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  • Preparándose para el fin del mundo
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1958
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1958
w58 1/8 págs. 453-455

Preparándose para el fin del mundo

¿Por qué ha de destruir Jehová al mundo? ¿Qué ha hecho el mundo que merezca tal destino? ¿Podremos escaparnos de la destrucción?

“EL FIN cabal de todas las cosas se ha acercado. Sean de mente sana, por lo tanto, y sean vigilantes en cuanto a oraciones.” Esta amonestación vital fué escrita por el inspirado apóstol Pedro. A los que pregunten a qué ‘fin’ de qué ‘cosas’ se refería él, el apóstol les clarifica el asunto al seguir explicando: “Empero el día de Jehová vendrá como ladrón, en el cual los cielos pasarán con un ruido de silbido, pero los elementos estando intensamente calientes serán disueltos, y la tierra y las obras en ella serán descubiertas.” El fin cabal del presente mundo de iniquidad es lo que se ha acercado. ¿Qué haremos? ¿Cómo actuaremos? ¿Dónde podemos hallar protección, y cómo? Muchas preguntas se le ocurren a uno rápidamente una vez que entiende que se ha acercado el fin cabal de este mundo inicuo.—1Ped.4:7; 2 Ped. 3:10.

Muchos que leen las publicaciones de los testigos de Jehová perciben en el mensaje mucho que señala a las dificultades que hay en la tierra, a lo cerca que está la gran batalla del Armagedón y a la terrible iniquidad que abunda ahora sin coto. Publíquese o no se publique algo acerca de ello, la dificultad está aquí. El pueblo de Jehová no la trajo, no es responsable de ella ahora que está aquí, y no tiene nada que ver con decidir cuándo ha de terminar. No obstante, los de Su pueblo sí usan su tiempo, fuerzas y dinero para decir a otros lo que significa, no para beneficiar a algún proyecto u organización egoísta, sino para ayudar a su prójimo y llevar a cabo la voluntad de Dios. ¿Ha pensado usted alguna vez en cuán terrible sería el que viniera el fin del mundo sin que se le informara a usted o se le proveyera oportunidad alguna de escaparse de éste?

¿Y por qué destruirá Jehová a este mundo malo? La respuesta se suministra por medio de señalar los tratos que tuvo Él con Israel. Él convirtió aquella tierra hermosa en un desierto aullador. ¿Por qué hizo esto Jehová? Él declara: “Y la generación futura de sus hijos que se levantará después de ustedes no podrá menos que decir, . . . sí, todas las naciones no podrán menos que decir: ‘¿Por qué hizo Jehová así a esta tierra? ¿Por qué el calor de esta gran ira?’ Entonces tendrán que decir: ‘Fué porque dejaron el pacto de Jehová el Dios de sus antepasados, . . . Y procedieron a ir y servir a otros dioses y a inclinarse ante ellos, dioses que no habían conocido y que él no les había repartido. Entonces la ira de Jehová ardió contra esa tierra trayendo sobre ella toda la maldición escrita en este libro.’”—Deu. 29:22, 24-27.

Centenares de años más tarde, en 607 a. de J.C., esta destrucción se llevó a cabo efectivamente. El profeta Jeremías amonestó a Israel de antemano y les explicó a los que en ese tiempo buscaban una razón: “Por cuanto me dejaron vuestros padres, dice Jehová, y anduvieron en pos de otros dioses, y les sirvieron y los adoraron; y me dejaron a mí y no guardaron mi ley; y en cuanto a vosotros, habéis hecho peor que vuestros padres; pues he aquí que andáis cada uno según la dureza de su perverso corazón, por no escucharme a mí.” (Jer. 16:11, 12, Mod) El Señor Jesús pronunció el mismo juicio sobre los adoradores falsos de su día. “Serpientes, descendientes de víboras, ¿cómo habrán de huir del juicio de Gehena? . . . que venga sobre ustedes toda la sangre justa derramada sobre la tierra desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías hijo de Baraquías, a quien ustedes asesinaron entre el santuario y el altar. Verdaderamente les digo: Todas estas cosas vendrán sobre esta generación.”—Mat. 23:33, 35, 36.

DEJANDO A JEHOVA HOY DIA

Este mundo malo del día moderno igualmente ha abandonado a Jehová Dios. Las muchas naciones que profesan ser cristianas lo son sólo de nombre. La Palabra de Jehová es empujada a un lado, la adoración de Jehová es dejada. La idolatría se ve por dondequiera. La gente rehusa escuchar la amonestación. Es rebelde. Rehusa dejar sus caminos abominables y volverse y servir únicamente al Dios verdadero. La llamada cristiandad es culpable de todos los pecados que el Israel de tiempos antiguos cometió y que le acarrearon las bien merecidas destrucciones de Jerusalén en 607 a. de J.C. y 70 d. de J.C. De modo que los juicios de Dios están sobre este mundo malo ahora.

Su Palabra profética que describe los pecados del pueblo típico de tiempos antiguos aplica ahora con mayor vigor a las naciones del mundo hoy en día. Note cómo las profecías de las Escrituras aseguran esto: “Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y acabaré con la arrogancia de los presumidos, y humillaré la altivez de los terribles.” “¿No me temeréis a mí? dice Jehová; ¿no temblaréis delante de mí? . . . este pueblo tiene un corazón apóstata y rebelde.” “La tierra también es profanada bajo sus habitantes; porque traspasaron la ley, cambiaron el estatuto, y quebrantaron el pacto eterno. Por tanto la maldición ha devorado la tierra, y los que habitan en ella son culpables: por tanto son abrasados los habitantes de la tierra, y pocos hombres son dejados en ella.” (Isa. 13:11; Jer. 5:22, 23; Isa. 24:5, 6, Mod) Las naciones no sólo rechazan la verdad, sino que luchan contra Jehová, contra su Ungido y contra el reino de Cristo, forman una conspiración para frustrar el propósito de Jehová, se hacen agentes y voceros de Satanás, son amantes de la maldad, blasfemas, quebrantapactos, escarnecedoras, teniendo una forma de la devoción piadosa pero negando su poder. (Salmo 2; Isa. 8:9-15, Mod; Apo. 16:13, 14; 2 Tim. 3:1-5; 2 Ped. 3:3, 4) Por lo tanto, la sentencia de destrucción se decreta con justicia contra toda nación, inclusa la cristiandad.

