La adoración popular de la fe
¿Qué es la religión popular hoy? ¿Por qué se ve materialismo e infelicidad entre tantas personas religiosas?
“EL ‘Dios desconocido’ de los estadounidenses,” dijo recientemente el célebre teólogo Reinhold Niebuhr, “parece ser la fe misma.” ¡Qué comentario más iluminador respecto a la religión popular de hoy!
Es esta adoración popular de la fe lo que ayuda a aclarar tanto acerca de las dificultades actuales del género humano. Ayuda a explicar por qué los Estados Unidos, por ejemplo, están poniéndose más materialistas al mismísimo tiempo que están haciéndose más religiosos. Explica por qué tantas personas no han encontrado la felicidad que buscan.
¿Qué es esta adoración popular de la fe? Es la religión que pone el énfasis en la fe, no en la Biblia, no en Dios ni en su voluntad. Una cosa notable acerca de esta religión popular es que no se limita a ningún grupo religioso en particular; protestantes, católicos y judíos han venido en números cuantiosos para adorar en el altar de la fe. Pero, ¿no hablan acerca de Dios estas muchas personas?
“Por supuesto, los estadounidenses religiosos hablan acerca de Dios y de Cristo,” escribe Will Herberg en su afamada obra Protestant-Catholic-Jew, “pero parece que lo que ellos consideran como redentor es principalmente la religión, la actitud ‘positiva’ de creer. Es esta fe en la fe, esta religión que hace de la religión su propia meta, lo que es la característica sobresaliente de la religiosidad contemporánea estadounidense. La fórmula de [el clérigo] Daniel Poling: ‘Comencé a decir cada mañana dos palabras: “Yo creo”—esas dos palabras sin añadir nada’ puede considerarse como la expresión clásica de este aspecto de la fe estadounidense.”
Will Herberg, quien ha hecho un estudio extenso de esta adoración de la fe, también señala al libro popular This I Believe, redactado por Eduardo P. Morgan, como un ejemplo bien conocido. En este libro cien “hombres y mujeres pensadores de toda vocación,” tanto judíos como personas que afirman ser cristianos, hacen declaraciones respecto a lo que creen. ¿Cuál es la fe que ellos proclaman como principalísima en su vida? Fe en una variedad asombrosa de cosas, tales como la hermandad, valores espirituales, la vida, la tolerancia, la libertad, la democracia y fe en la fe. Apenas la mitad de estas personas prominentes siquiera menciona a Dios. “Por alguna razón su creencia en Dios, y el Dios en que creían,” comenta Herberg, “no parecían ser muy centrales a lo que fuere aquello que tenían presente cuando se pusieron de pie para decirle al mundo ‘Esto creo.’” El adherente de término medio de la religión popular que asiste a las iglesias, comenta Herberg, no es muy diferente.
PRINCIPALMENTE FE EN LA FE
La religión popular, entonces, no pone el énfasis en Dios, sino en la fe misma, la llamada “magia de creer.” Y la cosa extraña acerca de ello es que ¡hasta representan esta actitud positiva de creer como la fe cristiana de la Biblia! En la obra God’s Psychiatry, Carlos L. Allen escribe: “Yo le digo que usted puede prever un futuro de paz y victoria. ‘Sólo crea, ¡sólo crea que todas las cosas son posibles, sólo crea!’ Eso constituye más que sólo un pequeño coro. Es la fe cristiana.”
Entre los exponentes judíos de esta religión de fe en la fe se halla el rabí Luis Binstock, quien escribe en The Power of Faith: “Usted, igual que todos los demás, tiene acceso a un gran almacén de poder dinámico del cual puede abastecerse. . . . Ese almacén es la Fe. . . . No Dios. Sino—la Fe.”
Debido a que es popular, grupos religiosos de toda clase han adoptado, en grados diferentes, esta forma de adoración. La propaganda que fomenta la asistencia a las iglesias por lo general ahora recalca la fe, no a Dios ni la Biblia. Uno de tales avisos de periódico reza: “El asistir con regularidad a la iglesia le ayuda a usted a edificar su propia reserva personal de fe.” No se mencionó que el asistir a la iglesia le ayudara a uno a aprender y hacer la voluntad de Jehová, el Dios Todopoderoso.
