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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1958
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1958
w58 15/8 págs. 485-488

Por qué el sionismo tiene que fracasar

Muchos judíos y no judíos ven en el sionismo el cumplimiento de profecías bíblicas. Siga leyendo usted para aprender por qué están equivocados los que creen eso y a quiénes aplican esas profecías de restauración.

¿QUÉ es el sionismo? “El sionismo es la nación judía en marcha.” Así escribió cierto Teodoro Herzl, padre del movimiento sionista. Según el Anuario de 1953-1954 del Estado de Israel: “El sionismo es un verdadero esfuerzo por alcanzar y lograr la supervivencia del pueblo judío.” Y según ciertos sionistas estadounidenses, el sionismo constituye, no solamente “el judaísmo en su pleno apogeo y cumbre de fuerza,” sino también la esperanza mesiánica de todo el género humano.

Entre los clérigos fundamentalistas de la cristiandad se hallan muchos que de igual modo esperan grandes cosas de parte del sionismo. La revista Land Reborn (Renacimiento de una tierra) está dedicada a estos puntos de vista. Y una declaración comprensiva de este parecer se halla en el libro The Fall and Rise of Israel (La caída y ascensión de Israel), por Guillermo L. Hull, misionero protestante que ha pasado muchos años en Palestina. Él le tiene gran admiración al sionismo y compara sus líderes Herzl y Weizmann a Moisés y a Abrahán. Según lo interpreta él, los ‘cazadores y pescadores’ de Jeremías 16:16 son los nazistas, cuyas persecuciones hicieron que muchos judíos regresaran a Palestina, y el ‘labio puro’ de Sofonías 3:9 es el idioma hebreo, el cual vuelve a hablarse en Palestina hoy día. Según él, Dios permitió la I Guerra Mundial para que Palestina fuera librada de los turcos, y tales hombres como Lloyd George, Churchill y Balfour “permitieron que Dios los usara” en el interés de la causa sionista “porque tenían fe en su Palabra.” Hull aplica veintenas de profecías registradas en Isaías, Jeremías, Ezequiel, etc., así como las palabras amonestadoras de Gamaliel que se hallan en Hechos 5:38, 39, al sionismo.

En un tono parecido The American Weekly del 13 de octubre de 1957 informó acerca de los frutos del sionismo bajo el encabezamiento “En la Palestina moderna—Profecías bíblicas se cumplen.” Según esta publicación: “los que esperan a Jehová . . . se remontarán con alas, como águilas” se cumplió cuando unos 40,000 judíos fueron llevados en aviones desde Yemén en el sudoeste de Arabia hasta Palestina; y la profecía “en vez del espino subirá el abeto” predijo el gran programa de plantación de bosques que se ha llevado a cabo en el Estado de Israel, un aumento desde 17,000 árboles en 1917 hasta 21,000,000 en 1957, los cuales en su mayoría son coníferos o árboles que producen conos. Se dice que el sistema regador que tiene Israel, las aguas del cual provienen del monte de Sión, cumple la profecía de que “en aquel día . . . todos los arroyos de Judá fluirán con aguas; y una fuente de aguas brotará desde la Casa de Jehová, y regará el Valle de Setim.” De igual manera a la llegada de judíos desde cinco continentes y setenta y cuatro diferentes países hasta Palestina es aplicada la profecía: “¡No temas; porque contigo estoy yo! traeré tus hijos desde el Oriente, y del Occidente te recogeré; diré al Norte: ¡Da acá! y al Sur: ¡No detengas! ¡Traed a mis hijos de lejos, y a mis hijas desde los fines de la tierra!”—Isa. 40:31; 55:13; Joel 3:18; Isa. 43:5, 6, Mod.

DESDE EL MONTE DE SIÓN HASTA EL SIONISMO

¿Cuáles son el origen y la historia del sionismo?

El vocablo “sionista” fué inventado por Natán Birnbaum aun antes de que Herzl organizara el sionismo moderno. Birnbaum tomó el término de las Escrituras, porque Sión fué el nombre del cerro de la ciudadela que había en Jerusalén y el sitio de los palacios de los reyes de Israel, comenzando desde el rey David. De hecho, fué David quien primero libró este lugar de las garras de los jebuseos. Era un cerro empinado y de difícil ascenso. El nombre mismo ha sido definido de varias maneras, como “asoleado,” “fortaleza,” “lo conspicuo” y “columna monumental o de guía.”

Sión vino a ser tanto un símbolo de la ciudad de Jerusalén como del reino de dos tribus de Judá y Benjamín. Fué asolada en 607 a. de J.C. por Nabucodonosor y permaneció como desierto árido durante setenta años. Volvió a ser asolada en 70 d. de J.C. por las legiones romanas. En los dos casos se predijo que esta desolación vendría como castigo por los pecados de los judíos.

