Haciendo provechoso el tiempo que queda
1. Por el Reino, ¿qué oportunidades terrestres cedió Jesús?
JESÚS no predicó una cosa e hizo otra. Su proceder era consistente con sus palabras. Todo lo que tenía, Jesús lo cedió por el Reino, hasta la vida misma. Pero cedió mucho antes de dar su vida en sacrificio. Primero cedió su existencia celestial como el Arquitecto y Portavoz del Creador. Luego considérense sus posibilidades terrestres. Este joven talentoso (en verdad su mente era perfecta) pudo haber dedicado su tiempo al adelanto de la ciencia, a la prolongación de la vida de la gente mediante indagaciones médicas y sociales; pudo haber edificado grandes ciudades con casas ejemplares o tremendas organizaciones comerciales. Con su cuerpo perfecto pudo haber dedicado su tiempo a hazañas físicas en las cuales de por cierto que pudo haber sobresalido, cazador sin igual, artista con destreza insuperable; sí, lo que se hubiera propuesto hacer sin duda podría haberlo hecho mejor que cualquier otro hombre. Fué el único hombre perfecto en la tierra. Pero Jesús volvió las espaldas a todas estas cosas, y su decisión dependió de lo que él, con percepción perfecta, consideraba ser el uso más provechoso del tiempo.
2. ¿Por qué nos sirve Jesús especialmente como ejemplo de redimir el tiempo?
2 Lo que Jesús decidió hacer él mismo, fué la misma cosa que les dijo a sus seguidores que ellos hicieran. Él predicó. Sí, predicó acerca del reino de Dios; en la playa, en el desierto, en las montañas, en el templo, en las calles y en las casas de la gente, en toda oportunidad engrandeció el nombre y el propósito de su Padre. Por haber escogido este proceder sabía que sus días estaban contados, pero redimió el tiempo, compró toda oportunidad, usó provechosamente el tiempo que le quedaba. Viendo, pues, que Jesús, que tenía tan grandes potencialidades en todo campo de esfuerzo humano, decidió dedicar su tiempo al ministerio de Dios, ¿no ha de concluirse que nuestra meta principal debe ser hacer lo mismo? ¡De veras que sí! Jesús les decía a los que buscaban su favor que ‘cargaran con su estaca de tormento diariamente y lo siguieran’. (Luc. 9:23) Servicio diario, sí, servicio de tiempo cabal debe ser la meta de todo siervo de Dios.
3. ¿Qué uso del tiempo aprueba Dios? Pero, ¿qué es ideal?
3 Es verdad que no todos podrán alcanzar esta meta. Jesús era soltero; no tenía ninguna obligación de familia, ningún estorbo. Dios conoce las circunstancias de cada uno de sus siervos y le agrada el servicio de cada uno, no importa lo pequeño que sea ese servicio, si los siervos dan todo lo que pueden. Jesús manifestó que esto es verdad cuando llamó la atención de sus discípulos al hecho de que Dios aprobó la viuda que dió todo lo que tenía aunque era cantidad pequeñísima. (Mar. 12:41-44) Esto pues no niega sino apoya la verdad de que el servicio de tiempo cabal a Dios es la situación ideal para el cristiano. Cada uno, pues, puede usar provechosamente un poco de su tiempo para considerar seriamente y con oración sus circunstancias para determinar si le es posible o no el servicio de tiempo cabal.
4. ¿Mediante qué actitud constante no dejamos que se nos escapen las oportunidades?