Poco extraña el que la religión popular sea brumosa y anieblada y que sus adherentes tengan dificultad al tratar de definir en términos precisos lo que ellos creen.
MOTIVOS ERRÓNEOS
La Palabra de Dios, la Biblia, nos relata acerca de la “una fe,” la religión verdadera que Cristo Jesús enseñó. (Efe. 4:5) En el corazón de esta “una fe” bíblica están Jehová Dios y su voluntad. En Hebreos 10:9 el apóstol Pablo habla acerca de la actitud mental de Cristo Jesús: “¡Mira! yo he venido para hacer tu voluntad.” Pero en la religión popular de hoy no es la voluntad de Dios lo que es de primera importancia; es la voluntad del adorador mismo.
Hablando acerca de los motivos que se infiltran por la religión popular, Will Herberg dice: “La prosperidad, el éxito y el adelantamiento en los negocios son los propósitos obvios para los cuales se sostiene que es útil la religión, o más bien la actitud religiosa de ‘creer.’ . . . El culto de la fe asume dos formas, las cuales podríamos designar como introversa y extroversa. En su forma introversa se confía en que la fe traiga salud mental y ‘tranquilidad de ánimo,’ que disipe la ansiedad y la culpa, y que traduzca el alma a la tierra bendita de la ‘normalidad’ y la ‘aceptación de uno mismo.’ . . . Su forma extroversa . . . se conoce como el ‘pensar positivo.’ El ‘pensar positivo,’ el pensar que es ‘afirmativo’ y evita las corrosiones de la ‘negatividad’ y del ‘escepticismo,’ el pensar que ‘tiene fe,’ se recomienda como una fuerza poderosa en el mundo de esfuerzos y logros. Aquí de nuevo no es tanto la fe en algo en particular . . . lo que confiere este poder según se sostiene—sino sólo la fe, la actitud psicológica de tener fe.”
Lo que muchas personas buscan, entonces, no es conocer lo que es la voluntad divina para el hombre, sino un anodino espiritual, algo que alivie los dolores y vejaciones de la existencia; o bien desean un estimulante espiritual, algo que les impulse hacia el éxito mundano. Según lo explica el Dr. Clifford E. Barbour, presidente del Seminario Teológico del Oeste en Pittsburgo: “Quieren o una fe que sea un factor contribuyente al éxito en esta vida—un tal llamado propio interés iluminado—o una fe religiosa que sea un escape de esta vida.” El arzobispo católico romano Patricio A. O’Boyle ha declarado que muchas personas están “acudiendo a la religión como acudirían a un sedativo benigno para calmar la mente y sosegar los nervios.”
¡Qué vasto número de iglesias dispensa, en lugar de alimento espiritual, estos sedativos espirituales! La palabra “éxito,” que aparece en tanta religión popular, no se refiere al éxito en practicar el verdadero cristianismo, sino al éxito en cualquier logro mundano al cual aspire el adorador.
NINGÚN EXAMEN CRÍTICO
Cuando son incorrectos los motivos y no hay ningún deseo sincero de aprender y hacer la voluntad divina, entonces no extraña el que hallemos esta característica: el no querer hacer un examen crítico de la fe de uno, probándola por medio de la norma para juzgar la religión, la Santa Biblia.
La Palabra de Dios manda: “Asegúrense de todas las cosas.” (1 Tes. 5:21) Pero los seguidores de la religión popular eluden hacer la prueba para identificar la creencia correcta. ¿Por qué? Posiblemente exista un temor a las responsabilidades de la religión verdadera según se presentan en la Biblia. Y así como Will Herberg explica: “No hay por lo general ninguna crítica de los motivos mismos en términos de las lealtades fundamentales de una fe centrada en Dios, ni hay mucha preocupación acerca de aquello de que trata la religión o fe, puesto que no es el contenido de la creencia, sino la actitud de creer, lo que se estima que es operativo.”
