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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1968
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1968
w68 1/4 págs. 223-224

Preguntas de los lectores

● Deuteronomio 10:6 dice: “Y los hijos de Israel partieron de Beerot Bene-jaacán para Mosera.” Sin embargo, Números 33:31, 32 dice exactamente lo contrario. ¿Cómo hemos de entender esta aparente discrepancia?

El relato del libro de Números dice que cuando los israelites se hallaban en su viaje a través del desierto “partieron de Moserot y se pusieron a acampar en Bene-jaaqán [Benejaacán]. Después partieron de Bene-jaaqán y se pusieron a acampar en Hor-haguidgad.” De modo que el relato de Deuteronomio ciertamente alista la dirección del viaje de los israelitas en orden contrario del relato de Números. En vista de los muchos años que pasaron en el desierto, es muy posible que los israelitas pasaran dos veces por esta región.

Como sugiere el comentario sobre Deuteronomio 10:6 de The Pentateuch and Haftorahs (Deuteronomio): “Una explicación probable es que los israelitas, después de viajar en una dirección meridional a la tierra de Edom, tuvieron que dar vuelta bruscamente hacia el norte. . . . Quizás hayan tenido que volver sobre sus pasos por una corta distancia, y revisitar algunos de los lugares por los que habían pasado, esta vez en el orden contrario.” Ha de notarse que el registro de Deuteronomio (10:6) se refiere a la muerte de Aáron inmediatamente después de referirse a la estación de Mosera, mientras que el relato de Números (33:31-39) describe los viajes de los israelitas a Ezión-geber y luego hacia el norte hacia Cades antes de tratar del asunto de la muerte de Aarón. Esto, junto con el largo número de años envuelto, ciertamente les daría tiempo para que volvieran atrás en el camino ya andado, si tal fuese el caso. Bene-jaacán (Beerot Bene-jaacán, que significa “pozos de los hijos de Jaacán”) por lo general se identifica con un sitio a pocos kilómetros al norte de Cades-barnea.

● ¿Qué debería hacer una esposa cristiana si su esposo no creyente le pide que visite a la familia de él para una comida en un día de fiesta mundano?—B. S., EE. UU.

Esto coloca a la esposa cristiana en una situación difícil, porque entran en juego varios factores. Probablemente ella inmediatamente piense en dos factores que implican sujeción. Ella tiene una obligación bíblica de estar en sujeción a su esposo. (Tito 2:4, 5) No obstante, también tiene la responsabilidad de ser obediente a Jehová, quien ejerce jefatura suprema sobre ella.—Heb. 12:9.

La posición del cristiano en días de fiesta mundanos como la Navidad es muy clara. En lo que toca a los cristianos, el único día para observación especial es el aniversario de la muerte de Cristo. (Luc. 22:19, 20) Sería incorrecto el participar en celebraciones religiosas que, aunque están asociadas con acontecimientos bíblicos, están saturadas de paganismo, como sucede con la Navidad y la Pascua florida. (2 Cor. 6:14-18) Pero mientras vivamos en este viejo sistema de cosas probablemente tendremos alguna asociación con individuos que celebran días de fiesta basados en adoración pagana. (1 Cor. 5:10) Estos pueden ser parientes.

Si, a petición de su esposo, la esposa cristiana lo acompañara a visitar parientes en un día de fiesta mundano, su conducta sin duda pondría de manifiesto que ella no estaba celebrando el día de fiesta. Puede ser que los parientes extiendan la bienvenida con un saludo especial de día de fiesta, pero ella no correspondería con un saludo de día de fiesta. Puede que aprovechen la visita para dar regalos, pero ella no daría regalos. De hecho, ella ni siquiera participaría del espíritu festivo de la temporada festiva. Así sería evidente que su visita para la comida no era algo especial de su parte debido al día de fiesta.

Si ella prudente y respetuosamente le hablara a su esposo con anticipación, explicando el bochorno que acontecería si los parientes tuvieran algunas actividades de días de fiesta y ella no participara en ellas, quizás él decidiera fijar la visita para otro día. (1 Ped. 3:15) Una vez que él entendiera plenamente la posición bíblica de ella, es probable que estaría más inclinado a decidir a favor de un proceder que fuera más adecuado para todos los implicados.

Si, después de oír la explicación de ella, él todavía insistiera en que ella lo acompañara, la esposa tendría que hacer una decisión personal en cuanto a si ella debería hacerlo o no. Ella pudiera llegar a la conclusión de que como cabeza de la casa él tiene la responsabilidad de proveer alimento para la familia. (Col. 3:18) En este caso su cabeza, su esposo, quizás haya hecho arreglos para proveerle su comida de esta manera, en la casa de su familia, porque ambas familias están libres del trabajo seglar y les es posible hacer una visita. El hecho de que sea un día de fiesta mundano no significa que es incorrecto tomar una comida con los parientes de uno. Ella podría dar testimonio durante tal comida.

Note el principio de 1 Corintios 8:8: “El alimento no nos recomendará a Dios; si no comemos, no por eso somos menos, y, si comemos, no nos es de ningún mérito.” El alimento no está contaminado sencillamente porque se coma en un día de fiesta mundano. La cristiana consideraría esto como una comida común; no estaría participando de ningunos saludos, canciones, brindis, etc., del día de fiesta. De modo que el simplemente participar de la comida no sería un pecado.

Otro factor que ha de considerarse, sin embargo, es el efecto que el participar en tal comida pudiera tener en otros. El apóstol Pablo agregó en 1 Corintios 8:9: “Sigan vigilando que esta autoridad suya no venga a ser de algún modo tropiezo para los que son débiles.” Aunque el apóstol estaba considerando el alimento sacrificado a ídolos, esto ciertamente pone de relieve la posibilidad de que otros que se enteren de que ella visitó a parientes mundanos en ese día pudieran tropezar.—1 Cor. 10:23, 24.

También, ella se enfrenta a peligros en cuanto a retener su integridad cristiana si la familia ejerce presión en ella a fin de que transija. El deseo de evitar algún bochorno pudiera ejercer una influencia poderosa en ella y hacer que participara en alguna actividad religiosa apóstata. Ciertamente a ella le pesaría haber hecho algo que desagradara a Jehová. Por eso, sería importante meditar en el asunto con anticipación, considerando estos factores cuando se haga la decisión.

Al fin de cuentas, ella debe considerar los factores y luego hacer una decisión individual. (Gál. 6:5) Ella haría bien en decidir de tal manera que retuviera una buena conciencia cristiana, para poder decir, como Pablo: “Me ejercito continuamente para tener conciencia de no haber cometido ofensa contra Dios ni contra los hombres.”—Hech. 24:16.

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