4 Para el que dedica todo su tiempo a la obra o para los que dedican una parte de su tiempo a la obra, y éstos constituyen la mayor parte de los que ahora predican acerca del reino de Jehová, los requisitos bíblicos son los mismos. Dios no hace acepción de personas. No todos tienen las mismas oportunidades, pero todos pueden comprar sus oportunidades, siempre alertos para ocasiones para iluminar a otro. No sólo durante el tiempo apartado específicamente para predicar, sino durante todas las actividades del día surgirán oportunidades para presentar o defender la verdad. Pedro aconseja respecto a eso diciendo: “Siempre estén listos para hacer su defensa a cualquiera que los llame a cuentas por la esperanza que tienen. Pero háganlo con tiento y respeto.” (1 Ped. 3:15, Una Tradu. Amer. [en inglés]) ¿No es esta disposición constante la única manera de estar seguro de no dejar que las oportunidades se escapen, para estar seguro de que todo momento se use con provecho? A menudo se deriva gran gozo de hablar acerca de la verdad a la persona a quien tendría uno la inclinación de no mencionársela en la conversación. “¡Bienaventurados los que se afirman en lo que es correcto, que cumplen con su deber a todo tiempo!”—Sal. 106:3, Móffatt (en inglés).
5. ¿Por qué no es correcto, cuando uno no está predicando, dar rienda suelta a sus deseos?
5 El ‘afirmarse en lo que es correcto’ no se limita a querer decir que el cristiano debe predicar en toda oportunidad y luego sentirse libre para pasar otro tiempo descuidadamente. Pablo aconseja con respecto a esto, diciendo: “Venzo mi cuerpo, y lo tengo en sujeción; no sea que de algún modo, habiendo predicado a los demás, yo mismo sea rechazado.” Y otra vez, dice él: “Por tanto, el que piensa que está firme, mire que no caiga.” (1 Cor. 9:27; 10:12) No es cómo se ha empleado el tiempo en lo pasado lo que marca a uno como siervo de provecho o sin provecho, sino cómo lo usa ahora y en lo futuro. No puede uno mezclar el servicio de Dios con una vida descuidada. El Diablo está bien enterado de las flaquezas inherentes en la carne humana; conoce toda treta astuta para hacer tropezar a los incautos. Por esto Pablo dió énfasis a la necesidad de mantener el cuerpo bajo sujeción a todo tiempo, no complaciendo los deseos egoístas y carnales ni permitiendo que la mente more en tales cosas.
6. ¿Cómo ha de considerarse el tiempo que empleamos en lo pasado en el mundo?
6 Es verdad que algunos que ahora están asociados con los testigos de Jehová en un tiempo dedicaban todo su tiempo sea a su progreso en el mundo de gran comercio, o a la adquisición de casas o a los placeres desenfrenados que conducen a toda suerte de pecado. Respecto a su cambio a un uso más provechoso de su tiempo, Pedro dice: “Han pasado bastante tiempo en el pasado haciendo lo que les gusta hacer a los paganos, dando rienda suelta a la sensualidad, la pasión, la borrachera, la parranda, la disipación, y la idolatría detestable. Se asombran de que ya no se metan junto con ellos en la corriente de disipación, y los maltratan por eso; pero ellos tendrán que responder por eso al que está listo para juzgar a vivos y muertos.”—1 Ped. 4:3-5, Una Tradu. Amer. (en inglés).
7. ¿Por qué sería ahora una pérdida de tiempo volver a ese proceder?
7 Habiendo sido librado de las obras de la carne mediante el conocimiento de la verdad, tiene uno que permanecer firme en ella. “Porque si vivís conforme a la carne, estáis a punto de morir; pero sí mediante el espíritu dais muerte a las acciones del cuerpo, viviréis.” (Rom. 8:13, El Diaglotón Enfático [en inglés]) En la muerte no hay tiempo que usar provechosamente ni de ninguna otra manera. “No hay obra, ni empresa, ni ciencia, ni sabiduría en el sepulcro.” (Ecl. 9:10) Mejor no pasar tiempo con las obras de la carne ahora que pasar la eternidad en el sepulcro. Cada paso que toma el cristiano debe de pesarse contra los requisitos de Dios. “Por Jehová son ordenados los pasos del hombre piadoso.” (Sal. 37:23) Es mucho mejor tomar unos pocos momentos para reflexión silenciosa, plenamente considerando los requisitos de Dios antes de abalanzarse a una acción que pueda traer la reprensión de Dios. “No es bueno obrar sin reflexión; y el ser atrabancado es no acertar a la marca.”—Pro. 19:2, Una Tradu. Amer. (en inglés).
