El poder vencedor de la fe
¿Qué es la fe? Con frecuencia la han definido los filósofos y clérigos, pero sus definiciones no le han sido muy útiles a la persona de término medio. El artículo que sigue no sólo da una definici6n clara sino también la respuesta a esa pregunta tan debatida: ¿Se está muriendo la fe en la cristiandad?
LA FE es poderosa. Es tan poderosa que un apóstol de Cristo Jesús pudo decir: “Y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.” (1 Juan 5:4, NM) Sin embargo, hoy día en toda la cristiandad, el supuesto baluarte de esta fe mencionada por el apóstol, existe poca evidencia de un poder vencedor. Entre otras cosas, la fe de la cristiandad no está venciendo al ateísmo. En verdad las encuestas revelan el hecho de que el ateísmo está creciendo. Y, ¿no es un hecho percuciente el que después de 600 años de obra misionera cristiana la China siga siendo casi 100 por ciento pagana, con menos del uno por ciento como cristianos profesos? Dentro de la misma cristiandad, sobre todo en tales fortificaciones de la “fe” como Italia, el coloso del comunismo, más bien que ser vencido por la fe, amenaza agobiar a las mismísimas personas que pretenden tener fe en el cristianismo. ¿Cómo, pues, puede decir la Biblia que la fe es un poder vencedor?
Antes de contestar esa pregunta es menester que sepamos un hecho fundamental que nos dará un entendimiento perspicaz de la asombrosa situación que existe en la cristiandad: que “la fe no es posesión de toda la gente,” aunque ésta asevere con los labios que es cristiana. (2 Tes. 3:2, NM) De modo que sencillamente porque el 95 por ciento de los estadounidenses dice que tiene fe en Dios, como indicó una encuesta, eso no quiere decir necesariamente que esté practicando los principios de la verdadera fe como se declaran en la Biblia.
Tampoco indica el aumento en el número de iglesias que la verdadera fe esté medrando. En un estudio hecho de costa a costa en los Estados Unidos se les pidió a muchas personas que dieran la razón principal que tenían para asistir a la iglesia. El bloque más grande de contestaciones, o sea el 32 por ciento de la gente, dijo en efecto que iba a la iglesia solamente porque sentía la “necesidad de alguna clase de estímulo.” Otro gran grupo, o el 18 por ciento de la gente, dijo que iba a la iglesia para cumplir con un “deber.” Otros en números significativos ofrecieron las siguientes razones para ir a la iglesia: “costumbre,” “para oír un sermón,” “para ver gente” y “para oír música.”
Pero, ¿no indica un adelanto de la verdadera fe el buen éxito que han tenido los libros y las películas basados en temas religiosos? No, porque los espectáculos de Hóllywood se sobrepasan en su libertad y tuercen la narración bíblica y chocan con ella, mientras que los libros religiosos más vendidos generalmente tratan más de psicología que de la Biblia.
Además, no se deje usted engañar por el lema que se lee en las monedas y estampillas—“En Dios confiamos.” Una mirada sobria al mundo revela que no hay confianza genuina en Dios. La confianza de la cristiandad se basa en el dinero, en los hombres y en el poder. Así que la revista popular del Canadá, Maclean’s Magazine, del 15 de diciembre de 1953, declaró: “Muchas personas están comenzando a preguntarse hasta qué punto la cristiandad es verdaderamente cristiana. Poco hace que los pastores alemanes bendecían los submarinos nazis, los padres británicos pronunciaban oraciones sobre los aviones de bombardeo de la Fuerza Aérea Real y un capellán de los Estados Unidos se encargó de un cañón de defensa contra fuerzas aéreas para disparar a bombarderos japoneses y forjó la blasfemia más ridícula de la historia—‘Alaben al Señor y pasen la munición.’”
