Usando sabiamente el tiempo reducido que queda

¿ESTÁ usted usando sabiamente el tiempo reducido que queda? “¿El tiempo reducido que queda?,” usted pregunta. Sí, las profecías de la Biblia muestran que estamos viviendo en los días de la segunda presencia de Cristo y por eso “esta generación de ningún modo pasará” hasta que este sistema de cosas llegue a su fin. Síguese que es urgente el asunto de predicar “estas buenas nuevas del reino,” y dejar que todos los hombres de buena voluntad sepan que es preciso que “empiecen a huir a las montañas” antes de que sea demasiado tarde. Por eso hay que usar sabiamente el tiempo reducido que queda.—Mat. 24:34, 14-16; 1 Cor. 7:29; Efe. 5:15, 16, NM.a

El tiempo que se dedica al esfuerzo de tratar de acumular riquezas, fama o poder o de perpetuar este viejo sistema de cosas es tiempo malgastado. Y el tiempo también se puede malgastar en hábitos de descuido. Es tan fácil malgastar tiempo al ver los diarios o leer revistas populares y libros de historietas cómicas. Lo mismo se puede decir de hábitos conectados con la radio, la televisión y el cine. La preocupación consume mucho tiempo y también el argüir sobre proposiciones especulativas e hipotéticas.

Y luego tenemos también el asunto de hacer que otros desperdicien su tiempo. No debemos esperar que otros hagan por nosotros lo que nosotros mismos podemos hacer, porque el hacer eso no es hacerles lo que quisiéramos que ellos hicieran por nosotros.—Mat. 7:12.

¿Y qué quiere decir el usar sabiamente el tiempo reducido que queda? Una cosa que quiere decir es estar satisfechos con tener sólo lo absolutamente esencial en lo que toca a las cosas básicas de la vida. Usamos sabiamente ese tiempo cuando estudiamos la Palabra de Dios, junto con las ayudas que él nos ha provisto. Es decir, lo usamos sabiamente si estudiamos eficazmente. Eso quiere decir que no tratamos de hacer dos cosas a la misma vez, tal como estudiar y mirar a la televisión, sino que concentramos en lo que estamos estudiando. También quiere decir que nos valemos hasta donde podemos de todas las diferentes ayudas disponibles, y estudiamos en las circunstancias más favorables que nos son posibles.

El asistir a las reuniones de la congregación y a las asambleas es una manera sabia de usar nuestro tiempo, con tal que nos preparemos de antemano y participemos en ellas hasta donde nos permitan nuestras oportunidades. A menos que concentremos en lo que se está presentando estaremos desperdiciando nuestro tiempo a pesar de estar en una asamblea del pueblo de Jehová. Y el tiempo que se emplea en orar también se usa sabiamente. No nos hallemos tan ocupados que no tengamos tiempo para empezar y cerrar cada día con oración, o para darle gracias a Jehová cada vez que nos sentemos a una comida.

Y la manera más importante y más sabia de usar el tiempo reducido que queda, por supuesto, es usarlo para predicar las buenas nuevas del Reino. Esto resulta en honra para el nombre de Jehová y quiere decir vida para los oyentes y también para nosotros mismos. Así que planeemos con cuidado cómo usar nuestro tiempo, para poder dedicar tanto tiempo como nos sea posible a la predicación, y a la vez hacer el mejor uso posible de él por medio de ir bien equipados, estar alerta y emplear tino. Síguese que nuestra meta debe ser el ministerio de tiempo cabal.

Por medio de usar sabiamente el tiempo reducido que queda, en vez de quejarnos de que el tiempo pasa lentamente y se nos hace pesado tendremos la felicidad de dar. Además contaremos con el gozo de ver los frutos de nuestro sabio uso del tiempo y la satisfacción de acumular tesoros en el cielo, asegurados de vida eterna en el nuevo mundo de Dios.

[Notas]