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  • “Un solo cuerpo” de participantes

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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1956
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1956
w56 1/2 págs. 88-93

“Un solo cuerpo” de participantes

1. ¿Cómo deben ser los que comen la cena del Señor en su adoración y servicio a Jehová, y a qué “un solo cuerpo” se refiere Pablo al argüir a favor de esto?

AQUELLOS israelitas espirituales cristianos que están en el nuevo pacto deben ser indivisos en su adoración y servicio a Jehová individualmente y también como congregación. Por eso, después de hablar de la copa y el pan de la cena del Señor, el apóstol les dice a éstos: “Porque hay un solo pan, nosotros, aunque somos muchos, somos un solo cuerpo, porque todos nosotros estamos participando [comiendo] de ese solo pan.” (1 Cor. 10:17, NM) ¿A qué cuerpo se refiere Pablo aquí por las palabras “un solo cuerpo”? No al cuerpo personal, carnal, de Jesús que se simboliza por la hogaza de pan ázimo. No, sino a la entera congregación de israelitas espirituales de la cual Jesucristo es la Cabeza espiritual. Esta congregación bajo él se menciona más tarde en esta misma carta de Pablo y se hace referencia a ella como el cuerpo de Cristo: “Ahora ustedes son el cuerpo de Cristo, y miembros individualmente. Y Dios ha colocado a los miembros respectivos en la congregación.”—1 Cor. 12:27, 28, NM.

2. ¿Para indicar qué hecho usó Jesús sólo un pan en la cena, y por qué es que Jehová no participa en el “un solo cuerpo” que Pablo menciona?

2 En los primeros tres capítulos de esta carta Pablo manifiesta que la congregación, el cuerpo de Cristo, debe ser indivisa en pensamiento y acción. Por lo tanto tiene que estar indivisa en su actitud hacia la cena del Señor y hacia todo lo que ella obliga a un miembro de la congregación a ser y a hacer. Si todos los miembros participan de la cena del Señor, entonces éstos deben permanecer juntos y ser un solo cuerpo. Cuando instituyó la cena del Señor, Jesús usó un solo pan, y lo hizo así para indicar que los que participan del pan o del cuerpo de carne de Jesús eran “un solo cuerpo” bajo él su Cabeza. Los israelitas espirituales en el nuevo pacto que participan del un solo pan ázimo están teniendo una comida en común juntos. Mediante esto ellos representan que son “un solo cuerpo,” que participan de los mismos beneficios y privilegios, comen en la misma mesa espiritual. Prescindiendo de cuántos son, todavía son “un solo cuerpo,” porque ‘todos ellos están participando [comiendo] de ese solo pan.’ Jehová Dios no está participando con ellos en este “un solo cuerpo,” porque él no es miembro de él. Jesucristo es la Cabeza de ese “un solo cuerpo,” pero está bajo Jehová. “La cabeza del Cristo es Dios.” (1 Cor. 11:3, NM) Como Cabeza, Jehová aceptó el sacrificio de Jesús.

3. (a) De modo que, ¿qué acto indica que todos ellos son “un solo cuerpo”? (b) Al participar de la carne y sangre de Cristo ¿qué han recibido de Dios y para qué privilegios adicionales ha servido esto como un escalón?

3 En sí mismo el un solo pan ázimo no simboliza este “un solo cuerpo” bajo Jesús. Ese pan simboliza el cuerpo humano que Jesús sacrificó. El acto de comer ese pan en participación común es lo que indica que todos los que lo comen son “un solo cuerpo,” “el cuerpo de Cristo.” Al participar de la carne y la sangre de Jesucristo todos han recibido justificación de Dios o han sido declarados justos. Esta justificación de ellos en la carne no ha sido un fin en sí misma. Es decir, el asunto no paró allí, sino que esta justificación o el declararlos justos les fué dado con un propósito especial. ¿Cuál? El de servir de escalón hacia el ser sacrificados con Cristo y luego ser engendrados por Jehová Dios para llegar a ser sus hijos espirituales, una “nación santa, un pueblo para posesión especial,” en un nuevo pacto con él. (Rom. 5:1, 2, 9; 8:15-17; Sant. 1:18; 1 Ped. 2:9, NM) Luego, como hijos espirituales suyos con una esperanza de vida celestial, Jehová Dios los ungió con su espíritu, para hacerlos miembros del cuerpo de Cristo. Mediante esto los admitió en el pacto para el reino celestial, el pacto que Jesús mencionó a raíz de la cena del Señor, diciendo a sus apóstoles fieles: “Ustedes son los que han permanecido conmigo en mis pruebas; y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.”—Luc. 22:28-30, NM.

