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  • Combatientes por la verdad
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1956
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1956
w56 1/11 págs. 658-665

Combatientes por la verdad

“Que sigas haciendo la guerra correcta, reteniendo la fe y una buena conciencia, la cual algunos han echado a un lado, y han experimentado naufragio respecto a su fe.”—1 Tim. 1:18, 19, NM.

1. ¿Quién está capacitado para el ministerio?

¿Está usted capacitado para estar hoy entre las filas de los que combaten por la verdad de parte de Jehová? Todo el que se dedica al servicio de Jehová estará capacitado, sea hombre o mujer, joven o anciano, si cumple los requisitos. Pablo habló acerca de ser un “soldado de Cristo Jesús de la clase correcta”; porque así como tenemos que librar la guerra correcta, asimismo tenemos que ser soldados de la clase correcta para recibir la aprobación de Dios. Tenemos que estar dedicados al ministerio y compartir de buena gana las dificultades y persecuciones que lo acompañan junto con muchos gozos y bendiciones. “Como un soldado de Cristo Jesús de la clase correcta toma tu parte en el sufrimiento del mal.” (2 Tim. 2:3, NM) La clase de soldado que una persona verdaderamente es se deja ver en la lucha. ¿Puede confiarse en él para cualquier asignación, o falta a las reuniones y sale con irregularidad al servicio? ¿Es confiable y constante, o se parece más a un mercenario instable que da la primera atención a sus propios intereses? No es al hombre a quien servimos, sino a Dios. No se nos manda comparecer ante un tribunal humano si descuidamos nuestros deberes; es Jehová quien nos examina.—1 Cor. 4:1-4.

2. ¿Cómo manifestamos un espíritu de amor hacia nuestros hermanos?

2 Muchas veces no sólo tenemos que llevar nuestra propia carga de servicio, sino que también tenemos que prestar ayuda a otros que la necesitan. Es bien sabido que las más elevadas bajas del combate ocurren cuando los soldados pelean sus primeras batallas y antes de hacerse experimentados en el combate. Tal como un padre cuida a sus hijos esmeradamente, así los veteranos maduros de la guerra espiritual tienen que ayudar a los nuevos a través de sus primeras escaramuzas para que continúen andando de una manera digna de Dios. (1 Tes. 2:11, 12) Además, un regimiento bien entrenado se enorgullece de sus logros; y aunque un cristiano no se hincha de orgullo personal, debe tener un buen espíritu y deleitarse al trabajar con sus hermanos. “Porque Dios no nos dió un espíritu de cobardía, sino de poder y de amor y de mente sana. Por esto no te avergüences del testimonio acerca de nuestro Señor.”—2 Tim. 1:7, 8, NM.

3, 4. ¿Cuáles son algunos de los requisitos del ministerio?

3 Además de aconsejarnos que nos mostremos dignos de estar en las filas de los combatientes cristianos por llenar esos requisitos, Pablo recalca otra cosa necesaria: Vivir de acuerdo con nuestra fe. Él escribió a Timoteo (1 Tim. 1:18-20, NM): “Este mandato te encomiendo, . . . que por éstas sigas haciendo la guerra correcta, reteniendo la fe y una buena conciencia, la cual algunos han echado a un lado, y han experimentado naufragio respecto a su fe.” Pablo tuvo buena razón para mencionar esto, porque algunos en su tiempo habían tratado de subvertir la fe, resistiendo la verdad a un grado inmoderado; y él advirtió que tales ideas serían tan mortíferas como gangrena si se permitía que se apoderaran de uno. Así como un soldado que es vacilante o indeciso bien pudiera pagar con la vida, lo mismo nos puede pasar a nosotros si no tenemos nuestra fe firmemente asida. Tenemos que dejar que Dios quede probado veraz por medio de fe y confianza en su Palabra. Préndase de ella como si fuera la vida misma. Los que tratan de destruir la fe de otros serán disciplinados por la organización de Jehová y quitados de las filas. Pablo dijo a los corintios: “Nos estamos manteniendo listos para descargar castigo por toda desobediencia.” En los primeros días de la organización cristiana tal acción disciplinaria fué necesaria, así como lo es en ocasiones hoy en día. Un caso antiguo se menciona: “Himeneo y Alejandro pertenecen a éstos, y los he entregado a Satanás para que sean enseñados mediante la disciplina a no blasfemar.”—2 Cor. 10:6; 1 Tim. 1:20, NM.