¿Cuán extensa será esta destrucción? El apóstol Pedro dice, “el fin cabal de todas las cosas.” También habla él de la destrucción del mundo entero. Jeremías predice su extensión, diciendo: “Así dice Jehová de los Ejércitos: He aquí que la calamidad irá de nación en nación, y una gran tempestad se despertará desde las partes más lejanas de la tierra. Y los muertos por Jehová en aquel día estarán tendidos de cabo a cabo de la tierra: no serán llorados, ni recogidos, ni enterrados, sino que serán como estiércol sobre la haz del campo.” (Jer. 25:32, 33, Mod) Hablando acerca de este mismo acontecimiento devastador, Jesús dijo: “Sigan orando que su huída no ocurra en tiempo de invierno ni en el día sábado; porque entonces habrá una grande tribulación como no ha acontecido desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a acontecer.” (Mat. 24:20, 21) De este modo describen gráficamente las Escrituras el “fin de todas las cosas”—una destrucción que dará contra todas las naciones.

EL PROCEDER SABIO

El apóstol Pedro dice: “Siendo que todas estas cosas así serán disueltas, ¡qué clase de personas deben ser ustedes en actos santos de conducta y obras de devoción piadosa!” (2 Ped. 3:11) Otra vez escribe él: “Sean de mente sana, por lo tanto, y sean vigilantes en cuanto a oraciones.” (1 Ped. 4:7) El ser de mente sana quiere decir ser sobrio, moderado y tener dominio propio. Quiere decir hacerle justicia al prójimo de uno, y rendirle el debido honor y adoración a Jehová Dios. La mente afecta todo lo que hacemos, lo que oímos y leemos, cómo conversamos, cómo oramos, cómo enseñamos, predicamos, atendemos a los interesados en las revisitas, conducimos estudios bíblicos y hacemos frente a la adversidad. Por medio de una mente sana evitamos la credulidad, la presunción, el orgullo, la codicia, el materialismo, los excesos y la impaciencia. En estos días cuando el mundo está siendo sacudido hasta sus cimientos, nos hace falta el equilibrio, el ser de mente sana. Sepa usted lo que hace y por qué lo hace.

“Sean vigilantes en cuanto a oraciones.” El ser vigilante significa estar despierto, alerta. ¿Cómo puede uno ser esto en cuanto a oraciones? El Señor Jesús dijo: “Hombres, sigan vigilando y orando, para que no entren en tentación. El espíritu, por supuesto, está dispuesto, pero la carne es débil.” (Mar. 14:38) El Diablo siempre está al acecho para destruir nuestra fe y causar la desobediencia y deslealtad que merecen la muerte. Vigile para que usted no caiga en sus lazos engañosos. Ore sin cesar mientras busca más oportunidades de hacer la voluntad de Jehová y ayudar al pueblo de Él. Estamos en los últimos días. ¡Sea vigilante! No debemos tratar a la ligera la oración. Realmente al orar le hablamos al gran Creador y Dios Altísimo del universo. Nunca se deje recaer en un estado descuidado respecto a la oración. Es un privilegio precioso.

Ore que usted se escape de la destrucción que ahora le sobreviene al mundo, ore por su prójimo, a quien usted tiene que amar como a usted mismo. Ore con un propósito en mente. Sea vigilante en cuanto a oración, sea frecuente en sus oraciones. Nunca deje pasar un solo día sin ofrecer oración con gracias. Tenga una conciencia limpia delante de Jehová Dios para que sus oraciones no sean estorbadas. Ore y siga orando.

Si usted acompaña a este viejo mundo, si usted no se libra ahora de sus caminos, entonces no podrá orar correctamente, porque estará tratando de tener la vista fija en dos cosas a la misma vez, y eso no se puede hacer. Usted sería de mente doble, indecisa. Busque el nuevo mundo de justicia. Busque el fin del viejo mundo de iniquidad. Ore a Jehová por medio de Cristo Jesús pidiendo que se le halle aprobado y se le permita escapar de las cosas terribles que le sobrevendrán al viejo mundo. Siempre tenga presente que el viejo mundo ha sido condenado y ha de ser destruído y “el fin cabal de todas las cosas se ha acercado.” ¿Cuán cerca está? ¿Quién puede declarar el día o la hora? Seguramente deberíamos estar satisfechos con ver que estas cosas profetizadas están cumpliéndose ahora. Además, estas señales, que comenzaron en 1914, se cumplirán durante esta generación. Sí, el fin cabal se ha acercado mucho. Seamos, por lo tanto, de mente sana, vigilantes en cuanto a oraciones. Que todos sean de pensamientos y acciones sobrios y oren sin cesar. Así vivamos toda nuestra vida como hijos de Dios en santidad y pureza y desempeñemos nuestro ministerio, para la bendición de nosotros mismos y de todavía otras multitudes de personas de disposición de ovejas, y para la vindicación del Señor Soberano, Jehová.

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