¿Demasiado viejo, demasiado joven, demasiado débil, demasiado fuerte?
EL DICHO: “Nunca se es demasiado viejo para aprender” está cobrando mayor significado en las más de veinticinco mil congregaciones de testigos de Jehová por todo el mundo. A millares de personas de toda edad cada año se les está enseñando a hablar desde la plataforma a grupos grandes, así como a estar capacitadas para presentar breves sermones bíblicos a desconocidos en sus hogares. La mayor parte de ellos, si usted fuese a preguntarles, dirían que jamás hubieran creído que podrían lograrlo, y todos convendrán en que la Escuela del Ministerio Teocrático es responsable en gran parte.
Pero, “¿Yo ir a la escuela otra vez, a mi edad?” usted pudiera preguntar. Supongamos que hacemos una visita breve al Salón del Reino local y vemos cómo esta Escuela hace posible el que tantas personas saquen provecho. Al entrar nos presentan al encargado de la Escuela del Ministerio Teocrático; ésta es la primera de las dos reuniones que hay en el programa de esta noche de entre semana. A este encargado lo llaman el siervo de la Escuela del Ministerio Teocrático, se nos dice, pues la designación “siervo” se aplica a todos los que presiden individualmente algún rasgo del trabajo de ayudar a los otros ministros que componen la congregación.
“¿No es esta clase de entrenamiento de congregación un poco rara para un grupo religioso?” preguntamos.
“Sí, lo es,” contesta el siervo de la escuela. “Pero somos una sociedad de ministros y las cinco reuniones que conducimos en nuestro Salón del Reino nos entrenan para nuestro ministerio en los hogares de la gente, donde efectuamos nuestra predicación. De modo que todos los de la congregación participan en las reuniones. La mayor parte de ellos están matriculados en nuestra Escuela del Ministerio Teocrático, por ejemplo, y todos los que están matriculados se turnan en preparar y presentar sermones breves a la congregación.”
NINGUNO SE GRADÚA
“¿Por qué la llaman ‘Escuela,’ y cuánto dura cada curso?”
“La llamamos escuela porque suministra instrucción sistemática y entrenamiento progresivo en el arte de la oratoria bíblica pública. Pero el curso es continuo y lo ha sido desde 1943, cuando se organizó la Escuela. Unos cuantos de nuestra congregación han estado en la Escuela desde que comenzó. Ese señor de pelo cano que está ahí es uno de ellos. Me gustaría que usted lo conociera, porque está incluido en el programa para pronunciar nuestro primer discurso esta noche.”
El hombre mencionado parece tener poco más de cincuenta años. Está de pie apenas adentro de la entrada de una pequeña antecámara en la parte de atrás del Salón del Reino y está hojeando un libro, que, al acercarnos, vemos que es un volumen encuadernado de La Atalaya de 1960. Un adolescente y una señora de edad madura están sentados a una mesa, cada uno concentrado en varios libros y la Biblia que tienen enfrente de ellos. Nos enteramos, al ser presentados a aquel hombre de edad madura, que este cuartito se usa como biblioteca de la Escuela, donde están disponibles varias ediciones de la Biblia, diccionarios bíblicos y otros libros bíblicos de consulta para el uso de cualquiera de la congregación en su preparación de discursos.
Preguntamos a nuestro nuevo conocido: “¿No le desanima un poco el no haberse ‘graduado’ de la Escuela en más de veinticinco años? El siervo de escuela nos dice que usted va a presentar el primer discurso esta noche. ¿No cree usted que para ahora ya debe haber abarcado casi todo lo que hay que tratar?”
“Bueno, si nunca me ‘gradúo’ jamás dejaré de aprender, ¿no es verdad?” contesta. “Por supuesto, llegamos a familiarizarnos cabalmente con los principios básicos del habla después de un tiempo, pero siempre podemos mejorar en la manera en que los usamos. Además, siempre se nos está proporcionando algo nuevo en lo que toca a materia de estudio.” Mete el volumen encuadernado de La Atalaya en el estante y saca otro libro de aproximadamente el mismo tamaño, pero más delgado y con una cubierta de color azul oscuro.
