Preguntas de los lectores
● En vez de que haya más inmoralidad política y religiosa, ¿no podría ser que nosotros los de esta generación estamos más dispuestos a hablar de los crímenes y la corrupción, que damos mayor publicidad a estas condiciones que la que se les daba en generaciones pasadas?—D. G., Estados Unidos.
Nunca antes, en toda la historia del hombre, ha habido tan cabal desatención a la verdad, integridad y honradez en todo ramo de la sociedad como hay ahora. El crimen en gran escala hoy está tan cabalmente organizado que está sindicalizado en un gigantesco trust internacional, con tentáculos que llegan a casi toda capital de estado y virtualmente a todo país, aun a los que están detrás de la Cortina de Hierro.
The Reader’s Digest informó que el sindicato del crimen ha “llegado a ser tan poderoso que amenaza con apoderarse de los gobiernos de varias de las ciudades principales de la nación [EE. UU.].” El U. S. News & World Report dijo editorialmente: “Parece que la moralidad política ha virado en dirección a lo peor. Mala como ha sido en el pasado, parece que esta era ha llegado a estar manchada aún más con el uso de dinero para comprar influencia y favor especial.” El senador Kefauver, de los EE. UU., que ciertamente es una autoridad en cuanto a la moralidad política moderna, dijo: “Como realista todavía no puedo eliminar completamente una sensación de terror al contemplar cuán cerca han llegado los Estados Unidos al punto de saturación de corrupción criminal y política que puede abatirnos enteramente. . . . Yo digo que nos hemos acercado peligrosamente a dicho punto de ruina.”
En cuanto a la moralidad religiosa, el Times de Nueva York citó estas palabras del clérigo Timoteo J. Flynn: “El mundo se está hundiendo en un abismo de paganismo. . . . Vivimos . . . en un medio ambiente de paganismo, donde las verdades del vivir moral son despreciadas como de poca importancia y la santidad es algo de que se hace burla.” El U. S. News & World Report del 2 de abril de 1954 declaró editorialmente: “Pues la decadencia de la moralidad del día presente y la deterioración del principio moral en los gobiernos a través del mundo quizás se deban al hecho de que muchos clérigos han sido crasamente negligentes en su devoción a las tareas espirituales. Han sido desviados de su verdadero deber. No han cumplido su verdadera misión.”
De modo que lo que estamos presenciando en el mundo no es una discusión más libre de la moralidad, sino un derrumbe de la moralidad en cumplimiento de la profecía bíblica. Lo que le sobrevino a la antigua Jerusalén ahora le está sobreviniendo a su equivalente moderno, la cristiandad. El profeta Miqueas denunció a los gobernantes, sacerdotes y profetas que “¡tenéis en abominación el juicio justo, y pervertís toda forma de equidad: los que edificáis a Sión con derramada sangre, y a Jerusalem con iniquidad! Sus cabezas juzgan por premios, y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas adivinan por dinero; y con todo, se apoyan en Jehová, diciendo: ¿Acaso no está Jehová en medio de nosotros? ¡no vendrá pues sobre nosotros ningún mal!”—Miq. 3:9-12, Mod.
El mal vendrá sobre todas las naciones inmorales en el Armagedón, y la cristiandad no escapará. La corrupción y su constante aumento y esparcimiento indican la inminencia del desplome de este mundo.