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  • ¿Conspiración contra el nombre de Jehová?

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  • ¿Conspiración contra el nombre de Jehová?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1957
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1957
w57 15/11 págs. 675-676

¿Conspiración contra el nombre de Jehová?

DIOS, el gran Creador del universo, se dió a sí mismo un nombre distintivo. ¿Por qué? Porque, como el apóstol Pablo nos dice: “hay muchos ‘dioses’ y muchos ‘señores’,” de manera que para distinguirse de todos los dioses inferiores así como también de todos los dioses falsos el Creador y Soberano Supremo se dió un nombre único.—1 Cor. 8:5.

En las Escrituras Hebreas su nombre es representado por cuatro consonantes; JHVH. Aunque este nombre único ocurre por lo menos 6,823 veces en el texto hebreo, sólo aparece cuatro veces en la forma identificadora “Jehová” en la Versión del Rey Jaime y ni siquiera aparece una vez en otra versión inglesa, la Normal Revisada, en que está escondido por los términos “SEÑOR” y “DIOS.”

No obstante, la Versión Normal Americana de 1901 hizo lo correcto en cuanto a este nombre, vertiéndolo “Jehová” cada una de las 6,823 veces que aparece. Referente a esto, los traductores de esa versión, entre otras cosas, declararon en su prólogo: “Este nombre personal, con su tesoro de asociaciones sagradas, ahora ha sido restaurado al lugar en el texto sagrado que indiscutiblemente le atañe.” Los testigos de Jehová están de completo acuerdo con ese proceder y por lo tanto ellos han preferido la Versión Normal Americana más bien que la Versión del Rey Jaime en inglés.

Esto también explica por qué la Sra. Ida de Eisenhower, en una carta fechada el 20 de agosto de 1944, dirigida al soldado norteamericano Ricardo Boeckel, quien se hallaba en dificultad con sus superiores debido a su actitud bíblica respecto a la guerra, escribió: “Como madre del general Eisenhower y como testigo del Gran Jehová de los Ejércitos (lo he sido durante los pasados 49 años) me complazco en escribirle para instarle a que mantenga su fidelidad.” Y fué debido a eso también que, cuando su hijo Ike estaba pronto a graduarse de la academia militar de West Point en 1915, ella le dió una Versión Normal Americana de la Biblia, como se ve claramente en una fotografía de ésta que se publicó en el periódico The Illustrated London News del 2 de febrero de 1957.

Sin embargo, al relatar acerca de cómo el presidente Eisenhower prestó su juramento de inauguración y tenía su Biblia abierta en el Salmo 33:12, la prensa no citó ese texto según se lee en esa Versión Normal Americana de la Biblia: “Bendita la nación cuyo Dios es Jehová, el pueblo que él ha escogido como su propia herencia.” No, sino que la prensa lo citó según se lee en la Versión del Rey Jaime: “Bendita la nación cuyo Dios es el SEÑOR; y el pueblo que él ha escogido como su propia herencia.” De paso, nótese que el salmista no estaría declarando nada definitivo si el nombre del Dios de Israel fuera sencillamente “el Señor,” porque a deidades falsas de toda clase de les conoce como “señores.”

¿Por qué se substituyó “Jehová” con “SEÑOR,” y quién lo hizo? ¿Hay una conspiración contra el nombre de Jehová por parte de la prensa americana parecida a la que hubo por parte de los traductores de la Versión Normal Revisada, cuyo cambio de norma puso en ridículo a sus predecesores eruditos que produjeron la Versión Normal Americana? El que puede estar implicada una conspiración se hace patente de lo que Jack Anderson, socio menor de Drew Pearson, escribió en la columna de periódico de Pearson intitulada “Washington Merry-Go-Round,” según se citó en el Free Press de Detroit del 19 de diciembre de 1956:

“El presidente Eisenhower, cuya madre en un tiempo vendía tratados bíblicos de los Testigos de Jehová, está buscando una manera suave de absolver el nombre familiar de esta afiliación. Le afecta el hecho de que los Testigos de Jehová no creen en saludar la bandera ni en rendir servicio militar. . . . Según lo cuenta la familia la madre del presidente fue influída en su vejez por una enfermera que pertenecía a la secta. Ya que era de mente bíblica, la Sra. Eisenhower gozosamente convino en ayudar a los Testigos de Jehová a vender tratados bíblicos. . . . Ahora los hermanos Eisenhower quisieran encontrar una manera decorosa de anunciar que su madre no era, en el fondo, Testigo de Jehová.”

“No era, en el fondo, Testigo de Jehová,” y sólo “en su vejez.” ¿Cómo podrá ser verdad eso, cuando ella le escribió a Boeckel en 1944 diciendo que era “testigo del Gran Jehová de los Ejércitos (lo he sido durante los pasados 49 años)”?

La actitud de los que cambiaron el texto del Salmo 33:12 de la manera que se lee en la Versión Normal Americana a una que se pareciera más a la lectura de la Versión del Rey Jaime, para deshacerse del nombre “Jehová,” es parecida a la actitud de un antiguo gobernante mundial. Cuando, hace alrededor de 3,500 años, Moisés se presentó ante Faraón de Egipto como representante de Jehová, ese gobernante le dijo con escarnio: “¿Quién es Jehová, para que yo obedezca su voz y despida a Israel? Absolutamente no conozco a Jehová y, lo que es más, no voy a despedir a Israel.”—Éxo. 5:2.

Lo mismo que éstos que corresponden a él hoy día, Faraón escogió desconocer el nombre de Jehová. Pero Jehová hizo que Faraón supiese quién era él a medida que le envió plaga tras plaga, tal como advirtió que lo haría: “Por esta causa te he mantenido en existencia, a fin de mostrarte mi poder y para que mi nombre sea declarado en toda la tierra.” Y cuando Faraón y sus huestes finalmente fueron engolfados por las aguas del mar Rojo, Faraón tuvo que admitir derrota y reconocer que el Dios de los israelitas, Jehová, es de veras el Supremo.—Éxo. 9:16.

Tal como las plagas poco a poco hicieron que el significado del nombre de Jehová penetrara a fuerza en la mente de Faraón, así en tiempos modernos la predicación que se efectúa por los testigos de Jehová cual plaga está haciendo a fuerza que los gobernantes del mundo sepan quién es Jehová. Y puesto que ellos, igual que el Faraón de tiempos antiguos, están resueltos a pasar por alto a Jehová, a fuerza se les hará conocer a Jehová de una manera que no les gustará, cuando Él los destruya en “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso,” conocida como el Armagedón.—Apo. 16:14, 16.

Entonces se cumplirá la oración del salmista: “¡Queden corridos también, y perezcan! ¡y conozcan todos que tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres Altísimo sobre toda la tierra!”—Sal. 83:17, 18, Mod.

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