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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1964
w64 1/7 págs. 409-412

Religión con un vaivén—a la manera de los pentecosteses

“¡ALELUYA!” “¡Alaben al Señor!” “¡Gloria a Dios!” “¡Jesús, Jesús!” “¡Sálvense!” “¡Amén!” Tales son las exclamaciones de fervor que se escuchan en una reunión de iglesia pentecostés. La excitación religiosa aumenta. Un auditorio que se compone en gran parte de mujeres y niños se excita a un grado de erizar los pelos de la piel por medio de incitantes melodías musicales que brotan de panderetas, tambores o una guitarra. El aplaudir y el cantar rítmicamente van al mismo paso con los instrumentos musicales a medida que la sesión religiosa cobra ímpetu y vaivén. Al tiempo apropiado se da un sermón ardiente con celo sacudidor, y todo el auditorio se une en un dominante espíritu de emoción y éxtasis.

Entonces pueden suceder notables manifestaciones emocionales y físicas, incluyendo lloro, gemido, caídas, sacudimientos y arrobamientos. Sin embargo, sus actos por lo general son involuntarios, y se atribuyen a poder que desciende desde lo alto. En ciertas ocasiones la persona puede recibir un impulso que la capacite a hablar en una ‘lengua desconocida,’ y, al mismo tiempo, otra puede recibir un impulso de espíritu que la capacite a interpretar el mensaje.

Mientras la excitación religiosa está elevada, a menudo se expiden llamamientos para el altar, y nuevas personas que se sienten incitadas responden. Quizás también se inste a las que están enfermas o son enfermizas a venir al altar, y, en medio de mucha imploración de parte de los demás, se intentan curaciones. Después de casi dos horas de agitación religiosa los que están en el auditorio regresan a sus hogares. Reconociendo que hay algunas variaciones, esto bosqueja brevemente los servicios semanales que conducen los diversos grupos del movimiento pentecostés. ¡Verdaderamente aquí está una religión con un vaivén!

PRINCIPIOS PENTECOSTESES

Despertamientos religiosos aproximadamente al principio de este siglo colocaron la base para el movimiento pentecostés. En su libro The Assemblies of God: A Popular Survey, J. R. Flower, un funcionario pentecostés prominente, observó que “fue durante el siglo diecinueve que se experimentaron grandes despertamientos religiosos bajo el acaudillamiento de hombres como Pedro Cartwright,” y que éstos “fueron prefiguraciones de la subida del Movimiento Pentecostés.”

Los informes concernientes a estos despertamientos religiosos de la época colonizadora temprana verdaderamente fueron espectaculares. Guillermo W. Sweet, que consultó muchos informes de testigos oculares, describió que “el sujeto por lo general ‘caía, con grito agudo, como un tronco de árbol sobre el piso o sobre el suelo’ y parecía como muerto, a veces quedando tirado así por horas. Todos los testigos oculares dan testimonio de lo común que era este acontecimiento. El ejercicio de sacudimiento afectaba a las personas de maneras diferentes. Frecuentemente solo una de las extremidades era afectada, a veces todo el cuerpo, y a menudo solo la cabeza. . . .‘A veces la cabeza se torcía a la derecha y a la izquierda, a media vuelta, con tal velocidad, que no se podía distinguir un solo rasgo.’” Pedro Cartwright, un famoso predicador de despertamientos religiosos de aquel tiempo, explicó que si las personas “no se esforzaban en contra de ello ni oraban con intensidad, el sacudimiento por lo general menguaba,” pero “mientras más resistían más se sacudían.”

En 1906, solo unos cuantos años después de principiar el movimiento pentecostés, un grupo se reunió en un hogar particular en Los Ángeles para oír predicar a W. J. Seymour. Mientras predicaba, “toda la compañía fue derribada de sus sillas al piso.” Como resultado de esta manifestación poderosa, la gente vino de todas partes a investigar. Según The Pentecostal Evangel del 6 de abril de 1946: “Gritaron allí hasta que el cimiento de la casa cedió, pero nadie salió lastimado.” Entonces, la reunión se mudó a una antigua casa de madera en una famosa dirección entre la gente pentecostés —Calle Azusa 312. Allí continuaron las reuniones día y noche durante tres años. Esto dio tremendo ímpetu al movimiento.

Las manifestaciones de poder de espíritu hicieron que algunos que asistían a las reuniones experimentaran manipulaciones físicas en la cara y en el cuerpo. Con el tiempo aquellas manifestaciones llegaron a ser motivo de preocupación para Seymour. Carlos Brumback escribe en su libro Suddenly from Heaven: “Por lo tanto, instó a Parham a que viniera, porque Tuerzas hipnóticas y contorsiones carnales como las que se conocían en las Reuniones de Tiendas de los negros en el Sur se habían desatado en la reunión.’ Instó al Sr. Parham a que viniera rápidamente para ayudarle a discernir entre lo que era verdadero y lo que era falso, y para entresacar lo que no era de Dios.”