4. ¿Mediante qué dos cosas han sido santificados, y por eso su participación en la cena del Señor los señala como qué?

4 Así podemos apreciar cuán necesario es el que sean justificados o declarados justos ahora por medio de la fe. Ellos son “santificados por medio del ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo una vez para todo tiempo.” Cada uno de ellos aprecia la “sangre del pacto por la cual fué santificado.” (Heb. 10:10, 29, NM) Estos son los hechos que ellos simbolizan al participar del pan y de la copa de vino. Su participación unida en la cena del Señor los señala como exclusivos, como un solo cuerpo santificado bajo Jesucristo la Cabeza. Tienen que mantener su santificación.—1 Tes. 4:3, 7.

5. En lo que toca a sus responsabilidades, ¿por qué tienen que recordar ellos a Jesús en la carne?

5 Por consiguiente, como un solo cuerpo unido, santificado, ellos reconocen que no sólo disfrutan de ciertos privilegios en común, sino que también tienen ciertas responsabilidades. Y en este respecto tienen que recordar a Jesús en la carne. Él no descendió del cielo a la tierra para disfrutar de la carne, para gozar de la vida en la carne, como los desobedientes “hijos de Dios” del día de Noé. (Gén. 6:1, 4; 1 Ped. 3:19, 20) Él nació de una mujer y fué hecho carne con el fin de hacer uso especial de esa carne en el servicio de Jehová. Él sufrió en ese cuerpo, cargando sobre él el madero de tormento del vituperio, dejando así un modelo para nosotros los que estamos en la carne. En ese cuerpo él hizo el trabajo terrestre de Jehová, aun haciendo bautizar ese cuerpo en agua y después predicando las buenas nuevas del reino de Dios. Él lo ofreció en sacrificio, y por eso su cuerpo no fué arrojado al Gehena sino que fué enterrado en una tumba memorialesca nueva, no usada. (Luc. 23:53; Isa. 53:9) Aquellos a quienes él beneficia tienen que seguir sus pisadas.

6, 7. ¿Qué, por lo tanto, tiene que ser cierto de sus cuerpos mortales, y cómo tienen todos ellos como un solo cuerpo que mantenerse dignos de comer la cena del Señor?

6 Los que participan de la cena del Señor tienen que, igual que el Señor Jesús, servir a Jehová Dios. Sus cuerpos mortales tienen que ser vivificados por el espíritu de Él que mora en ellos. (Rom. 8:10, NM) Tienen que obedecer la súplica: “Presenten sus cuerpos en sacrificio vivo, santo, acepto a Dios, en servicio sagrado con su facultad de raciocinio.” (Rom. 12:1, NM) Ellos tienen que entregar su vida sacrificatoriamente en el servicio de Jehová, consumiendo así su vida terrestre pero también viviendo como Cristo. Dice Pablo: “Siempre aguantamos por todas partes en nuestro cuerpo el trato mortífero que se le dió a Jesús, para que la vida de Jesús también se haga manifiesta en nuestro cuerpo . . . para que la vida de Jesús también se haga manifiesta en nuestra carne mortal.” (2 Cor. 4:10, 11, NM) Los cuerpos mortales de los que comen la cena del Señor tienen que ser mantenidos limpios de inmoralidad. A ellos Pablo dice: “El cuerpo no es para fornicación, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo. ¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, entonces, los miembros del Cristo y los haré miembros de una ramera? ¡Jamás suceda eso! . . . no pertenecen a ustedes mismos, porque fueron comprados con un precio. Sin falta, glorifiquen a Dios en el cuerpo de ustedes en conjunto.”—1 Cor. 6:13, 15, 19, 20, NM.

7 Nuestros cuerpos son esclavos de Jesús, marcados. (Gál. 6:17, NM) Nuestros cuerpos no son para el demonismo, porque Satanás el Diablo es la cabeza de esa religión. Pero Jesucristo es la Cabeza de su cuerpo, la congregación. Este cuerpo es llamado, no para división, no para odio racial, no para nacionalismo, sino para paz y unidad. (Col. 3:15; Efe. 2:14-18) Tiene que mantenerse limpio de la levadura de malicia e iniquidad y mantenerse unido como “un solo cuerpo,” digno de comer del “un solo pan” simbólicamente en la cena del Señor y por fe cada día.

8. Al beber la copa de vino, ¿por qué tienen que recordar la sangre de Cristo y también las responsabilidades especiales que les han venido?

