Use sabiamente el tiempo que queda
DIOS es quien fija el tiempo para todas las cosas. Él ha fijado “un tiempo determinado para todo asunto debajo del cielo.” El límite de tiempo para este viejo mundo se acabó en 1914 d. de J.C. El tiempo en que ahora existe es tiempo tomado prestado, el cual se está acabando rápidamente. Cuánto durará el tiempo que queda puede determinarse de la Palabra de Dios, que dice: “¡Cercano está el día grande de Jehová! cercano está, y se apresura mucho.” Jesús declaró que “esta generación de ningún modo pasará hasta que sucedan todas estas cosas.” Y su apóstol Pablo añadió: “El tiempo que queda está reducido.” ¡De hecho está corto el tiempo para prepararse para sobrevivir a este viejo mundo!—Ecl. 3:1; Sof. 1:14; Mat. 24:34; 1 Cor. 7:29, NM.
Este no es el tiempo para dejarse engañar por las profecías jactanciosas y promesas infundadas de hombres imperfectos que se enfrentan a la destrucción en el fin de este mundo. Tampoco es éste un tiempo para ser sorprendido dormitando o viviendo al estilo del viejo mundo que está pereciendo. El tiempo que queda es demasiado corto para arriesgar nuestra vida. El nuevo mundo se ha acercado mucho, trayendo al viejo mundo a su fin terrible. “Porque el tiempo que ha pasado,” dijo Pedro, “basta para que ustedes hayan obrado la voluntad de las naciones cuando procedían en obras de conducta inmoral, concupiscencias, excesos con vino, orgías, partidas de borrachera, e idolatrías que no tienen restricciones legales. . . . Pero el fin cabal de todas las cosas se ha acercado. Sean de mente sana, por lo tanto, y sean vigilantes en cuanto a oraciones. Ante todas las cosas, tengan amor intenso los unos para los otros.”—1 Ped. 4:3-8, NM.
Ahora es el tiempo para redimir o comprar el tiempo que queda por medio de desechar todas las cosas que sean innecesarias a la manera de vivir del Nuevo Mundo. Todos los cristianos profesos tienen que probar ahora si están viviendo para este viejo mundo o para el justo nuevo mundo de éxito sin fin. Le es ruinoso al cristiano ser descuidado con su tiempo hoy día. El tiempo es precioso; con él podemos salvar o perder vidas. Nuestros talentos, nuestro tiempo, nuestras oportunidades son todos perecederos y pasajeros. El tiempo para adquirir conocimiento de Jehová y Cristo, lo cual significa vida eterna, también está pasando. El mundo de Satanás está pasando. El tiempo que queda, por lo tanto, es de sumo valor. Jehová lo ha provisto para el bien del hombre, para que el hombre estudie su Palabra, para que el hombre vea la predicha señal visible de la segunda presencia de Cristo y se conforme a los requisitos del Reino. Pero Satanás se opone a este sabio uso del tiempo. Él dirige las masas frustradas a diferentes vías para que se escapen de la realidad de estos tiempos peligrosos en que vivimos. Sin embargo “el corazón del sabio tiene en cuenta el tiempo y el juicio determinados” y no se deja atrapar.—Ecl. 8:5.
Cuán insensato nos sería pasar nuestra vida acumulando riquezas y poder como hace el viejo mundo. Jesús dijo: “Porque ¿qué beneficio será para un hombre si adquiere todo el mundo pero pierde su alma? o ¿qué dará un hombre en cambio por su alma?” El rico rey Salomón dedicó mucho de su tiempo a adquirir casas, jardines, provincias y toda suerte de lujo y él concluyó que “es asunto vano e inútil.”—Mat. 16:26, NM; Ecl. 1:14, Mo.