Esta actitud no podría menos que conducir a muchas enseñanzas falsas. Pero no importa cuántas doctrinas falsas haya, esto no parece perturbar la buscada tranquilidad de ánimo. Se hace un comentario acerca de esto en el Christian Herald de marzo de 1957, bajo el encabezamiento “El Doctor Poling contesta las preguntas de usted.” Un lector perturbado hace esta pregunta bajo el subtítulo “Doctrinas falsas”: “Me tienen muy perturbado las doctrinas falsas. Alguien me dice que hay 80 o más de éstas. Aunque sé que el Señor es mi Salvador personal y he estado firmemente establecido en mi fe durante estos muchos años, estoy todo turbado. ¿Cómo puedo volver a encontrar fundamentos firmes?” Esta fué la respuesta que se le dió al inquiridor: “En cuanto a doctrinas falsas, quizás haya 80 o quizás haya mil. Estoy seguro de que son demasiadas para enumerarlas, pero puesto que usted conoce al Señor y ha estado en Su gracia todos estos años, seguramente tiene el testimonio en su corazón día por día. Usted tiene todo lo que se requiere para su tranquilidad de ánimo.”
NINGÚN SENTIMIENTO DE JUICIO DELANTE DE DIOS
Estando dispuesta a aguantar o arriesgar doctrinas falsas, no sorprende el que la religión popular esté marcada por la ausencia de juicio alguno delante del Dios vivo y verdadero. Sin embargo, la religión verdadera, según la enseñó un apóstol de Cristo, se basa en estos principios: “Todos compareceremos ante el tribunal de Dios” y “Cada uno de nosotros rendirá una cuenta de sí mismo a Dios.”—Rom. 14:10, 12.
Los adherentes de la religión popular que da énfasis a la fe parecen estar ciegos al hecho bíblico de que “El mismo Dios verdadero traerá toda clase de obra a juicio en relación a toda cosa oculta, en cuanto a si es buena o es mala.” (Ecl. 12:14) Al recalcarse la fe queda obscurecida la idea de juicio ante el Todopoderoso. Cuando se hace mención de Dios rara vez es como el justo Juez que pronto ejecutará su juicio contra este mundo; más bien a Dios se le considera como un vecino amistoso.
Para muchos adherentes de la religión popular Dios es sólo un “Buen Sujeto” o el “Hombre del Piso de Arriba.” “Todo sentimiento de reverencia temerosa delante de la majestad divina, todo sentimiento de juicio ante la santidad divina,” dice Herberg, “queda excluído; Dios es, según la frase inimitable de Jane Russell, un ‘Muñeco vivo.’ . . . ¿Es éste Aquel de Quien se nos dice, ‘Es cosa horrenda caer en las manos del Dios vivo’ (Heb. 10:31)? Puede medirse cuánto le falta a la religiosidad contemporánea estadounidense para alcanzar la tradición auténtica de la fe judío-cristiana por el vacío que separa al ‘Muñeco vivo’ de Jane Russell del Dios vivo de las Escrituras.”
CENTRADA EN EL HOMBRE, NO EN DIOS
En el mismo corazón de esta religión de fe en la fe está el hecho de que está centrada en el hombre, no en Dios. De manera que funciona de modo exactamente contrario al del cristianismo de la Biblia. Cuando les enseñó a sus seguidores a orar, Cristo Jesús colocó primero a Jehová Dios, su nombre, su reino y su voluntad: “Nuestro Padre en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Cúmplase tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.” (Mat. 6:9, 10) Pero los que adoran en el altar de la fe dicen en efecto: ‘Cúmplase mi voluntad con tu ayuda.’
Dió una descripción muy apta de esta religión popular centrada en el hombre el rabí Mauricio Eisendrath, presidente de la Unión de Congregaciones Hebreas Norteamericanas: “El hombre es el principio y el fin de la religiosidad estadounidense del día presente—se hace que Dios le sirva, o mejor dicho que Dios sea subordinado al hombre, que le ayude en todo propósito y empresa sea éste la prosperidad económica, la libre empresa, la seguridad, o la tranquilidad de ánimo. Así viene a ser Dios un siervo omnipotente, un botones universal, para satisfacer todo antojo del hombre; la fe viene a ser un artefacto seguro para conseguir lo que impaciente y descontentadamente anhelamos. Esto de rebajar a Dios desde amo hasta esclavo ha alcanzado su cumbre, o más bien su sumidero de blasfemia, en el culto del Hombre del Piso de Arriba—el amistoso dios-vecino que habita en el apartamiento justamente arriba. Llámelo en cualquier momento—especialmente si se siente usted triste. No lo perturban en los más mínimo los errores y faltas que usted comete y, en cuanto a sus pecados, no sólo no se acuerda de ellos él . . . sino que la misma palabra y concepto del pecado han sido abolidos.”