8 Cuando beben la copa de vino los miembros del cuerpo tienen que recordar la sangre de Cristo, porque mediante ella ellos han recibido el perdón de los pecados, lo que los lleva a su justificación, y han sido admitidos en el nuevo pacto. Por consiguiente, les han venido responsabilidades especiales a ellos, y al beber del vino en la copa, la cual copa representa la “copa de Jehová,” quieren que se entienda que ellos reconocen estas responsabilidades. Es decir, ellos tienen que “ser ministros de un pacto nuevo” y servir los fines de ese pacto. (2 Cor. 3:6, NM) Han llegado a ser un “sacerdocio real,” siendo sacerdotes espirituales de Dios y subsacerdotes de Jesucristo el Sumo Sacerdote. Esto significa que ellos ofrecen a Dios los “sacrificios espirituales” de alabanza y de buenas obras. Implica muerte, también, el morir ellos una muerte sacrificatoria semejante a la de Jesús, participando en sus sufrimientos y sometiéndose a una muerte como la de él para vindicar la soberanía universal de Jehová. Significa, como sacerdote, el no tener nada que ver con la “mesa de demonios” y la “copa de demonios,” sino el dar a Jehová devoción exclusiva y dar a la adoración de Él el primer lugar en la vida y guardar el conocimiento de él en sus labios y servir a Jehová como portador de su mensaje, para apartar a muchos de la injusticia y dirigirlos a Su adoración. (1 Ped. 2:5, 9; Fili. 3:9-11; Mal. 2:6, 7) Está escrito que ellos vencerán a Satanás el Diablo “debido a la sangre del Cordero y debido a la palabra de su testificación.”—Apo. 12:11, NM.

CUÁNDO Y CÓMO CELEBRAR

9. En cuanto a celebración, ¿cómo no es la cena semejante al bautismo?

9 La celebración de la cena del Señor no es como el bautismo. El bautismo en agua se efectúa una vez, al principio de la carrera cristiana de uno, para simbolizar públicamente que la persona se ha dedicado a Dios por medio de Cristo. Pero tocante a la celebración de la cena del Señor, Jesús dijo al tiempo que la instituyó: “Sigan haciendo esto en memoria de mí.”—Luc. 22:19, NM.

10. ¿Por qué tiene que celebrarse regularmente, y en confirmación cómo describió Pablo la cena del Señor?

10 Tiene que celebrarse regularmente con el fin de tener presente a Jesús en cuanto a lo que él significa para los celebrantes. Pablo recalca el requisito de celebrarla regularmente. Cuando dijo a la congregación de Dios en Corinto que no estaba celebrándola de la manera correcta, Pablo dijo: “Cuando se juntan en un lugar, no es posible comer la cena del Señor. . . . En esto no los elogio. Porque yo recibí del Señor lo que también les he entregado, que el Señor Jesús la noche que iba a ser entregado tomó un pan y, después de dar gracias, lo partió y dijo: ‘Esto significa mi cuerpo que está a favor de ustedes. Sigan haciendo esto en memoria de mí.’ Hizo igual respecto a la copa también, después que hubo terminado la cena, diciendo: ‘Esta copa significa el nuevo pacto por virtud de mi sangre. Sigan haciendo esto, cuantas veces la beban, en memoria de mí.’ Porque cuantas veces comen este pan y beben esta copa, siguen proclamando la muerte del Señor, hasta que él venga.”—1 Cor. 11:20-26, NM.

11. ¿Hasta qué evento era necesario que ellos lo recordaran así, y cómo manifiesta esto para quiénes se propuso que fuera esta celebración?

11 Especialmente durante el tiempo en que estuviera ausente de ellos el Señor Jesús en la carne, era necesario que ellos hicieran la celebración en memoria de su muerte personal hasta que él volviera para recibirlos a sí mismo en el cielo. Y dado que él no comienza a juntar sus “otras ovejas” hasta después que él vuelve, podemos apreciar por qué la cena del Señor era para los de la “manada pequeña” de Jesús, la cual es la congregación, “su cuerpo,” de 144,000 miembros.—Juan 10:16; Mat. 25:31, 32.

12. ¿Con cuánta frecuencia tiene que comerse anualmente, y cuántas veces se ha comido hasta ahora?

