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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1958
w58 1/10 págs. 585-587

Sabiduría y felicidad bajo administración del nuevo mundo

LA GENTE que quiere ser libre, feliz y próspera siempre busca buen gobierno. ¿Por qué? La respuesta es obvia. El buen gobierno esparce felicidad. El mal gobierno esparce miseria. Este principio se expresa aptamente en estas palabras: “Bajo el gobierno de los justos está contento el pueblo, cuando mandan los impíos el pueblo suspira.”—Pro. 29:2, NC.

El nuevo mundo estará lleno de contentamiento porque su gobierno es enteramente justo. Un examen a la Palabra escrita de Jehová dejará ver amplia evidencia de que esto es cierto.

Buen gobierno existió en los días de Salomón, rey de Israel, mientras éste fué fiel a Jehová, a quien representaba como rey. Salomón puso en funcionamiento los principios que aprendió de David su padre, que lo precedió en el trono. David había dicho: “‘Cuando el que gobierna sobre el género humano es justo, gobernando en el temor de Dios, entonces es como la luz de la mañana, cuando brilla en salida el sol, una mañana sin nubes. Del resplandor, de la lluvia, sale hierba de la tierra.’ Pues, ¿no es mi casa semejante a eso con Dios?” Evidentemente la casa de Salomón era “semejante a eso con Dios,” pues cada día era un día feliz para sus súbditos leales. El registro declara: “Judá e Israel eran muchos, como los granos de arena que están junto al mar en cuanto a multitud, comiendo y bebiendo y regocijándose. Y Judá e Israel continuaron morando en seguridad, cada uno debajo de su propia vid y debajo de su propia higuera, desde Dan hasta Beer-seba, todos los días de Salomón.”—2 Sam. 23:3-5; 1 Rey. 4:20, 25.

La reputación de Salomón de tener administración justa se esparció a través de todo el mundo antiguo. Los extranjeros que vinieron para ver por sí mismos pronto se enteraron de que la reputación encerraba mucho menos que la realidad. La reina de Sabá dijo: “No puse fe en las palabras hasta que hubiese venido para que mis propios ojos vieran, y, ¡mire! no se me había dicho la mitad. Usted ha superado en sabiduría y prosperidad las cosas oídas a las que escuché. ¡Dichosos sus hombres, dichosos estos siervos suyos que están delante de usted de continuo, escuchando su sabiduría!” Más importante que la expresión de alabanza que hizo fué la bendición que invocó sobre Jehová a causa de lo que ella había visto. “Llegue a ser bendito Jehová su Dios, que se ha deleitado en usted al ponerlo sobre el trono de Israel, porque Jehová ama a Israel hasta tiempo indefinido, de modo que lo nombró a usted como rey para rendir decisiones judiciales y justicia.”—1 Rey. 10:7-9.

Jehová merecía correctamente el ser bendecido. Todo lo que Salomón tenía había venido como un don de Dios. En su juventud e inexperiencia Salomón había pedido a Jehová: “Debes dar a tu siervo un corazón obediente para juzgar a tu pueblo, para discernir entre el bien y el mal.” Jehová contestó: “¡Mira! ciertamente te daré un corazón sabio y entendido, . . . Y también lo que no has pedido ciertamente te daré, tanto riquezas como gloria, de modo que no habrá sucedido que haya entre los reyes alguno como tú, todos tus días.”—1 Rey. 3:9, 12, 13.

EL MAYOR QUE SALOMÓN

Salomón fué grande, sí, pero hay uno que es mayor. Ese es Cristo Jesús, sobre cuyo hombro descansa el gobierno de todo el nuevo mundo. Se hace referencia a él como “algo más que Salomón” y “el altísimo de los reyes de la tierra” a causa de sus dotes de parte del Altísimo Dios. Su administración trae felicidad permanente a toda la humanidad obediente. En realidad, la administración sabia y justa de Salomón sólo fué un débil destello por anticipado de la administración perfecta del nuevo mundo mediante Cristo Jesús.—Mat. 12:42; Sal. 89:27; Isa. 9:6, 7, Mod.

Cristo Jesús es la mismísima personificación de la sabiduría. “Cuidadosamente escondidos en él están todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” Prediciendo las admirables cualidades del Administrador del nuevo mundo Jehová dijo: “Y saldrá un Retoño del tronco de Isaí, y un Renuevo brotará de sus raíces; y descansará sobre él el Espíritu de Jehová; Espíritu de sabiduría y de inteligencia, Espíritu de consejo y de fortaleza, Espíritu de conocimiento y del temor de Jehová. Y será de aguda percepción en el temor de Jehová; y no juzgará según la vista de los ojos, ni fallará según el oír de los oídos; sino que con justicia juzgará a los desvalidos, y fallará con rectitud por los mansos de la tierra.”—Col. 2:3; Isa. 11:1-4, Mod.

