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  • “La persona sabia escuchará”
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1966
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1966
w66 1/10 págs. 605-607

“La persona sabia escuchará”

LA VIDA estaba en juego. Escucharon cuidadosamente las instrucciones para poder llevarlas a cabo. Si no lo hubieran hecho, el hijo de mayor edad de cada familia habría muerto.

La ubicación de aquel suceso fue en el antiguo Egipto. El tiempo fue 1513 a. de la E.C. La ocasión fue cuando Dios dio a la nación de Israel sus instrucciones para la pascua. El escuchar, y luego cumplir con esos requisitos significaría que el primogénito de cada familia israelita sería preservado cuando Dios derribara al primogénito de todo Egipto.

¡Cuánto cuidado tuvieron aquellas personas para escuchar y luego para aplicar todas las palabras de instrucción! Como expresa la Biblia: “Subsiguientemente los hijos de Israel fueron e hicieron exactamente como Jehová les había mandado a Moisés y Aarón. Lo hicieron exactamente así.” (Éxo. 12:28) Debido a que escucharon las instrucciones de Dios transmitidas mediante Moisés y Aarón, el primogénito de Israel fue preservado cuando el ángel de Jehová destruyó a todo el primogénito de Egipto. ¡Qué bendición para los padres israelitas el haber prestado atención! ¡Qué bendición para su primogénito al haber procedido así!

En tiempos antiguos Dios habló por medio de varios siervos, como Moisés, Aarón y los profetas de Israel y Judá. En el primer siglo Jehová habló por medio de su Hijo, Jesucristo, luego por la congregación cristiana. (1 Cor. 2:10; Efe. 3:5) Ahora, en nuestro día, Dios todavía habla por medio de sus siervos. Como dijo Jesús, éstos constituyen la clase del “esclavo fiel y discreto” a quien él nombra “sobre todo lo suyo.”—Mat. 24:45-47.

Las verdades que Jehová distribuye por medio de esta clase visible del “esclavo” en la Tierra hoy en día son aun más necesarias que el alimento literal. El alimento material sustenta la vida por un tiempo, pero el alimento espiritual fortalece para vida eterna. Tal como sucedió en la pascua en Egipto, así hoy en día la vida del pueblo de Dios está en juego cuando él habla. Por consiguiente, subsiste el principio: “La persona sabia escuchará y adquirirá más instrucción.”—Pro. 1:5.

Cuando Dios habla, hombres y mujeres que aman la vida querrán escuchar. Querrán prestar atención por lo menos por tres razones: (1) por respeto a Dios, cuyas palabras están siendo relatadas, (2) porque desean vehementemente hacer la voluntad de Dios, y (3) porque quieren la bendición de Dios para que algún día puedan vivir para siempre en su nuevo orden. Para hacer estas cosas tienen que mantenerse al día con las verdades reveladas progresivamente de Dios.

¿Está usted presente cuando se hablan las palabras de Dios? ¿Respeta usted a Dios y muestra ese respeto escuchando atentamente? ¿Pone usted atención para poder aprender más concerniente a los propósitos y requisitos de Dios a fin de que pueda llevar a cabo más plenamente su voluntad? Ese debe ser el deseo del pueblo de Dios en todas partes.

Hoy día en la organización visible de Jehová hay muchas oportunidades para demostrar ser sabios por medio de escuchar. Hay estudios bíblicos en los hogares, en los Salones del Reino de los testigos de Jehová y consideraciones bíblicas en asambleas grandes. En los grupos más pequeños hay más probabilidad de que fijemos nuestra atención en lo que se dice y se hace. Mientras más grande sea el grupo, existe más posibilidad de que nuestra mente se desvíe.

ESCUCHANDO EN ASAMBLEAS GRANDES

Es por eso que las personas sabias prestarán atención particular a sus hábitos de escuchar cuando el pueblo de Jehová se reúna por miles en asambleas grandes. Aquí, es vital concentrarse en lo que se dice, porque cuando se revelan nuevas verdades y procedimientos por lo general es en estas asambleas grandes.