Según Claudio Kendrick, un miembro prominente de las Asambleas de Dios, a la “Misión de Azusa generalmente se le considera el centro del cual se esparció la influencia pentecostés no solo a muchos lugares en los Estados Unidos sino también a varias otras naciones del mundo.”

MUCHAS DIVISIONES

Hubo dos rutas principales en las cuales se desarrolló el movimiento pentecostés. Primero, hubo las comuniones de la Santidad que abrazaron la teología pentecostés como un cuerpo después de 1906, y, segundo, hubo las congregaciones que formaron creyentes pentecosteses que se salían de una denominación establecida o que no habían estado asociados previamente con una denominación establecida.

A medida que creció el movimiento se formaron muchas otras sectas pentecosteses o se desprendieron de sectas pentecosteses más grandes. Sería imposible identificar a todas las muchas diferentes denominaciones pentecosteses. Algunas de las más grandes son: Asambleas de Dios, Iglesia de Dios, Iglesia de Dios en Cristo, Iglesia Pentecostés Unida, Inc., Iglesia Pentecostés de Dios en los Estados Unidos e Iglesia Internacional del Evangelio Cuadrangular. En su libro Pillars of Pentecost, Carlos W. Conn, un historiador de la Iglesia de Dios, declara que “hoy en día hay casi cuarenta cuerpos pentecosteses tan solo en la América del Norte,” porque, como él reconoce, “el movimiento pentecostés ha tenido su porción de cismas y controversia desafortunados.”

La siguiente es una lista de algunos de los cuerpos pentecosteses principales de los Estados Unidos con su respectivo número de miembros según se informa en el Yearbook of American Churches 1963:

[Tabla]

Asambleas de Dios 514,317

Iglesia de Dios en Cristo 411,466

Iglesia Pentecostés Unida, Inc. 175,000

Iglesia Pentecostés de Dios en los Estados Unidos 109,000

Iglesia Normal de la Biblia Abierta 26,000

Iglesia Internacional del Evangelio Cuadrangular 84,741

Asambleas Pentecosteses del Mundo 45,000

Iglesia de Dios (Cleveland, Tenn.) 179,651

Iglesia de Dios, Oficina Principal del Mundo 71,606

Iglesia de Dios de Profecía 35,349

Iglesia (Original) de Dios 6,000

Iglesia de Santidad Pentecostés 55,502

La Iglesia Bautista de Libre Albedrío Pentecostés, Inc. 7,000

La Iglesia de Santidad Bautizada con Fuego Pentecostés  573

Santa Iglesia de Dios Vencedora Apostólica 75,000

Iglesia Pentecostés del Calvario 8,000

Asambleas Misionales Elim 4,000

Iglesia de Santidad Emmanuel 1,200

Asambleas Pentecosteses Internacionales 15,000

Iglesia Pentecostés de Cristo 1,198

—————————

1,826,503

ESFUERZOS PARA UNIFICARSE

En años recientes se han hecho esfuerzos para unir la casa dividida de los pentecosteses. Aunque algunos fusionistas han tenido éxito en unir a algunos grupos, la consolidación de las principales denominaciones parece muy improbable. Sin embargo, en años recientes, cuerpos pentecosteses se han unido a organizaciones que tienen puntos de vista semejantes. Por ejemplo, muchos cuerpos pentecosteses pertenecen a la Asociación Nacional de Evangélicos, de la cual Tomás F. Zimmerman, la cabeza de las Asambleas de Dios, es presidente.

Quizás el esfuerzo más grande hacia la unificación fue la organización de la Conferencia Pentecostés Mundial. En su primera asamblea, celebrada en Zurich, Suiza, en 1947, se hicieron recomendaciones para formar confraternidades de zonas. En armonía con estas recomendaciones se hicieron arreglos en 1948 para establecer la Confraternidad Pentecostés de la América del Norte.

CREENCIAS

Los pentecosteses creen que el presente movimiento pentecostés, que da prominencia al hablar en lenguas, existe en cumplimiento de promesa bíblica. Mantienen que el derramamiento del espíritu santo en el Pentecostés y durante el primer siglo no agotó las milagrosas manifestaciones visibles del espíritu. Interpretan “la lluvia temprana y tardía,” que se menciona en Santiago 5:7 (Mod), como aplicando al derramamiento de espíritu de Dios. Creyendo que el derramamiento de espíritu de Dios en el primer siglo fue la “lluvia temprana,” concluyen que también tiene que haber una ‘lluvia tardía.’ El movimiento pentecostés, alegan ellos, es un resultado del derramamiento de esta ‘lluvia tardía.’

Es una enseñanza característica del movimiento pentecostés que el hablar en lenguas siempre acompaña al bautismo con el espíritu santo. Todas las personas tienen esta experiencia de lenguas como evidencia del bautismo, dicen los pentecosteses, pero no todos reciben después el “don de lenguas.” Sin embargo, esta enseñanza pentecostés no tiene apoyo bíblico.a

Los dones milagrosos del espíritu de Dios, incluyendo el don de lenguas, se dieron como credenciales a la congregación cristiana de menor edad en el primer siglo. Por lo tanto, habían de cesar cuando la congregación creciera a la madurez, como explica el apóstol Pablo: “El amor nunca falla. Mas sea que haya dones de profetizar, serán eliminados; sea que haya lenguas, cesarán.”—1 Cor. 13:8.