En el año 1914 Jehová comenzó la administración del nuevo mundo entronizando a Cristo Jesús y autorizándolo para gobernar en medio de sus enemigos. Pronto después de eso los efectos provechosos de la administración del nuevo mundo comenzaron a sentirse en la tierra. En 1919 el resto de los miembros del cuerpo de Cristo que estaban en la tierra fueron librados del cautiverio espiritual a la “Babilonia” moderna, la organización mundial de Satanás. Fueron constituídos una limpia organización de servicio y fueron enviados a través de la tierra para esparcir en todas partes la sabiduría de Dios, que trae felicidad. Fiel a su promesa, Jehová usa solamente una organización de servicio, que apropiadamente se llama “el esclavo fiel y discreto.” La prosperidad espiritual de la organización visible de Jehová hoy día es prueba amplia de la manera discreta en que la clase del esclavo ha administrado todos los “bienes” del Rey.—Sal. 110:2; Isa. 48:20; 6:5-12; 52:11-13, Mod; Mat. 24:45.

PROVISIONES SABIAS

El conocimiento acertado y la sabiduría verdadera son los precursores de la verdadera felicidad. Está escrito: “Dichoso el hombre que halla la sabiduría, y el hombre que adquiere la inteligencia; porque su ganancia vale más que la ganancia de plata, y mejor es su rédito que el oro puro. Porque más preciosa es que los rubíes, y todo cuanto puedas desear no podrá compararse con ella. En su mano derecha trae la larga vida, y en su izquierda riquezas y honores. Sus caminos son caminos de dulzura, y todos sus senderos paz: es árbol de vida para los que echan mano de ella, y dichoso es todo aquel que la tiene asida.” (Pro. 3:13-18, Mod) El gobierno del nuevo mundo ha hecho amplia provisión para la humanidad a fin de que consiga sabiduría que es aún mayor que la de Salomón. Por medio de su representante visible, la clase del “esclavo fiel y discreto,” ha provisto dos de las revistas más excelentes que existen hoy día, a saber, La Atalaya y ¡Despertad! Estas revistas contienen sabiduría del nuevo mundo. El leer y estudiarlas produce felicidad del nuevo mundo. No hay otras revistas en la tierra que puedan despertar tal esperanza conmovedora y seguridad confiada de vida y felicidad en un nuevo mundo libre de miserias.

Otras provisiones sabias de la administración del nuevo mundo son las reuniones, donde todos los asistentes comparten libremente los tesoros de conocimiento y sabiduría espirituales. Estas se conducen en Salones del Reino y en hogares de los testigos de Jehová. La gente que verdaderamente desea sabiduría no se queda en casa. No está satisfecha con sólo leer acerca de las cosas u oír acerca de ellas en su casa. Su reacción es igual a la de la reina de Sabá. Ella oyó acerca de la sabiduría de Salomón en su propio país natal, pero no quedó satisfecha con eso. Ella quería ir y ver por sí misma si todo lo que había oído era realmente verdad. Después de investigar personalmente se dió cuenta de que sólo había oído la mitad de lo que podía aprenderse. Igual sucede con aquellas personas de hoy día que no están satisfechas con lo que oyen en casa. Investigan más allegándose lo más posible a la fuente de la sabiduría divina. Se asocian con la clase del “esclavo fiel y discreto” yendo al Salón del Reino o al lugar de reuniones cerca de su hogar. Allí se enteran de que han oído ‘sólo la mitad’ de lo que hay que aprender. Aumentan su felicidad adquiriendo más conocimiento de Dios. Constantemente se maravillan de las cosas nuevas reveladas por Jehová por medio de su una sola organización de servicio bajo la superintendencia de Cristo Jesús, que es mayor que Salomón.

Gran prueba de que la sabiduría del nuevo mundo trae dicha felicidad la ofrecieron los centenares de miles de personas que concurrieron a las asambleas del “Reino Triunfante” de los testigos de Jehová que se celebraron en 1955 en Norteamérica y Europa. La película “La felicidad de la sociedad del nuevo mundo,” producida por la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract de Pensilvania, es un registro de la evidencia. Otra evidencia de que la sabiduría del nuevo mundo trae felicidad se vió en los gozosos rostros de centenares de miles de testigos de Jehová de más de cien países reunidos en su asamblea internacional “Voluntad Divina” que se celebró en Nueva York durante ocho días este verano. En ninguna parte de la tierra hay otro grupo internacional que disfrute de una felicidad como ésta hoy día. Todo el encomio y honor va a Jehová, quien dió el trono del gobierno del nuevo mundo a su Hijo, quien gobierna con sobresaliente sabiduría que produce felicidad.

Sin embargo, la más grande felicidad bajo la administración del nuevo mundo no viene de sólo oír y aceptar palabras de sabiduría divina. Hay una felicidad más grande. El apóstol Pablo habló de esto a los ancianos de la congregación de Éfeso. Él dijo: “Ustedes deben ayudar a los que son débiles y deben tener presentes las palabras del Señor Jesús, cuando él mismo dijo: ‘Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.’” Sí, ésa es la manera de colmar la medida plena de la felicidad de uno. Sabiendo que esto es cierto, el Rey Cristo Jesús dirige a todos sus seguidores en la tierra a dar de la sabiduría divina tan libremente como de ella han recibido. Obedecen el mandato que les dice que “vayan pues y hagan discípulos de gente de todas las naciones,” esparciendo felicidad en medio de un viejo mundo lleno de tristeza. Como un solo cuerpo unido de ministros ellos forman una sociedad del nuevo mundo. Habitan en un clima espiritual que es tan refrescante como una hermosa aurora. “Es como la luz de la mañana, cuando brilla en salida el sol, una mañana sin nubes.”—Hech. 20:35; Mat. 28:19; 2 Sam. 23:4.

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