4 Así como los soldados de Israel tenían que mantenerse limpios mediante la santificación para sus guerras bajo la dirección de Dios, hoy tenemos que retener “una buena conciencia” por medio de vivir de acuerdo con sus requisitos. “Pórtense de una manera digna de las buenas nuevas acerca del Cristo, a fin de que, ya sea que venga y los vea o esté ausente, oiga . . . que ustedes se mantienen firmes en un mismo espíritu.” (Fili. 1:27, NM) Algunas de las maneras de andar dignamente se describen como estar “con completa humildad de mente y apacibilidad, con gran paciencia, soportándose los unos a los otros en amor, esforzándose sinceramente por observar la unidad del espíritu en el vínculo unidor de la paz.”—Efe. 4:1-3, NM.

5, 6. ¿Cómo puede ser que algunos sean descalificados de las filas de los combatientes de Jehová?

5 Aún más precisamente, Gálatas 5:19-21 describe las obras de la carne, incluyendo tales cosas como fornicación, idolatría, espiritismo, celos, ira y embriaguez, y declara que los que practican tales cosas jamás heredarán el reino de Dios. Por eso, con el fin de llenar los requisitos a la vista de Dios para participar en la guerra espiritual bajo la dirección de Cristo, el cristiano tiene que evitar tales cosas y tiene que demostrar en cambio el fruto del espíritu de Dios. No puede ser un testigo sólo de nombre, sino que tiene que adherirse a la fe y a una buena conciencia, que significa una conciencia entrenada en armonía con la Palabra de Dios. Aunque nuestro comportamiento puede parecer apropiado a la vista de nuestros amigos, tenemos que recordar que Dios discierne las intenciones secretas del corazón. Al tiempo de nuestra dedicación a Jehová no sólo hacemos promesa solemne de rechazar la inmundicia de la carne sino que también pedimos a Dios una buena conciencia para con Dios. (1 Ped. 3:16, 17, 21, NM) De modo que guerreamos contra las inclinaciones de la carne, y por el espíritu de Dios nos fortalecemos en la lucha.—1 Cor. 10:13; Rom. 7:23.

6 Pablo sabía que el sólo estar asociado con el pueblo de Dios no le aseguraría a uno la vida, ni el participar en el servicio, a menos que viva y sirva como es propio de los guerreros cristianos. Él no quería estar entre los que corren la carrera de la fe y participan en predicar a otros sólo para ser descalificados y no recibir el premio de la vida. (1 Cor. 9:24-27) El que cualquiera en el servicio de Jehová siga un proceder rebelde, obstinado, no sólo le acarreará castigo a él, sino que muy probablemente le ocasionará oprobio a la causa que sirve y hará que se debilite la fe de otros. Una ilustración poderosa de esto se vió en el caso de Acán, cuando como soldado de Israel violó los mandatos de Jehová. Como resultado de su transgresión treinta y seis de sus compañeros murieron porque la bendición de Jehová les fué quitada. A causa de este acto infiel de desobediencia voluntariosa Acán y toda su familia y posesiones fueron destruídos.—Josué, capítulo 7.

ACCIÓN DE COMBATE ORGANIZADA

7. ¿Qué efecto tiene la unidad cristiana en el enemigo?

7 En el ejército un soldado no puede obrar por sí mismo. Necesita la ayuda de otros para tener víveres y apoyo en el combate. Él acude a sus oficiales para recibir órdenes y dirección. De manera semejante hoy día los cristianos trabajan juntos de manera organizada, aceptando la dirección que Dios suministra por medio de su organización visible y por medio de los siervos nombrados, “con una misma alma luchando lado a lado por la fe de las buenas nuevas, y en nada amedrentados por sus opositores. Esta misma cosa es prueba de destrucción para ellos, pero de salvación para ustedes; y esta indicación procede de Dios, porque a ustedes se les dió el privilegio a favor de Cristo, no sólo de poner su fe en él, sino también de sufrir a favor de él.” (Fili. 1:27-29, NM) Dependemos de Dios más que de cualquier individuo. “Porque no el que se recomienda a sí mismo es aprobado, sino el hombre a quien Jehová recomienda.” Todos nuestros esfuerzos son inútiles sin su apoyo. Por eso Pablo dijo: “Mas el que se jacta, jáctese en Jehová.”—2 Cor. 10:18, 17, NM; Jer. 1:19; Sal. 35:1-10.