12 ¿Con qué frecuencia tiene que celebrarse? Jesús indicó con cuánta frecuencia al empezar la cena del Señor en la noche de la pascua, el 14 de nisán en el calendario bíblico, y luego al decir a sus discípulos que siguieran haciéndolo. Es decir, en esa misma fecha de la pascua, que llegaba sólo una vez al año. Es sumamente adecuado celebrarla anualmente en ese tiempo, porque en esa fecha Jesús dió su cuerpo literal como sacrificio en el madero de tormento y derramó su sangre vital del nuevo pacto para el perdón de los pecados. Ese fué el día de la “muerte del Señor,” y ésa fué la fecha en que observar su muerte mediante la cena del Señor y de esa manera proclamar su muerte personal. Pero aunque sólo se come una vez al año en la noche del 14 de nisán, ha sido comida ‘frecuentemente’ durante los diecinueve siglos de la vida de la congregación cristiana hasta ahora. Y este año por lo tanto la comerá el resto de los miembros del “cuerpo de Cristo” el lunes 26 de marzo de 1956 por la noche, entre la puesta del sol y la medianoche. Comenzando así el 14 de nisán de 33 d. de J.C., la cena del Señor se ha comido 1,923 veces hasta ahora, y se están haciendo preparativos para comerla este año.

13, 14. ¿Cómo ha estado ausente el resto de sus seguidores de él aun desde 1914 y también desde 1918?

13 Pero ¿por qué no se descontinuó el comerla después de octubre de 1914 cuando el Señor Jesús recibió su reino a la diestra de Jehová en los cielos? ¿Por qué no se descontinuó, por lo menos, después que Jehová Dios vino a su templo espiritual acompañado de Jesucristo como su “mensajero del pacto” en la primavera de 1918?—Mat. 25:31; Mal. 3:1, VA.

14 Bueno, al tiempo de uno u otro de esos acontecimientos Jesucristo no tomó a sus seguidores de su condición carnal a su presencia personal. Los dejó en la carne y por consiguiente todavía estaban “ausentes del Señor.” Concerniente a esto Pablo les dice: “Sabemos que si nuestra casa terrestre, esta tienda, fuera disuelta, hemos de tener un edificio procedente de Dios, una casa no hecha con manos, eterna en los cielos. Porque en esta casa de habitación verdaderamente gemimos, encarecidamente deseando ponernos la que es para nosotros y procede del cielo, para que, realmente habiéndonosla puesto, no se nos halle desnudos. . . . mientras tenemos nuestra casa en el cuerpo, estamos ausentes del Señor, porque nosotros estamos andando por fe, no por vista. Pero tenemos buen ánimo y gran satisfacción más bien en estar ausentes del cuerpo y hacer nuestra casa con el Señor. Por lo tanto también estamos teniendo como mira, sea que tengamos nuestra casa con él o estemos ausentes de él, ser aceptables a él.”—2 Cor. 5:1-3, 6-9, NM.

15. Por lo tanto, para ser “aceptables a él,” ¿qué continuarán celebrando, y hasta cuándo?

15 Por eso los del resto, aunque todavía están ausentes de él debido a su carne, tratan de ser “aceptables a él” al obedecer su mandato de comer la cena del Señor en memoria de él, de quien están ausentes. Si en este sentido todavía están ausentes de él, entonces desde este punto de vista él no ha venido por ellos y no ha cambiado la mera memoria en vista verdadera de él y presencia con él en el cielo. Por eso los del resto de “su cuerpo” tienen que continuar comiendo la cena del Señor sobre la tierra hasta que sean glorificados, aun después de sobrevivir al Armagedón.

16. ¿Con qué condición interna debe uno venir a celebrar la cena del Señor, y qué dijo Pablo a los corintios sobre esto?

16 Cuando vengan para celebrar la cena del Señor este 14 de nisán o 26 de marzo de 1956, después de la puesta del sol, deben venir con la actitud mental correcta y el debido aprecio de corazón para observarla de una manera digna de la ocasión, con pleno avalúo del significado de la cena del Señor. Pablo aconsejó de ese modo a los corintios descuidados, irreflexivos y concentrados en sí mismos, diciendo: “Por consecuencia, cualquiera que come este pan y bebe esta copa del Señor indignamente será culpable con respecto al cuerpo y la sangre del Señor. Que uno primeramente se apruebe a sí mismo después de un escrutinio, y así que coma del pan y beba de la copa. Porque el que come y bebe, come y bebe juicio contra sí mismo si no discierne el cuerpo. Por eso es que muchos entre ustedes están débiles y enfermizos y no pocos están durmiendo en muerte [espiritual]. Pero si discerniéramos lo que somos nosotros mismos, no seríamos juzgados. Sin embargo, cuando somos juzgados, somos disciplinados por Jehová, para que no seamos condenados con el mundo. Por consecuencia, mis hermanos, cuando se juntan para comerla, esperen los unos a los otros. Si alguno tiene hambre, que [primero] coma en su casa, para que no se junten [en un solo lugar] para juicio [con el mundo].”—1 Cor. 11:27-34, NM.