“Este es el libro de texto actual que estamos usando además de la Biblia, y no quisiera por ninguna razón perder la oportunidad de estudiarlo en la Escuela. Se llama ‘Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa,’ y cuando lo hayamos terminado en otros dos años más o menos habremos leído la Biblia completamente y habremos considerado cada libro de la Biblia individualmente desde muchos puntos de vista. Cada semana salgo del Salón del Reino consciente de nuevas cosas que he aprendido.”
“Eso parece suficiente razón para seguir asistiendo. ¿De qué va usted a hablar esta noche?”
“Mi conferencia es sobre el libro bíblico de Josué. De hecho, toda la congregación fue asignada a leer los primeros doce capítulos de Josué en preparación para la sesión de esta noche. He escogido como mi tema: ‘Fe y obediencia implícitas son esenciales para recibir la bendición de Jehová.’ Puesto que ésta es nuestra primera semana sobre el libro de Josué, mi conferencia examinará el marco de circunstancias del libro, su escritor, cuándo se escribió, el período que abarca, etc. También espero aplicar su contenido y algunos de sus principios a nuestro día y mostrar cómo el libro afecta nuestra vida aun en este siglo veinte. Es un discurso de quince minutos llamado el ‘Discurso de Instrucción’ porque generalmente lo pronuncia el siervo de escuela o uno de los estudiantes de mayor edad. La próxima semana conduciré el Repaso Oral de cinco minutos regular sobre esta materia para que los de la congregación puedan comentar sobre lo que hayan aprendido. Esta noche, sin embargo, el Repaso Oral abarcará algunas de las preguntas que tuvimos la semana pasada en nuestro Repaso Escrito.”
GOZO Y LOGRO
“¿Repaso Escrito? ¿Quiere usted decir que también tienen exámenes escritos en la Escuela?”
“Realmente no son exámenes; los llamamos Repasos Escritos porque cada uno califica su propio papel y no se lleva ningún registro de las calificaciones. Solo nos ayuda a marcar mejor nuestro propio progreso. Por ejemplo, una de nuestras misioneras en la Samoa Americana informa que algunas de las personas con quienes conducía estudios bíblicos de casa quisieron por curiosidad probar varios Repasos Escritos, pero pronto comprendieron que necesitarían asistir a las sesiones de la Escuela en el Salón del Reino además de tener su estudio de casa. Desde entonces los Repasos fueron ‘una fuente de gozo y logro para ellas.’ Pero veo que el siervo de escuela está preparándose para principiar la reunión, de modo que vamos a tomar nuestros asientos ahora.”
Después de un cántico por la congregación y una oración de parte de uno de sus miembros, el siervo de la escuela comienza su resumen del Repaso Escrito, y nos sentimos obligados a preguntarnos: ¿Cuántas de estas preguntas podríamos contestar? “Nombre por lo menos cuatro de los muchos precedentes legales registrados en Deuteronomio que se hallan en las leyes de la sociedad del día moderno. ¿Por qué se le ordenó a Israel ‘no conservar viva ninguna cosa que respire’ en las ciudades de la Tierra Prometida que estaban por conquistar? ¿Qué responsabilidad se les impone a los padres en Deuteronomio 11:19? ¿Cierto, o Falso: Todo el libro de Deuteronomio da énfasis al hecho de que Jehová exige de su pueblo devoción exclusiva?” Y así por el estilo. Pero las respuestas provienen con bastante facilidad de parte de miembros de la congregación, y la mayoría de ellos ni siquiera miran a las respuestas escritas en sus papeles de la semana anterior.