A través de los siglos desde 70 d. de J.C. los judíos hicieron repetidos esfuerzos por reinstalarse en Palestina, pero esto nunca resultó en nada permanente sino hasta la década de 1880, cuando los Choveve Zion, los “Amantes de Sión,” comenzaron a colonizar a Palestina. La primera Aliyah, o recolonización, se llevó a cabo en 1882. El célebre caso Dreyfuss de Francia de principios de la década de 1890 reveló el intenso antisemitismo que existía e hizo que cierto corresponsal judío, Teodoro Herzl, reconociera vívidamente los sufrimientos de su pueblo y cuánto necesitaban una patria. Con el fin de lograr esa patria, en 1897 él convocó el primer Congreso Sionista, que tenía como meta la creación de una patria para todos los judíos.

A Herzl, presidente del movimiento sionista, y a ciertos otros líderes, la ubicación no les importaba. Eran nacionalistas y filántropos, no religiosos devotos. Pero las masas, y especialmente los judíos rusos, no se interesaban en nada excepto en Palestina. De modo que Herzl capituló, y hasta su muerte en 1904 trató en vano de interesar a los hombres principales de las diferentes naciones europeas en su proyecto de crear una patria judía en Palestina. Sin embargo, tuvo éxito en ello Chaim Weizmann, quien sucedió a Herzl como presidente de los sionistas. Debido a la valiosa ayuda que le prestó al gobierno británico durante la I Guerra Mundial en la manufactura de municiones, él pudo ejercer influencia y conseguir que éste promulgara la Declaración de Balfour, en la cual el gobierno se declaró a favor del establecimiento de una patria nacional en Palestina para los judíos.

El 24 de julio de 1922 el Consejo de la Sociedad de Naciones le dió a Inglaterra poder mandatario sobre Palestina. Pero al descubrir que su amistad para con los judíos estaba apartando al mundo árabe, Inglaterra comenzó a flaquear en cuanto a cumplir sus promesas a los judíos. Esto hizo que violentos terroristas judíos hicieran tan difícil la situación de Inglaterra en Palestina que al fin ella se retiró, el 14 de mayo de 1948, tiempo en el cual los judíos establecieron el Estado de Israel. La retirada de Inglaterra fué la señal para que la Liga árabe atacara a Israel. Aunque en números éstos excedían vastamente a los israelis, fueron derrotados debido a las armas superiores de Israel. Se declaró una tregua a instancia de las Naciones Unidas, la cual tregua ha perdurado hasta este día, rehusando los árabes admitir la derrota y firmar un tratado de paz.

El proceder del sionismo ha estado lejos de ser pacífico desde entonces. No sólo ha habido contienda continua e incidentes fronterizos entre Israel y sus vecinos árabes, sino que sus asuntos internos han sido turbulentos debido a desacuerdo radical y fanático entre sus muchos partidos políticos. Luego, también, los sionistas que han ido a Israel critican mucho a los que prefieren “las ollas de carne de Egipto” en la Diaspora o dispersión, tales como los Estados Unidos de la América del Norte. Allí, incidentalmente, muchos judíos se oponen enconadamente al sionismo, insistiendo en que el judaísmo no es asunto de raza, nacionalidad o política, sino netamente uno de ética y de religión.

POR QUÉ TIENE QUE FRACASAR

El sionismo tiene que fracasar porque Jehová no tiene nada que ver con él y “a menos que Jehová mismo edifique la casa, de nada vale el que sus edificadores hayan trabajado en ella.” Durante más de diecinueve siglos Jehová les había mostrado favor especial a los hebreos, pero cuando éstos rechazaron al Hijo de Dios como su Mesías e hicieron que fuera ejecutado, Dios puso fin a su pacto con ellos y lo reemplazó con uno nuevo hecho con los que sí aceptaron a Jesucristo como su Mesías. Lo que ha importado desde entonces no es la consanguinidad con Abrahán, sino el que se tenga la fe de Abrahán, cosa que el sionismo no tiene. De hecho, Ben-Gurion considera que Jehová, el Dios de la Biblia, es un mito y cita de la Biblia porque, como tradición, ella “ciertamente lleva un grano de verdad.”—Sal. 127:1; Mat. 23:37, 38; 26:28; Gál. 3:7.

Tampoco es éste el punto de vista de solamente Ben-Gurion. Revela esto Waldo Frank, en su libro acerca de Israel, Bridgehead, en el cual muestra que los jóvenes de Israel no consideran que son judíos de manera alguna, sino enteramente israelis. No hay, por lo tanto, hecho alguno que haga a los judíos israelis aceptar a Jesús como su Mesías. Tampoco apoyan las Escrituras semejante opinión. Así como Jesús mostró en su ilustración acerca del hombre rico y Lázaro, si los hombres no hacen caso de la palabra de los profetas de Dios tampoco harán caso aunque se efectúe un milagro, como el de resucitar a alguien de entre los muertos. Prueba de lo cual, sírvase notar, se dió cuando la resurrección de Jesús no resultó en una conversión general de los israelitas a su Cristo.—Luc. 16:31; Mat. 28:12-15.