Debido a buscar algo que Dios no está concediendo en este tiempo, los pentecosteses se prestan al engaño de Satanás y sus demonios. (1 Tim. 4:1) El gritar, el incoherente barbotar y el gemir, y el caerse al piso y el sacudirse de un lado a otro no es evidencia del espíritu de Dios. Aun algunos pentecosteses prominentes concuerdan en que algunas manifestaciones extremadas no proceden de Dios. Recuerde que Seymour escribió a Parham para que viniera a la Calle de Azusa para “discernir entre lo que era verdadero y lo que era falso.”

¿No son sus manipulaciones físicas semejantes a lo que experimentan los mediums africanos que practican el vuduismo? Una de esas mediums se mueve ligeramente de un lado a otro y se sacude en todo miembro del cuerpo y permanece de pie en movimiento continuo por horas. ¿No son semejantes a las manipulaciones físicas que vinieron sobre un niño en el día de Jesús cuando un poder espíritu se apoderó de él? “De modo que se lo trajeron. Pero al verlo el espíritu inmediatamente convulsionó al muchacho, y cayendo al suelo se revolcaba, espumajeando.”—Mar. 9:20.

Cuando el espíritu santo de Dios viene sobre una persona, como se revela por las Escrituras, produce resultados intelectuales y ennoblecedores para la persona afectada en vez de manipulaciones o contorsiones carnales que no son de ningún valor. No hay registro de que los discípulos en el Pentecostés hicieran tales cosas cuando el espíritu santo vino sobre ellos. Más bien, los impulsó a dar testimonio edificante de la verdad para beneficio de las muchas personas que había en Jerusalén que habían venido de tierras extranjeras. Este los hizo hablar en las lenguas nativas de estas personas.—Hech. 2:1-4, 14-40.

Es verdad que en las reuniones pentecosteses hay muchas expresiones sinceras de “Señor, Señor.” Pero Jesús mismo mostró que tales declaraciones no son la prueba rigurosa decisiva de la religión verdadera, sino, más bien, el hacer la voluntad de Dios. “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre ejecutamos muchas obras poderosas?’ Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí!”—Mat. 7:21-23.

Al principio de este artículo se dio una descripción del tipo de reuniones religiosas que celebra el movimiento pentecostés. En general éstas son de índole de ejecución emocional más bien que de un estudio intelectual para transformar la mente y el corazón. La entera reunión tiene un vaivén rítmico en el cual al entero auditorio se le hace sentir que participa. Para los que, están abrumados de preocupaciones y ansiedades de la vida hay olvido de sus dificultades. Hay una participación en una experiencia estimuladora. Ahora al individuo insignificante se le hace sentir importante, que Dios está tratando directamente con él personalmente, y se produce así una confianza religiosa. En estas reuniones no se requiere de uno que piense, sino solo que sienta. Los oradores hacen muchas aserciones sin prueba. El auditorio solo siente que está en lo correcto.

Aunque una persona halle satisfacción emocional en el movimiento pentecostés y esté impresionada con lo que se considera como manifestaciones del espíritu de Dios, debe recordar que la verdad bíblica es más importante que una experiencia emocional religiosa. La verdad bíblica, no las señales físicas, es lo que una persona debe buscar en la religión verdadera. Una persona debe tener fe debido a las verdades bíblicas que aprende, no debido a señales físicas que ve. Recuerde la exhortación bíblica: “La presencia del desaforado es según la operación de Satanás con toda obra poderosa y señales y portentos mentirosos y con todo engaño injusto para los que están pereciendo, como retribución porque no aceptaron el amor de la verdad para que fuesen salvos.”—2 Tes. 2:9, 10.

Puesto que las manifestaciones experimentadas por pentecosteses reconocidamente contienen algo que hasta ellos creen que es falso, como se observó en la experiencia de W. J. Seymour, ¿no hay razón para ponerlas en tela de juicio a todas? Puesto que la posesión demoníaca puede causar manipulaciones físicas, ¿hemos de concluir que algunas manipulaciones son causadas por espíritu santo y otras son causadas por poder demoniaco de modo que sea necesario distinguir entre lo verdadero y lo falso? “La fuente no hace que lo dulce y lo amargo salgan burbujeando por la misma abertura, ¿verdad?” (Sant. 3:11) La persona debe considerar sobriamente y con reflexión la evidencia que señala la influencia demoníaca en la experiencia de los pentecosteses. Recuerde lo que el inspirado apóstol Pablo escribió a los cristianos, exhortándolos contra la “operación de Satanás con toda obra poderosa y señales y portentos mentirosos” para engañar a los que ‘no aceptan el amor de la verdad.’—2 Tes. 2:9, 10.

[Nota]

a Para una consideración detallada de este tema vea La Atalaya del 15 de enero de 1964.

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