8, 9. Describa la organización demoníaca.

8 Entendiendo a mayor grado ahora los detalles concernientes a nuestro equipo y los requisitos que tenemos que llenar para participar en la lucha, ¿qué problemas podemos esperar arrostrar? Ningún ejército entra en la batalla sin primero sondear al enemigo para determinar sus debilidades. El estar prevenido es estar armado de antemano. Por lo tanto hacemos bien en examinar la estructura y los métodos de operación de la organización de Satanás. “¿Organización?” Sí. Jehová Dios consiguió un triunfo sobre ella por medio de la fidelidad de Cristo hasta la muerte en el madero de tormento; como está escrito: “Él lo ha quitado del camino clavándolo [la ley que condena a los cristianos] al madero de tormento. Desnudando a los gobiernos y a las autoridades [de la organización de Satanás], los exhibió a la vista pública como vencidos, conduciéndolos en una procesión triunfal por medio de ello.” (Col. 2:14, 15, NM)a Jesús, cuando estuvo sobre la tierra como hombre, tuvo que guerrear contra esos gobiernos y autoridades demoníacos, resistiendo las tentaciones que le presentó Satanás el jefe de ellos y echando fuera a más de una legión de demonios de personas desafortunadas obsesionadas por estas inicuas fuerzas espirituales. Después del nacimiento del reino de Dios en el cielo en 1914 d. de J.C. el Rey de Jehová, Jesucristo, y sus ángeles hicieron una guerra contra Satanás y sus demonios y arrojaron a estos ángeles inicuos fuera del cielo a la proximidad de nuestra tierra. Por lo tanto se nos advierte que estemos en guardia especial contra estos demonios ahora reunidos en masa aquí.—Apo. 12:1-12.

9 En su carta a los efesios el apóstol Pablo de nuevo hace referencia a la organización invisible de poderes demoníacos de Satanás el Diablo, nombrando las varias partes de esta organización invisible que está puesta en orden de batalla contra nosotros. Nos dice cómo mantenernos “firmes contra las maquinaciones del Diablo,” que no es de sangre y carne. “Porque tenemos un pleito, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales [cosmócratas] de esta oscuridad, contra las inicuas fuerzas espirituales en los lugares celestiales.” (Efe. 6:11, 12, NM) Son estas inicuas fuerzas espirituales restringidas ahora a la tierra las que inspiran las expresiones engañadoras que salen de la boca del dragón y de la bestia salvaje y del falso profeta, para hacer marchar a los reyes de la tierra a la batalla del Armagedón.—Apo. 16:13-16, NM.

10. ¿Cómo es que Jehová protege de la aniquilación a su pueblo?

10 El capítulo 38 de Ezequiel habla del cerco que se pone a los del pueblo de Dios por vivir éstos en aparente desamparo por toda la tierra en “aldeas . . . sin muros,” mientras las hordas de Satanás vienen contra ellos como una tormenta con oscuridad y destrucción amenazadora. Pero ¿está el pueblo de Jehová imposibilitado e indefenso? No mientras tenga puesto el equipo de combate que Jehová ha provisto. Está dentro de Su cuidado protector, tan seguramente como el profeta Eliseo lo estuvo cuando un destacamento del rey de Siria lo rodeó en Dotán. En esa ocasión las huestes angelicales de Jehová protegieron y guardaron a Eliseo, pero cegaron a los sirios enemigos. (2 Rey. 6:14-19) Jehová todavía protege y cuida a sus siervos para que Satanás no los arrolle. Protegidos de esta manera, podemos mirar hacia adelante intrépidamente a la lucha definitiva que pronto vendrá en el Armagedón, cuando Jehová luche contra Satanás, el Gog del día presente, y sus hordas demoníacas.—Sal. 34:7.

11, 12. ¿Cuál es la causa de la controversia, y cómo respondemos?

11 Estos son los días de verdadero combate para los siervos de Jehová, ya que Satanás trae ayes como un diluvio sobre la gente de la tierra y guerrea contra los que “observan los mandamientos de Dios y tienen la obra de dar el testimonio de Jesús.” (Apo. 12:17, NM) Las Escrituras indican que él tendrá tanto éxito en su plan de cegar la mente de la gente a la verdad que “viene la hora cuando todo aquel que los mate [a los discípulos de Jesús] se imaginará que ha rendido un servicio sagrado a Dios.” (Juan 16:2, NM) Esta es una lucha de la verdad contra el error, de Jehová contra Satanás, y podemos estar orgullosos de tener el privilegio de servir en la proclamación de la verdad.

