Preguntas de los lectores
● ¿Por qué creen los testigos de Jehová que habrá criaturas humanas viviendo para siempre en la tierra, cuando la Biblia declara que la tierra será quemada?
Es cierto que la Biblia dice: “Los cielos de ahora y la tierra, por la misma palabra están guardados para el fuego, siendo reservados para el día del juicio y de la destrucción de los hombres inicuos.” Pero también es cierto que la Biblia dice: “La tierra permanece para siempre.” Estas declaraciones parecen ser contradictorias. En realidad, cuando se entienden correctamente no lo son.—2 Ped. 3:7; Ecl. 1:4.
Al hacer referencia a la actitud de los mofadores en los últimos días, 2 Pedro 3:5-7 (NM) dice: “Porque, de acuerdo con su deseo, este hecho escapa a su atención, que en tiempos antiguos había cielos y una tierra situada sólidamente fuera de agua y en medio de agua por la palabra de Dios, y por esos medios el mundo de ese tiempo sufrió la destrucción cuando fué anegado con agua. Pero por la misma palabra los cielos y la tierra actuales están guardados para fuego y se están reservando para el día de juicio y de la destrucción de hombres impíos.”
El apóstol Pedro hace referencia aquí al diluvio del tiempo de Noé. Los cielos y la tierra “de ese tiempo” fueron destruidos por agua, dice Pedro. Pero las aguas de ese diluvio no destruyeron los cielos literales ni el planeta terráqueo literal, pues esas cosas permanecen hasta el día actual. ¿Qué fué destruído? El arreglo o sistema demoníaco de Satanás sobre los hombres y las gentes impías de la tierra. De éstos se habló simbólicamente como de “cielos” y “tierra.” Se nos dice que “toda la tierra procuraba ver el rostro de Salomón, para oír su sabiduría.” La tierra no tiene ojos con que ver ni oídos con que oír; fué la gente quien procuró ver y oír a Salomón. “¡Alégrense los cielos, y gócese la tierra!,” escribió el salmista, queriendo decir los habitantes de los cielos y la tierra.—1 Rey. 10:24; Sal. 96:11.
Así que “los cielos y la tierra actuales,” los cuales están reservados para la destrucción, son los inicuos cielos invisibles de Satanás y sus demonios y las gentes impías de la tierra. Es con referencia a estos cielos y tierra inicuos que dice el Apocalipsis 20:11 (NM): “De delante de él huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos.” Después de esto habrá los “nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos de acuerdo con su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar.” No una nueva bóveda estrellada en lo alto, sino unos nuevos cielos simbólicos, Cristo y sus coherederos reinando desde el cielo; no un nuevo planeta abajo, sino una nueva tierra simbólica, gente obediente dedicada a lo justo. De paso, si la tierra que ha de ser quemada es literal también lo son los cielos que han de desvanecerse en humo junto con la tierra; por lo tanto, ¿qué clase de liberación experimentarán los que esperan ser salvados de este fuego si son arrebatados al cielo?—2 Ped. 3:13, NM.
Puesto que son simbólicos los cielos y la tierra que han de ser destruidos por fuego, así como lo fueron los cielos y la tierra que el Diluvio destruyó, no hay contradicción alguna cuando la Biblia dice que la tierra literal “permanece para siempre.” Y si la tierra ha de permanecer para siempre será habitada para siempre, “porque así dice Jehová, Creador de los cielos (él solo es Dios), el que formó la tierra y la hizo, el cual la estableció; (no en vano la creó, sino que para ser habitada la formó): ¡Yo soy Jehová, y no hay otro Dios!”—Isa. 45:18.