Seguramente si tuvieran una confianza genuina en Dios los millones de cristianos profesos, ellos demostrarían esa fe por medio de vivir en armonía con los principios justos de la Palabra de Dios. Empero, ¿qué es lo que vemos? El peor desplome moral del mundo. Si el apóstol Pablo estuviera en la tierra hoy en día no podría describir la condición repugnante de la cristiandad mejor que como lo hizo cuando escribió Gálatas 5:19-21 (NM): “Ahora las obras de la carne son manifiestas, y ellas son: fornicación, impureza, conducta relajada, idolatría, práctica de espiritismo, odios, contiendas, celos, arrebatos de ira, contenciones, divisiones, sectas, envidias, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas.” ¿Será posible que los grandes números de llamados cristianos que practican estas cosas tengan la fe verdadera? Contesta el apóstol: “Los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” “Declaran públicamente que conocen a Dios, pero lo repudian mediante sus obras.”—Tito 1:16, NM.
Entonces, ¿en qué estado se halla la fe de la cristiandad? El cardenal James McGuigan, decano cardenal católico romano del Canadá, declaró: “Para la conciencia del vulgo de hoy en día Dios está muerto. Aun cuando se trata de aquellos que le rinden servicio con los labios Él no desempeña ningún papel o desempeña un papel muy pequeño en el desarrollo de la vida humana.” También el Dr. Henry P. Van Dusen, en su libro reciente World Christianity, dice: “A pesar de todas las estadísticas del crecimiento y prosperidad de las iglesias, viendo las cosas de manera más amplia, no estamos haciendo progreso—ni siquiera estamos pasándolo sin pérdida.”
POR QUÉ SU “FE” CARECE DE PODER
De manera que en vez de lucir como poder vencedor, la fe de la cristiandad ‘ni siquiera está pasándolo sin pérdida.’ ¿Por qué? Hay tres razones prominentes: (1) falta de estudio bíblico, (2) un hambre espiritual y (3) la mundanalidad de las religiones de la cristiandad.
Tocante a la lectura bíblica en los Estados Unidos, país que probablemente tiene más ejemplares de la Biblia que cualquier otro, un estudio hecho en 1954 divulgó que como el 40 por ciento de la gente virtualmente no lee la Biblia nunca. De los tres grupos religiosos principales, el 65 por ciento de los judíos nunca lee o casi nunca lee la Biblia; el 32 por ciento de los protestantes y el 56 por ciento de los católicos son de éstos que nunca o casi nunca leen la Biblia.
No solamente queda la Biblia arrinconada vergonzosamente, sino que el alimento espiritual provisto por el clero es penosamente deficiente en cuanto a verdades bíblicas vitales. Así que una hambre espiritual ronda en la cristiandad, “no hambre de pan, ni escasez de agua, sino de oír las palabras de Jehová.” (Amós 8:11) ¿Quién es responsable de esto? ¡Los clérigos mismos! En una investigación nacional dirigida por la revista Ladies’ Home Journal, número de noviembre de 1948, se llegó a esta conclusión: “Aunque la mente que ingresa en la universidad puede estar lista para aceptar cosas adultas en el campo seglar, todo lo que recibe en el campo de religión es alimento de infante.” ¿Extraña el que miles sucumban al comunismo? El comer alimento espiritual para bebés resulta en pérdida de fuerzas y de fe.
La tercera razón de por qué la fe decae mientras el comunismo aumenta es que la religión organizada no se ha guardado “sin mancha del mundo” como ordena la Biblia. (Sant. 1:27, NM) En lugar de esto el clero mezcla el comercio con la religión, usando medios como bingo, ferias, carnavales, loterías y diversiones no sólo para atraer a los adoradores a adorar sino para esquilmarlos. Y, también, una columna editorial en U.S. News and World Report, del 2 de abril de 1954, debe provocar pensamiento: “Recientemente algunas de las organizaciones nacionales de las iglesias han comenzado a entremeterse en la política. Si no se impide esta tendencia, no puede menos que resultar en una pérdida de fe en las iglesias y en los clérigos que profesan enseñar el cristianismo. . . . ¿Cuánta fe, cuánta confianza puede haber en una clerecía que se deja llegar a ser una parte íntegra de la lucha facciosa del mundo político?”