INSTRUCCIÓN Y CONSEJO
Viene entonces el Discurso de Instrucción, y luego presentan al primer orador estudiantil. Es un joven de unos dieciocho años y parece un poco nervioso al principio, pero esto se olvida inmediatamente al despertar su introducción nuestro interés en su narración de Josué 3:1 a 5:12. Al enfrascarse en su tema: “Josué conduce a Israel a entrar en la Tierra de Promisión,” nos acordamos de algunos de los puntos recalcados en el Discurso de Instrucción sobre fe y obediencia implícitas, y el libro de Josué cobra nueva vida cuando vemos con el ojo de nuestra mente al pueblo de Dios caminar confiado sin mojarse a través de las aguas, separadas milagrosamente, del río Jordán y luego santificarse mediante la circuncisión dentro de los límites de su nueva patria. El siervo de la escuela, al aconsejar al estudiante, lo encomia por ser informativo y por hablar con volumen apropiado. Dice, también, que el estudiante ya va bien encaminado a demostrar las siguientes cualidades del habla sobre las cuales estará trabajando: “Claro, entendible” y “Uso de pausas.”
Los siguientes dos discursos los presentan unas señoras, pero no directamente al auditorio. Cada una habla a otra estudiante que está con ella en la plataforma. La primera trata el tema “La ‘grande muchedumbre’ libertada mediante fe en Jehová,” y la segunda recalca “Deseos incorrectos conducen a la muerte.” La primera señora, de edad bien madura, hace como si estuviera hablándole a su hija casada y la anima usando el ejemplo de Rahab, una mujer de Jericó cuya vida fue perdonada porque demostró fe en Jehová, el Dios de los israelitas, y protegió la vida de los dos espías israelitas que entraron en su casa. La segunda señora es más joven y habla como si estuviera dirigiéndose a otra señora que está considerando la dedicación y el bautismo y usa el relato sobre Acán en Josué 7:1-26 para darle unas amigables palabras de precaución en cuanto a ciertas prácticas que aquella señora ha confesado en relación con su empleo seglar. A cada señora se le da consejo después de su presentación, y ambas reciben encomio del siervo de la escuela por la manera práctica en que han tratado sus asignaciones, la primera particularmente por dar énfasis a su tema y la segunda por su argumento convincente y su calor de amistad y sentimiento.
Se presenta al cuarto y último estudiante. El siervo de escuela dice que al orador se le ha asignado el tema: “Sean valerosos, porque Jehová da la victoria” y, al desarrollarlo, ha escogido como su auditorio supuesto a un grupito de jóvenes del Centro de la Comunidad Judía que ha visto el drama “El Representante” y le han pedido que, como testigo de Jehová, explique la referencia que se hace a la obra de los testigos de Jehová como un movimiento de resistencia contra Hitler. El orador contesta la pregunta, explicando la posición neutral de los testigos de Jehová en cuanto a política y brevemente pone de relieve su guerra espiritual al mantener en alto el gobierno legítimo de Dios, pero da énfasis al ejemplo de fe y ánimo de Josué, el valiente antepasado del auditorio fingido. El derrotero de Josué y la victoria que por esto le concedió Jehová Dios subsisten como un ejemplo memorable para nosotros, concluye el orador.
El siervo de escuela aconseja al estudiante final y termina la sesión de la Escuela, pero nuestra mente repasa esta hora pasada y los minutos que la precedieron. Permitimos que la importancia de esta experiencia se grabe. Estos hombres y mujeres a quienes acabamos de escuchar, algunos jóvenes, algunos viejos, no son diferentes en apariencia de los que viven en la casa siguiente. Pero algo en la manera que hablan los hace diferentes. Su confianza y serenidad en la plataforma, la convicción de su voz y su placer evidente por poder decir algo de verdadero significado y verdadero provecho a su auditorio, nos hacen comprender que éstas son personas que no temen aplicarse a aprender, pero que no están tan interesadas en su propia habilidad y adelanto que se olvidan de la necesidad que tienen otros de oír ‘estas buenas nuevas del reino de Dios.’
Al darle las gracias al siervo de la escuela por su ayuda en relación con nuestra visita, su comentario de despedida parece resumir nuestra noche aquí: “Estas personas están tomando en serio el consejo del apóstol Pablo: ‘Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y también a los que te escuchan.’ ¿Puede alguien decir: ‘Soy demasiado viejo, demasiado joven, demasiado débil, demasiado fuerte’ para participar en un programa de enseñanza como éste?”