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  • El pensamiento tras el proverbio
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1962
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1962
w62 1/1 págs. 26-27

El pensamiento tras el proverbio

ES INTERESANTE comparar el libro bíblico de los Proverbios con la ley de Moisés. Moisés registró los mandatos directos que Jehová dio para guiar a su pueblo en el camino de la seguridad y vida. Salomón y otros escritores de los proverbios de la Biblia no hacen destacar de modo directo los mandamientos de Dios, sino que por medio de la observación muestran que esas leyes son de provecho para nosotros. A menudo los fenómenos locales se comparan con el comportamiento humano para que nos sea más fácil apreciar lo bueno y lo malo, lo sabio y lo insensato. El conocer el pensamiento tras el proverbio nos ayuda a entender la lección que se enseña.

PROVERBIOS 16:31

“Corona de belleza es la cabeza canosa cuando se halla en el camino de la justicia.”

Entre algunos pueblos primitivos al hombre que envejecía y ya no podía combatir ni cazar se le consideraba una carga desdichada. ¡Algunas tribus cruelmente daban muerte a los ancianos! Contraste eso con la gentileza de Jehová Dios, que mandó: “Ante canas deberías levantarte, y debes mostrar consideración para con la persona de un anciano, y debes estar en temor de tu Dios. Yo soy Jehová.” (Lev. 19:32) El proverbio llama la atención al hecho de que una vida que se pasa en temor sano de Jehová es una belleza a vista de Dios y todos debemos respetarla como ejemplo correcto a seguir. Pero cuando la vejez halla a uno en el camino de la maldad, su comportamiento es aun más repugnante que el de un joven por motivo de sus años.

PROVERBIOS 16:33

“Echase en el regazo la suerte, pero proviene de Jehová toda decisión por ella.”

En tiempos antiguos, en diferentes naciones, se decidían los asuntos dudosos por medio de echar suertes. Ponían piedrecitas o tabletas inscritas en una urna, las agitaban y luego las sacaban o echaban. A Jehová le agradó emplear la suerte como medio de revelar su voluntad en la historia primitiva de su pueblo escogido. Aparentemente echaban las suertes en los dobleces recogidos de un vestido y luego las sacaban. Pero primero apelaban a Jehová para que él decidiera el asunto. Lo que resultaba se aceptaba como la voluntad de él. Hasta los apóstoles de Jesús escogieron a la suerte al sucesor de Judas Iscariote, pero su selección fue depuesta cuando Jesús escogió a Saulo. Desde el Pentecostés, el espíritu santo dirige a los cristianos, pero en la época que precedió a los tiempos cristianos Dios sí aprobó el uso de las suertes.

PROVERBIOS 17:14

“El principio de la contención es como el dejar salir uno aguas; por eso, antes que haya prorrumpido la disputa, retírate.”

Las ciudades de Oriente a menudo dependían de depósitos por su abastecimiento de agua. Un agujero pequeñito en el dique o presa que restringe una grande extensión de agua puede resultar en graves consecuencias. Si no se detiene el pequeño escurrimiento, la fuerza del agua va haciéndose más y más fuerte, hasta que por fin el agua se lleva todo. De un principio diminuto resulta una inundación terrible. Lo mismo sucede con las contiendas. Désele a la ira aun la más pequeña oportunidad de expresarse y puede prorrumpir en una inundación de palabras airadas y hechos que hasta pueden culminar en la muerte de alguien. Antes de que cualquier discusión tome ese cariz, mejor es dejar el tema o a la otra persona y así fortalecer los vínculos de la paz.

PROVERBIOS 20:4

“A causa del invierno el perezoso no quiere arar; estará mendigando en la siega, pero no habrá nada.”

En Palestina la siembra invernal se hacía luego que las lluvias tempranas hubiesen ablandado la tierra—desde el fin de octubre hasta el principio de diciembre. El norte fresco sopla durante el tiempo de la aradura invernal. Aunque raramente hay una temporada de tiempo verdaderamente frío, de vez en cuando hay días muy fríos, con viento, lluvia y cellisca. Esto no desanimaría al individuo varonil, pero el labrador perezoso pudiera dejar de arar y culpar al tiempo. Sin el arar y sembrar del invierno no podría haber una cosecha. Difícilmente podría esperarse que los vecinos industriosos del que no arara y sembrara le tuviesen compasión. Lo mismo es cierto de los que se asen de las circunstancias desfavorables como excusa para no atender sus oportunidades y deberes. Cosecharán solo lo que siembran y tendrán que aceptar los resultados de su pereza sin reparación.

PROVERBIOS 20:26

“El rey sabio está esparciendo a la gente inicua, y hace tornar sobre ellos una rueda.”

En las eras antiguas, para separar el trigo de la cáscara hacían que los bueyes pisaran los manojos o pasaban sobre ellos una rueda con púas. Tal como la rueda desmenuzaba los manojos, echando fuera el grano, así la administración imparcial de la justicia desmenuza a los inicuos, separándolos de los justos. El gobernante sabio toma las medidas necesarias para suprimir los elementos malos con la severidad de la rueda que desmenuza los manojos.

PROVERBIOS 27:15

“El techo que gotea y que ahuyenta a uno en día de lluvia constante y la esposa contenciosa pueden compararse.”

En Oriente casi todas las casas, aparte de las habitaciones de piedra de los ricos, tienen techos hechos de ramos de árboles, cañas, palmas y cosas por el estilo, cubiertos de una capa gruesa de tierra. Estos terrados siempre estaban propensos a rajarse y gotear. Imagínese el incesante e irritante sonido de agua goteando durante una lluvia continua, cuando el desdichado morador halla imposible sentarse, estar de pie, trabajar o dormir en comodidad. Tal es la lamentable situación del hombre que se halla obligado a vivir bajo el mismo techo con una esposa contenciosa. Según lo expresa un proverbio árabe: “Tres cosas hacen inhabitable una casa: tak (gotera de lluvia), nak (regaño de mujer) y bak (sabandijas).”

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