LO QUE FE VERDADERAMENTE ES
Ahora la pregunta que abrirá los ojos: ¿Es la fe que dicen tener cantidades innumerables de personas verdaderamente “fe”? La verdad es que mucho de lo que se llama “fe” es en verdad credulidad. ¿Qué es la credulidad? Es una exagerada disposición para creer. Así, una persona crédula no juzga cuidadosamente cuando se trata de creencias, y fácilmente se engaña. Eva fué crédula. Creyó a la serpiente, aun cuando no había base, cuando no había evidencia de que la serpiente hubiera dicho la verdad. El resultado para Eva: “La mujer fué cabalmente engañada.” Hoy millones de personas se engañan al aceptar artículos de fe religiosa como verdad cuando carecen de base bíblica. La credulidad conduce al desengaño y a la muerte. Por eso haga como hicieron los cristianos primitivos que “recibieron la palabra con la más pronta disposición, examinando las Escrituras cuidadosamente cada día para ver si estas cosas eran así.”—1 Tim. 2:14; Hech. 17:11, NM.
La fe ha sido definida por filósofos y clérigos. Pero las definiciones de ellos, envueltas en una jerga altisonante, han servido solamente para confundir a la gente en cuanto a lo que la fe realmente es. De modo que el proceder sabio es dirigirse a la Palabra de Dios para hallar la definición. “Fe es la expectativa segura de las cosas esperadas, la demostración evidente de las realidades aunque no se ven.” Ciertamente está claro ahora que la fe es una convicción bien fundada de que lo que esperamos vendrá. La verdadera fe nunca puede ser una convicción que se tiene sin referencia a alguna base o autoridad.—Heb 11:1, NM.
¿Cuál es la base para la fe? Solamente lo que sea verdad absoluta puede servir como base para la fe. Tal verdad absoluta es la Biblia. El cumplimiento de las profecías de la Biblia, muchas de las cuales se están cumpliendo hoy, la señalan como de origen divino, fidedigna y veraz. El mismo Hijo de Dios confirmó esto: “Tu palabra es la verdad.” En el sentido más grandioso Jehová Dios es la base de la fe verdadera. Él es “el Dios fiel.” “Es imposible que Dios mienta.” Se ha hecho claro, pues, que la fe es mucho más que sencillamente creencia en Dios; quiere decir también una aceptación de la Palabra de Dios, la adquisición de una comprensión intelectual de esa Palabra seguida de una confianza sincera en ella—Juan 17:17; Deu. 7:9; Heb. 6:18, NM.
POR QUÉ HACE FALTA LA FE
Esta clase de fe es esencial. ¿Por qué? Porque “sin fe es imposible lograr su buen agrado [el de Jehová], porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que llega a ser el galardonador de los que con sinceridad le buscan.” Hace falta la fe también porque tenemos que ‘fijar los ojos, no en las cosas que se ven, sino en las cosas que no se ven,’ y porque la fe es el poder que capacita a uno a triunfar sobre el mundo dominado por los demonios.—Heb. 11:6; 2 Cor. 4:18, NM.
¿Cómo puede la fe vencer a un mundo? No mediante conflictos de carne y sangre, sino mediante darle a uno las fuerzas para adorar a Jehová cuando “el mundo entero está yaciendo en el poder del inicuo,” el Diablo. No sólo esto, sino que la fe provee el triunfo puesto que en el Armagedón, cuando Jehová Dios destruya a este presente mundo inicuo, los que tienen la fe verdadera serán pasados a un nuevo mundo de justicia. Como estímulo para sus seguidores, Jesús declaró: “En el mundo tendrán tribulación, pero ¡alégrense! yo he vencido al mundo.” Por eso, sus seguidores pueden vencer a este mundo inicuo por medio de la fe y salir, como lo describe el apóstol, “completamente victoriosos.”—1 Juan 5:19; Juan 16:33; Rom. 8:37, NM.
Hoy día la fe es más vital que nunca. Satanás y sus demonios, ahora arrojados abajo a las cercanías de la tierra, se oponen violentamente a los verdaderos siervos de Dios que están anunciando el propósito de Jehová de reemplazar a este presente mundo inicuo con un justo nuevo mundo. Las hordas demoníacas aborrecen a cualquiera que llega a conocer al Dios verdadero, Jehová. Por eso es que los cristianos tienen un pleito “contra las inicuas huestes espirituales en los lugares celestiales.” “Por esta causa,” amonesta Pablo: “Echen mano de la armadura completa que proviene de Dios, para que puedan resistir en el día inicuo.” Este es el “día inicuo” y Jehová ha provisto la verdad de su Palabra para nuestra protección. Pero la armadura consiste de aun más que la verdad: “Manténganse firmes, por lo tanto, teniendo los lomos ceñidos con la verdad, y teniendo puesta la coraza de la justicia, y con sus pies calzados con el equipo de las buenas nuevas de la paz. Sobre todo, tomen el escudo grande de la fe, con el cual podrán apagar todos los dardos encendidos del inicuo.”—Efe. 6:11-17, NM.