17. ¿Por qué tiene que mantenerse separada la cena del Señor de comidas ordinarias, aunque Jesús instituyó la cena a raíz de la pascua en la misma mesa?

17 Cierto, Jesús instituyó la cena del Señor después que ellos habían comido la pascua y en la misma mesa. Pero eso fué debido a las circunstancias y a la relación de las dos cosas. Sin embargo, no podemos tener una comida ordinaria juntos en el lugar de reuniones de la congregación para llenarnos de alimento y bebida y luego añadir a ella la cena del Señor como una clase de culminación al comer y beber. La cena del Señor tiene que mantenerse separada de las cenas ordinarias. Pues, mediante su cena, usamos el pan y la copa para simbolizar que participamos de beneficios espirituales que, en el caso de los del resto, significan vida celestial eterna para ellos. Ellos tienen que tratar dignamente la ocasión y los emblemas, el pan y la copa. El participar indignamente de éstos es peor que el no participar en absoluto, porque, al participar de manera indigna, irrespetuosa, la persona se acarrea la condenación de Dios sobre sí misma, para morir con el mundo.

18. ¿Por qué come y bebe uno juicio contra sí mismo si no “discierne el cuerpo,” y por eso qué debe hacer uno que recibe el juicio disciplinario de Jehová?

18 ¿Por qué? Porque, habiendo una vez conocido al Señor, ahora esta persona no “discierne el cuerpo” que el Señor ofreció en sacrificio. Es como si dijera: “¡La mesa de Jehová es cosa despreciable!,” y por eso el sacrificio que hay encima de ella no es inmaculado, perfecto: “¡La mesa del Señor es inmunda!” (Mal. 1:7, 12) Casi es semejante a la acción “culpable” de los infieles que “empalan al Hijo de Dios otra vez para sí mismos y le exponen a vergüenza pública” y que han “pisoteado al Hijo de Dios y . . . estimado como de valor ordinario la sangre del pacto por la cual fué santificado.” Por eso se está dirigiendo culpablemente a un castigo mucho más severo que el que recibía uno que quebrantaba el viejo pacto de la ley. Se está dirigiendo a una muerte de la cual no hay sacrificio para pecado voluntarioso a fin de librarlo. Él mismo se expondrá a los “celos ardientes [de Jehová] que van a consumir a los que se oponen.” (Heb. 6:4-8; 10:26-31, NM) Por eso que se beneficie él mediante el juicio correctivo, disciplinario, que Jehová le da. Que discierna lo que él mismo es, y se reforme. Si ha sido culpable, no obstante debe obedecer el mandato y comer la cena del Señor, pero debe hacerlo discerniendo el cuerpo sacrificado del Señor y pidiendo perdón por su pecado. Entonces que esta celebración lo fortalezca para que pueda seguir las pisadas de Cristo más estrechamente durante el año entrante.

19. Cuando vienen a la cena del Señor, ¿qué deben discernir los de la “grande muchedumbre” de todas las naciones, y cómo recibirán la mayor bendición por la celebración?

19 Sólo los del resto de israelitas espirituales que están en el nuevo pacto como miembros del cuerpo de Cristo pueden participar ahora de la cena del Señor. Sin embargo los de la “grande muchedumbre” de adoradores de Jehová de entre todas las naciones, pueblos, tribus y lenguas pueden asistir como observadores. Ellos han subido al ensalzado “monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob,” y ahora cuando vienen a la cena del Señor deben discernir que están entrando en la presencia emblemática de la “mesa de Jehová” y de la “copa de Jehová.” (Apo. 7:9; Isa. 2:2, 3) Mediante esto deben dar a conocer que ellos evitan la “mesa de demonios” y están dando su devoción exclusiva a Jehová, y que ellos confiesan que la única manera que ellos tienen de acercarse a Jehová es por medio del sacrificio de su gran Sumo Sacerdote, el Señor Jesucristo. Procediendo así, se hallarán en armonía con el resto de participantes y serán unidos a ellos como “una sola manada” bajo el un solo Pastor Propio de Jehová. (Juan 10:14-16, NM) Con éstos disfrutarán de la mayor bendición por la celebración de la cena del Señor y estarán llamando la “mesa de Jehová” honorable y el sacrificio de Cristo sobre ella inmaculado y honrador del altar, todo para la alabanza y gloria del único Dios vivo y verdadero, Jehová.

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