La gran asamblea de 1958
IMAGINÉMONOS que ya ha llegado el verano, y que nosotros estamos en los famosos estadios de béisbol de la ciudad de Nueva York. En vez del chasquido de bates dando contra pelotas y los gritos discordantes de los fanáticos del béisbol, sale un sonido diferente del estadio Yankee. Es el sonido de voces que se alzan en cántico, decenas de miles de ellas. Por manzanas alrededor la gente se detiene para escuchar. No es cosa común oír salir cánticos de alabanza al Dios Altísimo desde el más grande estadio de deportes de Nueva York. Más sorprendente aún es que el mismo cantar sale de otro gran estadio de béisbol, el Polo Grounds, justamente al otro lado del río Harlem.
¿Quiénes son estos cantantes? ¿Por qué están reunidos en estos dos inmensos estadios de béisbol? Son testigos de Jehová, y están reunidos aquí para una asamblea internacional. Han venido de todas partes de la tierra para una reunión de ocho días. Tantos delegados han llegado que el Polo Grounds, un estadio que está cerca del estadio Yankee, también tiene que usarse. Así, de dos grandes estadios salen cánticos sinceros de alabanza al Creador del hombre.
Estas personas tienen buena razón para alabar al Creador, porque él ha “comenzado a gobernar como rey” con relación a la tierra. (Apo. 11:17) Esto significa que nos hallamos en los últimos días del presente sistema inicuo de cosas. Es hora de que Dios quite de la tierra a los que la están arruinando y que están haciendo caso omiso de sus leyes y de su soberanía. Estamos en el mismísimo umbral de su justo nuevo mundo cuando “los mansos mismos poseerán la tierra y ellos de veras hallarán su deleite exquisito en la abundancia de la paz.”—Sal. 37:11.
Los miles de personas reunidos en estos estadios tienen esa posibilidad ante ellos. Confiadamente esperan que se haga realidad para ellos. ¿No es ésa buena razón para que alcen la voz en cánticos gozosos de alabanza al Creador de ese nuevo mundo? No sólo cantan acerca de estas buenas nuevas, sino que las declaran a la gente del mundo predicándolas de casa en casa. “Canten a Jehová, bendigan su nombre. Digan de día en día las buenas nuevas de salvación por él. Declaren entre las naciones su gloria, entre todos los pueblos sus maravillosas obras.”—Sal. 96:2, 3.
Han cifrado sus esperanzas en este nuevo mundo y en el justo reino celestial que Dios ha establecido para lograrlo. Confían en Su arreglo para paz y seguridad mundiales. A causa de tal confianza, no están divididos por diferencias políticas. Pueden reunirse pacíficamente y en armonía, aunque vienen de muchos países que están bajo diferentes formas de gobierno. Tampoco los dividen las diferencias de nacionalidad y raza.
ASAMBLEA TODAVÍA POR LLEGAR
La vista de los dos estadios más grandes de Nueva York llenos de testigos cantantes de Jehová todavía está en el futuro, pero llegará a ser una realidad durante los ocho días desde el 27 de julio hasta el 3 de agosto. Entonces el vecindario de alrededor de los estadios oirá a estas personas pacíficas, que aman la justicia, cantar alabanzas al gran Dios del universo.
En el ínterin se están haciendo los preparativos para la reunión. Se han hecho arreglos para aviones, barcos, trenes y autobuses especiales. Todo está listo para un movimiento en masa de delegados a través de los océanos y continentes hacia un lugar—la ciudad de Nueva York. Pronto se iniciará una búsqueda de casa en casa por toda Nueva York para hallar lugares donde puedan pasar los días los delegados durante la asamblea. Estos alojamientos en casas particulares suplementarán a los que se han conseguido en los muchos hoteles de la ciudad.
Se han hecho planes para tener dos cafeterías en los estadios para alimentar a las muchedumbres de delegados. Todo el trabajo en éstas lo harán delegados que ofrezcan voluntariamente sus servicios. Se calcula que para cumplir con todos los deberes implicados en hacer funcionar las cafeterías, así como los muchos otros departamentos de la asamblea, se necesitarán por lo menos entre veinticinco y treinta mil voluntarios. Dado que todos los delegados son miembros de la sociedad del nuevo mundo, no se retraerán de ofrecer voluntariamente sus servicios, sino que los ofrecerán de buena gana, así como se han ofrecido voluntariamente para el servicio de predicar y enseñar. Está escrito: “Tu pueblo se ofrecerá de buena gana en el día de tu fuerza militar.” (Sal. 110:3) Este es Su día de fuerza militar en el cielo. Es el día en que sus siervos dedicados en la tierra se ofrecen gozosamente para su servicio. Los deberes relacionados con asambleas de Su pueblo son formas de dicho servicio. Se hacen en interés de la sociedad del nuevo mundo. Por lo tanto los delegados querrán mostrar hoy, en cuanto a servir los intereses de la sociedad del nuevo mundo, la misma buena disposición que esperan mostrar después de la venidera batalla del Armagedón, cuando los del pueblo de Dios serán los únicos habitantes humanos de la tierra.