A pesar de su nombre el sionismo es esencialmente un movimiento político, como manifestó el juez Sobeloff en el discurso que presentó en el banquete del sexagésimo aniversario del sionismo, celebrado en la ciudad de Nueva York, acerca del cual contuvo un informe The American Zionist de octubre de 1957. Hablando acerca del tema: “El sionismo como movimiento político que continúa,” él declaró que “el sionismo es la reafirmación de la justicia internacional . . . el sionismo ha demostrado . . . que la política puede ser la herramienta de la moralidad, y la política judía es una extensión del judaísmo. . . . Es menester que el sionismo siga siendo un movimiento político, organizado sólida y poderosamente para ejercer su influencia por todas partes y especialmente en la escena norteamericana.”

El sionismo es parte de este viejo mundo o sistema de cosas y por lo tanto le espera la destrucción junto con éste. Como Pedro predijo al compararlo con el mundo de antes del Diluvio: “El mundo de ese tiempo sufrió la destrucción cuando fué anegado con agua. Pero por la misma palabra los cielos y la tierra actuales están guardados para fuego y se están reservando para el día de juicio y de la destrucción de hombres impíos.” Esto no significará la destrucción de este globo, así como este globo no fué destruído al tiempo del Diluvio. Más bien, significará una extirpación del inicuo sistema de cosas de sobre esta tierra por lo que se conoce como ‘la batalla del Armagedón.’—2 Ped. 3:6, 7; Apo. 16:14, 16.

LAS PROFECÍAS DE RESTAURACIÓN

Entonces, quizás pregunte alguien, ¿qué hay de todas las profecías que hablan acerca de la restauración y prosperidad de Sión e Israel? ¿Quedarán estas sin cumplirse, o ya se han cumplido, o se cumplirán en el futuro, y, si es así, por medio de quién?

Jesús declaró que era imposible que parte alguna de la Palabra de Dios se quedara sin cumplir. (Mat. 5:17, 18) Los hechos muestran que estas profecías han tenido y están teniendo cumplimiento. ¿Cómo es eso? En primer lugar, muchas de ellas tuvieron un cumplimiento en escala menor cuando los judíos regresaron de su cautiverio en Babilonia en 537 a. de J.C. La tierra que había estado desolada durante setenta años se hizo fructífera y populosa de nuevo, y la adoración pura de Jehová fué restaurada, al menos por algún tiempo.

Pero estas profecías tienen un cumplimiento mucho más impresionante en nuestro día en el Israel y Sión espirituales, identificados en los capítulos 7 y 14 del Apocalipsis como los que siguen en las pisadas de Cristo y ganarán la recompensa celestial y que están limitados a sólo 144,000. Estos comenzaron a ser seleccionados en el Pentecostés y de su número solamente unos pocos, un “resto,” permanecen hasta el tiempo actual. Es a este resto, que pertenece al Israel y Sión espirituales, que aplican estas profecías de restauración. Los hechos muestran que particularmente desde la década entre 1870 y 1880 miembros del “resto” comenzaron a ser reunidos y entonces sufrieron cautiverio durante el período de 1914 a 1918. En ese tiempo su “tierra” o condición de adoración fué desolada, lo que correspondió a los setenta años de desolación de Judá. Luego en 1919 Dios los libró y gradualmente los llevó a una condición de prosperidad espiritual por medio de sus providencias, su espíritu santo y su Palabra. La prueba de esto puede verse en su aumentado entendimiento de la Palabra y los propósitos de Jehová, en su gran felicidad y en el hecho de que una grande muchedumbre de ‘extranjeros’ ahora se une a ellos para ayudarlos en la cosecha espiritual.—Isa. 61:5, Mod.

No, el sionismo político no ha regresado a Palestina para restaurar la adoración de Jehová, de la manera en que lo hicieron los judíos en 537 a. de J.C., ni de la manera en que el resto espiritual regresó a su “tierra” de la adoración pura. El sionismo político no tiene la fe de Abrahán como la tenían los desterrados que regresaron desde Babilonia y como la tienen los siervos de Jehová hoy. Dado que el sionismo político no tiene ningún apoyo bíblico, le es inevitable el fracaso. Es obra de hombres y se reducirá a la nada.—Hech. 5:38, 39.

Por lo tanto, que todos los hombres de buena voluntad, judíos y no judíos, que tienen fe en la Palabra de Dios y en sus profecías de restauración se aparten del sionismo político. Por otra parte, pongan su esperanza en la Sión celestial, en el Israel espiritual, representados hoy día en la tierra por los miembros de la sociedad del nuevo mundo de testigos cristianos de Jehová. Aprendan cómo ustedes pueden gozar ahora de las bendiciones y la prosperidad de la restauración espiritual y tener una esperanza segura de vida sin fin en felicidad en la tierra paradisíaca de Dios en el futuro cercano.

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