva o de la obediencia con justicia en perspectiva? Pero gracias a Dios que ustedes eran los esclavos del pecado pero se hicieron obedientes del corazón a esa forma de enseñanza a la cual ustedes fueron entregados. Sí, puesto que ustedes fueron librados del pecado, llegaron a ser esclavos de la justicia. Estoy hablando en términos humanos a causa de la debilidad de su carne: porque así como ustedes presentaron sus miembros como esclavos a la impureza y a lo que es contrario a ley con lo que es contrario a ley en mira, así ahora presenten sus miembros como esclavos a la justicia con santidad en mira.”—Rom. 6:12-20, NM.
17. ¿Qué cambio en la vida de la persona se halla implícito en la “santificación,” y continúa automáticamente la santificación con los cristianos?
17 Para los romanos de aquel entonces así como para los cristianos tesalonicenses y para los cristianos ungidos hoy en el año 1954, la santificación significa que han cambiado su vida y que cada individuo de ellos se ha vuelto de un proceder contrario a ley a uno conforme a ley delante del gran Legislador, Jehová Dios. Esta santificación necesariamente es algo en que se tiene que proseguir y que se tiene que mantener. No continúa con una persona automáticamente, porque implica un cambio en la vida de la persona, el cual cambio ella lo hace después que se dedica a servir al Altísimo y en el cual tiene que continuar y alcanzar la madurez. Este cambio en la vida de la persona significa llevar a cabo su dedicación al Dios justo, y por consiguiente a su causa justa. En la tierra, ¿qué causa es justa? ¿una causa nacional? ¿una causa política? ¿Qué causa está libre de toda mácula de corrupción? ¿Qué punto en cuestión es digno de la devoción de criaturas inteligentes? La determinación correcta del punto en cuestión de divinidad, de supremacía, de adoración pura, la única causa justa y empresa santa, es la causa de Jehová Dios. Este punto en cuestión de la supremacía de Jehová mueve a los que lo adoran a sostener su Divinidad por medio de llamar la atención a los hechos relativos a su relación a sus criaturas y r elativos a su Palabra revelada, la Biblia.
18. ¿Encuentra Jehová un defensor de su causa entre las religiones de este viejo mundo?
18 ¿Encuentra Jehová un defensor de su causa entre las religiones de este viejo mundo? ¡Nombre uno! No hay ninguno. Una ilustración de esto se halla en los escritos de un sobresaliente portavoz del protestantismo. En su reciente libro Preaching in a Revolutionary Age (Predicando en una época revolucionaria), al hacer referencia a un previo escritor que contó de un padre y su hijo en la iglesia, este obispo relata: “El anciano rector leyó del Antiguo Testamento, y el muchacho se enteró del Dios terrible que le enviaba plagas a la gente y creaba serpientes feroces para asaltarla. Esa noche, cuando el padre pasó cerca de la recámara del muchacho, el muchacho lo llamó, puso sus brazos alrededor del cuello de su padre, y, atrayéndolo hacia él, dijo: ‘Padre, tú odias a Jehová: yo también. Lo detesto, vil matasiete.’” Observe ahora los comentarios que hizo el autor respecto a esta anécdota, y determine si defendió al Dios de la Biblia y los relatos bíblicos de sus actos de vindicación de tiempos antiguos: “Desde hace mucho hemos rechazado un concepto de reconciliación asociado históricamente con la idea de una Deidad que es aborrecible. Dios, para nosotros, no puede ser imaginado como un Ser encolerizado, terrible, vengativo, el cual a causa del pecado de Adán deba tener su libra de carne al estilo de Shylock. Con razón el muchacho honrado con repugnancia justificable pudo decir: ‘Vil matasiete.’”
19. ¿Quiénes únicamente defienden la causa de Jehová?
19 Es una cosa vergonzosa el que una persona que toma el nombre de Cristo, quien consistentemente defendió a Jehová, justifique la conclusión de un pobre niño a quien se le ha instruído mal de que Jehová Dios es un “vil matasiete.” Sin embargo, esta situación no es nueva. Aun desde el tiempo de Jesús hasta ahora, ¿quiénes sobre la tierra han defendido al Dios de las Escrituras hebreas, proclamando Su supremacía, dando a El amor y devoción, y exhortando a sus semejantes a que hagan lo mismo? ¿Quiénes proceden de esta manera a favor de la causa de Jehová Dios en este día? Aquellas personas, y sólo aquéllas, que deliberadamente, con entendimiento y amor, cambian su vida de modo que sus mismos miembros son presentados como “esclavos a la justicia con santidad en mira.” Eso es servir la causa santa del Dios santo. La santificación incluye esta presentación de los miembros dedicados de una persona a Jehová para lograr la santidad. Esta santidad es una cosa real y es posible lograrla y mantenerla.
¿CÓMO SE RECIBE?
20. ¿De quién procede la santificación?
20 En consistencia con otros textos de la Biblia, los que se consideraron aquí manifiestan que la santificación procede de Jehová Dios. Él es quien mediante su Palabra de verdad trae hombres a él mismo mediante Cristo atrayéndolos con su propia justicia. Él es quien mediante la provisión del rescate de Cristo ha hecho posible para los hombres imperfectos tener una posición de relación reconciliada con Dios, siendo declarados justos por el mérito del sacrificio de Jesús y su fe en él. “Pero se debe a él [Dios] el que ustedes estén en unión con Cristo Jesús, quien se ha hecho para nosotros sabiduría procedente de Dios, también justicia y santificación y liberación mediante rescate.” (1 Cor. 1:30, NM) Jehová Dios es aquel a quien los creyentes se dedican; por eso, verdaderamente, la santificación es de parte de Jehová. Jesús indicó esto, diciendo: “¿Me dicen ustedes a mí, a quien el Padre santificó y despachó al mundo: ‘Usted blasfema,’ porque yo dije: Soy Hijo de Dios?”—Juan 10:36, NM.
