Lo que el futuro tiene para usted
La humanidad está amenazada de aniquilación. Aun así, ¿qué futuro puede usted esperar confiadamente?
“ESTÁN presentándose en el horizonte internacional muchas señales que hacen recordar lo que sucedió antes de estallar la II Guerra Mundial,” comentó un editorial de U.S. News & World Report del 9 de octubre de 1967. Unos cuantos meses antes, el secretario general de las Naciones Unidas, U Thant, dijo lo siguiente: “Temo que hoy entramos en la primera fase de la III Guerra Mundial.”
La situación mundial es indiscutiblemente peligrosa, y rápidamente está poniéndose más peligrosa. Se llevan a cabo preparativos para la guerra a un paso acelerado, y a medida que más naciones adquieren armas atómicas, aumenta el peligro. Además del peligro de la guerra, la presente explosión demográfica presenta la amenaza de que haya aun mayores escaseces de alimento y extenso padecimiento de hambre. En su nuevo libro, Famine-1975!, dos famosos expertos en alimentación, William y Paul Paddock, hacen este pronóstico para el futuro, en la página 61:
“Para 1975 el desorden civil, la anarquía, las dictaduras militares, la inflación desenfrenada, las interrupciones en la transportación y la inquietud caótica serán lo corriente en muchas de las naciones hambreadas... todo debido a que el hambre se convertirá inexorablemente en inanición y la inanición llegará a ser hambre general extensa.”
Con razón hay gran ansiedad y perplejidad cuando la gente medita en el futuro. Pero, ¿es realmente tan crítica la situación? ¿Se enfrenta realmente el mundo al desastre? ¿Qué tiene el futuro para usted?
SE ACERCA TRIBULACIÓN SIN PRECEDENTE
Jesucristo, el más grande profeta de Dios, señaló hacia un período de angustia extraordinaria, y la descripción que hizo encuadra perfectamente con las condiciones que han prevalecido desde que estalló la I Guerra Mundial en 1914. Por ejemplo, entre otras cosas, él predijo: “Se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá escaseces de alimento . . . en un lugar tras otro.” ¡Guerras de alcance sin precedente y hambre extensa! ¿Y de qué son una señal tales condiciones? Jesús explicó que habrían de marcar su presencia invisible en poder del Reino, y “la conclusión del sistema de cosas.”—Mat. 24:3-14; Luc. 21:7-33.
Así, ¡el cumplimiento de la profecía de Jesús, que se está presenciando en la actualidad, indica que se ha acercado el fin completo de este sistema de cosas! Jesús comparó la destrucción que pronto habrá de acontecer con algo que realmente sucedió en otra ocasión de la historia humana. Dijo él: “Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. Porque así como . . . no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre.” (Mat. 24:37-39) Sí, Jehová Dios realmente redujo a ruinas a un mundo de humanidad inicua en el día de Noé.
Sea que los hombres quieran reconocer la realidad o no, este sistema se encara pronto a una destrucción semejante. Sucederá en lo que la Biblia llama “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso,” o Armagedón. (Rev. 16:14-16) En ese tiempo la tribulación que le vendrá a la humanidad impía excederá a cualquier tribulación que jamás se haya experimentado. En el transcurso de la ejecución que Dios efectuará, todas las organizaciones y alianzas políticas serán desbaratadas. Habrá confusión desenfrenada. La mano de cada uno estará contra su prójimo. (Eze. 38:21; Zac. 14:13) El desorden, el terror y la contienda sobrepasarán hasta los que hubo cuando las aguas del diluvio subieron por encima de la cabeza de los que luchaban por escaparse en el día de Noé.
Jesús indicó esto cuando dijo: “Porque habrá entonces tribulación grande como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder.” (Mat. 24:21) Sin embargo, felizmente habrá sobrevivientes, así como hubo sobrevivientes del Diluvio. Las fuerzas ejecutoras de Jehová dejarán caer sus espadas ejecutoras solo “sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús.”—2 Tes. 1:7-9.
¿DESTRUCCIÓN O PRESERVACIÓN?
Por lo tanto, el futuro está claramente definido. Enfrentándose al Armagedón, hoy la gente va en una de dos direcciones. O está apoyando a este sistema de cosas y rehúsa obstinadamente aprender acerca de Jehová Dios o está mostrando que verdaderamente lo ama por medio de emprender Su servicio y así imitar a Jesús. Solo hay los dos derroteros... uno que lleva a vida eterna y el otro que lleva a destrucción eterna. “Jehová está guardando a todos los que lo aman,” dice la Biblia, “pero a todos los inicuos los aniquilará.”—Sal. 145:20.
¿Qué proceder está usted emprendiendo? ¿Pone usted en primer lugar a Jehová Dios y sus intereses, o sigue egoístamente tras los placeres y comodidades del mundo, haciéndolos su interés principal? No trate de engañarse. No puede estar de parte de ambas cosas.—Mat. 6:24.
La Biblia muestra claramente que Satanás el Diablo es “el gobernante de este mundo.” El mundo está bajo su control. (Juan 12:31; 1 Juan 5:19) Y la diversión que ofrece, sus placeres y sus atracciones todas tienen como propósito atraerse el afecto de usted. Pero cuídese, porque al hacerse usted amigo del mundo conseguirá la enemistad de Dios y eso finalmente resultará en que usted comparta el destino del mundo, que es la destrucción. (Sant. 4:4) Por lo tanto, preste atención a la advertencia inspirada que se registra en 1 Juan 2:15-17.