12 Pablo nos dice: “Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan mantenerse firmes contra las maquinaciones del Diablo.” Esto indica que él tiene un plan de ataque para quebrantar nuestra fe e integridad. ¿Cuáles son algunos de estos dardos encendidos contra los que tenemos que guardarnos?—Efe. 6:11, NM.

13. ¿Cómo podemos demostrar afecto a Cristo?

13 Un cristiano puede hallarse bajo constante ataque en su propia casa. Concerniente a esto Jesús dijo: “¿Se imaginan ustedes que vine a dar paz sobre la tierra? No, les digo en verdad, sino más bien división. Porque de ahora en adelante habrá cinco en una casa divididos, tres contra dos y dos contra tres. Estarán divididos, padre contra hijo e hijo contra padre, madre contra hija e hija contra su madre, suegra contra su nuera y nuera contra su suegra.” “En verdad, los enemigos del hombre serán personas de su propia casa. El que le tiene mayor cariño a padre o madre que a mí no es digno de mí; y el que le tiene mayor cariño a hijo o hija que a mí no es digno de mí.” (Luc. 12:51-53; Mat. 10:36, 37, NM) Es muy difícil aguantar la prueba de la constante oposición y ridículo de la familia contra la verdad. Para vencer dicha oposición necesitamos el escudo grande de la fe, que es fortalecida por la verdad, y también hacer oración en toda ocasión en espíritu. Tenemos que continuar buscando los intereses del Reino primero. Si cedemos ante la opresión de la familia y abandonamos nuestra adoración de Jehová, perderemos la batalla y seremos aislados de la asociación vital con los hermanos.

14. ¿Por qué exhortó Pablo en contra del mercantilismo?

14 Otra trampa siempre lista para hacernos caer es el dejarnos enredar en los intereses comerciales a causa del amor a lo que brinda el presente sistema. Demas, compañero de Pablo en el ministerio, fué uno que se apartó de esta manera. Como Pablo lo expresó: “Demas me ha abandonado porque amó el presente sistema de cosas.” (2 Tim. 4:10, NM) No podemos servir a dos amos aceptablemente, ni puede un soldado servir dos causas al mismo tiempo. “Ningún hombre que sirve como soldado se envuelve en los negocios comerciales de la vida, a fin de que pueda alcanzar la aprobación de aquel que lo alistó como soldado.” (2 Tim. 2:4, NM) Pablo tuvo que trabajar para sostenerse, pero nunca dejó que eso suspendiera su ministerio, y nosotros debemos ver el asunto desde el mismo punto de vista. No hay necesidad de que almacenemos para el futuro. Todo lo que necesitamos, como es el caso con cualquier soldado, es provisiones para el día, y con alimento y ropa debemos estar contentos.

15. ¿De qué manera podemos resistir a Satanás?

15 Sin embargo, la maniobra más próspera de Satanás para desviar a la gente es usar propaganda contraria a la Palabra de Dios. Desde el tiempo del Edén cuando él engañó a Eva prometiéndole un conocimiento del bien y del mal él ha estado tergiversando sutilmente la verdad y fomentando el engaño religioso. A través de los siglos ha desarrollado doctrinas e ideologías falsas hasta que el mundo ahora está dividido, con el hombre contra su hermano en todo rasgo de la vida, incluyendo la adoración. Ahora es el tiempo para andar otra vez en los antiguos caminos de la verdad, derribando la fortaleza del error y desarrollando conocimiento de Dios. Al hacerlo así podremos resistir a Satanás y participar en librar a los que él ha mantenido en esclavitud mental. “Porque las armas de nuestra guerra no son carnales, sino poderosas por parte de Dios para trastornar cosas fuertemente atrincheradas. Porque estamos trastornando razonamientos y toda cosa encumbrada que se ha levantado contra el conocimiento de Dios, y estamos trayendo todo pensamiento en cautiverio para hacerlo obediente al Cristo.”—2 Cor. 10:4, 5, NM.

16. (a) ¿Cómo puede uno determinar cuál es la verdad? (b) ¿Cómo puede ser presentada de la mejor manera a otros?