Hoy día no se debe emplear en el viejo mundo más tiempo del que es absolutamente esencial para proveer las necesidades de la vida. El emplear más tiempo es desviar la mente de las cosas más importantes que se deben hacer. El breve tiempo que le queda al viejo mundo no es para que nosotros sigamos las prácticas de él. No; el corto período que queda es para que se haga la voluntad de Dios, para que gente de buena voluntad de todas las naciones aprenda acerca de él y consiga la vida. Este intervalo ha sido apartado para la predicación de las buenas nuevas del Reino.
SACANDO EL MAYOR PROVECHO DE NUESTRO TIEMPO
El mejorar nuestras habilidades como ministros de Dios mediante el estudio es emplear tiempo provechosamente. El hacer eso nunca es tiempo perdido. Ningún cristiano debe dejarse pensar que está demasiado ocupado para estudiar. Para predicar a otros con éxito hay que mantener las fuentes de la verdad llenas y fluyendo. En la Biblia se hace referencia al clero, que desperdicia su tiempo en la filosofía y los escritos de hombres en vez de estudiar la Palabra de Dios, como fuentes sin agua. Es posible que nos convirtamos en fuentes secas, si no reponemos las aguas de la verdad. Puesto que nos importa cómo usamos el tiempo, sabiendo que es más precioso que rubíes, plata u oro, debiéramos querer hacernos eficaces, organizados y regulares como estudiantes de la Biblia y como ministros teocráticos. Estas cualidades ahorran tiempo y salvan vidas.
Para ser eficaz medite en una cosa a la vez. No trate de escuchar un programa de la radio, o mirar la televisión, o participar en una conversación y estudiar la Biblia al mismo tiempo. Haga una cosa o la otra. Para ser asimilada, la Biblia tiene que recibir la atención indivisa del estudiante. De otro modo él desperdicia su tiempo. Aprenda a usar las publicaciones de la Sociedad Watch Tówer con eficacia. Le ahorrarán muchas horas tediosas. Aprenda a usar los índices de temas, los índices de textos, concordancias, etc. Busque el conocimiento de Dios como buscaría usted plata, y busque la sabiduría y el entendimiento como a tesoros escondidos. Entonces entenderá usted el temor de Jehová y encontrará el conocimiento de Dios. “Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca proceden la ciencia y la inteligencia.” No quede satisfecho con cualquier cosa como respuesta. Más bien haga como los de Berea, quienes “recibieron la palabra con la más pronta disposición, examinando las Escrituras cuidadosamente cada día para ver si estas cosas eran así.”—Pro. 2:6; Hech. 17:11, NM.
No eche su carga de estudio sobre hombre alguno. Lleve su propia carga si es posible. No diga: “Yo le preguntaré al hermano Fulano; él siempre sabe las respuestas.” O, “Lo que yo haré es escribir a la Sociedad; ellos me contestarán.” Antes de inquirir de su hermano o de la Sociedad, haga como Jesús sugirió en Mateo 7:7-11 (NM). Pida y siga pidiendo una respuesta a Jehová; siga buscando en su Palabra una contestación; llame o trabaje para tener entendimiento de su Palabra, “y se le abrirá.” El escribir cartas requiere tiempo. El leer cartas requiere tiempo. Y el contestar cartas requiere tiempo. Y es un malgasto del tiempo de muchos hermanos si la respuesta pudiera conseguirse al esforzarse un poco y consultar las publicaciones de la Sociedad. Ahorre tiempo, el suyo y el de sus hermanos, por medio de estar consciente del tiempo. Cuando escriba sea breve, claro y directo. Recuerde, el tiempo es precioso. Significa vida.