PERDIÉNDOLO EN LO QUE NO IMPORTA
8, 9. ¿Cómo se pierde tiempo debido a desavenencias entre personas?
8 Pero no es solamente la cosa grande u obvia lo que impide la obra del cristiano o de la congregación de cristianos. A menudo es algo trivial, cosa que no vale el tiempo que al fin consume. Equivocaciones pequeñas ciertamente surgirán mientras los hombres son imperfectos. El adversario se encargará de que surjan. Y cuando surgen, nada le agrada más que ver que alguien comience a imaginarse que alguna acción o palabra quiso decir más de lo que se intentaba decir con ella. ¿Por qué? Porque inmediatamente la mente de esa persona se divide. En vez de pensar en maneras de comprar oportunidades para servir a Dios, mora en el daño imaginado. El tiempo que antes se usaba provechosamente ahora se pierde en compadecerse de sí mismo.
9 El Diablo no está contento con dejar que el dañado rumie la cosa. Codicia nuestro tiempo. Hace falta el pésame; hay que contárselo a otros; tiene que consumirse el tiempo de otros. La persona incauta, oyendo este cuento de maltrato, quizá quiera ponerse de una parte o de otra en la dificultad y lo que antes era cosa trivial puede cundir por la congregación como un incendio, desorganizar el servicio ordenado y provechoso de Dios y causar acusaciones y recriminaciones, ventiladas públicamente ante todos. Afortunadamente, esto no es lo que se acostumbra entre los testigos para Dios, pero si hay posibilidad de que suceda, los siervos útiles que estiman el tiempo harán bien en mantenerse advertidos.
10. ¿Cómo dijo Jesús que debíamos de proceder respecto a daños personales?
10 Es contraste placentero considerar la gran cantidad de tiempo, ansiedad mental y esfuerzo productivo que puede ahorrarse cuando se sigue la regla bíblica. “Y si tu hermano pecare contra ti, vé, manifiéstale su culpa entre ti y él solo: si te oyere, habrás ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma contigo uno o dos más para que de boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Y si los desoyere a ellos, dilo a [los representantes de] la iglesia: mas si desoyere a la iglesia, sea para ti como un gentil y un publicano.”—Mat. 18:15-17.
11. ¿Qué provecho saca respecto al tiempo el que sigue este proceder?
11 Casi siempre las dificultades pueden allanarse entre los dos implicados si cada uno está dispuesto a dar segundo lugar a sus propios sentimientos y amar a su hermano como a sí mismo. Ni siquiera una noche de ansiedad debe pasarse mientras el mal, sea verdadero o imaginario, crece en la mente. “No se ponga el sol sobre vuestro enojo.” (Efe. 4:26) El sueño es dulce y refrescante para el que ha confesado su mal a su hermano o que ha llevado su queja al que lo dañó y lo ha allanado todo, tal como deben de allanarlo los hermanos maduros. Levantándose por la mañana, gozosamente sale al servicio de su Dios en vez de quedarse con corazón pesado.
12. ¿Cómo ahorramos tiempo si no nos metemos en lo que no nos importa?
12 El siervo de Dios, ocupado en el negocio de su amo, no se deja implicar en las controversias de otros. Sabe que “como quien agarra por las orejas a un perro, así es aquel que va pasando, y se mete en la riña ajena”. (Pro. 26:17) Antes de poder desembrollarse de la situación habrá pasado mucho más tiempo allí de lo que pensaba y la evidencia manifestará claramente que ese tiempo no se pasó con provecho. No, no tiene tiempo ni siquiera para oír los detalles del asunto; ningún tiempo para oír y menos tiempo para repetir.
13. ¿Por qué es pérdida de tiempo chismear y criticar a otros?