16 “¿Qué cosa es la verdad?” preguntó Pilato. Casi todas las personas creen crédulamente que la fe de sus padres es la verdadera. Pero si sólo tomamos en cuenta las más de 260 denominaciones llamadas cristianas, habría alrededor de una posibilidad en 260 de que se nos hubiese criado en la “una fe,” en la una esperanza de la Biblia. De modo que nos es preciso hacer una indagación inteligente con el fin de determinar la verdad concerniente a los propósitos de Dios; sencillamente no podemos ser adormecidos en un falso sentido de seguridad y dejarnos llevar como por una corriente por una herencia religiosa de origen posiblemente demoníaco. Al hacer tal indagación podemos agradecer a Jehová que, cual padre amoroso, haya hecho provisión para nuestra instrucción y guía revelándonos su voluntad en las páginas inspiradas de la Biblia. Una vez que llegamos a un entendimiento claro de las Escrituras, no debemos estar a la defensiva respecto a nuestra fe, sino a la ofensiva, librando la guerra espiritual para compartir nuestro conocimiento con otros. En vez de hacer un ataque directo contra la adoración falsa Pablo aconseja que usemos estrategia con el fin de ganar el mayor número de personas. “Así que a los judíos me hice como judío, para poder ganar a los judíos; a los que estaban bajo ley me hice como bajo ley, aunque yo mismo no estoy bajo ley, . . . Me he hecho toda cosa a gente de toda clase, para poder de todos modos salvar a algunos. Pero hago toda cosa por causa de las buenas nuevas, para hacerme un partícipe de ellas con otros.” Pablo no comprometió la verdad mediante su predicación, sino que usó tacto y discernimiento en su presentación. Él consideró cómo podría atacar y derribar la barrera mental del error más eficazmente, librando así a sus oyentes para gozosa aceptación de la verdad.—1 Cor. 9:20-23, NM.

EVITANDO SER UNA BAJA EN LA BATALLA

17. ¿Cómo demostramos amor a Dios y al prójimo?

17 Hemos sido grandemente privilegiados con haber sido asignados para participar en este ministerio, y queremos atesorar esa oportunidad y usarla como se debe. Si decimos que tenemos amor a Dios, entonces tenemos que mostrarlo sobresaliendo en el ministerio. Esto significa estudiar concienzudamente para conseguir conocimiento acertado y discernimiento pleno, asegurándonos de las cosas importantes, para que no hagamos tropezar a nadie, y teniendo un celo verdadero para el servicio. (Fili. 1:9-11) El tener este conocimiento correcto y el usarlo como se debe significa la diferencia entre la vida y la muerte en esta lucha. (Ecl. 7:12) Sirve para guiar a los hombres de las divisiones y desuniones de este mundo a una unidad de mente y acción que sólo es posible en el servicio de Jehová. A medida que la grande muchedumbre de personas de todas las naciones responde a la invitación de reunirse dentro de la familia de la fe, se enteran del camino de Jehová y andan en su senda. Ya no levantan la espada uno contra el otro en enemistad nacionalista, porque ahora su lucha es la buena contienda de la fe. Por esto la guerra espiritual promueve paz duradera basada en la verdad y unida con amor a Dios y al prójimo—algo que el combate carnal nunca ha logrado.—Ecl. 9:18.

18, 19. ¿A qué peligros nos enfrentamos? ¿Cómo los vencemos?

18 ¿Hay bajas en esta guerra espiritual? Sí, aun con todo el equipo que se nos da para nuestra protección algunos no podrán menos que caer al borde del camino si se hacen indiferentes. Sin embargo, no tenemos causa para temer si mantenemos la actitud mental correcta. En ningún respecto debemos amedrentarnos por nuestros oponentes ni ceder al temor de los hombres. (Isa. 41:11, 12) Sabemos que mientras Satanás continúe sus actividades estamos metidos en una lucha, pero no queremos perder las oportunidades que están delante de nosotros: “Porque una puerta grande que conduce a la actividad se . . . ha abierto, pero hay muchos opositores.” (1 Cor. 16:9, NM) ¿Ha entrado usted osadamente por esa puerta al servicio activo?