Al aludir aquí al equipo del soldado de la antigüedad, Pablo menciona un escudo, refiriéndose al gran escudo cuadrilongo empleado por los soldados para cubrir su cuerpo entero. Consistía éste de dos capas de madera cubiertas primero de lona y luego de cuero. Ahora bien, proyectiles o flechas con las puntas untadas de brea y después encendidos se empleaban no solamente para quemar máquinas de guerra sino también con la intención de clavarlos en los escudos de madera y prender fuego a ellos, obligando a los soldados bajo el asalto del enemigo a deshacerse de sus escudos. Pero un escudo cubierto de cuero no se encendía. Desviaba las flechas encendidas. Por eso cuando Satanás dispara sus “dardos encendidos” contra el verdadero cristiano, la fe de él no es algún escudo de madera que se encienda, se queme y le deje sin amparo. No, una fe bien fundada desvía los proyectiles encendidos e impide que inflijan una herida espiritual mortífera. Esos “dardos encendidos” pueden ser oposición que venga del mundo, aun persecución por los familiares mismos de uno, cualquier artificio de Satanás destinado a hacer que uno desista en la lucha a favor de la adoración verdadera. ¡Cuán vital es la fe, pues! ¿No se nos manda tomar el escudo de la fe “sobre todo”? ¿Por qué “sobre todo”? Porque Jehová mismo “es escudo a los que se refugian en él.” Cuando usted acepta a Jehová como escudo suyo por virtud de la confianza absoluta que cifra en el nombre y la Palabra de él, “ninguna arma forjada contra ti tendrá éxito.”—Pro. 30:5; Isa. 54:17.
CULTIVANDO Y DEMOSTRANDO LA FE
¿Cómo cultiva uno la fe verdadera? No por medio de alimentarse con el “alimento de infante” dispensado por el clero. Hay que adquirir comida espiritual sólida. El propósito de esta revista y otras publicaciones de la sociedad Watch Tówer es el de darle a usted esta nutrición espiritual. Los testigos de Jehová alrededor del mundo se interesan en difundir este conocimiento que tanta falta hace. Pues sin el conocimiento no puede haber fe. Esto lo explica el apóstol como sigue: “La fe sigue al informe,” queriendo decir el informe de conocimiento contenido en la Palabra de Dios. Para cultivar la fe deseche usted los prejuicios religiosos. Comience a adquirir conocimiento con una mente abierta. Haga como aconseja Dios: “Venid pues, y razonemos juntos.”—Rom.10:17, NM; Isa. 1:18, VA.
Puesto que la Biblia declara que “la fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma,” no basta con sólo tener conocimiento. La fe verdadera hace que la mente, el corazón y la boca actúen. “Con el corazón se ejerce fe para justicia, pero con la boca se hace declaración pública para salvación.” Por eso es que los testigos de Jehová son tan enérgicos en traer las buenas nuevas del reino de Dios a toda la gente a pesar del hecho de que millones profesan tener una “fe.” Ya sabemos que esta fe que exhiben las masas no es fe verdadera. Estas personas necesitan conocer lo que es fe verdadera.—Sant. 2:17; Rom. 10:10; Mat. 24:14, NM.
¿Quiénes son los que están declarando esta amonestación del fin inminente de este mundo inicuo y las nuevas del reino de Dios? ¡No son los clérigos ni los que van a las iglesias! Pero los testigos de Jehová sí lo hacen. Los que poseen fe verdadera no pueden ser iguales a los millones de adherentes de la cristiandad que sólo rinden servicio de labios, una adoración desde los bancos de la iglesia. Por eso es importante que adquiera usted conocimiento. Demuestre usted la fe verdadera por medio de emplear su boca en hacer “declaración pública para salvación.” Al hacer esto usted se contará entre los que esperan sobrevivir al Armagedón, para gozar de la felicidad y la vida. En verdad, “ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.”