13 Un cuento repetido, no obstante lo bueno que sean las intenciones, viene a ser chisme y hablilla. La lengua, miembro pequeño del cuerpo pero sumamente difícil de dominar, no estará contenta mucho tiempo con sólo repetir. Cuidado, pues; ‘cuide de su camino para no pecar con la lengua.’ (Sal. 39:1) La misma fuente no puede producir agua amarga y también dulce. (Sant. 3:11) La lengua no puede alabar a Dios y al mismo tiempo difamar a un hermano; tampoco puede emplearse el tiempo alabando a Dios y al mismo tiempo pensando en algún error que otro haya hecho o hablando de él. El tiempo puede usarse mucho más provechosamente examinando uno sus propios errores que uno puede corregir que en preocuparse por los defectos de otro que uno no puede cambiar. Además, dice Jesús, “¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no adviertes la viga que está en tu mismo ojo? O ¿cómo dirás a tu hermano: Deja, echaré fuera la paja de tu ojo? ¡y he aquí una viga en tu propio ojo!” (Mat. 7:3, 4) Obviamente, es pérdida de tiempo y es probable que se hará más daño que provecho.
14. ¿Cuál, pues, es el uso provechoso de la mente? ¿Por qué?
14 Las cosas en que se permite que more la mente determinan al fin si el individuo procederá provechosa o desperdiciadamente. “Según piensa dentro de sí mismo, así es,” dice el Proverbio. (23:7, Ver. Norm. Am.) La mente que está llena de cosas malas dirigirá el cuerpo a hacer cosas malas. La mente llena de daños imaginarios está propensa a buscar ocasión para reñir, difamar o vengarse. Corte en flor la voluntariedad y la pérdida de tiempo, refrenando la mente, enjaezándola para trabajo provechoso, dirigiéndola por los caminos justos. “Ahora, hermanos,” escribió Pablo, “que su mente more en lo que es veraz, en lo que es digno, en lo que es recto, en lo que es puro, en lo que es amable, en lo que es bondadoso—en todo lo que es excelente o digno de alabanza. Hagan las cosas que aprendieron, recibieron, y oyeron de mí, y lo que me vieron hacer. Entonces Dios que da la paz estará con ustedes.” (Fili. 4:8, 9, Una Tradu. Amer. [en inglés]) La mente que está llena de la verdad y pensamientos de servir a Dios no cae fácilmente como presa a las fuerzas mortíferas lanzadas por el Diablo.
15. ¿Qué discusiones son una pérdida de tiempo, y cuáles son benéficas?
15 Los argumentos respecto a cosas insignificantes, discusiones largas sobre situaciones imaginarias y teorías personales, esto también toma el tiempo precioso de los que son bastante insensatos para permitirlo. “Evita las cuestiones necias, y nacidas de la ignorancia, sabiendo que engendran contiendas. Y el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino manso para con todos,” le dijo Pablo a Timoteo. (2 Tim. 2:23, 24) “Cierra tu mente contra la controversia insensata y popular.” (Móffatt [en inglés]) Hay algunos, insensatos y presuntuosos, que no quieren hacer más que pavonear su propia sabiduría y que no quieren conseguir la verdadera sabiduría de la Palabra de Dios. Puede uno pasar horas con ellos discutiendo sus teorías favoritas; pero no tienen tiempo para oír el evangelio. El que ‘compra toda oportunidad’ para predicar naturalmente tratará de dirigir la conversación o discusión a fines provechosos, pero no usará tiempo innecesario con los que ‘voluntariamente están ignorantes’ de los propósitos de Dios. Jesús amonestó, “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos; no sea que las rehuellen con sus pies, y volviéndose sobre vosotros, os despedacen.” (Mat. 7:6) Hay demasiadas personas en el mundo con quienes puede uno pasar el tiempo provechosamente, que tienen más ansias de escuchar y aprender que de hablar. El predicador puede usar su tiempo provechosamente buscando a tales mansos, porque “encaminará a los humildes en la justicia; enseñarán los humildes su camino”.—Sal. 25:9.
16. ¿Qué nos hacen desear a menudo los ataque y la indiferencia?