19 Aunque muchos ridiculizan la verdad, no hay razón para que nosotros caigamos presa de su forma de pensar negativa o dejemos que se nos haga adoptar una actitud apática. Noé tuvo todo el mundo de su tiempo reunido en masa en contra de su forma de pensar del Nuevo Mundo, pero él no se rindió en la lucha. La indiferencia es un tipo de enfermedad espiritual—una parte de la guerra microbiana de Satanás. Si usted tuviera una enfermedad que pudiese ser fatal, usted trataría de recuperarse de ella tan rápidamente como fuera posible. Podemos hacer lo mismo con la enfermedad espiritual con la ayuda de nuestros hermanos y el tratamiento provisto por Jehová. Ahora no es el tiempo de seguir nuestras propias ideas, cada uno haciendo lo que a él le parezca mejor. Sería imposible ganar una batalla combatiendo de tal manera desorganizada. En cambio nos es preciso tener una misma mente sobre las cosas, la mente del Señor, luchando hombro a hombro en el servicio y apoyando las reuniones, reteniendo la fe y una buena conciencia.

20, 21. ¿Qué estímulo bíblico tenemos para continuar en la guerra correcta?

20 La cosa asombrosa es que después de toda la lucha para apoyar la verdad y vivir de acuerdo con ella, rechazando los ataques de Satanás, no nos debilitamos ni nos agotamos. No mostramos finalmente señales de fatiga o postración nerviosa en el combate. Todas estas pruebas resultan en nuestro bien para fortalecernos espiritualmente, porque la guerra espiritual es fortificante. “Regocijémonos mientras estemos en tribulaciones, dado que sabemos que la tribulación produce aguante; el aguante, a su vez, una condición aprobada; la condición aprobada, a su vez, esperanza, y la esperanza no conduce a la desilusión; porque el amor de Dios ha sido derramado dentro de nuestro corazón por medio del espíritu santo que nos fué dado.” (Rom. 5:3-5, NM)Sin embargo, nadie recibirá las recompensas de su lucha a menos que continúe fiel hasta el fin, librando la lucha correcta y sirviendo la fe. La recompensa final que esperamos es la vida misma, y nada puede compararse a ella, ya que es la recompensa más grande de todas. Aunque perdamos la vida ahora como testigos fieles, todavía tenemos la perspectiva de vida en el nuevo mundo por medio de la resurrección. Por eso contienda por la victoria en la correcta contienda de la fe.—Apo. 2:10; 1 Tim. 6:12, NM.

21 Además de la promesa de la vida, hay muchas otras recompensas de día en día que nos sustentan en nuestra esperanza. Estas no vienen de saqueo o botín, sino que son concesiones espirituales de gran valor. Estas recompensas están ligadas con los dos grandes mandamientos de amar a Dios con todo nuestro corazón, mente, alma y fuerza y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Mientras más cerca estamos de estos requisitos rectos, mayores son nuestras bendiciones. Tenemos que dar a Dios el primer lugar en nuestra vida y servirle con toda nuestra fuerza. Cuando un soldado es llamado a las armas él se desprende de todo para responder a la llamada; igual sucede con la guerra cristiana. Ni siquiera los vínculos de familia tienen prioridad sobre el grito de alistamiento: “Se mi seguidor,” porque Jesús dijo: “Deja que los muertos entierren a sus muertos, pero tú ve y declara por todas partes el reino de Dios.”—Luc. 9:59, 60, NM.

22. Contraste los combatientes del viejo mundo con los del nuevo mundo.

22 Una vez que haya empezado en el servicio de Dios, no se vuelva atrás como se volvieron muchos de los guerreros que estaban bajo el mando del juez Gedeón, perdiendo la oportunidad de participar en la victoria final. Recuerde, “Ningún hombre que ha puesto la mano en el arado y mira a las cosas atrás, es muy apto para el reino de Dios.” (Luc. 9:62, NM) Las bendiciones más grandes vienen con el servicio abundante. Por lo tanto los que se hallan en posición de participar en el ministerio de tiempo cabal, tal como el servicio de precursor, tienen una maravillosa oportunidad de disfrutar de las ricas bendiciones que Jehová derrama con abundancia sobre los que sinceramente le sirven. Estos trabajadores de tiempo cabal verdaderamente están en la vanguardia de los combatientes en esta guerra espiritual, a menudo llevando la plena furia del ataque a medida que promueven la lucha en nuevos territorios. Sin embargo, a pesar de todas las pruebas y dificultades pueden tener confianza en Jehová, aun perfecta paz de ánimo. ¡Qué diferente de la ansiedad y perspectiva angustiada del soldado en un campo de batalla rasgado por la guerra mientras espera la señal para atacar! (Isa. 26:3, 4, margen; Rom. 8:6) Su mente no está pensando en el mandamiento de amar a su prójimo, sino enteramente lo contrario. Pero es por medio de guardar este mandamiento que la guerra espiritual llega a ser plenamente remuneradora. Quizás tome meses y hasta años de instrucción y cuidado pacientes, pero hay pocos gozos que puedan compararse con el deleite de ayudar a una persona a crecer y llegar a ser madura en conocimiento de la verdad. Usted puede enseñar a tales personas a reflejar la luz de la verdad a los que todavía están en oscuridad. Condúzcalas a combate activo con la espada del espíritu, manteniendo en alto la antorcha de la verdad y la luz como soldados del Gedeón Mayor, Cristo Jesús. (Jueces 7; Dan. 12:3) ¿Ha tenido usted personalmente el privilegio de ayudar a libertar a algunos de las muchedumbres de personas mantenidas en oscuridad por las inicuas fuerzas espirituales bajo Satanás? Esta es la meta para cada combatiente del nuevo mundo, y las recompensas de compartir esta perspectiva de vida con otros que aman la justicia y la paz verdaderamente son preciosas.