“No estén amando ni al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él; porque todo lo que hay en el mundo —el deseo de la carne y el deseo de los ojos y la exhibición ostentosa del medio de vida de uno— no se origina del Padre, sino que se origina del mundo. Además, el mundo va pasando y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”
UN FUTURO GLORIOSO
Como galardón por la fidelidad de sus siervos, Jehová Dios se encargará de que tengan un lugar de seguridad durante la destrucción del inicuo mundo de la humanidad. Esto lo indica su invitación profética: “Anda, pueblo mío, entra en tus cuartos interiores, y cierra tus puertas tras de ti. Escóndete por solo un momento hasta que pase la denunciación. Porque, ¡mira! Jehová está saliendo de su lugar para pedir cuenta del error del habitante de la tierra contra él.”—Isa. 26:20, 21.
Después de sobrevivir a esa tribulación sin paralelo, ¡de qué glorioso futuro disfrutarán los que han cifrado su confianza en Jehová! Imagínese lo que será vivir en un nuevo sistema donde todas las personas amen a Dios y se tengan cariño genuino unas a otras, sí, donde todas exhiban los frutos del espíritu de Dios... amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad y otras cualidades semejantes. (Gál. 5:22, 23; Col. 3:12-14) Dios no permitirá que otros vivan en Su nuevo sistema.
La paz y agradabilidad sublimes que existen entre los que manifiestan los frutos del espíritu de Dios en la actualidad regirán en todas partes en el nuevo sistema de cosas justo de Dios. Dice la profecía: “Tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzarán espada, nación contra nación, ni aprenderán más la guerra. Y realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar; porque la boca misma de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.” (Miq. 4:3, 4) ¿Le gustaría a usted morar en medio de tales circunstancias pacíficas?
¿Anhela usted un futuro en que se haya eliminado todo crimen y malicia, y ya no exista el peligro de que una persona sea violada, se le robe y ni siquiera se le time? ¿Desea usted el tiempo en que sean innecesarias las cerraduras en las puertas, y las cárceles y los policías sean cosas del pasado? ¿Anhela usted nunca volver a ver un barrio bajo de ciudad con edificios atestados? ¿Sinceramente quiere usted ver que se detenga la fabricación de armas, y se le ponga coto a la matanza insensata de la guerra? Entonces usted amará el régimen del reino de Dios, porque éste establecerá estas condiciones deseables por toda la Tierra.—Pro. 10:30; Isa. 65:21-23; Sal. 46:8, 9.
Pero esto no es todo. Bajo el régimen del reino de Dios la Tierra será restaurada a belleza paradisíaca. Producirá con abundancia cosas buenas que comer, de modo que jamás volverán a padecer hambre los habitantes humanos. Promete la Biblia: “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia.” “La tierra misma ciertamente dará su producto; Dios, nuestro Dios, nos bendecirá.”—Sal. 72:16; 67:6.
¿Le gustaría a usted vivir en tales condiciones para siempre, disfrutando de salud perfecta, sin jamás padecer siquiera de un dolor de muelas? Esto no es hacer castillos en el aire. Tal futuro en el nuevo sistema de cosas de Dios es seguro. Entonces los ciegos verán, los mudos hablarán, los sordos oirán, los cojos andarán y a los lisiados se les restaurarán sus miembros. Durante su ministerio terrestre Jesucristo llevó a cabo curaciones físicas milagrosas de esa clase para demostrar lo que se efectuará por toda la Tierra en el nuevo sistema de Dios. (Mat. 15:30, 31) ¡Hasta los sepulcros quedarán vacíos cuando la resurrección haga que miles de millones de personas vuelvan a vivir!—Juan 5:28, 29; Hech. 24:15.
ACCIÓN QUE AHORA ES URGENTE
Si usted verdaderamente desea disfrutar de este magnífico futuro, si desea sobrevivir al fin inminente de este sistema de cosas, entonces sin demora esfuércese por granjearse el favor de Jehová Dios. Puesto que la destrucción vendrá sobre todos “los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús,” no titubee en comenzar un estudio bíblico regular en su casa para conocer mejor estos propósitos de Dios. Un ministro local de los testigos de Jehová tendrá gusto en ayudarle a usted en tal estudio. (2 Tes. 1:7-9; Juan 17:3) Vea cuán claramente las profecías bíblicas identifican a este tiempo como el tiempo del fin para este sistema. Y regocíjese en la seguridad de sobrevivir para entrar en un magnífico nuevo sistema en que habrá indescriptible felicidad.
También, esmérese por amoldar su vida en armonía con los principios de la Palabra de Dios. Cultive en su vida los frutos del espíritu. Sea manso, enseñable y dispuesto a obedecer. (Sant. 3:17) No se deje envolver en los asuntos de este mundo de humanidad inicua... en sus ambiciones, sus esperanzas, sus deseos de placeres sensuales y la importancia exagerada que da a las comodidades materiales. Preste atención a la exhortación bíblica: “Busquen a Jehová, todos ustedes los mansos de la tierra . . . Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente sean ocultados en el día de la cólera de Jehová.”—Sof. 2:3.