16 Muchos que aborrecen la verdad no están contentos con no hacer caso de ella ni de los que dedican su tiempo a su proclamación. A menudo, como bestias brutas, se vuelven sobre los testigos de Jehová en un esfuerzo de rehollarlos para callarlos. Sus ataques malignos, combinados con la indiferencia para con el mensaje amonestador de parte de la mayoría de esta generación inicua y perversa, a menudo son penosos para los siervos de Dios. Están propensos a exclamar, “Señor, ¿cuánto tiempo?” y de anhelar que tenga fin temprano el tiempo en que tienen que seguir predicando. Con templando en la mente las muchas bendiciones del Reino, quisieran apresurar su venida y anhelan que pronto estalle la furia del Armagedón.
VALIÉNDOSE DE LA PACIENCIA DIVINA
17. ¿Por qué no debemos de cansarnos del bien hacer bajo tales condiciones?
17 Pero ciertamente ningún siervo de Dios, ni siquiera el que se impacienta, siente que sea una pérdida su obra de predicar el evangelio. Ven los resultados de sus labores: hombres que oyen y que se vuelven para obedecer los mandamientos de Dios, siempre mayor multitud de predicadores del evangelio que provechosamente usan el tiempo que queda. También ven y experimentan la evidencia de la aprobación de Dios en sus acciones, Su afirmación de que han estado haciendo bien. Dios recompensa a todo hombre conforme a sus obras, y la vida eterna se concede a los que pacientemente siguen haciendo lo bueno. (Rom. 2:7) De modo que el apóstol da esta amonestación: “No nos cansemos en el bien hacer; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.”—Gál. 6:9.
18. ¿En vista de cuál ejemplo no debemos de estar impacientes?
18 Todo considerado, no tenemos causa para estar impacientes. Dios es quien fija el tiempo para todas las cosas, y el estar nosotros indebidamente ansiosos respecto a cuándo vendrá el Armagedón no lo apresura. Jehová está mejor enterado de la iniquidad de los hombres que nosotros. El nombre de Él es lo que principalmente calumnian, la creación de Él es lo que hace siglos que corrompen. Si él es bastante paciente para darles a los hombres un poco más tiempo para prestar atención y volverse de su proceder que pierde el tiempo y que pierde la vida, de por cierto que nosotros debemos de tener la paciencia de darles la oportunidad, sabiendo que, si posible fuera, Dios quiere que todos los hombres crean y sean salvos.—1 Tim. 2:4.
19. ¿Por qué tenemos razón de regocijarnos por la paciencia de Dios nosotros los lectores?
19 Con mucho la mayor parte de los que leen esta página tienen razón para regocijarse por la paciencia de Dios. La justicia hubiera estado satisfecha si la guerra que Cristo instituyó contra el Diablo echándolo fuera de los cielos hubiera continuado hasta que todos los inicuos hubieran sido quitados de la tierra. (Apo. 12:7-13) Pero el amor y la paciencia de Dios obraron en beneficio nuestro. Como lo indicó Jesús: “Si aquellos días no se hubieran abreviado, nadie se habría escapado, pero por el pueblo de Dios aquellos días se abreviarán.” (Mat. 24:22, Una Tradu. Amer. [en inglés]) Ahora vivimos en el período intermedio entre el principio de la derrota del mundo inicuo y su logro final, período de gracia que fué hecho posible porque Dios abrevió “aquellos días”. El pueblo de Dios no se enfada sino que se regocija por la paciencia de él.
20. Puesto que el tiempo que queda ha sido tan largo, ¿es tardo Dios? ¿Por qué?
20 El hecho de que el tiempo que queda ha continuado tanto no quiere decir que Dios es tardo o que se le ha olvidado la fecha que él fijó para el fin final. “No es tardo el Señor respecto a su promesa, como algunos lo reputan; en verdad manifiesta su paciencia para con ustedes, porque no quiere que nadie perezca, sino que quiere que todos los hombres lleguen a arrepentirse. El día del Señor vendrá como ladrón; día en que los cielos pasarán con grande estruendo, los cuerpos celestiales se quemarán y serán destruídos, y la tierra y todas sus obras se derretirán. Si todas estas cosas han de disolverse de esta manera, qué santa y piadosa debe ser la vida que llevan ustedes, mientras esperan y apresuran la venida del Día de Dios.”—2 Ped. 3:9-12, Una Tradu. Amer. (en inglés).