La organización de Jehová es economizadora de tiempo, porque está eficazmente organizada. Sus ministros y congregaciones reflejan dicha eficacia. La instrucción impartida en reuniones cristianas como las que conducen los testigos de Jehová ahorra tiempo. Allí aprenden unos de otros. “El hierro con hierro se aguza; y así el hombre aguza el semblante dé su amigo.” El concurrir con regularidad a los estudios de La Atalaya y a las reuniones de servicio y otras es una manera provechosa de usar el tiempo. El tiempo que se pasa en la compañía de hombres y mujeres que tienen el corazón y mente fijos en servir a Jehová es vigorizante, refrescante, salvavidas. Pero el tiempo que se pasa en el viejo mundo es desmoralizador, deprimente y crecientemente peligroso. Entonces ¿por qué desperdiciar el tiempo en perjuicio suyo?—Pro. 27:17.
MANERAS DE DESPERDICIAR EL TIEMPO
El que nosotros desperdiciemos o no el tiempo depende mayormente de nuestros hábitos. Largas horas frente a la televisión privan a uno de conversación saludable, tiempo para estudiar y tiempo para predicar. La televisión, las visitas, la buena música, etc., cuando se usan con limitaciones sabias, pueden proveer recreo para los cristianos y deben usarse con moderación. El tiempo que queda puede utilizarse para mejores propósitos si uno es sabio. El desperdiciar el tiempo es desperdiciar la paciencia y misericordia de Jehová. Es desperdiciar una oportunidad inapreciable de vida sin fin en un nuevo mundo. El siervo dedicado de Jehová no tiene vida que malrotar. Ya no le pertenece su propia vida para malgastarla. El fué ‘comprado con un precio.’ Por lo tanto, su tiempo, sí, su misma vida, pertenece a Jehová Dios.—1 Cor. 7:23, NM.
¡Considere qué tremenda cantidad de tiempo se malgasta diariamente en sólo preocuparse! La preocupación no logra nada. No podemos alargar o acortar el tiempo que queda mediante el preocuparnos. Lo mejor que podemos hacer es tomar parte en consolar a otros con las buenas nuevas del Reino. Si los cristianos siguen preocupándose por los temores del viejo mundo o huyendo de ellos, de seguro que no tendrán tiempo para otra cosa. “Huyen los inicuos sin que nadie los persiga; pero los justos son intrépidos como el león.” Los cristianos que son como el león dedican su tiempo a prácticas provechosas.—Pro. 28:1.
Otro desperdicio es la irregularidad en la obra de predicación. Cuando uno se para pierde el ritmo de la predicación de casa en casa, se le nota la falta de práctica en su uso de la Biblia, nuevos hábitos toman el lugar de los buenos hábitos anteriores. Así que, no solamente se pierde el tiempo que no se usa en alabar a Jehová, sino que también se consume tiempo en recobrar la eficacia de antes. El tiempo que queda es demasiado corto para permitir tales pérdidas. Es tiempo para estar despierto, activo y consistente en la obra de Jehová.
MALGASTANDO EL TIEMPO EN TRIVIALIDADES
A menudo cosas triviales que no valen la pena mencionarse consumen una tremenda cantidad de tiempo si no tenemos cuidado. Pequeños desacuerdos, descuidos, pueden causar un sinfín de dolores de cabeza, de pesares, si lo permitimos. Estas discordias no pueden menos que surgir mientras sean imperfectos los hombres. El Diablo verá que sea así. Él codicia nuestro tiempo. Es un contraste refrescante considerar la gran cantidad de tiempo, ansiedad mental y esfuerzo productivo que puede ahorrarse cuando se sigue la regla bíblica registrada en Mateo 18:15-17. Ensáyela. Estamos demasiado ocupados hoy día para escuchar asuntos triviales. Menos tiempo tenemos para repetirlos. El tiempo puede usarse con mucho más provecho examinando nuestros propios errores, los cuales nos es posible corregir, que preocupándonos de las faltas de otro, las cuales no podemos cambiar. (Mat. 7:3, 4) Corte en sus brotes el descarrío y el desperdicio de tiempo por medio de dominar la mente, enjaezándola para trabajo provechoso, dirigiéndola por caminos justos.