21. ¿Qué parte desempeña la verdad en la santificación?
21 También, al considerar los medios de obtener santificación, al instante pensamos en las palabras de Jesús que manifiestan que la verdad es el medio, cuando él dijo a su Padre celestial: “Santifícalos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad.” (Juan 17:17, NM) Por eso la Palabra revelada de Dios es esencial para el justo proceder de santificación. Jehová, habiendo santificado a los miembros dedicados de la congregación cristiana del cuerpo de Cristo dándoles la llamada al reino celestial, ungiéndolos con su espíritu, los aparta para su santo servicio sagrado, consagrándolos, y los guía mediante su Palabra de verdad. Ah, sí, pero ¿cómo viene en primer lugar la verdad a hombres y mujeres en su vida individual? Es seguro que Jehová Dios no desciende y se sienta con ellos y los instruye en su Palabra. Tampoco lo hace Cristo Jesús, porque él es el Rey celestial. El apóstol Pablo, escribiendo a la misma congregación de los tesalonicenses, manifiesta cómo la verdad que santifica viene a los hombres, porque él recuerda cómo vino a los de Tesalónica, diciendo: “Dios los escogió a ustedes desde el comienzo para salvación al santificarlos con espíritu y por su fe en la verdad. A este mismo destino los llamó a ustedes mediante las buenas nuevas que declaramos, . . . De manera que, hermanos, permanezcan firmes.”—2 Tes. 2:13-15, NM.
22. Manifieste la parte desempeñada por el ministerio cristiano en la santificación.
22 ¿Hemos de entender que fué la declaración de las buenas nuevas que Pablo hizo a los tesalonicenses lo que les trajo la Palabra de verdad de Dios, en la cual creyeron y en la cual pusieron fe, y que resultó en que fueran escogidos por Dios para la salvación mediante la santificación? ¡Sí, exactamente! Así fué a través de la era cristiana, y así es hoy, que hombres y mujeres entran en esta relación bendita con su Dios, relación de santificación o devoción a él a causa del hecho de que otros ministros cristianos que los precedieron han venido a ellos con el mensaje de la Palabra de Dios y les han predicado esta verdad bíblica y ellos han oído y respondido. “Que yo sea siervo público de Cristo Jesús a las naciones, ocupándome en la obra santa de las buenas nuevas de Dios, a fin de que la ofrenda, a saber, estas naciones, resulte aceptable, siendo santificada con espíritu santo.”—Rom. 15:16, NM.
23. Describa una relación actual de hermanos espirituales “mayores” y “menores.”
23 Hablando espiritualmente, Pablo era su hermano mayor y ellos eran sus hermanos menores en Tesalónica, porque habían recibido de él este mensaje de la Palabra de Dios. Ese modelo cristiano no ha cambiado. Es el mismo hoy día. Desde que el Reino nació en 1914, y el Señor vino al templo para juicio en 1918, y desde la proclamación activa del mensaje del reino presente de Dios por toda la tierra desde 1920, el número de los que están adorando a Jehová se ha ensanchado hasta que hoy hay cientos de miles de personas en 143 países y tierras que han respondido a la predicación de ministros que espiritualmente son “mayores” que ellos, así como los tesalonicenses respondieron a la predicación del apóstol Pablo. Activos en el servicio de Dios ahora hay ministros que han defendido la causa de Jehová durante muchos años. Todavía siguen activos algunos que fueron ministros de las buenas nuevas aun antes de que el Reino naciera en 1914. Muchos de ellos han estado con la presente obra de educación bíblica cristiana a través de su presente prosperidad creciente, la cual data desde 1919. Estos fieles siervos de Dios han hecho mucha predicación, y a medida que los años han pasado otros se han unido a ellos, y así la obra ha aumentado. Sobre la tierra ahora sólo hay unas 18,000 personas que dan evidencia de ser de los que quedan o del resto del cuerpo santificado de Cristo que es posesión de Dios, según se manifestó por el número que participó de los emblemas del Memorial en 1954.
24. ¿En qué discernimos a nuestro “hermano mayor”?
24 Los de nosotros a quienes más recientemente se nos han abierto los ojos mediante la verdad bíblica para ver la maravilla de Jehová reconocemos en estos hermanos mayores a ministros que tienen para nosotros una relación semejante a la que el apóstol Pablo tenía con la congregación en Tesalónica. Además, y de mayor importancia, reconocemos en la organización del resto ungido a un hermano mayor amoroso, y si ahora estamos dedicados a Dios, sabemos que la razón por la que hemos sido escogidos para la salvación, teniendo fe en la verdad, es que este “hermano mayor” nos predicó las buenas nuevas. Principalmente, sin embargo, todos reconocemos el ministerio pasado y presente de nuestro Hermano verdaderamente mayor, Cristo Jesús. Esto lo reconocemos gustosamente, dando todas las gracias y alabanza a Jehová Dios mediante Jesucristo.