¿Quiénes deberían estar prestando atención? Todo el que esté en la asamblea que no esté implicado en trabajo que tenga que hacerse durante las sesiones. Sin embargo, aun a tales trabajadores esenciales se les suministra equipo amplificador de sonido para que puedan escuchar mientras trabajan.

Jóvenes y ancianos, varones y hembras deben estar escuchando cuando se habla la Palabra de Dios. Deben proceder como aconsejó Moisés a la nación de Israel: “Congrega al pueblo, a los hombres y a las mujeres y a los pequeñuelos y a tu residente forastero que está dentro de tus puertas, a fin de que escuchen y a fin de que aprendan, ya que deben temer a Jehová el Dios de ustedes y cuidar de llevar a cabo todas las palabras de esta ley.”—Deu. 31:12.

Por eso, en la actualidad en las asambleas de los testigos de Jehová, todos los que asisten querrán hacer lo mismo: venir, escuchar, aprender, para que puedan llevar a cabo la voluntad de Jehová en estos últimos días.

En muchas partes del mundo la atención es maravillosa en tales asambleas grandes. En otras partes del mundo algunos se han formado el mal hábito de no estar atentos, hasta andando por el lugar de la asamblea durante las sesiones. En esto es donde el pueblo de Jehová querrá esforzarse por mejorar. Debe cultivar el buen hábito de permanecer en su asiento, escuchando y aprendiendo.

Es verdad, a veces quizás uno tenga que dejar su asiento. Puede ser necesario que una madre atienda a su bebé, o que algunos salgan unos cuantos minutos antes para trabajo esencial de la asamblea. Sin embargo, siempre que sea posible, sería bueno que tales personas ocuparan asientos donde no tengan que pasar en frente de muchos otros que están escuchando, para que no sea desviada su atención.

Se observa a veces que jóvenes se reúnen y platican durante los discursos. Los padres mostrarán sabiduría exigiendo que sus hijos estén bajo su supervisión en esta ocasión. Antes y después de las sesiones hay tiempo para disfrutar de buen compañerismo que siempre es una parte tan agradable en las asambleas cristianas. Pero cuando se está explicando la Palabra de Dios, es hora de sentarse calladamente y prestar atención al orador.

Una ayuda para concentrarse en lo que se dice y se hace es tener uno consigo una Biblia para verificar las referencias bíblicas claves. También, un lápiz y una libreta son útiles para implicarse uno en la consideración tomando unos cuantos apuntes esenciales, aunque no demasiados. También, piense en cómo la materia que se está presentando aumenta el caudal de conocimiento que usted ya tiene sobre el tema. Piense sobre cómo usted pudiera usar esto en su ministerio, o en su vida diaria. Constantemente repase en su mente cómo le aplica a usted lo que se dice. Tal actividad mental y física implicará más de sus sentidos y lo ayudará a mantenerse alerta. Así usted puede cosechar el fruto de las muchas horas de investigación y preparación que se han dedicado aun para las conferencias más breves.

Los beneficios de escuchar son muchos. Nuestra vida diaria será mejorada constantemente. Seremos ayudados a cultivar la nueva personalidad cristiana. Seremos fortalecidos más para enseñar a otros en nuestra actividad ministerial. También, cuando a los jóvenes se les enseña amorosamente a sentarse pacientemente y escuchar, se les está enseñando disciplina que necesitarán más tarde en la vida. Y para todos, el escuchar y aprender los ayudará en su camino a la vida eterna en el paraíso.

Además, hacemos algo más cuando nos mostramos sabios y prestamos atención a las palabras de Jehová. Proverbios 27:11 dice: “Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón.” Por eso sea sabio. Escuche y aprenda durante las asambleas del pueblo de Jehová. De esa manera usted hará que se regocije el corazón de su Padre celestial, Jehová, así como traerá beneficios para usted mismo y sus amados.

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