Valor cristiano
SIEMPRE inspira el leer ejemplos de valor cristiano. Esto es uno de los beneficios que obtenemos de leer las Escrituras. No hay duda en cuanto a que Jesús y sus apóstoles nos dan muchos ejemplos de valor cristiano. Pero los ejemplos de valor cristiano de ninguna manera se limitan a los tiempos bíblicos. Por ejemplo:
El diario de Berlín Occidental Der Telegraf (El Telégrafo), en su número del 18 de julio de 1965, publicó el siguiente relato, según lo contó un testigo presencial, con relación a un joven alemán que había sido llevado a un campo de concentración durante el régimen nazi:
“Fue en el otoño de 1944 cuando me enteré de que el joven Jonatán Stark había sido llevado al campo de concentración de Sachsenhausen. Fue llevado a la cuadra de prisioneros núm. 14, donde inmediatamente recibió un uniforme especial. Sabíamos exactamente qué quería decir ese uniforme; era el uniforme de la muerte. Cuando me enteré de esto, aunque estaba prohibido ir a verlo me las arreglé para ponerme en comunicación con él y pude hablar con él por más de una hora. Debido a su acción decisiva ya otros lo habían notado y les agradaba mucho. Estaba muy calmado aunque conocía su destino. Permaneció feliz y en cada audiencia se mostró tan firme y determinado que su porte hasta ganó la admiración de la flor y nata de los guardias nazis. En ese tiempo, era la gran sensación de todo el campo.
“Sus últimas horas fueron el martes por la tarde. Desde una distancia pudimos verlo de pie enfrente de la puerta, pero no podíamos ir a verlo. Permaneció calmado y sereno. Un criminal profesional había sido nombrado para colgarlo en presencia del comandante del campo. El verdugo colocó el lazo corredizo alrededor del cuello del joven. Luego, de manera bastante extraña, el verdugo, aunque era un criminal endurecido, titubeó; hasta al comandante del campo se le olvidó gritar sus órdenes. Ante esto el joven habló, preguntando: ‘¿Por qué titubea? ¡Póngase de parte de Jehová y de Gedeón!’ Esas fueron sus últimas palabras.”
Hace veintiún años que sucedió eso, y no obstante el relato del valor de este joven recibió prominencia especial este verano pasado en el Der Telegraf de Berlín Occidental. ¿Por qué? Para colocar su ejemplo valeroso en contraste con determinados políticos actuales en buena posición que no manifestaron tal valor en los días tenebrosos cuando Hitler dominaba a Alemania. El informe en Der Telegraf concluyó diciendo de los muchos millares que fueron encarcelados en campos de concentración nazis debido a una fe semejante en Jehová y que, de éstos, unos dos mil perecieron en esos campos.
¿Por qué ejecutaron los nazis a Jonatán Stark? Porque había rehusado servir en el ejército de Hitler. Aunque quizás se arguya que se necesita determinada cantidad o clase de valor para ir al frente de batalla como soldado, seguramente se necesita mucho más valor y ser de una clase mucho más noble para adoptar una posición como Jonatán lo hizo y enfrentarse a muerte segura con semejante calma. Tenía el valor de sus convicciones. Su ejemplo es uno que todos los cristianos dedicados deben querer imitar.
¿Qué le dio ese valor? Fue su fe en Jehová. El mismo relato mencionó que había sido criado por padres que amaban y temían a Jehová y que inculcaron en su hijo Jonatán principios correctos y que, sin duda, lo instruyeron en los muchos ejemplos de valor cristiano que se encuentran en la Palabra de Dios.—Efe. 6:4; 2 Tim. 3:15–17.
Un ejemplo notable de valor cristiano fue suministrado por los apóstoles Pedro y Juan poco después del Pentecostés. Por eso, cuando determinados oficiales trataron de intimidarlos preguntando en cuanto a cierto milagro que Pedro había ejecutado, como si no lo supieran: “¿Con qué poder o en nombre de quién hicieron esto?” esos oficiales recibieron la sorpresa de su vida. Sin duda esperaban que esos pescadores humildes se avergonzaran en su presencia. Pero no sucedió así. Exactamente lo opuesto fue el caso. Note el denuedo del apóstol Pedro cuando, lleno de espíritu santo, contestó: “Gobernantes del pueblo y hombres de mayor edad, si a nosotros se nos examina este día, sobre la base de una acción buena hecha a un hombre enfermizo, . . . séales conocido a todos ustedes. . . que en el nombre de Jesucristo el nazareno, a quien ustedes fijaron en un madero pero a quien Dios levantó de entre los muertos, por éste se halla este hombre de pie aquí sano delante de ustedes.” ¡Eso fue valor!—Hech. 4:7–10.
Más que eso, el apóstol Pedro se aprovechó de la ocasión para indicar que este Jesucristo “es ‘la piedra que fue tratada por ustedes los edificadores como de ningún valor que ha venido a ser cabeza del ángulo,’” y que “no hay otro nombre debajo del cielo que se haya dado entre los hombres mediante el cual tengamos que ser salvos.” ¡Qué claro lenguaje!—Hech. 4:11, 12.
Con razón el relato pasa a decir: “Ahora bien, al contemplar la franqueza de Pedro y de Juan, y al percibir que eran hombres iletrados y del vulgo, se admiraban.” Por lo general tales personas sencillas como estos pescadores, cuando estaban delante de los gobernantes, eran tímidas, vergonzosas, y manifestaban un complejo de inferioridad, pero estos hombres no. Y por eso, el registro pasa a decir: “Empezaron a reconocer acerca de ellos que solían estar con Jesús.” Allí estaba la respuesta: Habían aprendido intrepidez, valor, de Jesucristo. Sí, tales ejemplos como éstos animaron al joven Jonatán Stark a mostrar el valor que mostró.
El mundo elogia el “valor determinado” de un marinero de setenta y un años que completamente solo atravesó el océano Pacífico en una balsa; ensalza la valentía del italiano que escaló el lado empinado del Matterhorn suizo para llegar a ser “el más grande alpinista de todos los tiempos,” pero, ¿qué bien duradero logran tales hazañas? Quizás hasta causen daño al fomentar adoración a la criatura.
El valor cristiano, por otra parte, se despliega en el cumplimiento del deber para con Dios. Basado en fe en Dios y en lealtad a los principios correctos, inspira a otros que aman a Dios a hacer lo mismo.—Heb. 12:1.
Sin embargo, si queremos tener tal valor en tiempos de gran peligro, diariamente tenemos que edificar nuestra fe por medio de una consideración de la Palabra de Dios, sus promesas y sus ejemplos de valor. Más que eso, tenemos que aplicar los principios bíblicos en los puntos en cuestión pequeños a los que diariamente nos enfrentamos. Procediendo así, tendremos valor cristiano en tiempos de gran tensión.