21. ¿Cómo podemos apresurar la venida del Día de Dios?
21 No, Dios, ‘con quien mil años es como un día;’ no es tardo al permitir que estos cuantos años intermedios se usen para el fin provechoso de la predicación del evangelio. Para con él eso es como unos cuantos momentos; y los días que quedan pueden pasar rápidamente para usted también. Usted puede ‘apresurar la venida del Día de Dios’, teniendo parte en el propósito para el cual estos días se han apartado. “Este evangelio del reino será predicado en toda la tierra habitada, para testimonio a todas las naciones; y entonces [y no antes] vendrá el fin.” Si los días que quedan se ocupan en servicio provechoso no pasarán lentamente para usted; volarán como si tuvieran alas.
22. ¿Cuál es el uso inmediato más provechoso que pueden hacer de su tiempo los que oyen el mensaje por primera vez?
22 Si usted es una de las personas de buena voluntad para con Dios y no ha oído antes de las bendiciones del Reino, el uso inmediato más provechoso que puede hacer usted de su tiempo es estudiar y enterarse de él ahora mientras la paciencia del Señor todavía suspende la destrucción. No deje que el sentido falso mundano de seguridad lo adormezca y lo haga creer que la paciencia de Dios continuará para siempre. Aunque la mayor parte de la humanidad se mofe de la posibilidad de un cambio de magnitud tan extensa o escarnezca a los que usan el tiempo que queda para predicar tal mensaje, la mayor parte puede estar equivocada.
23. ¿Qué cosa ilustra que puede estar equivocada la mayor parte de la gente y usar mal el tiempo?
23 La mayor parte de la gente fué la que no tuvo tiempo para oír lo que les decía Noé, mucho menos apartarse de su voluntariedad y asociarse con él en lo que consideraban gran pérdida de tiempo–edificar un gran barco y predicar la condena de aquella generación. Juzgue usted quién usó el tiempo con mayor provecho. Otra vez una generación está ‘demasiado ocupada’ para dejar de usar el tiempo que le queda de la manera que acostumbra usarlo. Muchos pagarán gran precio para enterarse de que perdieron los días que les quedaban cuando su vida sea apagada por la justa ira de Dios.
24. ¿Cómo usan el tiempo ahora los ministros para nunca deplorarlo?
24 Cada día acorta el “tiempo designado”. Cada día presenta oportunidades para proclamar el nombre y el propósito de Dios que nunca se repetirán. Y cada día ministros fieles compran sus oportunidades, con el resultado de que mayor multitud se detiene y ya no se abalanza con las naciones hacia la destrucción. Al detenerse y oír y aprender, gozosamente consagran su vida al servicio de Jehová y toman parte en la actividad más provechosa que se le ha presentado al hombre. A ellos el tiempo que queda no les parece demasiado largo; más bien, es sumamente corto para lograr la obra que todavía tiene que hacerse. “La mies en verdad es mucha, mas los trabajadores son pocos.” (Luc. 10:2) Pero aunque el tiempo es corto Jehová hace esta promesa: “El pequeño vendrá a ser mil, y el chico, nación fuerte: yo, Jehová, me apresuraré a hacer esto a su tiempo.” (Isa. 60:22) Una muchedumbre que todavía no se ha contado prestará atención al mensaje amonestador y unirá su voz en alabar el nombre de Jehová, y puede ser la porción bienaventurada de usted ayudarles a enterarse de la verdad. En los miles de años futuros en los cuales podrá gozar usted de las bendiciones que Jehová tiene en reserva para los que le sirven, nunca tendrá usted razón para deplorar que haya sido uno de los que ‘no obraron irreflexivamente, sino que, como hombres sensatos, se valieron de sus oportunidades en estos tiempos malos que en breve han de terminar’.