Los argumentos sobre asuntos inconsecuentes, las discusiones largas acerca de situaciones hipotéticas y teorías personales, éstos también quitan tiempo valioso a todo el que muestre suficiente necedad como para permitir que así le suceda. “Además, rechaza las averiguaciones necias y dadas a la especulación, sabiendo que engendran peleas. (2 Tim. 2:23, NM) Se pueden malgastar horas con los que son sabios según su propio engreimiento, que sólo desean hacer un espectáculo de su propia sabiduría y teorías favoritas. Por lo general éstos no tienen tiempo para escuchar las buenas nuevas del reino de Dios. El siervo de Jehová a quien le importa su tiempo no lo usará innecesariamente con los que voluntariosamente ignoran los propósitos de Dios. Buen consejo está registrado para el siervo fiel en Mateo 7:6. Hay demasiadas personas de buena voluntad con quienes emplear provechosamente el tiempo, quienes están más ansiosas de escuchar y aprender que de oírse hablar. Es con tales mansos que el predicador puede emplear su tiempo provechosamente. Jehová promete que “encaminará a los humildes en la justicia; enseñará a los humildes su camino.”—Sal. 25:9.
ASIÉNDOSE DE OPORTUNIDADES
Pero lo que se haya hecho o lo que no hayamos hecho en lo pasado no puede cambiarse. El tiempo desperdiciado ya no se puede comprar. Ese tiempo se ha ido para siempre. No se puede recobrar o volver a usar, no importa cómo tratemos. Pero el tiempo presente y el futuro ofrecen oportunidades. Pueden presentarse estas oportunidades de varias maneras. Pero sea como fuere que vengan, hombres cuerdos sacarán el mejor partido de ellas, comprándolas y poniéndolas a buen uso para que no se desperdicien. Para algunos querrá decir una oportunidad de ser precursores, para otros una oportunidad de ir a Galaad y para todavía otros una oportunidad inapreciable de servir en las oficinas principales de la Sociedad o en sus sucursales en el extranjero. Busque estas oportunidades. Haga lugar para ellas. El tiempo no puede usarse más sabiamente que en el ministerio de tiempo cabal. Eso es lo que Jesús hizo con su vida perfecta. Lo mejor que podemos hacer es copiarlo.
El usar la vida en el servicio de Jehová nunca es desperdiciarla. Es una manera segura de allegar “tesoros en el cielo, donde ni polilla ni moho consumen, y donde ladrones no entran y roban.” Nunca “desistamos de hacer lo que es recto,” instó Pablo, “porque segaremos al tiempo debido si no nos rendimos.” Aun ahora vemos los resultados de nuestras labores, hombres que escuchan y se vuelven para obedecer los mandamientos de Jehová Dios, una multitud de predicadores del evangelio que siempre va de aumento y que usa el tiempo que queda de una manera provechosa. De igual manera vemos y experimentamos evidencia de que Jehová aprueba nuestras acciones, que nos asegura que la obra se ha hecho bien. Si él tiene suficiente paciencia para conceder a los hombres un poco más de tiempo para que escuchen y se vuelvan de su proceder malgastador de tiempo, desperdiciador de vida, seguramente nosotros debiéramos ejercer la misma paciencia.—Mat. 6:19, 20; Gál. 6:9, NM.
El Armagedón vendrá a la hora debida. Podemos tener bien presente ese día mediante el estar solícitamente ocupados en el servicio del Reino. Para los que alaban a Jehová el tiempo no avanza lentamente; pasa volando. Haga que su tiempo cuente y trabaje para usted. Estudie acerca del reino de Jehová. Proclame su nombre y Palabra. Compre oportunidades. Haga que su vida tenga en ella más lugar para el vivir del Nuevo Mundo. Emplee el tiempo que queda de tal modo que sea para la alabanza y vindicación de Jehová. De esta manera usted usará sabiamente el tiempo que queda y por hacerlo alcanzará el premio que viene con el servicio fiel—¡la vida eterna!