23. ¿Cómo es un trabajo edificador y cultivador la guerra espiritual?

23 La guerra espiritual no deja huella de matanza sobre la faz de una tierra chamuscada en que hay niños hinchados a causa de inanición y sus padres están lisiados o muertos y sus hogares destruídos. Para los que causan tal devastación Jehová ha declarado que traerá a ruina a los que están arruinando la tierra, con Satanás como principal entre ellos. En vez de ser frutos malos, los frutos del espíritu y de la guerra espiritual son buenos. Es un trabajo de plantar, cultivar y vigorizar en un sentido espiritual. A hombres y mujeres de todas las naciones se les está reuniendo en entendimiento, amor y confianza. Una sociedad del Nuevo Mundo está siendo formada; no una sociedad secreta, sino una sociedad que habla abiertamente y se compone de verdaderos cristianos bíblicos. Están construyendo una carretera, quitando las piedras de tropiezo, y dirigiendo a la gente a lo largo de ella para la vida en el nuevo mundo. Esta es la guerra de la clase correcta que ahora está siendo ordenada por Jehová y dirigida por Cristo Jesús.

24. ¿Cómo y cuándo pondrá fin Jehová a la gran controversia?

24 ¿Cuánto tiempo continuará esta controversia? Por nuestra parte continuaremos con la ofensiva de predicar la verdad mientras Jehová lo permita; o, como Isaías lo expresó, ‘hasta que las ciudades sean arruinadas y queden desoladas.’ No hay licencia para nosotros; pero ¿quién quiere una licencia cuando tiene el grandioso privilegio de hacer esta obra preparatoria sobre la tierra como una introducción para el gran clímax de los asuntos mundiales en el Armagedón? (Isa. 6:11; Ecl. 8:8) En ese tiempo Jehová por medio de su Mariscal de Campo, Cristo Jesús, se moverá con venganza para aplastar a la organización mundial de Satanás, tanto visible como invisible, pulverizando la parte terrestre visible y arrojando a la parte demoníaca invisible al abismo de inactividad semejante a la muerte por los mil años del reinado de Cristo. En esta “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” los siervos de Jehová sobre la tierra no participarán con armas carnales. Nuestro trabajo ahora lo hacemos como soldados de Cristo de la clase correcta. La parte que corresponde a Dios él la hará en el Armagedón. (Sal. 46:9; Rom. 12:17-21; Apo. 19:11-16, 19) Hasta ese tiempo tenemos que continuar librando la guerra de la clase correcta, no los conflictos de la parte visible de la organización de Satanás, sino la guerra de la verdad en contra del error, de la religión correcta en contra de la religión falsa, nunca aflojando en celo o en fe, ‘olvidando las cosas que están atrás y esforzándonos hacia adelante a las cosas que están más allá,’ como lo hizo Pablo. (Fili. 3:13, NM) Por proceder así Jehová nos dará la victoria y seremos recompensados con paz y vida en su nuevo mundo de justicia. (2 Ped. 3:13) Ahora es el tiempo para la guerra; después del Armagedón es el tiempo para la paz.

[Notas]

a Vea La Atalaya del 1 de marzo de 1956, páginas 144-147, §26-31.

[Ilustración de la página 665]

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