Embajadores de la antigüedad
DURANTE el tiempo de la historia bíblica los embajadores de un rey eran personas de rango cuyo oficio se respetaba muchísimo. Tal como los embajadores del día actual, llevaban mensajes importantes entre su rey y los cabezas de otros gobiernos. Mientras estaban en el territorio de otro país se les brindaba salvoconducto, tal como sucede con los embajadores hoy día. Pero allí concluye la similitud.
Desemejante a los embajadores del tiempo moderno, no residían en una capital extranjera manteniendo un cuerpo de secretarios, dependientes, consejeros y otros empleados. No se les concedía ningún poder de negociar, ni tenían el derecho de tomar decisiones por su rey. Cuando entregaban un mensaje a un gobernante y la respuesta no era lo que se había esperado, tenían que regresar a casa por instrucciones adicionales. La excepción para esto estaría en el caso en que su rey hubiera anticipado la respuesta y les hubiera dado instrucciones anticipadas sobre cómo respondería. Los embajadores que fueron enviados a Josué por los gabaonitas aparentemente fueron instruidos de antemano para hacer un tratado con los israelitas.—Jos. 9:3-15.
El maltrato a un embajador podría resultar en guerra. Esto sucedió en tiempos del rey David. Él había enviado unos embajadores a los amonitas en una misión pacífica para hacer llegar sus condolencias por la muerte de su rey. Interpretaron mal sus intenciones e insultaron a los embajadores afeitándoles la mitad de las barbas y cortando sus prendas de vestir por la mitad a la altura de las asentaderas. Esto violó la costumbre aceptada de respetar la persona de los embajadores y brindarles salvoconducto. Resultó en una guerra, y el pueblo de Amón fue derrotado.—2 Sam. 10:2-19.
EL USO DE ELLOS EN PELIGRO DE GUERRA
Contrario a la práctica del día moderno de retirar al embajador cuando las relaciones con un gobierno se rompen, la gente de los tiempos de la historia bíblica se enviaba embajadores mutuamente durante los períodos de tensión en un esfuerzo por restaurar las relaciones pacíficas. Así es que se enviaban embajadores cuando había amenaza de guerra. Jesucristo usó esta práctica como una ilustración, diciendo: “¿Qué rey, marchando al encuentro de otro rey en guerra, no se sienta primero y delibera si puede con diez mil soldados hacer frente al que viene contra él con veinte mil? Si, en realidad, no puede hacerlo, entonces mientras aquél todavía está lejos envía un cuerpo de embajadores y pide paz.”—Luc. 14:31, 32.
Un ejemplo de cómo se usaron embajadores en un esfuerzo por evitar la guerra, puede verse en el registro histórico acerca de Jefté, quien era juez en Israel. Despachó embajadores al rey de los amonitas en un esfuerzo por aclarar una disputa sobre derechos territoriales. El registro dice: “El rey de los hijos de Amón no escuchó las palabras de Jefté que éste le había enviado.” (Jue. 11:28) En la guerra que se desató, Jehová le dio la victoria a Jefté.
Durante el tiempo en que los israelitas estaban en el desierto, emplearon embajadores en un esfuerzo por obtener permiso para pasar por la tierra de los edomitas. “Déjanos pasar, por favor, por tu tierra. No pasaremos por ningún campo ni viñedo y no beberemos el agua de ningún pozo. Por el camino del rey marcharemos. No nos inclinaremos a la derecha ni a la izquierda, hasta que hayamos pasado por tu territorio.” (Núm. 20:17) Aunque los edomitas rechazaron este ruego razonable y rehusaron otorgarle permiso a los israelitas para pasar, no hay indicio de que hayan dañado a los embajadores. Los embajadores volvieron con el desaire a Moisés, y entonces él llevó a los israelitas alrededor del territorio de Edom.
También se empleaban embajadores para llevar mensajes de desafíos y declaraciones de guerra. Amasías el rey de Judá, por ejemplo, envió embajadores a Joás, el rey de Israel, desafiándolo a una batalla. (2 Rey. 14:8) Rabsacés fue uno de los embajadores que el rey Senaquerib de Asiria envió para declarar la guerra al rey Ezequías en Jerusalén. En la corte real asiria “Rabsacés” era un título que significaba “el copero principal.” El rey usaba a este funcionario prominente como su mensajero personal o embajador al rey Ezequías. No obstante las jactancias hechas por el embajador asirio, los asirios no pudieron tomar la ciudad de Jerusalén, porque Jehová Dios peleó por su pueblo, matando a 185.000 asirios en una noche.—2 Rey. 18:19; 19:35.
EMBAJADORES CRISTIANOS
En las Escrituras Griegas Cristianas se usa el término “embajador” en un sentido figurado en relación con los seguidores ungidos de Cristo. Debido a que Cristo fue hecho embajador del reino de Dios, se dice que sus seguidores que proclaman a las naciones su mensaje acerca del Reino son embajadores. Desemejante a los embajadores oficiales que se enviaban por los reyes, no se les envía a los cabezas de los gobiernos. Su mensaje es uno de reconciliación para toda la gente a fin de traerla a buenos términos con el Rey celestial, Jehová Dios, mediante su Hijo Jesucristo.
Al hablar de los seguidores ungidos de Cristo, Pablo, un apóstol de Jesucristo, dijo: “Somos por lo tanto embajadores sustituyendo por Cristo, como si Dios estuviera haciendo súplica por medio de nosotros. Como sustitutos por Cristo rogamos: ‘Reconcíliense con Dios.’” (2 Cor. 5:20) La gente que responde a su súplica haciendo las paces con Jehová Dios mediante su Hijo real evitará estar en conflicto con Dios y Cristo en la venidera batalla del gran día de Dios el Todopoderoso. (Rev. 16:14, 16) De este modo los seguidores ungidos de Cristo cumplen hoy día el papel de embajadores del Rey, Jehová Dios.