CONSECUENCIAS DE LA RELIGIÓN FALSA
Una religión centrada en el hombre es una religión falsa, y la religión falsa no puede salvar a nadie cuando Dios destruya este mundo inicuo en la guerra del Armagedón, “al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles en fuego llameante, al traer él castigo merecido sobre los que no conocen a Dios y los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. Estos mismos pagarán la pena de destrucción eterna.”—2 Tes. 1:7-9.
De modo que la religión popular de hoy carece del poder para salvar a persona alguna a la vida eterna en el nuevo mundo de Dios. El hecho de que tal clase de religión no puede merecer la aprobación de Dios hasta se admite por algunos clérigos, como por ejemplo el clérigo Ralph Sockman, quien dijo: “Estamos propensos a presentar a Dios como nuestro siervo que nos ocasiona éxito financiero y social en vez de como nuestro soberano a quien servimos. Una religión concentrada en sí misma y que se sirve a sí misma no es bíblica y, por más popular que sea por el momento, no puede salvarnos.”
A pesar de la admitida inutilidad de esta religión que está centrada en el hombre, sigue siendo popular; y los clérigos, a pesar de las protestas que se expresan de vez en cuando, siguen dispensando lo que es popular.
Ah, ahora podemos discernir por qué los que van a las iglesias no han encontrado la felicidad que buscan. Sólo la religión verdadera, centrada en la voluntad del Dios Todopoderoso, y que resulta en el motivo correcto, la creencia correcta y obras correctas puede traer la paz mental de la cual habla la Biblia: “La paz de Dios que sobrepasa a todo lo que se pueda pensar guardará su corazón y sus facultades mentales por medio de Cristo Jesús.”—Fili. 4:7.
Ahora también vemos por qué aumentan los crímenes a pesar del acelerado crecimiento en el número de asistentes a las iglesias. La religión popular no ha sido una fuerza moldeadora en su vida; no ha efectuado ningún cambio en su modo de vivir. No les ha dado guía y poder para que ‘se despojen de la vieja personalidad’ y ‘se revistan de la nueva personalidad que fué creada de acuerdo con la voluntad de Dios.’—Efe. 4:22-24.
¡Con razón hay tanta insensibilidad moral entre personas que afirman ser religiosas! ¡Con razón tantas personas, a pesar de asistir regularmente a las iglesias, obran en un vacío moral! ¡Con razón el materialismo ha aumentado a la par con el aumento del número de miembros de las iglesias!
Para colmar lo reprensible que es, la religión popular ha obscurecido la verdadera adoración de Jehová, el Dios verdadero y vivo. ¡Qué tontería es permitir que lo popular obscurezca lo correcto y verdadero! La religión verdadera nunca será popular con este mundo, como Jesús mostró claramente: “Entre por la puerta angosta; porque ancha y espaciosa es la vía que conduce a la destrucción, y muchos son los que entran por ella; mientras que angosta es la puerta y estrecha la vía que conduce a la vida, y pocos son los que la hallan.”—Mat. 7:13, 14.
Es posible hallar la religión verdadera, el camino a la vida. Es principalmente asunto de tener la condición correcta del corazón. ¿Desea usted sinceramente hallar la verdad y hacer la voluntad del Dios verdadero? Entonces tiene que dirigirse a su Palabra, la Biblia. De este libro tiene usted que sacar sus principios para la vida. Asóciese con los que practican la religión verdadera de la Biblia. Deje que los testigos de Jehová, quienes le han traído a usted esta revista, le ayuden a tomar “la vía que conduce a la vida.” Apártese de la inútil adoración popular de la fe y diríjase a la adoración de Jehová Dios la cual preserva la vida; porque, con certeza, “el mundo está desapareciendo y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”—1 Juan 2:17.