Los delegados verán que es fácil andar la distancia que separa a los dos estadios. Poco más que un puente los separa. Se puede llegar a los dos convenientemente por ferrocarril subterráneo desde casi cualquier parte de Nueva York. La línea IND pasa por ambos estadios, deteniéndose primero en el Polo Grounds y luego en el estadio Yankee. La línea IRT pasa junto al estadio Yankee y luego tiene un ramal corto que llega hasta el Polo Grounds.
POR QUÉ VIENEN
Hay buenas razones por las cuales los testigos de Jehová quieren venir a esta gran asamblea internacional. La razón principal es que asambleas como ésta son banquetes espirituales. El profeta Isaías prometió que los siervos de Jehová “no tendrán hambre, ni tendrán sed, y no los herirá calor ni sol; porque Aquel que tiene de ellos compasión, los conducirá, y junto a los manaderos de aguas los guiará.” (Isa. 49:10, Mod) Los del pueblo de Jehová no tienen hambre espiritual ni sed de la verdad. Tampoco cae sobre ellos el calor abrasador de los juicios ardientes de Dios, porque ellos le obedecen.
Dado que están bien alimentados espiritualmente, no sufren del hambre espiritual que veja a la mayoría de la humanidad. El profeta Amós se refirió a ella como “no hambre de pan, ni escasez de agua, sino de oír las palabras de Jehová.” (Amós 8:11, Mod) Los miembros de la sociedad del nuevo mundo oyen esas palabras y tienen un entendimiento acertado de ellas. Contrastando a estos siervos fieles con el mundo espiritualmente hambriento, Jehová predijo por medio de Isaías: “Mis siervos comerán, mas vosotros tendréis hambre; he aquí que mis siervos beberán, mas vosotros tendréis sed; he aquí que mis siervos se alegrarán, mas vosotros seréis avergonzados; he aquí que mis siervos cantarán por gozo de corazón, mas vosotros clamaréis por dolor de corazón, y aullaréis por quebranto de espíritu.”—Isa. 65:13, 14, Mod.
Habiendo sido alimentados con alimento espiritual y aguas de la verdad, los testigos de Jehová conocen el buen sabor que tienen estas provisiones espirituales y cuán nutritivas son. Por eso se regocijan por la oportunidad de reunirse este verano para un gran banquete espiritual. Tendrán buena razón para literalmente cantar de gozo durante esa asamblea. De modo que desde las partes más lejanas de la tierra convergirán en Nueva York.
Durante ocho gloriosos días banquetearán suntuosamente con alimento espiritual, cantarán cánticos de alabanzas y declararán las buenas nuevas del reino de Dios a la gente de Nueva York. Disfrutarán del compañerismo que les brindará la ocasión, la compañía de millares y millares de miembros de la sociedad del nuevo mundo. Mirarán alrededor al gran mar de rostros en los estadios y se conmoverán al pensar en que todos los que compongan esta gran multitud son siervos dedicados de Jehová Dios. Todos ellos creen las mismas cosas, predican las mismas cosas y esperan las mismas cosas. Aquí se halla un pueblo unido que piensa en armonía.
El estar reunidos con sus compañeros del servicio a Dios en tan grande asamblea es el deseo vehemente de los testigos de Jehová por todo el mundo. Ninguna distancia se les hace demasiado grande para viajarla a fin de realizar este deseo. Esta gran asamblea será un goce por anticipado del sano compañerismo y relaciones pacíficas de que disfrutarán indefinidamente después de la batalla del Armagedón. El estar entre muchedumbres de personas que aman a Jehová Dios, que obedecen sus leyes y que confían en sus promesas será un alivio agradable del tener que vivir en un mundo inicuo que está alejado de Dios y que no lo ama.
Además de estas razones impelentes para reunirse, hay el deseo de renovar viejas amistades, de tener un intercambio de experiencias y conseguir el ánimo que proviene de dichas asambleas.
Estas razones atraen a los testigos de Jehová de todas partes a esta gran asamblea. Pero lo que ahora sólo puede imaginarse será una realidad en unos tres meses cuando sus voces, unidas en cánticos de alabanza a Jehová Dios y en gratitud por su justo nuevo mundo que se ha acercado tanto, resonarán desde los dos estadios más grandes de Nueva York. Esta enorme asamblea será un acontecimiento que no se borrará de la memoria.
¡Aleluya! Daré gracias a Jehová con todo mi corazón, en la compañía de los rectos, y en la congregación.—Sal. 111:1, Mod.
[Ilustración de la página 265]
POLO GROUNDS
YANKEE STADIUM
[Mapa de la página 266]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
POLO GROUNDS
YANKEE STADIUM
Tren subterráneo IND
PARADAS: 1 W 155 St PARADA LOCAL
2 E 161 St PARADA LOCAL
Tren subterráneo IRT
PARADAS: 3 E 161 St PARADA EXPRESS
4 Anderson-Jerome PARADA LOCAL
5 Sedgwick PARADA LOCAL
6 W 155 St PARADA EXPRESS
Escala: 1c = 180m